SIGLO XV EN ESPAÑA
Fernán Sánchez de Badajoz (Badajoz, Extremadura, 1315 - 1369) fue un noble español, alcalde mayor de Badajoz.
Era miembro de la noble familia extremeña de los Sánchez de Badajoz. Su padre, también del mismo nombre, Fernán Sánchez de Badajoz, fallecido en 1350 en Gibraltar, era Señor del Repartimento de Alcántara.
El primer rey de la dinastía Trastámara Enrique II de Castilla hizo al alcalde mayor de Badajoz, Fernán Sánchez de Badajoz, mediante privilegio fechado en Albalá el 17 de enero de 1369, señor de la villa y castillo de Barcarrota (I Señor de Barcarrota),1 en las cercanías de Badajoz como merced por sus servicios prestados durante las guerras con la vecina Portugal. Barcarrota pertenecería a la familia hasta que el rey Juan II de Castilla la cedería a Juan Pacheco, Marqués de Villena a mediados del siglo XV.23
Casado con su prima hermana María Sánchez de Badajoz, tuvieron un hijo, Garci Sánchez de Badajoz, II Señor de Barcarrota y también alcalde mayor de Badajoz.
José Pujol [y] Felices (Zaragoza, Aragón; 1628-ibid., 1674) fue un militar e historiador español, cronista mayor de Aragón ad honorem.12
Es muy poco lo que se conoce de Pujol y Felices. Se sabe que era militar, con grado de capitán, lo que no le impidió mantener una gran actividad historiográfica, y que pasó gran parte de su vida en Madrid.3
El aspecto más conocido está relacionado con su nombramiento como cronista mayor de Aragón ad honorem en 1661. Ese año, el recién nombrado cronista mayor de Aragón Francisco Diego de Sayas se puso enfermo y la Diputación de Aragón buscó a Miguel Ramón Zapater para ocupar el cargo, mientras Sayas no se recuperase: «[...] y habiendo en este tiempo determinado los diputados que la continuación de la historia fuese menos detenida y se adelantase en lo posible en los reinados siguientes, quedó a cargo del cronista ordinario una parte, y la otra a la del maestro Zapater.»4 En esa situación fue nombrado también Pujol y Felices cronista mayor de Aragón, aunque en su caso, ad honorem, con todos los honores, pero sin ningún tipo de sueldo o derechos.5 De Sayas recuperó la salud y retomó su cargo, para volver a caer enfermo en 1664 y ser sustituido temporalmente por José Fernández. De Sayas tuvo que dejar el cargo en 1669, siendo sustituido finalmente por Juan José Porter y Casanate.6
Hacia 1654 se sabe que Pujol y Felices era cronista del reino de León y Castilla.3
La bibliografía de Pujol fue recopilada por Gómez Uriel (1884-1886).3
- Oráculo de la razón de Estado
- Capitulaciones del duque de Osuna con los gobernadores de Portugal (1580)
- Discursos políticos y de defensa del rey
La Corona de Castilla, como entidad histórica, se suele considerar que comienza con la última y definitiva unión de los reinos de León y Castilla en el año 1230, o bien con la unión de las Cortes, algunas décadas más tarde. En este año de 1230, Fernando III el Santo, rey de Castilla desde 1217 (incluyendo el reino de Toledo), anexionó el Reino de León (en el cual se incluía el de Galicia), estado de su padre Alfonso IX, tras anularse el testamento que legaba sus estados a las infantas Sancha y Dulce.
Escudo de la Corona de Castilla
Del reino de León a los de León y Castilla
El Reino de León surgió a partir del Reino de Asturias. Castilla fue en principio un condado dentro del Reino de León. En la segunda mitad del siglo X, durante las guerras civiles leonesas, se comportó con cada vez mayor independencia, para caer finalmente en la órbita navarra en el reinado de Sancho III el Grande, que aseguraría el condado para su hijo Fernando Sánchez a través de su esposa Muniadona tras el asesinato del conde García Sánchez en 1028. En el año 1037, Fernando I se rebeló contra el rey de León, Bermudo III, que murió en la batalla de Tamarón, convirtiéndose en rey de León a través de su matrimonio con la hermana de Bermudo, Sancha. El condado castellano se convirtió así en parte del patrimonio regio. A la muerte de Fernando, dividió sus estados entre sus hijos. Su favorito, Alfonso, recibió el reino de León y la primacía que este título le otorgaba sobre sus hermanos. A Sancho le correspondió el estado patrimonial de su padre, el Condado de Castilla, elevado a categoría de reino, y el menor, García, recibió Galicia. La división duró poco: entre 1071 y 1072 Sancho derrocó a sus hermanos y se anexionó sus estados, pero murió asesinado este último año, con lo que su hermano Alfonso logró reunificar de nuevo la herencia de Fernando I, que permaneció indivisa hasta el 1157. Este año falleció el emperador Alfonso VII, legando León a Fernando II y Castilla a Sancho III. Sancho fue sucedido por Alfonso VIII, y Fernando II fue por Alfonso IX, de cuyo matrimonio con Berenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII engendró a Fernando, el futuro Rey Santo. Al morir el hijo y sucesor de Alfonso de Castilla, Enrique I, en 1217, Fernando heredó de su madre el Reino de Castilla y accedió en 1230, tras la muerte de su padre, al de León. Asimismo, aprovechó la debilidad del reino almohade para avanzar enormemente la Reconquista, tomando el valle del Guadalquivir mientras que su hijo Alfonso conquistaba el Reino de Murcia. Los reyes de la Corona de Castilla (Juana I) poseían los títulos de Rey de Castilla, León, Navarra, Granada, Toledo, Galicia, Murcia, Jaén, Córdoba, Sevilla, los Algarves, Algeciras y Gibraltar y de las islas de Canaria y de las Indias e islas y Tierra Firme del mar Océano y Señor de Vizcaya y Molina. Su heredero portaba el título de Príncipe de Asturias.
Unificación
La unión de los reinos bajo un soberano, tuvo como consecuencia casi inmediata la unión de las Cortes de León y Castilla. Se articulaban en tres brazos que correspondían respectivamente a los estamentos noble, eclesiástico y ciudadano y aunque el número de ciudades representadas en Cortes fue variando a lo largo del tiempo, fue el rey Juan I el que fijó de una manera definitiva las ciudades concretas que tendrían derecho a enviar procuradores a Cortes: Burgos, Toledo, León, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén, Zamora, Segovia, Ávila, Salamanca, Cuenca, Toro, Valladolid, Soria, Madrid, Guadalajara y Granada (a partir de 1492). Con Alfonso X, la mayoría de las reuniones de Cortes son conjuntas para todos los reinos. Las Cortes de 1258 en Valladolid son De Castiella e de Estremadura e de tierra de León y las de Sevilla en 1261 De Castiella e de León e de todos los otrs nuestros Regnos. Posteriormente se realizarían algunas Cortes separadas, como por ejemplo en 1301 (Burgos para Castilla, Zamora para León), pero los representantes de ciudades piden que se vuelva a la unificación: Los representantes castellanos solicitan: Pues yo agora estas cortes fazía aquí en Castiella apartada miente de los de Estremadura de tierra de León, que daquí adelante que non fiziese nin lo tomase por huso Al igual que los leoneses: que quando oviere de facer Cortes que las faga con todos los omnes de la mi tierra en uno en tierras leonesas. Aunque en un principio los reinos singulares y las ciudades conservaron sus derechos particulares (entre los cuales se hallaban el Fuero Viejo de Castilla o los diferentes fueron municipales de los concejos de Castilla, León, Extremadura y Andalucía), pronto se fue articulando un derecho territorial castellano en torno a las Partidas (h. 1265), el Ordenamiento de Alcalá (1348) y las Leyes de Toro (1505) que continuó vigente hasta 1889, año en que se promulga el Código Civil español.
Periodo de regencia[editar]
Isabel había excluido a su marido de la sucesión a la Corona de Castilla, la cual pasaba a manos de su hija Juana (casada con Felipe de Austria, apodado el Hermoso). Pero Isabel conocía de la enfermedad que su hija adolecía (por la cual era conocida como Juana la loca) y nombra regente a Fernando en caso de que Juana no quisiere o pudiere entender en la gobernación de ellos. En la Concordia de Salamanca (1505), se acuerda el gobierno conjunto de Felipe, Fernando y la propia Juana. Sin embargo, las malas relaciones entre él (apoyado por la nobleza castellana) y su suegro, el rey Fernando el Católico, hacen que este último renuncie al poder en Castilla para evitar un enfrentamiento armado. Por la Concordia de Villafáfila (1506), Fernando se retira a Aragón y Felipe es proclamado rey de Castilla. En 1507 muere Felipe I y Fernando el Católico vuelve de nuevo a la regencia.
Fernando continúa la política de expansión de ambas coronas, Castilla hacia el Atlántico y Aragón hacia el Mediterráneo. En 1508 se conquista la Gomera para Castilla, entre 1509 y 1511 se conquista Orán, Burgia y Trípoli y se somete a Argel. En 1515 se toma Mers el-Kebir. Al morir Gastón de Foix, sus derechos sucesorios al Reino de Navarra pasaban a manos de Germana de Foix, esposa de Fernando. Utilizando estos presuntos derechos sucesorios, el Tratado de Blois firmado por los reyes de Navarra con Francia en 1512, y con ayuda de los navarros beaumonteses, Fernando ocupa el Reino de Navarra con tropas castellanas, unos 20.000 soldados bien equipados bajo las órdenes del Duque de Alba y además, Fernando también tiene el apoyo de su hijo, el arzobispo de Zaragoza con más de 3.000 hombres que sitiarán Tudela, donde hubo una fuerte resistencia. Las Cortes de Aragón y la propia ciudad de Zaragoza no le dieron autorización hasta principios de septiembre, tras proclamarse la bula Papal Pastor Ille Caelestis, y cuando ya quedaban pocas resistencias en el Reino. En 1513, Fernando es reconocido como rey de Navarra por las Cortes navarras (a las que sólo asistieron beaumonteses). Entre 1512 y 1515 Navarra forma parte de la Corona de Aragón.2 Finalmente, en 1515 en las Cortes de Castilla reunidas en Burgos se declara la anexión del territorio. A esta reunión no acudió ningún navarro.
La Corona de Castilla hacia 1496
A la muerte de Fernando en 1516, le sucede como regente el Cardenal Gonzalo Jiménez de Cisneros para pasar las dos coronas a su nieto, hijo de Juana y Felipe: el futuro Carlos I.
Juana Alfonso de Castilla (1342-después de 1376) fue la única fémina de los diez vástagos del rey de Castilla Alfonso XI y de su amante Leonor de Guzmán, por tanto, hermana entera del futuro Enrique II de Castilla. Contrajo dos matrimonios, el primero con Fernán Ruiz de Castro y el segundo con Felipe de Castro, descendiente por línea ilegítima del rey Jaime I de Aragón. Aparece en la documentación del Monasterio de Santa Clara en la villa de Tordesillas, firmando como Juana de Castro.
En agosto de 1376, Juana donó a su hija Leonor todos sus bienes que incluían Medina de Rioseco, Tordehumos, Paredes de Nava y otros lugares. Estos bienes luego pasaron al monasterio en Tordesillas donde profesó Leonor. Todos estos lugares fueron entregados posteriormente por el rey Enrique II a su hermano Fadrique y el monasterio recibió una indemnización. El 30 de septiembre de 1376, el papa Gregorio XI emitió una bula por la cual autorizaba a Juana a cohabitar con las monjas clarisas «bien dentro del monasterio, bien en las casas contiguas, con un torno para su servicio y unas ventanas con reja para coloquios».
Se desconoce la fecha de su muerte, pero tuvo que ocurrir después de 1376, y probablemente recibió sepultura en el monasterio donde vivió.
Matrimonios y descendencia[editar]
Hubo planes para un matrimonio con Pedro IV de Aragón cuando este enviudó en 1348 y se insinuó que de no llegar a celebrarse, sería dada en matrimonio al hermano del rey aragonés, Fernando de Aragón y Castilla, marqués de Tortosa. Al no tener aún herederos varones, el monarca aragonés decidió que debido a la tierna edad de Juana, que tenía unos seis años, no era recomendable dicho matrimonio.
Juana casó en primeras nupcias en Toro, en 1354, con Fernán Ruiz de Castro «toda la lealtad de España». En esas fechas, su marido era señor de Lemos y Sarria y después de la disolución del matrimonio, conde de Trastámara. Aunque varios autores defienden que el matrimonio fue anulado por razones de consanguiniedad, también pudo haber sido porque su marido «se inclinó, ya en 1358, por el partido del rey Pedro I el Cruel de Castilla, lo que significaba la ruptura con la familia de su mujer»..
Contrajo segundo matrimonio el 8 de mayo de 1366 con Felipe de Castro, de estirpe real, tataranieto de Fernán Sánchez de Castro y descendiente por línea ilegítima de Jaime I de Aragón, hijo de Felipe Fernández y de Francisca Alemany, señora de Guimerá. El 12 de febrero de 1366 se habían firmado las capitulaciones matrimoniales en Tamarit de Llitera que estipulaban que el matrimonio se celebraría de acuerdo con los fueros de Aragón y que su hermano Enrique de Trastámara entregaría a su hermana unos 30 000 florines de oro y su prometido otros 15 000 florines como donación «propter nuptias». Ya el año siguiente, una vez que Enrique llegó al trono después de matar a su hermano Pedro I, donó a su hermana y a su cuñado Paredes de Nava, Medina de Rioseco y Tordehumos. Su esposo apoyó a su cuñado Enrique en la guerra contra su hermano el rey Pedro y murió antes de 1371 en Paredes de Nava asesinado por sus vasallos que se sublevaron debido a los impuestos que les exigía.
De este matrimonio nació:
- Leonor de Castro (m. después de 1383) Su madre le donó sus señoríos de Medina de Rioseco, Tordehumos, Paredes de Nava y otros lugares, que pasarían al monasterio después de tomar los hábitos, aunque el rey de Castilla, Enrique II, la desposeyó pagándo una indemnizacíón. Aún vivía en 1383 cuando el rey Juan I de Castilla en su testamento le donó 10 000 doblas de oro en enmienda por las citadas villas.
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