lunes, 16 de agosto de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas Torres22 de abril de 1451-Medina del Campo, (Real Palacio Testamentario), 26 de noviembre de 1504) fue reina de Castillaa​ desde 1474 hasta 1504, reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479,2​ por su matrimonio con Fernando de Aragón. También ejerció como señora de Vizcaya. Se la conoce también como Isabel la Católica, título que le fue otorgado a ella y a su marido por el papa Alejandro VI mediante la bula Si convenit, el 19 de diciembre de 1496.3​ Es por lo que se conoce a la pareja real con el nombre de Reyes Católicos, título que usarían en adelante prácticamente todos los reyes de España.

Se casó el 19 de octubre de 1469 con el príncipe Fernando de Aragón. Por el hecho de ser primos segundos necesitaban una bula papal de dispensa que solo consiguieron de Sixto IV a través de su enviado el cardenal Rodrigo Borgia en 1472. Ella y su esposo Fernando conquistaron el Reino nazarí de Granada y participaron en una red de alianzas matrimoniales que hicieron que su nieto, Carlos, heredase las coronas de Castilla y de Aragón, así como otros territorios europeos, y se convirtiese en emperador del Sacro Imperio Romano.4

Isabel y Fernando se hicieron con el trono tras una larga lucha, primero contra el rey Enrique IV (véase Conflicto por la sucesión de Enrique IV de Castilla) y de 1475 a 1479 en la guerra de Sucesión castellana contra los partidarios de la otra pretendiente al trono, Juana.5​ Isabel reorganizó el sistema de gobierno y la administración, centralizando competencias que antes ostentaban los nobles; reformó el sistema de seguridad ciudadana y llevó a cabo una reforma económica para reducir la deuda que el reino había heredado de su hermanastro y predecesor en el trono, Enrique IV. Tras ganar la guerra de Granada los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de sus reinos.6

Concedió apoyo a Cristóbal Colón en la búsqueda de las Indias Occidentales, lo que llevó al descubrimiento de América.78​ Dicho acontecimiento tendría como consecuencia la conquista de las tierras descubiertas y la creación del Imperio español.

Vivió cincuenta y tres años, de los cuales gobernó treinta como reina de Castilla y veintiséis como reina consorte de Aragón al lado de Fernando II. Desde 1974 es considerada sierva de Dios por la Iglesia católica, y su causa de beatificación está abierta.


Isabel I de Castilla
Reina de Castillaa
Reina consorte de Aragón, Valencia, Mallorca, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y condesa consorte de Barcelona
Juan de Flandes - Isabel la Católica (Palacio Real, Madrid, 1500-04. Óleo sobre tabla, 63 x 55 cm).jpg
Isabel la Católica, por Juan de Flandes (c. 1500). Óleo, 63 × 55 cm, Palacio Real de Madrid.1
Reina de Castilla
junto a Fernando V desde 1475
13 de diciembre de 1474-26 de noviembre de 1504
PredecesorEnrique IV
SucesorJuana I
Reina consorte de Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña y condesa consorte de Barcelona
20 de enero de 1479-26 de noviembre de 1504
PredecesorJuana Enríquez
SucesorGermana de Foix
Información personal
Coronación13 de diciembre de 1474
en la iglesia de San Miguel de Segovia
Nacimiento22 de abril de 1451
Madrigal de las Altas TorresCorona de Castilla
Fallecimiento26 de noviembre de 1504 (53 años)
Medina del CampoCorona de Castilla
EntierroCapilla Real de Granada
ReligiónCatólica
Familia
Casa realTrastámara
PadreJuan II de Castilla
MadreIsabel de Portugal
ConsorteFernando II de Aragón
DescendenciaVéase descendencia

FirmaFirma de Isabel I de Castilla
Coat of Arms of Queen Isabella of Castile (1492-1504).svg
Escudo de Isabel I de Castilla

Biografía[editar]

Infanta de Castilla[editar]

Nacimiento[editar]

Actual monasterio de Nuestra Señora de Gracia, lugar de nacimiento de Isabel la Católica, en la localidad de Madrigal de las Altas Torres.

Isabel de Castilla nació á las 4.30 después del mediodía,9​ del 22 de abril de 1451, día de Jueves Santo. Era hija del rey Juan II de Castilla y de su segunda esposa, Isabel de Portugal. Sus abuelos paternos eran los reyes de Castilla, Enrique III y Catalina de Lancaster, y los maternos, el infante Juan de Portugal, hijo a su vez de Juan I de Portugal, y de Isabel de Barcelos (de la casa de Braganza).

La fuente más importante que se conserva sobre el nacimiento es la carta que Juan II envió a la ciudad de Segovia anunciando el nacimiento:

"Os hago saber que por la gracia de Nuestro Señor este jueves próximo pasado la reina doña Isabel, mi muy querida y muy amada mujer, escaeció de una infanta, lo cual os hago saber para que deis muchas gracias a Dios".10

La infanta nació en Madrigal de las Altas Torresb​, donde la reina Isabel de Portugal residía circunstancialmente, en el palacio que hoy ocupa el monasterio de Nuestra Señora de Gracia. Se trataba por entonces de una pequeña villa amurallada de realengo, dote de la reina, perteneciente a la jurisdicción de la tierra de la villa de Arévalo. Fue bautizada en la iglesia de San Nicolás de la misma Madrigal de las Altas Torres, recibiendo el nombre de su madre, que por entonces no era frecuente en Castilla. El lugar y la fecha de nacimiento han sido históricamente discutidos, teniendo en cuenta que cuando nació, nadie era consciente de la importancia que esa niña iba a tener en el futuro.

Primeros años[editar]

Maqueta del palacio de Juan II, residencia de Isabel en sus primeros años, junto a su madre y hermano
La demencia de Isabel de Portugal. Cuadro atribuido al pintor barcelonés Pelegrín Clavé, en el que se muestra a la reina viuda de Castilla, Isabel de Portugal, siendo víctima de uno de sus ataques de demencia. A su lado se encuentran su hijo menor, Alfonso de Castilla (izquierda) y su hija mayor, la futura reina Isabel la Católica (derecha) junto con otros personajes de la pequeña corte que acompañaba a la familia.
Gonzalo Chacón en un retrato imaginativo de 1556.

Isabel nació como infanta, pues el título de heredero y príncipe de Asturias correspondía a su hermano de padre, don Enrique, nacido veintiséis años antes, en 1425, del primer matrimonio del rey con su prima María de Aragón y que sucedería a Juan II como monarca. Dos años después del nacimiento de Isabel, el 15 o 1712​ de noviembre de 1453, la reina volvió a dar a luz en Tordesillas un varón, el infante Alfonso, con lo que Isabel quedó relegada a un tercer lugar en la línea de sucesión.

El nacimiento de ambos infantes fue muy celebrada, especialmente la del infante, pues aseguraba la sucesión en el trono. El príncipe de Asturias estaba por entonces casado con Blanca de Navarra, pero carecían de hijos, y según los rumores, la princesa seguía "tan doncella como el día en que nació".13

En sus primeros años de vida, Isabel acompañó a sus padres en sus continuos desplazamientos con la corte. Eran tiempos problemáticos donde la nobleza acaparaba una buena parte de la autoridad, apareciendo claramente separada en dos bandos: el del valido del rey, Álvaro de Luna, condestable de Castilla y maestre de la Orden de Santiago y el del príncipe Enrique, alrededor del cual se aunaban un conjunto de aristócratas recelosos de la posición de don Álvaro. La reina Isabel, consciente de la posición secundaria en la que había quedado su esposo y sabedora de los abusos cometidos, usó su influencia y consejo sobre el rey, logrando finalmente minar la confianza que este tenía sobre don Álvaro, que fue arrestado, juzgado y degollado en la Plaza Mayor de Valladolid en 1453. Quedó victoriosa la otra facción, la que secundaba al príncipe de Asturias.

El rey Juan II murió el 22 de julio de 1454, cuando Isabel tenía solo tres años. En su testamento, redactado poco antes de su fallecimientoc​, el monarca regulaba su propia sucesión, pues en el siglo XV, los testamentos reales eran ley fundamental en estos asuntos14​. La corona recaía en su primogénito, don Enrique, que en caso de no dejar descendencia legítima, pasaría al infante Alfonso. En caso de fallecimiento de ambos sin descendencia legítima, 15

"(...) en tal caso aya e herede los dichos mis regnos la dicha infanta doña Isabel e sus descendientes legitimos."

También se preocupó Juan II de dejar bien situados a sus dos hijos menores en su testamento. Se asignaba a Isabel la villa de Cuéllar y, muerta su madre, recibiría la villa de Madrigal, que volverían a la Corona una vez la infanta estuviera dotada y casada; y a partir de los diez años, una renta supletoria hasta que sus ingresos alcanzasen el millón de maravedíes.16​ Sin embargo, por su condición de mujer, la herencia de Isabel quedó muy desigual con respecto a la de su hermano Alfonso, que recibía el maestrazgo de Santiago, con sus suculentas rentas, además de las localidades de HueteEscalonaMaquedaPortillo y Sepúlveda, a las que se añadirían Soria y Arévalo a la muerte de su madre. Este rico legado para su hijo menor podría dejar entrever las dudas del monarca difunto por la falta de descendencia del mayor tras muchos años de matrimonio. Pensando que así estaba colocando en una muy buena posición al futuro heredero del trono.

Otra de las disposiciones del rey fue establecer que la educación de ambos infantes recayera en dos notables religiosos, Lope de BarrientosCanciller mayor de Castilla y obispo de Cuenca, y Gonzalo de Illescas, prior de Guadalupe. La reina Isabel seguía siendo su tutora y la administradora de sus bienes, pero con el acuerdo de estas personalidades. Es posible que esta limitación de los derechos de la madre sobre los hijos se debiera a que la reina ya venía presentando síntomas de desequilibrio, y las crónicas de la época relatan que la muerte del rey la afectó tanto que su pérdida derivó en una enajenación mental.

Con el ascenso al trono de su hijastro, Enrique IV, la reina Isabel se instaló de forma definitiva en Arévalo, cuyo señorío le pertenecía como parte de sus arras matrimoniales. Allí, en el modesto palacio de Juan II, quedaron recluidos los infantes junto a su madre, como testigos de sus problemas mentales. Esta es una época de dificultades, incluso económicas, pues son muchos los cronistas que hablan de las carestías que tuvo que sufrir la futura reina en Arévalo, pues nunca se hicieron efectivas las disposiciones testamentarias del rey Juan. Sin embargo, a pesar de toda esta situación, parece que la reina se preocupó de dotar a sus hijos de una formación cultural y religiosa apropiadas. Se creó en torno a las tres figuras reales una pequeña corte en la que entraron personalidades que después tendrían mucho peso en la vida de la joven Isabel. Especialmente destacable fue la figura de Gonzalo Chacón, que perteneció al círculo de Álvaro de Luna, y que se convirtió en preceptor de los infantes y una figura paterna. Estaba casado con Clara Álvarez de Alvarnáez, dama de origen portugués y camarera de la reina Isabel. Posiblemente en aquella época conoció a Beatriz de Bobadilla, hija del guardián del castillo de Arévalo, y que se convertiría en lo más parecido que Isabel la Católica tuvo a una amiga. Otros importantes personajes fueron Gutierre de Cárdenas, su esposa Teresa Enríquez y el agustino fray Martín Alonso de Córdoba, que le dedicó su obra El Jardín de nobles doncellas para que le sirviera de orientación en su vida futura. También estaba allí Beatriz de Silva, dama portuguesa que llegó con el cortejo matrimonial de la reina Isabel, y a la que luego ayudaría en la fundación de la Orden de la Inmaculada Concepción y a la que donó el palacio de Galiana en Toledo.

Traslado a la corte[editar]

Alcázar de Segovia, principal residencia de la corte de Enrique IV.

Entre 1461 y 1462, Isabel y su hermano Alfonso fueron trasladados a la Corte, que por aquel entonces se emplazaba entre Segovia y Madrid, debido, parece ser, a la inminente paternidad del rey Enrique. Allí la joven Isabel conocería desde un primer momento las intrigas palaciegas de una nobleza levantisca ansiosa de poder y retribuciones, dispuesta a retar la autoridad real. Por esa circunstancia, era primordial para el rey Enrique tener cerca a sus hermanos y herederos ahora que la sucesión del trono iba a cambiar, para controlarlos ante el temor de que fueran utilizados en su contra por sus enemigos.

La Corte de Enrique IV había estado dominada en un principio por sus principales consejeros y hombres de confianza, Juan Pachecomarqués de VillenaAlfonso Carrilloarzobispo de Toledo; y Pedro Girón, maestre de la Orden de Calatrava y hermano de Villena. Ellos habían estado a su lado desde que era príncipe de Asturias y estaba enfrentado a su padre, liderando un partido que pretendía mantener el poder de la nobleza. Obtuvieron beneficios económicos de su apoyo y dirigieron la política real. Sin embargo, posteriormente Enrique siguió una política de promoción de "hombres nuevos", como Miguel Lucas de Iranzo y Beltrán de la Cueva, a los que ascenderá bruscamente, otorgándoles importantes cargos honoríficos. Hombres como Pacheco y Carrillo opinaban que esta política les arrebataba algo que era suyo y lo calificaron como "mal gobierno".17

La cuestión de la incapacidad del rey para engendrar un heredero había sido un problema acuciante desde antes de comenzar su reinado, motivo por el que la historia lo ha llamado el impotented​. Después de 13 años de matrimonio, el rey decidió anular su enlace con Blanca de Navarra, a causa de la falta de descendientes. La situación era controvertidae​, pues el monarca aceptaba su impotencia, pero solo con su esposa, pues se incluyó en la sentencia la declaración de unas prostitutas que afirmaban haber mantenido relaciones con el rey. La conclusión fue entonces, que la impotencia del rey en ese matrimonio se debía a la reina, ya que a ella estaba "ligado" y no a otras18​. En Córdoba en 1455, en aras de una alianza con Portugal, Enrique volvió a contraer matrimonio con la hermana de Alfonso VJuana de Portugal.

Desde su matrimonio con Enrique IV, la reina Juana de Portugal fue consciente de la inestabilidad y las pretensiones de algunos nobles, así como de la debilidad de su esposo. Temiendo la influencia que esos aristócratas pudieran tener sobre los infantes y recelando de ellos por lo que consideraba el bien de su propia hija, mantuvo control sobre Isabel y Alfonso, haciendo que la acompañaran en todos sus desplazamientos. Mientras, el rey incumplía el testamento de Juan II y concedió Cuéllar, que debía haber sido de la infanta Isabel, a don Beltrán de la Cueva, a quien también otorgó el maestrazgo de Santiago, concedido al infante Alfonso. A la misma reina Isabel se le arrebató el señorío de Arévalo, para convertirlo en un ducado para Álvaro de Stúñiga.

A principios de 1462, la reina dio a luz una hija en Madrid, llamada como su madre, pero que ha pasado a la historia como Juana la Beltraneja. Fueron muchos los que dudaron de la paternidad del rey después de sumados los veinte años de sus dos matrimonios sin ninguna descendenciaf​. La rumorología la convirtió en hija del valido del rey, Beltrán de la Cueva, quien contaba con gran confianza del rey y que fue promovido al poco del nacimiento como conde de Ledesma, suponiéndose que se trataba del pago a un "favor".

Isabel ejerció como madrina de bautismo de la niña, que al poco fue jurada heredera por las Cortes, pasando la infanta a ser tercera en el orden sucesorio. Sin embargo, el marqués de Villena firmó un acta ante notario en la que declaraba que mediante engaños y amenazas había reconocido como heredera a quien "de derecho no le pertenecía". Al marqués se sumaron otros aristócratas que vieron la jura de la nueva heredera como algo ilícito. Este documento sería una arma que permaneció en secreto durante unos años, hasta que al marqués le interesó hacerlo público.

Revuelta de los nobles[editar]

Tumba de Alfonso de Castilla, hermano de Isabel la Católica, en la Cartuja de Miraflores, realizadas por Gil de Siloé, s. XV

En noviembre de 1464 se reunieron en Burgos un conjunto de nobles, entre los que están Pacheco, Carrillo y Alonso de Fonsecaarzobispo de Sevilla, y firmaron el Manifiesto de Quejas y Agravios. En ella acusaban al rey de menospreciar al clero católico, proteger a los infieles y alterar la moneda. Además decían defender los derechos del hermanastro del rey, el príncipe Alfonso, frente a las pretensiones de Enrique IV de hacer heredera a Juana, a la que, por vez primera, tachaban públicamente como ilegítima. Los consejeros del rey le recomendaron recurrir a las armas, pero él se avino a negociar y consiguió llegar a un acuerdo intermedio con los sublevados en el Pacto de Cigales o de Cabezón: se reconocería a Alfonso como heredero al trono y se le comprometía con su sobrina Juana, que era postergada como legítima reina sin que se precisase los motivos de su ilegitimidad. El que no se mencionase podría dar por hecho la preferencia del varón sobre la mujer. Además entregó la custodia de Alfonso a Pacheco, que de esta manera se hizo con un importante rehén. También se expulsaba a Beltrán de la Cueva de la Corte y se le hacía entregar el maestrazgo de Santiago, que sería devuelto a Alfonso.

Moneda acuñada en nombre de Alfonso XII

Una vez solucionada la cuestión hereditaria, los nobles dictaron la Sentencia de Medina del Campo, para atender a sus reivindicaciones políticas. Entre ellas, se permitió a la infanta Isabel salir de la Corte y formar casa propia, mejorando su situación económica al entregársele las rentas de la villa de Casarrubios del Monte. Pero además incluían cláusulas que afectaban directamente al poder de la Corona, como la creación de un Consejo Real sin cuya aprobación no podría tomar ninguna decisión. Se trataba de un auténtico programa político que situaba a los grandes magnates del reino al mismo nivel que el rey19​. Enrique IV se mantuvo dispuesto a encontrar una solución negociada a la sucesión al trono, aunque personalmente se trataba de una humillación para él20​. Sin embargo se vio obligado a rechazar lo referente a las concesiones políticas, pues aquello dañaba claramente las prerrogativas de la Corona. El rey declaró nulo el Pacto de Cabezón y se mostró dispuesto a ir a las armas. Buscó entonces una alianza con Portugal, tramitando el matrimonio de la infanta Isabel con el rey Alfonso V, esperando conseguir apoyo militar del monarca luso21​. El rey portugués era primo en segundo grado de Isabel y casi veinte años mayor que ella. Enrique logró reunirlos en el monasterio de Guadalupe, pero ella le rechazó, alegando la diferencia de edad entre ambos.

Muralla de Ávila, junto a la que tuvo lugar la farsa de Ávila

Mientras tanto, la liga de nobles declaró "tirano" al rey y decidieron sustituirlo por el que consideraban su heredero: el infante Alfonso.22​ Así, el 5 de junio de 1465, tuvo lugar la llamada «farsa de Ávila». Se construyó una plataforma de madera en el exterior de las murallas de Ávila, donde sentaron a un muñeco que representaba al rey. Allí estaban el arzobispo Carrillo, el marqués de Villena, el maestre de la orden de Calatrava, el conde de Paredes, el conde de Plasencia, el conde de Miranda del Castañar, el conde de Benavente y otros nobles menores, rodeados de numeroso público. Tras celebrarse una misa, se leyó una lista de acusaciones que a su juicio lo hacían indigno del trono. Entre otras cosas, se lo acusaba de mostrar simpatía hacia los musulmanes, de ser homosexual, cobarde, pacífico y de no ser el verdadero padre de la infanta Juana, afirmando así que no tenía derecho a sucederlo como reina de Castilla. Se procedió entonces a despojar al muñeco de los atributos de la realeza y comenzaron a lincharlo mientras lo insultaban, hasta que lo tiraron al suelo. A continuación subieron al tablado al infante Alfonso, un niño de doce años, y lo proclamaron rey como Alfonso XII, al grito de "¡Castilla por el rey don Alfonso!".

Tratando el tema de la sucesión, la postura del Papa podría ser vital, de manera que ambos bandos enviaron emisarios a Paulo II, quien se inclinó por Enrique IV y mandó como nuncio a Antonio de Véneris. Además la mayoría de las ciudades y de la nobleza se colocan del lado del rey Enrique. Dándose cuenta de su inferioridad, una parte de los conjurados, encabezados por Fonseca y Pacheco, acuerdan un acercamiento con el rey, sumando sus fuerzas para acabar con cualquier conato de resistencia. Pero a cambio se exige el matrimonio de la infanta Isabel con el hermano de Pacheco, Pedro Girón, que abandona el maestrazgo de Calatrava, al que había sustraído importantes feudos en favor de sus hijos ilegítimos. De esta manera, Girón se colocaba en la línea de sucesión al trono. Se trataba de un caballero bastante mayor que ella y con fama de ambicioso y violento, tanto que según algunos rumores fue acusado de "profanar el retiro de la reina viuda, doña Isabel, con proposiciones de la más degradante naturaleza".23​ El Papa permite a Girón abandonar los votos y concede la bula de matrimonio, renunciando al maestrazgo en favor de otro de sus hijos, de ocho años. Siendo el enlace inminente, marchó desde Almagro hasta Madrid, donde se encontraba la infanta, con un ejército de 3000 hombres. Sin embargo, don Pedro enfermó de forma súbita y tuvieron que parar en Villarrubia de los Ojos, donde murió, al parecer de un repentino ataque de apendicitis. En 1468, Alfonso murió en Cardeñosa, quizás envenenado.

A pesar de las presiones de los nobles, Isabel rechazó proclamarse reina mientras Enrique IV estuviera vivo. Por el contrario, consiguió que su hermanastro le otorgase el título de princesa de Asturias en una discutida ceremonia que tuvo lugar en los Toros de Guisando, el 19 de septiembre de 1468, conocida como la Concordia de Guisando. Isabel se constituyó así como heredera a la corona, por delante de Juana, su sobrina y ahijada de bautismo, a quien parte de la nobleza no consideraba legitimada para ocupar el trono por las dudas que había sobre su paternidad. A partir de este momento, Isabel pasa a residir en Ocaña, villa perteneciente a don Juan Pacheco, marqués de Villena. El rey inicia contactos diplomáticos con otras casas reales para lograr un acuerdo matrimonial que le reporte beneficios.

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