CONJUNTOS MONUMENTALES
Colegio de la Asunción | ||
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Localización | ||
País | España | |
Ubicación | Valladolid | |
Coordenadas | 41°36′38″N 4°44′56″O | |
Información general | ||
Otros nombres |
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Primera piedra | 1903 | |
Remodelación | 1954 | |
Coste remodelación | 1.100.000 pesetas | |
Diseño y construcción | ||
Arquitecto | Santiago Guadilla | |
Ingeniero | José Cascón | |
Remodelación | ||
Arquitecto | Adolfo Morán 1988 | |
El colegio de la Asunción es la actual sede de la presidencia y residencia oficial[cita requerida] del presidente de la Junta de Castilla y León,1 en el barrio de Covaresa, Valladolid, Castilla y León, España. Se trata de un conjunto de edificaciones pertenecientes a una antigua granja agrícola construida hacia 1920 por el Estado para el fomento y desarrollo de la agricultura, en la zona denominada Prado de Rubín.
Historia
[editar]El proyecto original, realizado por el arquitecto Santiago Guadilla, comprendía varios edificios de laboratorios, vaquerías (con funcionamiento del sistema Louden) y la Escuela de Peritos Agrícolas. En la década de 1950 pasó a ser residencia de las Religiosas de la Asunción, quienes en 1956 construyeron un pequeño edificio destinado a escuelas gratuitas, de sencillas fachadas buscando la armonización con el ambiente campesino del entorno. En 1979 la congregación vendió el edificio a la inmobiliaria Covaresa,2 que luego fue cedido al Ayuntamiento de Valladolid.3 En 1980 pasó a ser sede de la Presidencia de la Junta de Castilla y León, siendo objeto de varias actuaciones de rehabilitación, hasta que fue rehabilitado por completo para sede del presidente por el arquitecto Adolfo Morán. uso que mantiene en la actualidad. .
El denominado paseo de los Castaños se encontraba inicialmente asociado al complejo, habiéndose independizado del mismo e integrado en la trama urbana, formando parte del sistema de espacios libres públicos de la ciudad en la actualidad. El 23 de abril de 1986, día de la Comunidad, se instaló el monolito de granito con el escudo de Castilla y León esculpido, obra de Máximo Velayos.
Estatua de Cervantes | ||
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![]() Monumento a Cervantes en la Plaza de la Universidad. | ||
Autor | Nicolás Fernández de la Oliva | |
Creación | 1877 | |
Ubicación | Plaza de la Universidad,![]() ![]() ![]() ![]() | |
Estilo | Realismo | |
Material | Bronce y piedra granítica | |
Técnica | Escultura | |
Coordenadas | 41°39′10″N 4°43′20″O | |
La estatua de Cervantes se encuentra en la plaza de la Universidad de Valladolid, colocada frente a ella.
Historia
[editar]El 29 de septiembre de 1877 se inauguró en el monumento que se le había erigido a Miguel de Cervantes. Se trataba de una estatua de fundición modelada por Nicolás Fernández de la Oliva, profesor de Escultura de la Escuela de Bellas Artes de Valladolid. Otro profesor de la misma escuela, Pablo Berasátegui, modeló cuatro relieves para el pedestal, con escenas de diversos pasajes del Quijote. La cantería del pedestal y la erección de la estatua fueron dirigidas por el arquitecto municipal, Joaquín Ruiz Sierra.1 El monumento estaba destinado a un lugar frente a la casa de Cervantes en la calle del Rastro, donde había vivido a partir de 1605 el ilustre escritor con su familia.
El patrocinador de la obra fue Mariano Pérez Mínguez, quien al poco tiempo la cedió al Ayuntamiento de Valladolid que pasó a ser su propietario. El Ayuntamiento decidió cambiar el emplazamiento y el pedestal de la estatua. Los relieves fueron colocados en el patio de la casa de Cervantes; se hizo un pedestal nuevo de piedra y así, la estatua fue trasladada en 1889 a la plaza de la Universidad (entre la catedral y la facultad de derecho de la Universidad de Valladolid), lugar donde aún reside.
Monumento a Colón (Valladolid) | ||
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El Monumento a Colón en la Plaza de Colón. | ||
Autor | Antonio Susillo | |
Creación | 1891 (instalada definitivamente en 1905) | |
Ubicación | Plaza de Colón,![]() ![]() ![]() ![]() | |
Estilo | Realismo | |
Material | Bronce y piedra granítica | |
Técnica | Escultura | |
Coordenadas | 41°38′40″N 4°43′39″O | |
El monumento a Colón de Valladolid se halla en la Plaza de Colón.1 La figura del navegante Cristóbal Colón mira de frente a la del escritor José Zorrilla, en la Plaza de Zorrilla a través del arbolado paseo de carros de la Acera de Recoletos, dejando a su mano izquierda el Parque del Campo Grande y a su espalda la estación de Valladolid-Campo Grande.
Historia
[editar]En un principio la escultura parte de un proyecto de monumentalización para La Habana, finalizado el cual en se otorga la realización de la escultura a Antonio Susillo, que en 1891 la ha finalizado, realizándose su fundición en los talleres de Thiebaut Freres. La base es de piedra granítica y las figuras superpuestas a ella se realizaron en bronce.
La estructura de la base es de tronco de pirámide de cuatro lados, en cada uno de ellos figuran relieves con momentos de la vida de Colón:
- Su visita al monasterio de La Rábida, donde busca apoyo de los monjes y respaldo en las camarillas de la corte de los Reyes Católicos.
- La partida de las naves desde el puerto de Palos.
- El descubrimiento de América.
- En el último relieve se recrea el recibimiento de Colón por los Reyes Católicos.
Por encima de los relieves se sitúan cuatro esculturas que representan los valores fundamentales en los que se apoyó Colón para su descubrimiento: la Historia, la Náutica, el Estudio y el Valor. Sobre la piedra se asienta una esfera del globo terráqueo que simboliza las posesiones del Imperio español a lo largo de todo el mundo. Dicho globo está orlado con una cinta con el lema "Non Plus Ultra" inscrito, lema que hacía referencia hasta el siglo XVI al final de mundo situado en la península ibérica. Un león está rasgando el "Non" del lema, simbolizando el fin del "finis terrae" tras el descubrimiento de América, lo que dio lugar al lema nacional de España (Plus Ultra), el cual también forma parte del escudo nacional español sobre las Columnas de Hércules.
Reforzando este simbolismo de empresa nacional se puede ver también el escudo de los Reyes Católicos y un medallón con las efigies de dichos monarcas, patrocinadores del descubrimiento de América.
Rematando el conjunto se encuentra la figura de Colón arrodillado y, tras él, una representación alegórica de la Fe con una cruz y un cáliz.
Su localización estaba destinada a ser la Plaza Central de la capital cubana. Sin embargo, la pérdida de Cuba provocó que el monumento fuera devuelto a España, por lo que el consejo de ministros decidió adjudicar como destino de la obra Valladolid. Dicha decisión no estuvo exenta de debate, pues la Comisión municipal de Sevilla reclamó para sí el emplazamiento de la escultura, al igual que también lo hizo Madrid con la intención de situarlo en el paseo de El Retiro.
Valladolid y Sevilla rivalizaban en derechos históricos sobre la figura colombina y su legado, ya que si fue en Valladolid donde murió el descubridor en 1506 y donde había logrado los fondos para sus viajes en diversas entrevistas con los reyes, fue en Sevilla donde se estableció el consulado de Indias, y donde durante los cuatro siglos de unión arribaban los comerciante y mercaderes con los portes del continente americano. Ambas ciudades albergaban casas donde Colón residió en diversos momentos de su vida. El punto crucial de la decisión llegó cuando el cabildo andaluz presentó los avales para el pago de un millón de reales que había de hacerse a los herederos del autor como pago a la obra. Sin embargo, el consistorio de Valladolid hizo el pago efectivo con prontitud con muchos esfuerzos y por ello la obra acabó por situarse en dicha ciudad.
Tras su consecución quedaba aún la cuestión de dónde colocar el monumento, que fue resuelta mediante una encuesta popular a través de las páginas del diario El Norte de Castilla, y que dio como resultado su ubicación actual el Campo Grande en 1901.
Pero no acaban ahí los avatares de la escultura, pues del bloque de la obra sólo se tenían las figuras de bronce desligadas de cualquier marco, y ni siquiera se conservaban los esbozos del autor, que se creían perdidos. Aquí es donde adquiere de nuevo relevancia la figura de Juan Agapito y Revilla, dinamizador del ámbito cultural de la ciudad, quien logra finalmente acceder a copias de los documentos de Antonio Susillo y comienza el montaje de la escultura. Para la colocación de la primera piedra a finales de 1903 se contó con la presencia del joven rey Alfonso XIII de España, inaugurándose el monumento dos años después.
En 2006 y con motivo del quinto centenario del fallecimiento del descubridor en la ciudad vallisoletana, la escultura ha sido completamente restaurada al igual que ha sido remodelado su ámbito urbano.
En 2019 fue vandalizada con pintura roja con la frase «el españolismo es fascismo» y anagramas alusivos al comunismo y al anarquismo durante la madrugada anterior a la celebración del Día de la Hispanidad.2 Los hechos fueron reivindicados por la agrupación castellanista de izquierdas Yesca Valladolid como forma de protesta «contra la lectura fanática y xenófoba que se hace del pasado colonial», enfrentando el presunto autor más de cinco años de prisión por este hecho y por un presunto robo con fuerza de parafernalia neonazi en la sede del partido político de extrema derecha Democracia Nacional.

La fachada barroca de la Universidad de Valladolid (España) fue construida entre 1716-1718, bajo la dirección de los Padres del Convento del Carmen Descalzo, de Valladolid, siguiendo las trazas de Fray Pedro de la Visitación y que fue debida a la ampliación y reformas llevadas a cabo en el edificio de la Universidad al haberse quedado con poco espacio para sus necesidades.
En ella se encuentran distintos grupos escultóricos de calidad y que representan alegorías de las materias que se impartían en el edificio. Es de destacar el cuerpo central, organizado por cuatro columnas gigantes y rematado por una gran peineta. En la balaustrada se disponen cuatro esculturas que representan a los reyes que favorecieron a la Universidad vallisoletana. Cuenta una vieja leyenda vallisoletana que aquel estudiante de derecho que cuente los leones de la fachada antes de acabar la carrera, no la acabará nunca.
Historia
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El primer edificio de la Universidad del que tenemos noticias de su entidad arquitectónica es el construido a finales del siglo XV, tras el traslado de la institución desde la Colegiata hasta su nuevo emplazamiento. Constaba de un claustro de cuatro lados, al que se abrían las aulas, y una capilla tardogótica de cierta magnitud. Al claustro se entraba por una portada, también tardogótica, que se abría a la calle Librería. A principios del siglo XVIII, este edificio resultaba insuficiente, por lo que se amplió con otro claustro cuadrangular, con cuatro galerías, al que se abrían varias aulas construidas en el mismo momento. Cerrando el conjunto a la plaza de Santa María (hoy plaza de la Universidad), se realizó una interesante fachada barroca proyectada por el carmelita Fray Pedro de la Visitación y que se construyó en 1715.
Este conjunto, formado por estos dos claustros, el del siglo XV y el del XVIII, sus aulas respectivas y otras edificaciones anexas, como la capilla o la torre del reloj -construida en el siglo XIX-, subsistió hasta 1909.
En 1909, y con gran polémica, se decidió derribar el antiguo edificio (incluyendo la portada del siglo XV que se abría a la calle Librería), para construir un nuevo edificio siguiendo líneas eclécticas y proyectado por el arquitecto Teodosio Torres. De este derribo sólo se salvó la fachada barroca de Fray Pedro de la Visitación y parece ser que la idea inicial contemplaba también su destrucción. El proyecto de Torres planteaba un edificio universitario con dos claustros, como el preexistente. Su organización se efectuaba mediante una caja de escalera situada entre ambos claustros y un gran vestíbulo que se abría a la calle Librería. La fachada del edificio universitario a esta calle se basaba en una nueva interpretación de la fachada barroca de Fray Pedro, pero utilizando elementos decorativos provenientes del plateresco, barroco, neoclasicismo y grandes huecos propios de la mentalidad higienística de la época. A un lado de la fachada se encontraba la torre del observatorio y al otro, la nueva torre del reloj que solucionaba la esquina entre la plaza de la universidad y la calle librería. El proyecto poseía algunos problemas no solucionados: se construía una grandiosa fachada representativa a una calle estrecha como era la de la librería, por lo que estaba ahogada, y la fachada barroca se encontraba incorporada al edificio de manera muy torpe. El edificio de Torres se incendió en abril de 1939 y al ser reparado se añadió la actual escalera principal, obra de Constantino Candeira e inaugurada en 1942. A esta escalera se accede desde la fachada barroca, con lo que esta queda más integrada en el edificio de Teodosio Torres.
Hacia 1965, el claustro del edificio de Torres más alejado de la fachada barroca fue demolido para edificar en su lugar un edificio de cinco plantas para dar cabida al número creciente de alumnos que estaban entrando en la Universidad en aquel momento. También entonces la fachada a la calle Librería fue reformada, eliminando toda la decoración historicista de 1909 y haciendo la fachada mucho más austera y abstracta.
En 1989 la fachada fue restaurada por cuenta de la Consejería de Cultura y Bienestar Social según el proyecto de Pío García Escudero Márquez. Esta restauración resultó ser de muy mala calidad siendo necesaria una restauración nueva en 2015.
En el año 2006 se llevó a cabo la restauración de la escalera de Constantino Candeira y del único claustro superviviente del edificio de Teodosio Torres.
Descripción de la fachada barroca a la Plaza de la Universidad
[editar]Concebida en dos cuerpos, está realizada con piedra caliza de la vecina población de Campaspero, presenta un marcado carácter horizontal, contrastado por la articulación en vertical de pilastras corintias, entre las que se sitúan amplios ventanales, que en el segundo piso quedan precedidos por una balconada corrida de hierro, obra de Francisco Núñez.
El eje central de la fachada acentúa esta verticalidad mediante cuatro columnas corintias de orden gigante sobre alto pedestal, dos a cada lado de la portada, entre las que se dispone cuatro hornacinas con estatua que alegorizan las Ciencias y las Letras. A los lados de la puerta, en el piso inferior, la Retórica y la Geometría, y en el superior la Teología, flanqueada por la Ciencia Canónica y la Ciencia Legalis. En el ático, sobre las columnas, se dispone la Astrología, la Medicina, la Filosofía y la Historia.
Por encima, un frontispicio, que repite la articulación de la parte inferior, alberga la estatua de la Sabiduría, -una matrona pisando a la ignorancia-, y remata en un ondulante frontón abierto en un óculo.
La realización escultórica es obra de la familia Tomé, en la que interviene tanto Antonio, el padre, como los hijos, Narciso y Diego.
La decoración se completa con guirnaldas, tarjetas y escudos, tarea en la que intervienen Alonso Carnicero, Manuel Gutiérrez, Juan de Lazbal, Francisco de Lazbal y Manuel Barredo.
El escudo de la Universidad, con el Árbol de la Ciencia y la tiara -emblema del carácter pontificio de la Universidad- se sitúa en el centro.
La fachada remata con un movido entablamento y balaustrada, sobre la que emergen las estatuas de los reyes protectores de esta Universidad: Juan I, Alfonso VIII, y Enrique III de Castilla y el rey Felipe II de España.
Un espacioso atrio, delimitado por dieciséis columnas rematadas con figuras de leones sosteniendo el escudo real, precede a la fachada y contribuye a su mejor contemplación. Entre los estudiantes existe la superstición de que quien cuenta estos leones, jamás terminará sus estudios.
En la actualidad
[editar]Durante los últimos meses y en especial en mayo de 2013, se produjeron varios desprendimientos de piedras probablemente debidos a la lluvia incesante que, mezclada con el CO2 de la contaminación, actúa como un ácido sobre la piedra caliza de la histórica fachada.
Uno de esos trozos de piedra, que puso en alerta a la sección de Patrimonio de la Universidad, tenía un peso de seiscientos gramos. A consecuencia de esto, la Universidad valló el perímetro que rodea la fachada por el temor a que los desprendimientos produjeran lesiones a alguien, y por ahora, no tiene fecha de retirada.
"Dimos la orden de cerrar la puerta y poner un vallado, porque puede suponer un riesgo para las personas que pasan por allí a diario, y además vamos a hacer un estudio en profundidad por parte de equipos técnicos ajenos a la Universidad para ver cuál puede ser el estado de la fachada y el coste de su reparación o rehabilitación. La fachada tiene problemas desde hace bastante tiempo, desde el 2009, concretamente. Ese año hubo un primer informe que hizo la Unidad Técnica, que decía que había algún deterioro en la fachada, líquenes y demás, pero no una patología importante", explica Antonio Orduña, vicerrector de Patrimonio de la UVA.
Hace tres años se detectó un desprendimiento, pero «cayó hacia el interior, hacia el tejado, y no originó ningún problema, eran piedras pequeñas», señaló el vicerrector.1
La reparación de la fachada barroca, se calculó con un coste de alrededor de 400.000 euros.
La Unidad Técnica de Arquitectura de la UVA planteó la posibilidad de sustituir las esculturas de la fachada por réplicas para poder conservar las originales en un museo. La situación de la fachada es grave, aunque no tan urgente como si corriera riesgo de derrumbe, ya que la mayor parte de los desprendimientos que motivaron el vallado del perímetro pertenecían a la restauración que se hizo 25 años atrás, y que se mostró, con el tiempo, poco adecuada para este tipo de piedra y el clima de la ciudad. La fachada, además, está orientada al norte, y algunas de las figuras, sobre todo las situadas por encima de la balaustrada, sufren grandes contrastes de temperatura.
A modo de prevención, está previsto que se instale un sistema electrostático antiaves para intentar evitar en lo posible los problemas derivados de la presencia de palomas en el friso de la fachada, ya que sus excrementos han dañado gravemente grandes zonas del monumento, especialmente en los grupos escultóricos. Por otro lado, también se va a acometer lo que se conoce como cámara bufa, que permitirá que la humedad que se acumula en la base de la fachada, por debajo del nivel del suelo, y que después asciende por toda la pared dañándola, se evapore. Esto aliviará, cara al futuro, el sufrimiento de la piedra y evitará daños mayores.
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