Su sepulcro está situado en la girola de la catedral de Burgos. Fernández de Villegas consiguió el permiso del cabildo para su construcción en 1503. No se conoce al autor del diseño, aunque algunos historiadores lo atribuyen a Simón de Colonia.
Estudió humanidades en Salamanca con Antonio de Nebrija hacia 1479 y fue profesor de retórica en la misma universidad, donde siendo aún alumno, sustituyó a su maestro durante uno de sus viajes a Europa, a propuesta del mismo Nebrija.
En 1485 ocupa el cargo de racionero de la catedral de Burgos y ejerce de maestro de la Escuela de Gramática del Cabildo. Se ha venido afirmando que en 1488 su tío Juan de Ortega, abad de la colegiata de Santander, le concede una canonjía en la misma, pero el dato es discutible, según Pérez Avellaneda.1 En 1490 o 1491 ingresa en el Monasterio de San Salvador de Oña y, seguramente gracias a su amistad con el obispo de Burgos Luis de Acuña, es elegido abad en 1495 o 1496. En realidad, el monasterio de Oña no se integró definitivamente en la reforma auspiciada por San Benito de Valladolid hasta 1506, pero desde 1450 se hallaba en su ámbito de influencia.2
Esplendor de San Salvador de Oña[editar]
Durante su gobierno, Andrés Gutiérrez continuó la labor de reforma y engrandecimiento del monasterio iniciada por su predecesor, Juan Manso. Unió su abadía a la congregación de San Benito de Valladolid, encomendó a Simón de Colonia la construcción del nuevo claustro y encargó nuevos retablos, la decoración de la sacristía y el nuevo batán. Prueba del prestigio del monasterio bajo su administración es que en él se alojaron los Reyes Católicos.3
Obra literaria[editar]
Ars Grammatica (1485), de Andrés Gutiérrez de Cerezo.
Andrés Gutiérrez compuso los epitafios que adornan los sepulcros reales de Oña. Escribió una Ars Grammatica, publicada en Burgos en 1485 por Fadrique de Basilea (fue el primer libro impreso en la ciudad, cuatrocientos ejemplares a sus expensas, y conoció dos ediciones incunables más en Burgos en 1491 y 1497). A petición del obispo Acuña redactó la Vida de San Vitores, sobre el supuesto mártir Víctor de Cerezo, con motivo de la traslación de sus restos; en esta obra se llama a sí mismo "bachiller Andrés Gutiérrez de Cerezo". También escribió en latín Floretum, Fabulae Esopi y Libros menores con los hymnos glosados et de nueuo corregidos, Logroño, Arnao Guillén de Brocar, 1506. La obra original de Gutiérrez ya se había estampado en Venecia, 23 de marzo de 1491, con el título de Libri minores. Se trata de una colección de textos bien conocidos en la época: los Dísticos de Catón, De contemptu mundi, las Fábulas de Esopo, un Floretus, y el Liber quinque clavium sapientiae. Los textos parecen haber sido tomados directamente de manuscritos, no de ediciones, y están algo deturpados. Esta obra pedagógica y moral de introducción a las letras latinas se inspiraba en los Auctores octo morales y alcanzó tan gran éxito editorial (20 ediciones en 62 años) que Dionisio Sedeño (Toledo, 1504) y el propio Nebrija (Logroño: Brocar, 1511, con una carta nuncupatoria muy quejumbrosa y despreciativa) intervinieron en algunas de las reediciones, mejorando el texto. De estas veinte, las tres últimas fueron impresas en 1534, 1545 y 1553.
Diego López de Cortegana (Cortegana, Huelva; 1455-Sevilla, 1524) fue un traductor y humanista español.
De origen hidalgo, pasó su niñez en Cortegana. Su escudo de armas representa un castillo coronado por un sol y apoyado sobre unas escaleras. Apareció en un libro titulado El itinerario del venerable varón micer Luis, patricio romano, traducido hacia 1520 por Cristóbal de Arcos.1
Trayectoria[editar]
En Sevilla cursó los estudios eclesiásticos y tuvo una dilatada carrera: canónigo y arcediano de la Catedral de Sevilla, fiscal y secretario de un tribunal de la Inquisición y capellán de la reina.1
Nos han llegado sus traducciones:
La versión de Apuleyo, aunque libre, es muy elegante e innovadora, por lo que la convierten en arquetipo para traducir los textos clásicos. La traducción de Diego López de Cortegana es un ejemplo de un verdadero humanista español, en este caso dentro de la misma Iglesia católica. Su versión del clásico de Apuleyo bien podría ser el precedente de la novela picaresca en España, el Lazarillo de Tormes de 1554. Carlos García Gual escribe:
Como el sufrido asno de las Metamorfosis, el pícaro va de un amo a otro, y conocemos la crueldad de los bandidos, la impostura de los sacerdotes, la avaricia de unos y la lujuria o hipocresía de otros. Guzmán de Alfarache se compara a menudo con un asno, tal vez en recuerdo del de Apuleyo.
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Con su temprana traducción de Erasmo, López de Cortegana es uno de los primeros difusores del Erasmismo en España y da cuenta de un núcleo sevillano de erasmistas, encabezado por Alonso Manrique, arzobispo de Sevilla e inquisidor general, el mismo al que va dedicada la versión del Enchiridion o Manual del caballero cristiano, de Erasmo, que se imprimió en 1526 y fue llevada a cabo por Alonso Fernández de Madrid.
Juan Ramírez de Lucena (Soria, c. 1430-1506/1507), también conocido como Juan de Lucena, fue un humanista, protonotario apostólico y embajador de los Reyes Católicos.
En su testamento del 10 de septiembre de 1501, ante el escribano Sancho Morales de Soria, declaró que tenía 70 años de edad. Era hijo de Juan Ramírez de Lucena y de Catalina Ramírez. Su madre era hija de Simuel Pesquer, que estaba al servicio del segundo Señorío de Cameros señor de Cameros, Carlos de Arellano, perteneciente a la alta nobleza durante el siglo XV, en Soria. No se sabe la fecha de su muerte, pero generalmente se ha aceptado la fecha de 1507.
Fue sacerdote y vivió en Roma algún tiempo al servicio del cardenal Enea Silvio Piccolomini, futuro papa Pío II. Con 28 años era bachiller en decretos, y es posible que se apresurara a completar estudios superiores por temor a posibles desplazamientos en la Curia, puesto que en 1461 era ya licenciado en decretos.
En 1463 acomodó y tradujo libremente al castellano el diálogo Dialogus de Felicitate Vitae, escrito en 1445 por Bartolomeo Facio para Alfonso V de Aragón, dándole el título de De Vita Beata (1483). En esta obra, escrita en una prosa de regusto ciceroniano, dialogan el propio Lucena y los ya fallecidos poetas Íñigo López de Mendoza y Juan de Mena, así como el obispo de Burgos Alfonso de Cartagena, sobre la felicidad. La obra, en tres partes, está dedicada a Enrique IV de Castilla y, aun cuando sigue a Facio en lo fundamental, contiene bastantes pasajes originales, como aquellos que se refieren a la afición de los españoles a las pullas y a los motes, a las sátiras populares contra todos los estados o la calurosa defensa de los judíos conversos. Lucena mismo pudo ser de una familia de judíos conversos. Por otra parte, la crítica moderna ha encontrado algunos pasajes con ideas bastantes modernas. El diálogo De vida beata fue editado modernamente por Antonio Paz y Meliá en Opúsculos literarios de los siglos XIV al XVI, (Madrid, 1892).
Juan de Lucena se sintió atraído por la actividad mercantil y ejerció como mercader. Él residía en Toledo , en ese momento Toledo y sus alrededores eran desde hacía siglos las localidades preferidas por la comunidad judía para su asentamiento. A finales del siglo xv, la ciudad se había convertido en un hervidero de conversos, que fueron ocupando progresivamente los cargos políticos de la ciudad y que dieron lugar a la revuelta de Pero Sarmiento al establecimiento del primer estatuto de limpieza de sangre en 1499, y a la reacción de los “cristianos viejos” provocando numerosos enfrentamientos hasta el establecimiento del Tribunal de la Inquisición. Muchos clérigos conversos comenzaron también a ocupar los más altos cargos de la curia catedralicia catalana. Juan de Lucena refleja a la perfección la situación de la ciudad y se le puede considerar como uno de los conversos toledanos más cultos de la segunda mitad del siglo xv. Estuvo casado con Teresa de San Pedro , tuvo seis hijas que fueron educadas con la ley y las tradiciones judías .
Juan de Lucena abandonó Toledo y se estableció en Sevilla con su familia . Su mujer murió en Sevilla y él comenzó hacerse sospechoso para la recién establecida inquisición. Por ello , en el verano de 1481 regresó a Toledo, alternando su residencia entre la ciudad imperial y la Puebla de Montalbán, villa próxima a Toledo y lugar de residencia habitual para muchos conversos. Se trasladó a Roma, mientras otros miembros de la familia se marcharon a Portugal.
En 1463 acomodó y tradujo libremente al Idioma español castellano el diálogo Dialogus de' Felicitate Vitae, escrito en 1445 por Bartolomeo Facio para Alfonso V de Aragón, dándole el título de De Vita Beata (1483). En esta obra, escrita en una prosa de regusto ciceroniano, dialogan el propio Lucena y los ya fallecidos poetas Íñigo López de Mendoza y Juan de Mena, así como el Archidiócesis de Burgos obispo de Burgos ,Alfonso de Cartagena, sobre la felicidad. La obra, en tres partes, está dedicada a Enrique IV de Castilla y, aun cuando sigue a Facio en lo fundamental, contiene bastantes pasajes originales, es una obra mimética y de ficción donde coexisten formas y técnicas variadas pertenecientes a la historia del género del diálogo y sus orígenes . Esta obra cuenta con una escasa biografía pero de buena calidad , aporta unos usos lingüísticos de singular riqueza e interés , transparenta la crisis social e ideológica del cuatrocientos castellano, introduce parte de las ideas italianas. Lucena denominó a su libro de Vita beata con el cultismo novedoso de diálogo moral .
El autor ha usado la lengua para caracterizar personajes y los elementos lingüísticos, de mímesis mímesis conversacional y los coloquialismos, comunes a todos los interlocutores, afectan más por extenso sobre todo aquellos personajes en los que el autor delega su punto de vista.
La presencia del protonotario Lucena en Roma también está reflejada en su obra Epístola Exhortatoria a las letras que elogiaba a Isabel la Católica. También escribió un breve Tratado de los gualardones compuesto entre 1482 y 1492. Muchas otras obras suyas se han perdido.
Los documentos lo sitúan como miembro del séquito del poderoso cardenal Próspero Colonna, sobrino del papa Martín V(1417-1431).
En el momento que es nombrado para el Consejo del príncipe Fernando el Católico Fernando, el 2 de enero de 1470, asignándole la paga anual de 30 000 Maraved , lo encontramos como doctor. Es curioso constatar que los Reyes Católicos le titulaban como “nuestro capellán y criado”
Según José Antonio Maravall en La oposición política bajo los Austrias (1972), Juan de Lucena dirigió una carta a los Reyes Católicos en la que hacía una dura crítica de la Inquisición e incluso exigía una reforma de la misma, con una visión progresista frente a la de la ortodoxia cristiana dominante. Esta carta, que no se conserva, fue motivo del ataque que Lucena recibió del canónigo toledano Alonso Ortiz, y por eso conocemos la existencia de la misma.
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