lunes, 9 de agosto de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

Rodrigo o Ruy Sánchez de Arévalo (Santa María la Real de Nieva1404/1405 - Roma1470) fue un reputado historiador, diplomático, teólogo, pedagogo y escritor del Humanismo castellano.

Biografía[editar]

Estudió Derecho en la Universidad de Salamanca y allí fue compañero de Alonso de Madrigalel Tostado. Discípulo del obispo de Burgos y humanista Alfonso de Cartagena, lo acompañó al Concilio de Basilea (1431-1438), donde entró en contacto con las nuevas ideas del Humanismo; después volvió a Burgos con su protector. Por entonces fue embajador de Juan II y Enrique IV.

En 1457 fue nombrado obispo de Oviedo, en 1465 de Zamora, en 1467 de Calahorra y en 1469 de Palencia; con la sola excepción de Oviedo no llegó nunca a tomar posesión de esas diócesis y desarrolló su carrera en la curia romana, donde trabajó como diplomático. El papa Paulo II lo nombró en 1458 Referendarius utriusque signaturae y luego Alcaide del Castillo de Sant'Angelo en 1464.

Allí trató a algunos importantes humanistas detenidos por conjurar contra el Papa, como PlátinaPomponio Leto y Maffei, entre otros, con los cuales sostuvo una correspondencia epistolar extensa donde se echa de ver la simpatía de Sánchez de Arévalo por los humanistas. Sin embargo representaba un tipo de humanismo cristiano menos paganizante, como puede verse en sus obras, en las que ponía la literatura sagrada por encima de la literatura grecolatina.

Obra[editar]

Desde 1440 escribió copiosa obra latina, particularmente sobre derecho canónico y política. El De arte, disciplina et modo aliendi et erudiendi filios, pueros et juvenes o "Tratado sobre técnica, método y manera de criar a los hijos, niños y jóvenes" (1453) es el primer manual de pedagogía que se realiza en España en los albores del Renacimiento; de él se sirvió abundantemente Antonio de Nebrija cuando compuso su tratado sobre la educación; sin embargo, al contrario que sus modelos humanísticos latinos, no reserva ningún papel a la formación literaria y no le confiere valor pedagógico, lo que debe imputarse a un voluntario distanciamiento de la época anterior, el reinado de Juan II, caracterizado por su amor a las letras. En De remediis aflictae Ecclesiae se propone fortalecer la autoridad del Papa frente al movimiento conciliarista y señalar remedios a los males que sufre la iglesia... y entre ellos aparece en un lugar destacado la lectura de libros paganos. La literatura sagrada ha de primar, pues, sobre la pagana.

Su primera obra castellana, Suma de la política (h. 1455), en dos libros de dieciocho y dieciséis consideraciones, sigue la Política de Aristóteles y otras obras del Estagirita y está dedicada a Pedro de Acuña, II señor de Buendía y Azañón. Enumera las condiciones óptimas de la ciudad y sus regidores. Vergel de príncipes (1456-1457), dedicado como la anterior a Enrique IV, describe en tres tratados la excelencia de las actividades adecuadas a los gobernantes: las armas, la caza y la música... No se da ningún lugar a la formación literaria e intelectual, aunque siente su tentación y simpatizó con los humanistas perseguidos por el Papa. Se imprimieron traducciones al romance de sus libros latinos: del Speculum humanae vitae (Roma1468) hay un Espejo de la vida humana (Zaragoza1491), visión crítica de la sociedad de su tiempo. Su primer libro comenta los estados y las artes y un segundo libro describe los estamentos religiosos. Las fuentes clásicas del primero (entre ellas, el humanista Francesco Petrarca) contrastan con las bíblicas y eclesiásticas del segundo. La primera edición crítica del texto latino así como la primera traducción moderna, llevadas a cabo ambas por José Manuel Ruiz Vila, están publicadas por Escolar y Mayo, Madrid 2013. Su latina Compendiosa historia hispanica (Roma1470) es una historia de España que empieza con una minuciosa descripción geográfica del país, rasgo típicamente humanista, con los rasgos medievales del tradicional elogio de España y el goticismo medieval de la relación de los hechos acontecidos desde que tuvo lugar la invasión visigótica hasta los primeros años de Enrique IV de Castilla en el trono.





Juan de Segovia (Segovia, ca. 1395 - Aiton, Saboya, 24 de mayo de 1458) fue un clérigo y teólogo español.1​ En los documentos se le denomina Ioannis de Segovia y Joannes Alfonsi (Juan de Alfonso). Tuvo una destacada participación en el concilio de Basilea, y se relacionó con los humanistas de mediados del siglo XV, como su amigo personal Nicolás de Cusa.2

Fue archidiácono de Villaviciosa, canónigo de la Catedral de Toledo y profesor de teología en la Universidad de Salamanca (ocupó sucesivamente las tres cátedras entre 1418 y 1433), para la que obtuvo importantes privilegios (Constitución de Martín V, de 20 de febrero de 1422). Viajó a Roma en 1427, donde fue protegido del cardenal Juan de Cervantes y nombrado refrendario del papa. En 1430 mantuvo en Córdoba una disputa teológica3​ con sabios musulmanes.

Desde 1433 participó en el concilio de Basilea en representación de Juan II de Castilla y de su Universidad. Entabló amistad con Nicolás de Cusa. Destacó como uno de los más capaces de entre los partidarios del conciliarismo (superioridad del concilio sobre el papa). Al principio sus intervenciones en el concilio se refirieron al tema de las anatas (que propuso eliminar), al de los husitas (sobre la communio sub utroque specie -"comunión bajo ambas especies"-) y a la unidad con la iglesia ortodoxa. Pretendía mitigar el conflicto entre los conciliaristas y el papa Eugenio IV, con el que pasó algún tiempo en Florencia en 1435. Posteriormente su posición se radicalizó, convirtiéndose en una de las principales figuras del bando "revolucionario" del concilio, que no aceptó la orden papal de trasladarse a Ferrara y a Florencia, y siguió reuniéndose en Basilea. Tomó parte en la sesión vigésimo octava (1 de octubre de 1437), en la que se declaró "contumaz" a Eugenio IV; y en la sesión trigésimo tercera (16 de mayo de 1439), en la que se le declaró "hereje". En marzo de 1439, Juan de Segovia representó al concilio ante la Dieta de Maguncia.4

Tras la deposición de Eugenio IV por el concilio (25 de junio de 1439), Juan de Segovia fue designado para el comité que seleccionó a los treinta y tres teólogos que debían actuar como electores del nuevo papa, y también se le incluyó en ese grupo. Estuvo a punto de ser nombrado papa, pues en la primera votación fue él quien obtuvo mayor número de votos, pero en la segunda votación, el 5 de noviembre de 1439 fue Amadeo de Saboya quien fue elegido, adoptando el nombre de Félix V (considerado "antipapa" por los partidarios de Eugenio). En reconocimiento por sus servicios fue creado cardenal el 12 de octubre de 1440. Representó a Félix V ante la Asamblea de Bourges en 1440,5​ ante una nueva Dieta de Maguncia en 1441, y ante la Dieta de Fráncfort en 1442.

Al final del cisma, en 1449, renunció al cardenalato. Desposeído de todos sus beneficios eclesiásticos, en compensación fue nombrado obispo por su enemigo Eugenio IV, que le fue asignando sedes menores (Saint-Paul-Trois-ChâteauxSaint-Jean-de-Maurienne) para finalmente relegarle a la sede teórica de Cesarea6​ (1453). Se retiró al monasterio de Aiton, en Saboya, donde se dedicó a reunir una notable biblioteca (que legó a la Universidad de Salamanca), mantener correspondencia con un selecto grupo de humanistas (Nicolás de CusaJean Germain7​ y Eneas Silvio Piccolomini -futuro papa Pío II-); y a imaginar un diálogo pacífico con el islam, para lo que tradujo el Corán al castellano con ayuda de Isa de Gebir (Ice de Gebir o Içe de Gebir, alfaquí mayor de Castilla y muftí de la aljama de Segovia8​ -`Isâ Ibn Jabîr عيسى بن جابر-).910

Obra[editar]

Su obra literaria más importante es una extensa historia del concilio de Basilea (Historia gestorum generalis synodi basiliensis)11​ escrita entre 1449 y 1453.12

También escribió un tratado apoyando el dogma de la Inmaculada Concepción (Bruselas, 1664), una refutación del Corán (De mittendo gladio in Saracenos), una defensa de la cláusula Filioque contra la iglesia ortodoxa (De processu Spiritus Sancti, Basilea, 1476), una concordancia bíblica13​ (Concordantiae biblicae vocum indeclinabilium, Basilea, 1476) y algunas obras en defensa del conciliarismo.





Gauberte Fabricio de Vagad, también como Gauberto Fabricio o Gualberto Fabricio, (Zaragozasiglo XV) fue un historiador aragonés y el primero de los grandes cronistas del Reino de Aragón.

Biografía[editar]

Vagad fue alférez de Juan de Aragón, monje cisterciense zaragozano del siglo XV. De su vida se sabe que hacia 1459 estaba en Italia. Vivió gran parte de su vida en el monasterio zaragozano de Santa María de Santa Fe y parece que también en San Juan de la Peña.21

Juan II de Aragón lo nombró cronista real el 14 de julio de 1466. El rey Fernando el Católico, lo nombró cronista mayor del reino, según relata Vagad mismo en la Crónica. Se suele considerar antecesor directo de Zurita, puesto que escribió su crónica a petición de los diputados de la Corona. No se considera cronista oficial del Reino puesto que cargo de cronista era de iniciativa real hasta que las Cortes de Monzón de 1547 lo instituyeron como oficio del Reino, siendo Zurita el primero en ocuparlo.21

A menudo se le considera el primer historiador del Reino de Aragón por su Crónica de Aragón publicada en 1499.2​ Se cuenta entre los intelectuales que se reunían en torno al editor Pablo Hurus, entre los que estaban Martín GarcíaGonzalo García de Santa MaríaAndrés de LiMartín Martínez de Ampiés y Antonio Geraldini, este último, entre otras figuras italianas.1

Obra[editar]

Su obra más importante es la Crónica de Aragón que revisa la historia de Aragón desde la fundación de legendario Reino de Sobrarbe (724) hasta la muerte de Alfonso V (1458). La obra fue bien recibida por Gonzalo García de Santa María y otros erúditos, con la excepción de Juan de Molina, que criticó la traducción al castellano de Lucio Marineo Sículo.21

Entre las fuentes que empleó para escribir la crónica se encuentran los grandes archivos monásticos aragoneses como los de San Juan de la PeñaSan VictoriánPoblet y Montearagón y otros archivos de la Corona de Aragón como el de Barcelona. Aunque trabajó con fuentes originales, metió en su obra opiniones personales y relatos fantásticos.21​ En asuntos internacionales, Vagad era partidario español y ese sesgo es visible en la obra: consideraba al emperador Maximilano I como español y al legendario conde Don Julian italiano. En asuntos peninsulares su sesgo proaragonés era evidente cuando devalúa la conquista de Valencia del héroe popular castellano El Cid (1094), con respecto a la conquista de la misma ciudad por el rey Jaime I el Conquistador (1236). La obra contiene tres prólogos. En el primero da grandes alabanzas a España, en la tradición de los Laus Spaniae de San Isidoro de Sevilla; en el segundo, arguye desde la historia la preeminencia de Aragón sobre los reinos de la Península ibérica; en el tercero defiende Zaragoza como ciudad capital de España. Preocupado por el estilo, su narrativa se interrumpe frecuentemente en largos y banales argumentos. Eduard Fueter, el estudioso suizo de la historiografía universal, que la crónica de Vagad contiene los «tímidos gérmenes de crítica de la tradición medieval».

Según Latassa, también fue autor de un tratado de poesía y de un compendio de poesía.





Diego de Valera (Cuenca1412 - El Puerto de Santa María1488), fue un escritorguerrerodiplomáticohumanistatraductor e historiador castellanodoncel de Juan II a cuyo servicio luchó contra los nazaríes (1431), antes de iniciar su periplo por las embajadas castellanas en Europa.

Entre sus obras de carácter político-moral destacan Defensa de las virtuosas mujeresEspejo de verdadera nobleza (1441), Tratado de las armas (1458-1467), Ceremonial de príncipes (1462) y Doctrinal de príncipes (1475). También escribió una serie de Epístolas destinadas a los Reyes Católicos y algunos poemas y notables obras históricas como la Crónica a los Reyes Católicos.

Diego de Valera
Crónica de España 1499 Valera.jpg
Información personal
Nacimiento1412 Ver y modificar los datos en Wikidata
Cuenca (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento1488 Ver y modificar los datos en Wikidata
El Puerto de Santa María (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadEspañola
Familia
PadreAlonso Chirino Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
OcupaciónHistoriadorpoeta y escritor Ver y modificar los datos en Wikidata

Biografía[editar]

La Crónica de España de Diego de Valera. Edición de 1487. BNE.

Diego de Valera nació en 1412, probablemente en Cuenca2​ y falleció en 1487 o 1488 en El Puerto de Santa María. Forma parte de la serie de escritores que cambió las letras y las armas. Perteneciente a la hidalguía, en él se refleja la tradición caballeresca y militar, la política, la literatura y la diplomacia.

Procedente de una familia de estirpe judeoconversa, su padre fue Alonso Chirino, médico de Enrique III y Juan II. Desde muy joven entra al servicio de Juan II y en 1429 es nombrado doncel del príncipe Enrique III. He aquí, en este periodo, su primera toma de contacto con el mundo de las armas cuando es nombrado, en 1435, caballero.

A partir de aquí, llevará a cabo una serie de viajes al extranjero que influirán en lo que más adelante, será su faceta literaria. Entre 1437 y 1438, emprende los dos primeros; a Francia y a Bohemia. En este último destino, hizo uso de sus dotes de mediador teniendo que empaparse de libros jurídicos en latín, cosa que le dotó de conocimiento intelectual y aproximó a las letras. Así logró intervenir entre el rey de Castilla y el conde de Bohemia.

En 1442, por orden de Juan II, es enviado a visitar a la reina de Dacia, al rey de Inglaterra y también al duque de Borgoña. Entonces aprovechará para hacer gala de sus dotes militares, por ejemplo en 1443 en un célebre paso de armas. El cronista Fernando de Pulgar filtrará en sus crónicas las hazañas de Diego de Valera en el extranjero.

Ya en 1445, las fuentes coinciden en situarlo junto a Juan II, definitivamente en el reino de Castilla. Poco después, a comienzos de 1447, siendo procurador en Cuenca y tras intervenir en las cortes con breves discursos, dirige al rey una carta haciendo hincapié en la necesidad preservar la paz con Francia. La carta causó tal repercusión que, una copia fue llevada a manos de don Pedro de Estúñiga, el cual deslumbrado, por las capacidades de Valera, le encargó la educación de su nieto. Aquí comienza una nueva etapa en la que hace de tutor de un joven noble. Pasado un año la muerte sorprende a Juan II mientras está instalado en Sevilla.

La Crónica de España de Diego de Valera. Edición de 1493. BNE.

Poco después, se establecen vínculos amistosos entre Valera y los condes de Haro, los cuales le encaminaron hacia el mundo de las letras, sin desligarlo jamás de las armas. A mediados de 1462 encontramos a Diego de Valera como corregidor en Palencia según consta una carta dirigida a Enrique IV. Al cabo de cinco años, sale del servicio directo del rey para ponerse al servicio de la casa de Medinaceli, para la que desempeñará el cargo de alcalde del Puerto de Santa María. Paralelamente durante estos años tiene lugar una guerra civil entre Enrique IV y su hermanastro Alfonso "El Inocente". Tanto Diego de Valera como la familia Medinaceli estaban de parte del príncipe don Alfonso, lo que hace que Diego de Valera aparezca en un documento datado en diciembre de ese mismo año como maestresala del príncipe Alfonso. Pasan los años, y tras la subida al trono de los Reyes Católicos en 1474 Valera acabará perteneciendo al consejo de los reyes alternando este nuevo oficio con el de alcalde del Puerto de Santa María, que jamás abandonó.

Las cartas que Diego de Valera escribió a los reyes tratan diferentes asuntos; desde la fiscalidad o el gobierno del reino, hasta la guerra de Granada. Algunas de estas cartas fueron respondidas por los mismos reyes, cosa que deja entrever la confianza y el respeto mutuo que se tenían. Asumió el papel de mentor y consejero y su literatura se convirtió en nexo con el mundo. Falleció en 1488.3

Obras[editar]

La obra de Diego de Valera es una importante fuente para los reinados de los últimos Trastámaras. Como cronista quiso narrar los hechos desde su propia individualidad y no en función del rango social, porque, según él, todo hombre tenía derecho a ser oído. En este sentido, las obras de Valera de carácter histórico, como Crónica abreviada (1482), Crónica de los Reyes Católicos (1927) y Memorial de diversas hazañas (1941), y también las moralistas, como Tratado en defensa de las virtuosas mujeres (1441), Tratado de las armas (1458-1467), Ceremonial de príncipes, Tratado de las epístolas, Providencia contra fortuna(1462), Doctrinal de príncipes (1475), etc., constituían una intrínseca defensa de la voz de aquellos menos escuchados.4​ Esa voz debía servir tanto de consejo para los monarcas como para que los poco leídos conociesen los hechos que acontecían en los reinos y pudiesen participar de los asuntos públicos. Sus crónicas y tratados, que carecían de un método sistemático, configuraron una propuesta original a partir de textos seleccionados de otros autores o de fuentes documentales con los añadidos surgidos de su propia experiencia. La misma elección del género supuso una declaración de principios acerca de la función divulgativa que le confirió a la literatura y del propósito de satisfacer las necesidades de instrucción de un público. Valera asumió así el papel de mentor aficionado, y sobre estos principios que sustentó su aspiración a servir de nexo con el mundo se articuló su estilo sencillo, directo y popular.4

  • Defensa de las mujeres (1441) es un breve tratado que se desarrolla a partir de cuatro temas: 1) la mujer es buena cuando realmente es mala, 2) las mujeres, que son débiles, no pueden resistir las tentaciones, menos aún que los hombres, 3) todas son adúlteras, al menos en el pensamiento, 4) ya no existen mujeres virtuosas. Valera escribe sobre estos cuatro puntos afirmando que son usados por los hombres (que el autor denomina “maldicientes”) para hablar mal de las mujeres y, para rebatir estos argumentos, usa varios ejemplos en forma de notas al pie. Su principal fuente es De las ilustres mujeres de Giovanni Boccaccio.5
  • Cartas. Diego de Valera escribía cartas con la finalidad de asesorar casi siempre a nobles y caballeros amigos suyos, aunque en ocasiones también se comunicaba con monarcas. Un personaje y amigo al que le dedica los siguientes dos tratados de consejos de tema intelectual: Ceremonial de Príncipes y Tratado de Providencia contra Fortuna, es Juan Pacheco, marqués de Villena. El autor decide intercambiar correspondencia con el marqués para ayudarlo, debido al comportamiento lujurioso que este practica y que le rodea de enemistades.
Ejemplo de las Epístolas de Diego de Valera.
  • Ceremonial de Príncipes (1462). Este tratado lo escribe Valera cuando Pacheco ya era marqués de Villena y era fiel a Enrique IV. Debido al ascenso de varios nobles al poder, como por ejemplo el nuevo cargo que adquiere Miguel Lucas de Iranzo como condestable de CastillaPacheco se encuentra inquieto ante la posibilidad de quedarse atrás debido a los nuevos cambios en el panorama político. Este nerviosismo lleva al marqués de Villena a pedirle a su amigo Diego de Valera consejo. Así pues, Valera escribe un tratado sobre la jerarquía nobiliaria con la intención de tranquilizar a Pacheco, situando el cargo de marqués a un nivel superior a los de condestable y duque.6
  • Tratado de Providencia contra Fortuna. (publicado en Sevilla en 1502) Este escrito es posterior al Ceremonial de Príncipes y Valera lo escribe por voluntad propia, con el objetivo de aconsejar, una vez más, a su señor Juan Pacheco. El contenido de este tratado describe el comportamiento que se debe tener para poder evitar la mala fortuna.

Espejo de verdadera nobleza [1] (1441). También conocido como Tratado de nobleza e fidalguía. Dedicado a Juan II, rey de Castilla. En ella, el autor describe lo que para él es la verdadera esencia de la aristocracia, proporciona algunas noticias de la época y, al tiempo que lamenta la decadencia de la caballería medieval, informa de procesos aristocráticos como, por ejemplo, cómo se adquieren y pierden las armas. Esto se origina como respuesta a un debate que nació en el siglo XV en Castilla, que discutía acerca de cómo debía definirse verdaderamente la nobleza, con sus funciones, deberes y prerrogativas. Esta polémica nació de la rivalidad entre los nobles y la monarquía, además del debate entre los conceptos de nobleza de «sangre» y nobleza «verdadera». El último, que defiende Diego de Valera, demuestra la influencia renacentista en las primeras décadas del Cuatrocientos castellano, ya que la nobleza empieza a definirse según la virtud y la erudición clásica.7​Tradicionalmente, esta obra está fechada entre 1439-1441, aunque otra hipótesis apunta que debería datarse diez años más tarde, dependiendo supuestamente de los escritos compuestos tras la insurrección de Toledo en 1449 contra los conversos. Hoy en día está disponible en Fondo de manuscritos de Jesús Domínguez de Bordona.

  • Doctrinal de príncipes [2] (1475). Enmarcado en la misma temática que Espejo de la verdadera nobleza, el autor dedicó esta obra a Fernando el Católico tras convertirse este en rey de Castilla. Se compone de un prólogo y nueve capítulos, el objetivo era ayudar a los monarcas a comportarse como perfectos príncipes. Destaca, pues, su alto contenido didáctico, y en ella deja Valera patente su condición de consejero real. Defiende la importancia de que los monarcas estén rodeados de buenos consejeros, sobre todo de ancianos, a quienes valora por su sabiduría y experiencia. Él mismo redactó el Doctrinal entre 1475-76, cuando tendría unos setenta y tres años. Se sirve de la historia para su adoctrinamiento: ejemplificando con gobernadores de distintos lugares y épocas, trata de trazar el camino que deben seguir los Reyes Católicos en su reinado, las actitudes que deben imitar y aquello que debe evitarse.

Escribió además el Tratado de las armas o de los rieptos y desafíos, donde desvela sus profundos conocimientos en heráldica. Según Nicolás Antonio compuso también una Historia de la casa de Zúñiga. En verso escribió, además, una Letanía y unos Salmos penitenciales. Y tradujo del francés el Árbol de batallas. Algunas de sus composiciones poéticas se incluyen en el Cancionero de Stúñiga.

Listado de obras[editar]

Memorial de diversas hazañas, p. 94.

Crónicas[editar]

  • Memorial de diversas hazañas
  • Crónica de los Reyes Católicos
  • Historia de la casa de Zúñiga
  • Genealogía de los reyes de Francia
  • Crónica de España (Sevilla: Alfonso del Puerto, 1482), muy reimpreso.
  • Tratado de los rieptos e desafíos que entre los cavalleros y hijosdalgo se acostumbran hazer, según las costumbres de España, Francia e Inglaterra, en el qual se contienen quáles y quántos son los casos de traición e de menosvaler e las enseñas e cotas darmas, compuesto según Ángel Gómez Moreno entre 1458 y 1467.
  • Preeminencias y exenciones de los oficiales de armas
  • Defensa de virtuossas mugeres.
  • Tratado de exhortación y comendación de paz
  • Doctrinal de príncipes (1469-10-08 a quo - 1488 ad quem?)

Obras literarias[editar]

  • Breviloquio de virtudes
  • Espejo de verdadera nobleza
  • Letanía
  • Salmos penitenciales
  • Cancionero

Traducciones[editar]

  • Árbol de batallas, del Arbre des batailles de Honoré Bouvet (¿1345?-¿1405?)

Cartas[editar]

  • Providencia contra Fortuna (Sevilla, 1502)
  • Ceremonial de príncipes Valencia: Juan Viñao, c. 1517

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