martes, 1 de noviembre de 2022

HISTORIA DE ESPAÑA

 IGLESIAS DE ESPAÑA

La iglesia de San Bartolomé-Santa María es una de las parroquias tradicionales del centro histórico de Murcia (Región de MurciaEspaña) cuyos orígenes se remontan a la conquista cristiana, aunque el edificio actual es una mezcla entre la primitiva fábrica de finales del XVIII y la nave central con la fachada principal cuyas obras tuvieron lugar en el XIX. Guarda un importante patrimonio escultórico en su interior.

Iglesia de San Bartolomé-Santa María
Bien de Interés Cultural, monumento1
(RI-51-0004851, 13-04-1983)
Iglesia de San Bartolomé - Santa María (Murcia).jpg
Fachada principal.
Localización
PaísBandera de España España
DivisiónFlag of the Region of Murcia.svg Murcia
LocalidadEscudo de Murcia.svg Murcia
Coordenadas37°59′07″N 1°07′51″O
Información religiosa
CultoIglesia católica
DiócesisCartagena
Historia del edificio
Construcción1767-1883
Datos arquitectónicos
TipoIglesia parroquial
EstiloBarroco-neoclásico-ecléctico

Historia[editar]

Esta parroquia aparecía censada en los repartimientos del rey Alfonso X en el siglo XIII, por lo que su primitivo inmueble debió ocupar una antigua mezquita musulmana que tras la conquista de la ciudad en febrero de 1266 pasaría a acoger culto cristiano. Por tanto, estamos ante una de las parroquias históricas de la ciudad de Murcia. Situada en pleno centro de la medina medieval.

Fue en el transcurso del siglo XVII cuando se demolió el inmueble anterior para realizar una iglesia nueva. En este edificio fue bautizado el 21 de octubre de 1728 el Conde de Floridablanca, eminente estadista español.

Sin embargo, a finales del siglo XVIII (el 24 de agosto de 1767) dio comienzo la construcción de una nueva parroquia de San Bartolomé, el origen de la Iglesia que actualmente podemos contemplar. Aun así, las obras de este tercer templo pronto quedaron detenidas. En 1821 sólo estaban concluidos el ábside y la nave del crucero, además de la portada lateral, que hizo las veces de principal mientras la parroquia permaneció inconclusa.

La nave central y la fachada principal fueron llevadas a cabo entre 1879 y 1883, obra del arquitecto Justo Millán, en estilo ecléctico con reminiscencias historicistas.

La Iglesia de San Bartolomé-Santa María es la sede histórica de la Cofradía de Servitas (que cuenta con una capilla neoclásica de finales del siglo XVIII), y desde 1884 también es sede de la Cofradía del Santo Sepulcro (aunque entre 1846 y 1866 también residió en este templo).

Durante la Guerra Civil la Iglesia fue saqueada, perdiendo numerosas obras de arte (esculturas y retablos), como el antiguo titular del Sepulcro. Sin embargo, gracias a la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico de Murcia, organizada por el alcalde Fernando Piñuela, pudieron salvarse numerosas obras maestras que hoy día siguen contemplándose en San Bartolomé.

Tras la contienda, el pintor lorquino Manuel Muñoz Barberán realizó los frescos del ábside.

En 1983, la parroquia de San Bartolomé fue declarada Bien de Interés Cultural.1

Arquitectura[editar]

La planta de la Iglesia de San Bartolomé es de cruz latina con una sola nave cubierta con bóveda de medio cañón, separada del muro por una gran imposta decorada, y capillas laterales comunicadas entre sí.

El crucero de la derecha es casi el doble en dimensiones que el de la parte izquierda, y ambos con ábsides semicirculares (al igual que en la cabecera), cubiertos por bóveda de cuarto de esfera y seis pilastras de orden jónico.

En el crucero derecho se encuentra la Capilla de Servitas, con cúpula sobre tambor. Destacar que el fraccionamiento radial de la cúpula aún pretende compartimentar la media naranja a la manera que se había venido haciendo en el barroco. Sin embargo, el tratamiento de estas bandas divisorias es ya abstracto, en la sensibilidad lineal y geométrica propia del neoclasicismo. De especial interés es la forma de rematar los bordes del muro por un enmarque formado de una sarta de perlas y fusayolas, tomadas del estilo jónico, que hacen un recorrido continuo en los límites de los recuadros.

La fachada principal del templo, de estilo ecléctico historicista, se realizó en pleno siglo XIX y es obra de Justo Millán. Está dividida en dos cuerpos: en la parte inferior se sitúan tres arcos de medio punto, y en la superior existe un rosetón y columnillas, rematado en un frontón. La fachada de esta iglesia supone la muestra más clara del historicismo ochocentista en la ciudad de Murcia, una solución entre neorrománico y neobizantino.

San Bartolomé posee una torre a la izquierda de la fachada principal. Se ha debatido si quizá estuvo proyectada otra torre a los pies de la iglesia, a la derecha de la fachada, que quedó inacabada; sin embargo, el cuerpo derecho es más ancho que el izquierdo y su distribución de elementos en fachada es completamente diferente, por lo que plantea dudas acerca de la intención de elevar una segunda torre.

A comienzos del siglo XX la familia Servet encargó al arquitecto Pedro Cerdán una Capilla con cripta en el interior de San Bartolomé (que fue concluida en 1910). Es modernista, con camarín y abundancia de mármoles. Sus decoraciones se realizaron en el taller de Anastasio Martínez Hernández.

Patrimonio[editar]

La Virgen de las Angustias, titular de Los Servitas, obra de Francisco Salzillo (1740) que se guarda en la Iglesia de San Bartolomé-Santa María.

En lo que al patrimonio retablístico se refiere, la Iglesia de San Bartolomé conserva el retablo neoclásico de la Capilla de Servitas, realizado entre 1795 y 1797 para la imagen titular de esta cofradía -la Virgen de las Angustias de Salzillo-. El retablo está realizado en fábrica estucada, con planta cóncava y de un solo cuerpo entre columnas de origen gigante con fuste liso y capitel corintio enmarcando la embocadura del camarín. Un potente entablamento y dos tramos de frontón curvo lo completan, coronado todo ello por unas potencias doradas con el corazón atravesado por una espada, emblema de la Virgen de las Angustias.2

Dentro de su patrimonio escultórico destacan fundamentalmente las obras del barroco, tanto del siglo XVII como del XVIII. Del primero la Iglesia cuenta con un San Francisco Javier atribuido a Nicolás de Bussy. De la transición del barroco al rococó destaca la obra de Nicolás Salzillo, con un San Sebastián datado en 1720.

De la escuela murciana del XVIII San Bartolomé cuenta con obras de excepción. Del creador de esta escuela, Francisco Salzillo, la Iglesia posee la que quizás fue su primera obra maestra, el conjunto de la Virgen de las Angustias (1740) que realizó para la Cofradía de Servitas. De este primera época también se encuentra su Santa Lucía (1743), mientras que de su periodo de madurez están San Eloy (1749) y San José con niño de mediados de siglo y San Bartolomé (1768), titular del altar mayor y de la parroquia.

Del principal continuador de la escuela, Roque López, está San Pedro de Alcántara de finales del siglo XVIII.

De la escultura de la post-guerra civil, destaca la obra de Juan González Moreno para la Cofradía del Santo Sepulcro, con el conjunto del Santo Entierro (1941), la Virgen de la Amargura (1946) y San Juan (1952).

En cuanto a la pintura destaca el lienzo de La Virgen del Rosario en orla floral sobre la batalla de Lepanto, obra del pintor del XVII Mateo Gilarte.

Obras más recientes son las realizadas tras las pérdidas de retablos de la zona del presbiterio en la Guerra Civil, como las pinturas al fresco de Manuel Muñoz Barberán con las escenas del Sermón de la montañaÁngeles del panel central y Pesca milagrosa. De este autor también hay un Bautismo de Cristo de mediados del siglo XX. La decoración de la bóveda corresponde a Pío Augusto Verdú. También destaca la sillería del coro de madera tallada, obra de José Molera Jiménez, igualmente de mediados del siglo XX.







La iglesia Arciprestal de Nuestra Señora del Carmen, más conocida como iglesia del Carmen, se ubica en el popular barrio del mismo nombre de la ciudad de Murcia (Región de MurciaEspaña), frente a la Alameda de Colón y el Jardín de Floridablanca.

Esta iglesia parroquial de estilo barroco fue el antiguo templo del convento de los Carmelitas de la ciudad, desamortizado en el siglo XIX. La iglesia tal y como hoy la conocemos se comenzó a construir en el año 1721 y se consagró en 1769, sin embargo el convento tiene su origen en el siglo XVI, levantado sobre la antigua Ermita de San Benito fundada en 1451 por el dean Martín Selva, que a su vez se construyó en el lugar donde se emplazaba la mezquita de Alhariella en época de la dominación musulmana.

El templo es sede canónica de la Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que desfila en la Semana Santa de Murcia.


Iglesia del Carmen (Murcia)
Grado de Protección-1/ Incoado BIC
Iglesia del carmen murcia.JPG
Localización
PaísEspaña
DivisiónMurcia
DirecciónEscudo de Murcia.svg Murcia,
Flag of the Region of Murcia.svg Región de Murcia,
Bandera de España España
Coordenadas37°58′45″N 1°07′48″O
Información religiosa
CultoIglesia católica
DiócesisCartagena
OrdenOrden del Carmelo
AdvocaciónNuestra Señora del Carmen
Historia del edificio
Construcción1721-1769
Datos arquitectónicos
TipoIglesia parroquial
EstiloBarroco

Historia del templo[editar]

Antecedentes. El convento de carmelitas calzados de Murcia[editar]

Para hablar de la iglesia del Carmen hay que remontarse a la fundación del convento carmelita sito antaño en el mismo lugar.

La fundación de este convento tuvo su origen en la petición de fray Juan Gallego, carmelita calzado, en la que exponía al Concejo en el mes de marzo del año de 1583 el deseo de su comunidad por establecerse en Murcia, ya que no había en esta ciudad ni en todo su reino convento de su Sagrada Orden. A pesar de la rapidez de las gestiones del Concejo de Murcia y de las negociaciones entabladas con la Orden del Carmelo, una serie de incidentes hicieron retrasar dos años el asentamiento definitivo de la comunidad carmelita.1

Conviene recordar que esta orden religiosa fue una de las últimas que se establecieron en Murcia, ya que dominicos, trinitarios, mercedarios, agustinos y franciscanos llevaban varios siglos de actividad. En el siglo XVI llegaron a Murcia los jesuitas y los jerónimos, a finales del mismo, los carmelitas.2

Tras una serie de gestiones en las que intervinieron el Concejo, así como el obispo Jerónimo Manrique de Lara, se decidió efectuar la fundación, en el lugar donde se encontraba la Ermita de San Benito, que databa del 1451.

Diversos vaivenes históricos marcaron la permanencia en Murcia de los frailes carmelitas durante más de dos siglos. En la Guerra de Sucesión, el entonces obispo Luis Antonio de Belluga y Moncada determinó que el hospital de militares se instalara en las dependencias de este convento y, debido a ello, los religiosos solicitaron para alojarse la ermita de la Fuensanta y unas casas junto a la misma, mientras durase la situación.3

La comunidad carmelita tuvo que abandonar definitivamente este centro religioso en 1835 en el proceso de exclaustración, del que sólo se salvó el templo, pasando sus huertos a la propiedad de Miguel Andrés Starico.4

El convento fue derribado en 1837 y dos años después fue cedido el lugar a la Junta de Beneficencia para la construcción de una plaza de toros que no llegó a ejecutarse. Finalmente, en la primera década del siglo XX, el arquitecto Pedro Cerdán construyó las Escuelas Graduadas del Carmen en el área donde antaño estuvo el convento, y que en 1920 pasaría a acoger la segunda sede de la recién fundada Universidad de Murcia.5​ Mientras tanto, la antigua iglesia conventual acabó por convertirse en la parroquial (y posteriormente también arciprestal) del barrio del Carmen.

La construcción del templo[editar]

Fachada de la Iglesia del Carmen.

En cuanto a la construcción de una iglesia para los Carmelitas, cabe indicar que utilizaron inicialmente la antigua Ermita de San Benito, efectuando quizás alguna mejora en ella, ya que durante la creación de su convento concentraron los esfuerzos en las obras necesarias para dar cobijo a los religiosos que se instalaron en Murcia.6

Las obras del templo actual se iniciaron en 1721, siendo obispo de Cartagena Luis de Belluga y Moncada, y se prolongaron hasta 1769, año en que fue consagrada la iglesia por el prelado Diego de Rojas y Contreras. La construcción del templo duró casi medio siglo debido a la difícil situación económica por la que atravesó la comunidad.

Las obras coincidieron con el proceso de renovación de la mayoría de las iglesias conventuales y parroquiales de la ciudad, fiebre constructora que dio comienzo tras la desastrosa riada de San Calixto de 1651, pero que tomó impulso a finales del XVII y comienzos del XVIII al darse un contexto de mayor expansión económica en la ciudad. La construcción de la iglesia conventual de los Carmelitas, al llevarse a cabo en tan largo periodo, acabó coincidiendo con las del nuevo imafronte de la Catedral de Murcia (1736-1754), obra de profundo impacto en Murcia y su reino, que influyó igualmente en el Carmen al responder a unas líneas barrocas arquitectónicamente más depuradas, aproximándose a otros ejemplos que aparecieron a partir de la década de los 30-40 del XVIII, como la Iglesia de San NicolásSanta Eulalia, la iglesia de los Agustinos (actual parroquia de San Andrés) o San Juan de Dios.

Es posible que la prolongada duración de las obras hiciera variar el proyecto primitivo y que se realizaran ciertas modificaciones debidas a los problemas económicos y a la presencia de diferentes profesionales. El investigador Javier Fuentes y Ponte, que pudo consultar las cuentas, atribuyó el proyecto y la dirección en los primeros momentos a fray José Chover. La ausencia de datos sobre este arquitecto, al parecer valenciano, religioso mercedario, impide por ahora valorar su personalidad. De todas formas cabe afirmar que no es nada extraña la presencia de frailes arquitectos, pues las órdenes religiosas utilizaban sus servicios con el fin de abaratar las obras.7

Patrones y protectores[editar]

Desde los momentos iniciales de la fundación, la comunidad carmelita se acogió al patronazgo del Concejo de Murcia, que se mostró generoso concediendo en diversas ocasiones algunas ayudas económicas. Por esta razón, las armas de la ciudad se emplazaron en la primitiva construcción en los canes de las vigas del refectorio y en las puertas del convento.8

Más problemático fue, sin embargo, el patronazgo de la familia Rocamora. En 1598 los carmelitas hicieron «gracia y donación inter vivos» de la capilla mayor al regidor Ginés Rocamora para sí y sus descendientes,9​ pero años después los frailes dieron por nulo dicho patronato, alegando que aquel no había edificado la mencionada capilla y eliminando el escudo que estaba sobre la reja del presbiterio.

Quizás entre los máximos benefactores de la iglesia del Carmen haya que citar al matrimonio formado por Felipe García Ros y Catalina Faz y Ros, a quienes se debe el impulso y ayuda para finalizar la construcción del nuevo templo, dotarlo de retablos (los colaterales de Pablo Sistori), el órgano realizado en Valencia por Matías Salanova y diversas piezas para el culto.10​ Por esta razón figuran en la fachada principal del templo las esculturas de los santos patronos del citado matrimonio San Felipe y Santa Catalina.

El templo y su arquitectura[editar]

Alameda del Jardín de Floridablanca con la Iglesia del Carmen al fondo.

Una fachada monumental[editar]

Cuando en el año de 1721 los frailes del Carmelo decidieron levantar el nuevo templo, se basaron en la necesidad de sustituir el antiguo recinto porque era pequeño y se encontraba en mal estado. Pero conviene subrayar que también aludieron a que el viejo edificio estaba «falto de todo ornato, y arte». Es por eso, que la nueva iglesia fue proyectada, por un lado con unas dimensiones espaciales superiores (deseo de construir para las necesidades futuras, tanto de espacio como de enterramientos) y, por otro, con propósitos monumentales.

Sin embargo, no podemos engañarnos con estos propósitos, ya que en el universo estético del barroco, así como en el mundo religioso, el templo debía de ser rico y ornamentado. Estos valores se derivaban de una concepción del templo en boga ya a finales del siglo XVI como preludio a la primera arquitectura barroca.

También conviene destacar el propósito de conseguir una imagen urbana visible desde las vías de acceso: la actual plaza de Camachos y el Puente de los Peligros. De ahí, el cambio de orientación de la iglesia, que en el nuevo proyecto se levantó en el eje meridional-septentrional, con el fin de que la fachada mirara hacia el norte y quedara al fondo de una gran perspectiva que se iniciaba al traspasar el nuevo puente de piedra (hoy Puente de los Peligros), en construcción cuando se iniciaron las obras del templo.

Sin embargo, es interesante comprobar que, dada la distancia desde el puente citado, la fachada aparece como una escultura arquitectónica. Como si fuera un foco u objeto de bellas proporciones envuelto y rodeado por la naturaleza abierta (téngase en cuenta que el templo era de una escala muy superior a la del convento). De hecho, esta no sería la primera fachada de tipo monumental de la ciudad de Murcia, ya que entre 1722 y 1745 se había construido la de la Iglesia de Santo Domingo, en la importante plaza del Mercado.

De hecho, veinte años después del inicio de las obras de la iglesia conventual, el corregidor Antonio Heredia Razán tomó la iniciativa de preparar un amplio plan con el fin de desarrollar, modernizar y adecuar la estructura urbana del barrio del Carmen, una zona de expansión que era también la confluencia de varias rutas de comunicaciones.

De hecho, el convento adquirió en el siglo XVIII una relevancia especial, porque fue el lugar al que decidieron acudir los cabildos eclesiástico y civil a recibir a la imagen de la Virgen de la Fuensanta cuando era trasladada desde su santuario. Por todas estas razones era conveniente adecuar el exterior del templo a toda una serie de signos urbanos, religiosos y representativos.

La fachada principal está flanqueada por dos torres campanarios de iguales dimensiones, con la entrada a modo de arco de triunfo. Las esculturas de San Felipe y Santa Catalina decoran las hornacinas del cuerpo intermedio. En la parte superior, coronando la fachada, se encuentra el gran relieve en forma de medallón de la titular del templo, la virgen del Carmen, sostenida por dos ángeles tenantes, en otro tiempo atribuido a Salzillo, parecen más bien obra del escultor Pedro Federico. Esta tipología de fachada-pantalla oculta visualmente la estructura del templo, que no es visible por las proporciones de la misma.

Interior del templo y planta[editar]

El interior del templo corresponde a una planta de cruz latina, de tres naves, la nave central mayor en altura que las laterales, donde se generan un total de 10 capillas, cinco a cada lado.

A cada extremo del crucero se encuentra una capilla, cada una independiente del altar mayor. En la de la derecha se encontraba el Cristo de la Preciosísima Sangre (obra de Nicolás de Bussy), hoy día situado en una nueva capilla levantada en la antigua portería del convento, paralela a la iglesia, y en la otra la Virgen del Carmen o del Sagrario, donde se expone el Santísimo.

En el año 1936 el interior de la Iglesia del Carmen fue destruido, perdiéndose la decoración pictórica de bóvedas y capillas del pintor italiano Pablo Sistori (aunque en algunas capillas laterales todavía se conservan), la totalidad de los retablos y numerosas obras escultóricas (incluidos algunos de los pasos procesionales de Los Coloraos). La Iglesia del Carmen resultó ser una de las más dañadas de la ciudad durante los sucesos de aquel año junto a la Iglesia de San Antolín (que fue demolida).

Riqueza artística[editar]

Cristo de la Sangre de Nicolás de Bussy

De todo el repertorio artístico de interior de templo, destacan las siguientes obras:

  • Cristo de la Sangre, madera tallada y policromada barroca de Nicolás de Bussy. La iconografía de esta imagen, en la que Cristo dona o vierte su sangre, recogida por un ángel, es antigua y poco usual, tratándose de una referencia casi literal al significado de la sangre de Cristo como manantial o fuente de vida eterna, el llamado "lagar místico".
  • La Virgen del Carmen con Ánimas- se trata de un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones, su creador, José María Almela Costa, es del Siglo XX. Aunque la obra de Almela Costa bebe de las fuentes del impresionismo, en este lienzo, como en otras de sus obras de temática religiosa, la labor pictórica se centra en la corrección académica en la factura del dibujo y el uso del color.
  • Inmaculada- talla realizada en madera policromada y estofada. Tamaño menor que el natural. Se trata de la representación de la Inmaculada. Es una escultura del siglo XVIII de Francisco Salzillo.

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