CONJUNTOS MONUMENTALES
Casa Revilla | ||
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![]() Casa Revilla de Valladolid. | ||
Localización | ||
País | España | |
Ubicación | Valladolid | |
Coordenadas | 41°39′22″N 4°43′24″O | |
La casa Revilla es una antigua casa nobiliaria española de construcción medieval de Valladolid, hoy muy renovada y sede de la Fundación Municipal de Cultura. Se encuentra en la calle Torrecilla n.º 5 —llamada en la época calle de Santa Clara—, con vuelta a la calle de Fray Luis de Granada —anteriormente calle de la Ceniza—. Sus cimientos y parte de su estructura datan de los siglos XIV o XV y su alzado tuvo lugar en el siglo XVI. Los muros son de piedra y está totalmente restaurada y rehabilitada en su interior para las funciones municipales. En ella habitaron personajes históricos y relevantes hasta que al morir su último propietario, Francisco de Cossío, el Ayuntamiento adquirió el inmueble que dispone de una sala dedicada a pequeñas exposiciones.1
Contexto histórico
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La calle Torrecilla pertenece al barrio de San Martín —junto con las calles Padilla, Empecinado, Chancillería, Prado, San Martín y Camarín de San Martín—, surgido en el siglo XII como asentamiento marginal de moros y judíos. Tras el establecimiento en 1489 en el cercano palacio de los Vivero de la sede permanente de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid —entonces el más alto tribunal de justicia de la Corona de Castilla—, el barrio se puso de moda entre procuradores, secretarios, licenciados y demás profesionales relacionados con la institución judicial. Por eso empezaron a erigirse casas notables de gente importante de las que se conservan algunas partes, portalones o estructuras, como testimonio del pasado. En la calle de San Martín, en el n.º 14, aún se conserva el edificio del siglo XVII del secretario Alonso Arias, y en el n.º 17 un inmueble conserva la enorme portada, al igual que ocurre en otro con vuelta al Camarín. En la calle Torrecilla se conservaron bastantes edificios nobles hasta mediados del siglo XX, de los que pueden verse algunas de sus grandes portadas con dovelas. Más vestigios y portadas hay en las calles Piedad, Padilla y Empecinado n.º 9, inmueble conocido como casa de Don Juan Zarandona; está rehabilitada pero conserva parte de su diseño original.2
Historia del edificio y sus moradores
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Los primeros propietarios de esta casa fueron los infantes de Granada, Juan y Hernando, hermanastros del rey Boabdil e hijos de Muley Hacen y de su esposa Isabel de Solís, llamada también Zoraya o Zoraida, antiguos reyes de Granada.3 Juan tuvo un hijo llamado Bernardino de Granada y Sandoval, casado con Cecilia de Mendoza. Este matrimonio habitó las dichas casas principales que habían pertenecido a Juan y Fernando.nota 1 El edificio se construyó en la calle de Santa Clara (después Torrecilla) que pertenecía al ya aristocrático barrio de San Martín. Sobre esas casas principales se estableció mayorazgo. Había otras casas cercanas, propiedad de la familia, que daban a la corredera de San Pablo (hoy calle de las Angustias) y que se comunicaban con las principales por la parte trasera.
Bernardino tuvo a su vez dos hijos, Juan de Granada y Mendoza —llamado como su abuelo—, casado con Juana de Castilla, y Hernando de Granada y Mendoza, casado con Ana de Vitoria. A Juan le correspondió el mayorazgo y con ello las casas principales, es decir la denominada hoy como casa Revilla. Ambos hermanos compartieron el resto de propiedades, incluida una riberanota 2 junto al río Pisuerga, en la ribera derecha.4 Juan se preocupó de mantener la casa en perfecto estado contratando incluso un jardinero para el vergel y huerta. En los legajos del archivo municipal se conserva el contrato donde además se especifican las obligaciones del jardinero.5

A la muerte de los hermanos Juan y Hernando, el mayorazgo recayó en la persona de Luis de Alencastre, I comendador mayor de la Orden de Avís en Portugal, esposo de su tía Magdalena de Granada y Sandoval. Las dos viudas, Juana de Castilla y Ana de Vitoria, de acuerdo con el comendador, vendieron la casa principal a Luis de Mercado, señor de la villa de Santa Cecilia, que era miembro del Consejo Supremo de Hacienda y alcalde del crimen de la Chancillería de Valladolid. Con esta venta la propiedad dejó de pertenecer a los Granada y pasó a otros propietarios ajenos a la familia de origen.
El nuevo propietario Luis de Mercado dejó la casa en herencia a su hija Juana, que estaba casada con Pedro Antonio de Velasco y Fajardo, caballero de Santiago6 y señor de Navares, Santa Cecilia y Valdeolmillos. Desde ese momento la casa pasó a ser conocida como «casa de los Velascos».7 Más tarde, ya en el siglo XVII, la familia emparentó con los marqueses de Revilla, pasando la casa a ser propiedad de dicha familia. Se ha podido seguir el devenir del inmueble gracias al Catastro de Ensenada, que le incluye entre las propiedades de Toribio de Gasca, marqués de Revilla y embajador de España en Parma (Italia). Se especifica que en esos años la casa estaba alquilada a particulares.
Los marqueses de Revilla emparentaron luego con los condes de Cancelada.8 María Francisca de Paula y Tovar Reguera y Colmenares, sexta condesa de Cancelada, se casó con el general Manuel Gutiérrez de la Concha, primer marqués del Duero. La condesa aportó al matrimonio un rico patrimonio con haciendas y fincas, especialmente en Málaga, además de esta y otras casas en Valladolid.
Hacia 1852 compró la casa Manuel de la Cuesta y Cossío que había sido destinado en 1850 a Valladolid como rector de la Universidad Literaria de Valladolid,nota 310 que hizo importantes reformas en 1857, habilitándola para alquilar varias habitaciones.11 Perdió el aire señorial del siglo XVII que aun conservaba y también la escalera principal que arrancaba del patio.12 Heredó el inmueble su única hija Dolores de la Cuesta y Polanco, casada con su primo Francisco Cossío y Salinas —abuelo de Francisco de Cossío Martínez-Fortún, que fue director del Museo Provincial de Bellas Artes de Valladolid y del periódico vallisoletano El Norte de Castilla—. El inmueble se mantuvo como propiedad de la familia Cossío hasta la muerte de Francisco. El Ayuntamiento de Valladolid adquirió la propiedad instalando en ella la Casa de Cultura, conocida popularmente como «casa Revilla».1314nota 4
Descripción arquitectónica
[editar]La casa de Revilla y la casa de los Galdo, en la calle de San Martín, son los únicos inmuebles del barrio de San Martín que todavía conservan su auténtica estructura. A mediados del siglo XIX el informante sobre Valladolid para el diccionario geográfico de Madoz, Matías Sangrador y Vítores, señala y describe esta casa entre los edificios civiles más destacados de la ciudad:
(...) una parte de galería formada de caprichosos arabescos, que se hallan en el patio de la casa que hace esquina a la calle de la Ceniza [Fray Luis de Granada] y es perteneciente al marquesado de Revilla, en la que también se admira un rico artesonado a la subida de la escalera...Madoz15
Estos elementos descritos recuerdan el origen de la casa al gusto mudéjar.16

La casa tuvo un torreón donde descansaba gran parte de una vivienda vecina, torreón que dio origen al nombre de la calle de la Torrecilla. En el plano de Ventura Seco ya se ve con este nombre aunque todavía la sesión del Ayuntamiento no había dado el visto bueno.11
El tamaño del inmueble corresponde al de una casa importante. El alzado a la calle Torrecilla se organiza en dos cuerpos: el bajo, de sillería de piedra, comprende una planta de semisótano y una entreplanta y en él se dispone asimétricamente el portal de acceso, en arco de medio punto con dovelas, reflejo de la anterior categoría del edificio. El cuerpo superior, de una única planta, está revocado y en él se abren de forma espaciada cinco huecos abalconados. El edificio, que tiene un patio interior sin porticar, sigue dando vuelta a la actual calle de Fray Luis de Granada, en un pequeño paño sin huecos. La casa ya no conserva sus huertas y jardines, en cuyos solares se construyeron nuevas viviendas.
La casa Revilla fue restaurada en 1985 por el Ayuntamiento que encargó el trabajo a José Antonio Salvador Polo y José Luis Villacorta San José.
Colegiata de Santa María la Mayor | ||
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![]() Ruinas de la antigua Colegiata de Santa María. Los cipreses marcan lo que fueron los pilares y división de las tres naves. | ||
Localización | ||
País | ![]() | |
Comunidad | ![]() | |
Ubicación | ![]() | |
Coordenadas | 41°39′11″N 4°43′22″O | |
Información general | ||
Usos | Iglesia | |
Estilo | Gótico | |
Inicio | 1219 | |
Finalización | 1230 | |
Construcción | 1230 | |
Propietario | Clero secular | |
La colegiata de Santa María de Valladolid fue la principal iglesia de la ciudad entre el siglo xi y el xvi. Su construcción se debe al repoblador de Valladolid Pedro Ansúrez en el siglo xi. Hoy se conservan tan solo algunas ruinas y unas pocas capillas, situadas cerca de la Iglesia de Santa María La Antigua y junto a la inconclusa catedral de Valladolid.
Historia
[editar]Valladolid fue repoblada en el año 1074, labor encomendada al conde Pedro Ansúrez, quien establecerá en la villa una iglesia colegial al menos desde el 21 de mayo de 1095, fecha de su carta dotal.1 La colegiata contó con un primer abad, don Salto, que anteriormente había sido monje benedictino en el monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes.2 Durante la Edad Media será sede de numerosos concilios. La colegiata, en territorio del obispado de Palencia, tenía sin embargo una vinculación directa con la Santa Sede. Tras varios intentos fallidos, la colegiata se convertirá en sede episcopal en 1595.3
Descripción
[editar]Colegiata románica
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La primera construcción se llevó a cabo en tiempos del conde Pedro Ansúrez. No hay demasiados datos de esta obra, puesto que la segunda construcción se superpuso a ella. Se trataría de un pequeño templo románico, iniciado hacia 1080 y terminado antes de 1100, cuando el conde Ansúrez firma la carta de donación. Se supone que tenía una sola nave, orientada litúrgicamente, de unos 53 m x 9 m, con acceso a través de una torre pórtico4, situada a los pies.5
De esta colegiata apenas se conserva nada, salvo la torre, que se supone modelo de la vecina torre de La Antigua, de estilo románico, parcialmente oculta en la construcción de la capilla de San Blas (que pertenece al Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid). Se especula que esta torre tuvo en su origen dos pisos con arcos, de los que solo se conserva el inferior, y un remate con chapitel semejante al de La Antigua, aunque quizás con menor pendiente.6. Siempre se ha mantenido la idea de que se construyeron dos colegiatas medievales diferenciadas (la románica y la gótica o protogótica). Ninguna de ellas fue de nueva planta sino que se conformaron en varias fases constructivas, es decir que serían ampliaciones de nuevas fábricas sobre otras anteriores. De las piezas de arranque o salmeres existentes, correspondientes a unas bóvedas de crucería sobre los capiteles de las columnas góticas, en los muros no se aprecian a simple vista trazas o restos de nervios o arcos formeros7. Las proyecciones de estos nervios atravesarían a media altura las ventanas que se ven ahora en los muros. Esto induce a pensar que entre la primitiva iglesia románica y la gótica de mayor envergadura habría habido una intermedia que pudo construirse completamente o, en cambio, sencillamente se inició hasta alcanzar la imposta que recorre dichos muros. Esto pudo deberse a que durante la ejecución de las obras se decidió dar mayor altura a la iglesia.
Colegiata protogótica
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Durante el siglo xii, en paralelo con el auge de la villa de Valladolid, la colegiata fue ganando prestigio. Se decidió entonces derribar el primitivo templo románico, levantando en su lugar un gran edificio de nueva planta. Se salvó del derribo la torre pórtico. Los restos que se conservan actualmente son los de esta segunda colegiata. Se trata de una construcción de estilo gótico, realizada entre 1219 y 1230, que contó con un bello claustro, destruido en el siglo xiii.8
La iglesia era de tres naves de cinco tramos, cubiertas con bóvedas de crucería apeadas sobre pilares de núcleo cruciforme con columnillas adosadas y crucero marcado en planta, con triple cabecera de ábsides semicirculares. No está muy claro cómo se organizaba la iluminación, pues, si bien se conservan algunas ventanas que se abrían a las naves laterales, abocinadas y de gran sencillez, no sabemos si existieron ventanas directas a la nave central y qué altura tenía esta. El templo tenía tres puertas, que se conservan: una al norte, muy restaurada, otra al sur, que daba al claustro, con una interesante decóración con dientes de sierra, y la tercera al oeste, debajo de la torre pórtico.9
A partir del siglo xiv, se añadieron al conjunto varias capillas funerarias perimetrales, de estilo gótico, que rodeaban al edificio por sus lados norte, oeste y sur. Con ello, se inutilizó la puerta occidental, situada debajo de la torre pórtico. Además, en 1318 se iniciaron las obras de un nuevo claustro, sustituyendo a otro anterior. De todo el complejo arquitectónico, solo se conservan un ángulo del claustro y cinco capillas perimetrales, que hoy conforman el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid.9
Colegiata de los cinco maestros
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Denominada así por la participación de los cinco grandes maestros del gótico final español: Juan y Rodrigo Gil de Hontañón, Francisco de Colonia, Diego de Riaño y Juan de Álava. La primera piedra se puso en 1527,1011 dilatándose mucho la construcción en el tiempo. Solo se levantó la parte de los pies, llegando algunos muros a los doce metros de altura. La lentitud con que avanzaban las obras llevó a realizar intervenciones en el edificio gótico, que continuaba en uso.
La planta proyectada era de tres naves, con capillas hornacinas y dos torres exentas en la fachada. Este proyecto fue modificado por Diego de Riaño, quien incluyó las torres en la zona de las hornacinas, idea que aparecerá después en proyectos de Juan de Herrera, que pisa la planta de la colegiata de los cinco maestros y además reutilizó las cimentaciones y embutió lo construido de la colegiata de los cinco maestros en sus fábricas.
Riaño, Gil de Hontañón y Juan de la Cabañuela fueron sucesivos maestros de obras de la colegiata, si bien Rodrigo Gil fue el que tuvo una vinculación más estrecha, prácticamente hasta su muerte en 1577.5}
El fin de la colegiata
[editar]La construcción de la catedral puso en peligro el edificio de la colegiata. El propio Juan de Herrera contemplaba la destrucción del conjunto en sus planes. Esto no sucedió hasta el siglo xvii, hacia 1634, en que la vieja colegiata fue derribada, quedando tan solo en pie las dependencias que aún resultaban útiles, salvándose algunas capillas que eran utilizadas como sala capitular, vestuario, biblioteca, archivo y sacristía. Desde 1965, estas salas albergan los fondos del Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid.9Gracias a esta utilización, hoy se conservan algunos elementos arquitectónicos del edificio gótico. La tercera colegiata, iniciada por Rodrigo Gil y los demás maestros, acabó sirviendo de cantera al proyecto de Herrera.
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