domingo, 15 de agosto de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

Rodrigue de Villandrando o Rodrigo de Villandrando (h. 1378 - 1448) fue un guerrero castellano, capitán de una mesnada de mercenarios durante la fase final de la guerra de los Cien Años.

Rodrigo de Villandrando fue el célebre jefe de una no menos famosa compañía de mercenarios conocidos como routiers o écorcheurs, de las muchas que asolaron la campiña francesa durante la guerra de los Cien Años, al servicio del rey o de algún poderoso señor. Su triste fama se debe a su arrojo y a sus constantes acciones de pillaje, que le valieron el título de Empereur des Brigands (Emperador de los Bandidos) o L’Écorcheur (El Desollador). De él hace este retrato el cronista Hernando del Pulgar (1436-1493):

E con aquél su gran poder robó, quemó, destruyó, derribó, despobló villas e logares e pueblos de Borgoña e de Francia, en tiempos que aquel miserable reino padescía guerras crueles, que duraron por tiempo de cien años. Siempre estaba en el campo y guardaba muy bien sus reales. Era home airado en los lugares que convenía serlo e mostraba tan gran ferocidad con la ira, que todos le habían miedo.1
Hernando de Pulgar

Nacido supuestamente hacia 1386, en la parroquia de San Lorenzo de Illa, provincia de Orense, en realidad vino al mundo en Valladolid, siendo hijo de Pedro García de Villandrando, señor de Bambilla, y de Aldonza Díaz de Corral (otras fuentes la llaman Inés de Corral), “personas limpias y de estado noble”, según Hernando del Pulgar que menciona, sin embargo, como lugar de nacimiento del futuro guerrero, la villa de Valladolid.

Alonso Fernández de Palencia (Burgo de Osma1423 - Sevilla1492) describe a los padres como "pobres aunque honrados aldeanos" (Crónica de Enrique IV, trad. de Paz y Meliá, 1904-1909). Su biógrafo, el escritor Rafael del Castillo, en la novela histórica relata que sus padres se habrían exiliado después de que don Pedro cayera en desgracia tras el error de tomar partido por los Bastardos de Gijón y Benavente contra los intereses de Juan I de Castilla. Pulgar, en su Libro de los claros varones de Castilla, cifra la llegada de Rodrigo a territorio francés durante su niñez. En lo que casi todos coinciden es en que, parte de su linaje está ligado al país vecino, pues era nieto, por parte de padre, de Don Juan García Gutiérrez de Villandrando, caballero de la Orden de la Banda y compañero de correrías de Bertrand du Guesclin, el celebérrimo jefe de las Compañías Blancas que apoyaron a Enrique II de Trastámara en su lucha contra Pedro I de Castilla, y de Thérèse de Villaines, la hermana de otro mercenario francés, Pedro el Vesque, originario de Villaines, también fueron padres de Juana García de Villandrando, casada con el Infante Tello Alfonso de Castilla.

Otras fuentes insisten en que su adolescencia transcurrió en Valladolid, donde habría recibido una esmerada educación, tanto en letras como en el arte de la guerra, al cabo de la cual se habría alistado en la flota que Juan II de Castilla, por disposición de las Cortes castellanas, envió en ayuda del rey de Francia, Carlos VII, en su lucha contra los ingleses. Gracias a su abuela francesa, por parte de padre, habría servido en calidad de paje en la compañía de Jean de Villiers de L’Isle-Adam, Mariscal de Francia, durante la guerra entre Armagnacs y Bourguignons y participado en la toma de París, el 29 de mayo de 1418. En 1420, inmerso en la llamada guerra de los Cien Años, crea su propia compañía, que acabará siendo absorbida por la de Amaury de Sévérac, en 1422. Su ascensión es rápida hasta lograr el título de capitán por méritos propios (batallas de La Gravelle, 1423, Verneuil, 1424, y Montargis, 1427). A la muerte de su protector, en 1427, entra al servicio del rey Carlos VII de Francia, por quien combatirá, junto a la legendaria Juana de Arco, en la liberación de la villa de Orleans, asediada por los ingleses (1429). Entretanto, habrá sometido a intenso pillaje el Languedoc, las regiones de Carcassonne y de Nîmes, llegando incluso hasta Lyon (octubre de 1428).

El 11 de junio de 1430 participa en la batalla de Anthon, a la cabeza de 400 curtidos y sanguinarios mercenarios, y en las filas de rey francés, contra las fuerzas de Louis de Chalon Arlay, Príncipe de Orange y vasallo de Felipe el Bueno, duque de Borgoña. Hace prisioneros a François de La Palud, señor de Varembon, y a Guillaume de Vienne, señor de Bussy, por los que obtendrá pingües rescates. Recibe entonces el encargo de defender la frontera con el ducado de Borgoña.

En 1431, por mediación de su hermano Pedro de Corral (autor de La Crónica del Rey Rodrigo, o Crónica sarracina), ofrece sus servicios al rey Alfonso V de Aragón, siempre y cuando “no fuessen empleados contra la persona del rey de Castilla”. Una alianza que romperá, al año siguiente, la influencia del condestable don Álvaro de Luna a favor de su señor, Juan II de Castilla, en su lucha contra los infantes de Aragón, y que le valdrá a Rodrigo el título de Conde de Ribadeo (concedido el 22 de diciembre, en solemne ceremonia celebrada en Zamora).

Meses más tarde, asola la localidad de Saint-Clément-de-Régnat, y es empleado por los franceses para reprimir a sangre y fuego una rebelión campesina, para lo cual no duda en masacrar a aquellos, hombres, mujeres y niños, que se habían refugiado en Saint-Romain-le-Puy. En septiembre de ese mismo año, sus hombres, a sueldo de Georges de la Trémoille, logran conservar la plaza de Les Ponts-de-Cé frente a sucesivos asaltos por parte de las tropas de Jean V de Bueil. Hacia 1433, en la cima de su poder, Rodrigo de Villandrando dispone, a sus órdenes, de cerca de 10 000 aguerridos mercenarios, entre ingleses (los llamados Rodrigoys), franceses, flamencos, alemanes, españoles (entre otros, su no menos famoso lugarteniente, Juan de Salazar de Escalante), incluso italianos y suizos y hace imperar su ley, basada en el terror, en toda la región de Médoc, cuya pequeña nobleza, así como los habitantes de ciudades, pueblos y aldeas son sistemáticamente sometidos a pillaje o al pago de protección. Ese mismo año, el 2 de mayo, celebra sus esponsales con Marguerite, hija ilegítima del duque Jean I y medio hermana de Charles I, duque de Borbón. A cambio de un préstamo de 6.000 escudos, adquiere los señoríos de Ussel y Châteldon, propiedad de su cuñado. Durante los seis años siguientes, de 1434 a 1439, y tras la firma del tratado de Arrás (1435), que pone temporalmente fin a la guerra de Cien Años (la paz definitiva no será establecida hasta el 24 de agosto de 1475, por el tratado de Picquigny), reside de forma permanente en la fortaleza de Montgibert. Lo que no es óbice para que, durante ese tiempo, sus hombres se dediquen a aquello que mejor saben hacer: el pillaje. Así, las localidades de Bor-et-Bar, Salers, Laparade (1433), Cordes (1436), Lauzun, Fumel, Issigeac y Blanquefort (1438) se ven asediadas, tomadas y asoladas. En 1436, había muerto su esposa, Marguerite, al poco tiempo de dar a luz a un hijo, que bajo el nombre de Charles de Villandrando y Bourbon, heredará, con el tiempo, parte de los bienes y privilegios de los Borbones en Francia. En 1438, responde a la llamada del rey de Francia y bajo las órdenes de Charles II, señor de Albret, y de Jean Poton de Xaintrailles, antiguo compañero de armas de Juana de Arco, arrasa las regiones del Bordelais y de Médoc, deteniéndose únicamente bajo las murallas de la capital, Burdeos.

En 1440, lucha, al lado de Carlos I de Borbón, contra el rey Carlos VII, en el transcurso de la revuelta protagonizada por parte de la nobleza francesa y conocida bajo el nombre de Praguerie. En 1441, Changy y Pavía son conquistadas por sus hombres. Al año siguiente, cambia de bando, una vez más, y por encargo del rey de Francia, depreda el norte de la Gascuña.

Rodrigo, declarado proscrito en territorio francés, toda vez que sus servicios ya no son necesarios y que su presencia y la de sus hombres constituyen un serio peligro para la estabilidad del país recién pacificado, y reclamado por su señor natural, Juan II, regresa a su país de origen, en compañía de miles de sus mercenarios, para verse honrado con los títulos de Mariscal de Castilla y Vizconde de La Illa, su lugar de nacimiento. Obtiene, asimismo, por su actuación, durante el asedio de Toledo (en 1441), contra las fuerzas del infante don Enrique, en guerra contra su padre en calidad de aliado de su suegro, el rey de Navarra, el singular privilegio, extensivo a sus descendientes, de sentarse a comer a la mesa del monarca en la fiesta de la Epifanía y de recibir de éste el vestuario acorde con la ocasión. Dejaba, tras de sí, en territorio francés, a su lugarteniente, Juan de Salazar. A su regreso, contrae matrimonio, en segundas nupcias, con Beatriz de Zúñiga (hija del Mariscal Íñigo de Zúñiga), con la que tendrá dos hijos, Pedro, futuro conde de Ribadeo, y María. Sus gestas y su trayectoria -aunque sin nombrarlo explícitamente-, fueron recogidas con crítica satírica en la Segunda Parte del Libro Tercero del poemario medieval valenciano Espill de Jaume Roig, contraponiendo sus mercenarias acciones militares, a la del ideal caballeresco.2

Respecto de su muerte, existen diferentes versiones, como corresponde a un hombre cuyas hazañas y fechorías han cimentado la leyenda. Según algunos, entre otros el propio Pulgar y el novelista Rafael del Castillo, hacia el final de sus días, arrepentido quizás por toda la sangre vertida, habría hecho donación de sus cuantiosos bienes a la Iglesia y se habría retirado al Monasterio de la Merced de Valladolid, redactando su testamento en marzo de 1448 y muriendo antes del 12 de julio del mismo año; en (1455, según Hernando de Pulgar). Según otros –los menos-, Rodrigo de Villandrando habría sido víctima del complot urdido por nobles castellanos levantiscos y mediante el que tenían decidido asesinar al soberano con ocasión de un banquete, ofrecido como falso testimonio de su fidelidad. Confundiéndolo con el monarca, al que el propio Rodrigo, sabedor de la conjura, habría escondido en los aposentos reales, los conspiradores acribillaron con sus dagas el cuerpo del leal oficial. De ser ciertos, los hechos descritos tendrían que haber ocurrido antes de 1454, fecha de fallecimiento del rey, aunque más bien suenan a historia fabulada.


Escudo de armas de Rodrigo de Villandrando.





Alfonso de Castilla, conocido también en su tiempo como Alfonso el Inocente (Madrigal de las Altas Torres,1​ 15 de noviembre de 14532​ - Cardeñosa, 5 de julio de 1468). Infante de Castilla, fue hijo del rey Juan II de Castilla y de la reina Isabel de Portugal, y hermano de la futura reina Isabel I de Castilla, más conocida como Isabel la Católica.

Alfonso fue uno de los protagonistas del conflicto por la sucesión de su medio hermano Enrique IV. El rey Enrique, presionado por un sector de la nobleza, se vio obligado a proclamar a Alfonso Príncipe de Asturias en 1464 en detrimento de su hija Juana. Más tarde, esos mismos nobles proclamarían a Alfonso rey en 1465, iniciándose una guerra entre los partidarios de este y los de Enrique IV. De esta forma, Alfonso, con el título de Alfonso XII de Castilla, disputó la Corona a su hermano mayor hasta su prematura muerte (1468).

Alfonso de Castilla
Rey rival de Castilla y León
Cartuja de Miraflores (Burgos) - Tumba de Alfonso de Castilla - Detalle.jpg
Sepulcro de Alfonso de Castilla en la Cartuja de Miraflores
Rey rival de Castilla y León
Alfonso XII de Castilla
5 de junio de 1464-5 de julio de 1468
PredecesorEnrique IV de Castilla
SucesorEnrique IV de Castilla
Príncipe de Asturias
4 de septiembre de 1464-5 de julio de 1468
PredecesorJuana de Castilla
SucesorIsabel de Castilla
Información personal
Nacimiento15 de noviembre de 1453
Madrigal de las Altas TorresCorona de Castilla
Fallecimiento5 de julio de 1468
Cardeñosa
Coat of Arms of the Prince of Asturias (c.1400-1468).svg
Escudo de Alfonso de Castilla

Orígenes familiares[editar]

Era hijo del rey Juan II de Castilla — que falleció cuando Alfonso tenía solamente un año de edad — y de la reina Isabel de Portugal. Por parte paterna, sus abuelos eran el rey Enrique III de Castilla y la reina Catalina de Lancaster y, por parte materna, sus abuelos eran el infante Juan de Portugal e Isabel de Barcelos. Fue medio hermano del rey Enrique IV de Castilla y hermano de la futura reina Isabel la Católica.

Biografía[editar]

Moneda acuñada por los partidarios de Alfonso en Sevilla.

El infante Alfonso de Castilla nació en el municipio de Madrigal de las Altas Torres, en Ávila, el 15 de noviembre de 1453. Una parte importante de la nobleza castellana estaba descontenta con Enrique IV y en septiembre de 1464, dicha nobleza obligó al rey a desposeer a Juana, su única hija, del título de princesa de Asturias y proclamar a Alfonso príncipe heredero en su lugar. A pesar de ello, el descontento nobiliario no terminó. En junio de 1465, la Liga nobiliaria se reunió en Ávila, derrocaron a Enrique y proclamaron rey de Castilla a Alfonso con el nombre de Alfonso XII.3​ El nuevo rey tenía solamente once años de edad. Este episodio fue llamado por sus detractores "la farsa de Ávila", nombre con el que ha pasado a la historia.

Estalló entonces la guerra abierta entre los partidarios de Enrique IV y los de Alfonso, que instaló su brillante Corte en Arévalo y llegó a reinar de hecho durante los tres años que duró el resto de su vida, envuelto en un lujo y esplendor cultural del que se hizo lengua uno de sus cortesanos, Jorge Manrique, en sus melancólicas Coplas a la muerte de su padre:4

Pues su hermano el Inocente,
que en su vida subcesor
se llamó,
qué corte tan excelente
tuvo y quánto gran señor
que le siguió!

En la corte de Alfonso, el Inocente, figuraban caballeros tan importantes como Diego Gómez Manrique y su sobrino Jorge, el jurista Nicolás de Guevara y el poeta cancioneril Juan Álvarez Gato o el historiador Diego de Valeramaestresala del rey en 1467, aparte del propio marqués de Villena; también Rodrigo Alonso Pimentel, cuarto conde de Benavente, y Pedro de Villandrando conde de de Ribadeo, y Diego de Ribera, ayo del príncipe Alfonso y caballerizo mayor de su corte, o Sancho de Rojas, señor de Cavia y Monzón y alcalde mayor de los hidalgos de Castilla; Martín de Távara; el prior de Osma, jurista y capellán real de Alfonso XII Francisco Gómez de Miranda y otros. Por cierto que en su capilla figuraban cantores tan destacados como Diego Rangel. Diego Gómez Manrique organizó festejos y compuso momos teatrales para celebrar el cumpleaños real en los que las damas de la Corte hacían el papel de hadas. Otro producto del mecenazgo real fue un espejo de príncipes redactado para el uso de Alfonso XII: la Exhortación o información de buena e sana doctrina (1467) escrita por el humanista Pedro de Chinchilla a instancias del cuarto conde de Benavente.

En agosto de 1467 los dos bandos se enfrentaron en la batalla en Olmedo, sin que ninguno consiguiera imponerse.4​ Hoy día algunos historiadores consideran que Enrique fue derrotado y hecho prisionero3​ mientras que otros afirman que venció, pero que por debilidad prefirió negociar con los vencidos.5

El infante Alfonso de Castilla falleció en Cardeñosa el 5 de julio de 1468. Las crónicas oficiales hablan de una muerte por pestilencia, común en la Castilla del siglo xv, aunque la opinión popular e investigaciones recientes se decantan por el envenenamiento.67​ Enrique IV quedó como rey indiscutido a partir de 1469 mientras que el título de heredero al trono pasó a ser disputado entre Juana la Beltraneja y la infanta Isabel, la medio hermana de Enrique IV de Castilla. El conflicto terminó dando lugar a la Guerra de Sucesión Castellana, en la que Isabel logró finalmente apoderarse del trono castellano-leonés.

Sepultura[editar]

El infante Alfonso de Castilla fue sepultado en la Cartuja de Miraflores, junto a sus padres. El sepulcro de Alfonso de Castilla, obra del escultor Gil de Siloe, está colocado en el lado del Evangelio de la iglesia del monasterio.

En 2006, con motivo de la restauración de la Cartuja de Miraflores, la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León decidió realizar el estudio antropológico de los restos mortales de Juan II y su segunda esposa, quienes estaban enterrados en la cripta bajo el sepulcro real, en una pequeña urna, así como el estudio de los restos depositados en el interior del sepulcro del infante Alfonso de Castilla, el cual se encuentra en un lateral de la misma iglesia. El estudio, coordinado por Arturo Balado Pachón y Consuelo Escribano Velasco, publicado por la Fundación Iberdrola.8​ El estudio antropológico fue realizado por Luis Caro Dobón y María Edén Fernández Suárez, investigadores del área de Antropología Física de la Universidad de León.9​ Los restos mortales del infante Alfonso de Castilla, mal conservados, escasos y cristalizados, estaban depositados en un ataúd de madera de nogal, y se comprobó que su estatura alcanzaba los 165 centímetros. Se sabe que el deterioro de sus restos es debido a los amplios desperfectos causados por la ocupación francesa de la Cartuja de Miraflores, durante la guerra de la independencia, ya que el convento fue convertido en cuartel general; y los restos de Juan II, Isabel de Portugal y Alfonso de Castilla fueron profanados, así como su ajuar, que fue saqueado. Además, se confirmó que los restos mortales depositados en el sepulcro eran los del infante Alfonso de Castilla, pues se comprobó que existía una relación de parentesco entre esos restos y los depositados en el sepulcro de Juan II de Castilla.






Catalina de Castilla (Illescas5 de octubre de 1422Madrigal de las Altas Torres10 de septiembre de 1424) fue una infanta de Castilla, hija primogénita del rey Juan II.2​ Como heredera al Trono y para legitimar «la unión dinástica entre las ramas Trastámara y petrista» 2​, fue jurada en la imperial ciudad de Toledo a principios de febrero de 1423 Princesa de Asturias,3​ título que ostentó hasta su prematura muerte.

Biografía[editar]

Catalina nació el 5 de octubre de 1422 en Illescas, fruto del matrimonio entre Juan II de Castilla y María de Aragón.4​ y fue bautizada, con el nombre de Catalina por deseo de su padre en recuerdo de su abuela,4​ por Diego Gómez de Fuensalidaobispo de Zamora.5

El rey se dirigió a Toledo, desde donde mandó llamar a la reina para que acudiera con su hija. La recién nacida infanta debía ir a aquella ciudad para ser reconocida y jurada como princesa heredera de la Corona. Juan II ordenó, entonces, que las Cortes se reunieran en Toledo, pero, debido a una epidemia de peste, el rey no pudo llamar a los procuradores.6​ Por ello, partieron distintos caballeros en cuyas manos los representantes de las ciudades debían prestar el juramento que no pudieron realizar a la princesa en persona.7

La Crónica de los Reyes de Castilla describe el acto celebrado en una sala del Alcázar en enero de 1423, de la siguiente forma:8

[...] el infante Juan [el primero de los nobles] llegó a la cama donde estaba la princesa, y le besó la mano, y en las manos del rey hizo juramento y pleito de homenaje que en el caso que el rey falleciera sin dejar hijo varón legítimo... que desde entonces había a la princesa por reina y señora en estos reinos... y que guardaría su vida y salud y todo su servicio, a provecho y bien común de estos reinos, y desviaría todo mal y peligro de su persona y daño de sus reinos en cuanto él pudiese; y haría guerra y paz por su mandado de las villas y lugares y castillos que en estos reinos tenía, y la recibiría en ellos y en cada uno de ellos, airada o pagada, de día o de noche, con muchos o con pocos, como ella pluguiese; y que correría en todos sus lugares su moneda y no consentiría que corriese otra, y que haría y guardaría cerca de ella todas las cosas y cada una de las que el buen vasallo debe y es tenido de guardar a su rey y señor natural. Y esto hecho, el rey mandó que todos besasen la mano a la princesa y le hiciesen pleito y homenaje en las manos del infante Juan, teniendo el obispo de Cuenca el misal y la cruz en las manos, en que se producía el juramento.

Para festejar estos acontecimientos, se celebraron un torneo y varias justas en unos festejos que se alargaron una semana.9

El domingo 10 de septiembre de 1424 falleció Catalina en Madrigal de las Altas Torres,10​ cuando aún no había cumplido los dos años de edad. La infanta Catalina recibió sepultura en el convento de agustinas, extramuros de Madrigal de las Torres.11a

La muerte de la princesa de Asturias dejó como única heredera a su hermana Leonor, que en aquel entonces tenía un año, a la espera de que la reina diera a luz al hijo que esperaba. El 5 de enero de 1425 nacería un varón, Enrique, que llegaría a ocupar el Trono como Enrique IV de Castilla.

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