lunes, 18 de noviembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA - ANTIGUOS ROMANOS EN HISPANIA

Lucio Afranio (en latín, Lucius Afranius) fue un político y militar romano. Como uno de los más leales partidarios de Pompeyo sirvió como su legatus en el conflicto con Sertorio, así como durante el enfrentamiento con César. Falleció después de la derrota en Tapso, donde también caerían otros destacados líderes republicanos como Metelo Escipión o Catón.1
Natural de Piceno, su vinculación política con Pompeyo era consecuencia de las conexiones clientelares que tenía el comandante allí.

Inicios de su carrera[editar]

Guerra contra Sertorio[editar]

Situación de la Hispania Romana en los tiempos de Sertorio.
Afranio parece haber sido de origen oscuro, llamado por Cicerón con desprecio "el hijo de Aulo", refiriéndose a una persona de quien nadie había oído hablar.2​ Inició su carrera militar, en el año 77 a. C., como legatus de Pompeyo durante la campaña contra Sertorio, último de los partidarios de Mario que quedaban con vida. Desempeñó un papel crucial en el Río Sucro. Durante este combate los sertorianos atacaron el ala izquierda pompeyana, que se encontraba a las órdenes del legatus picentino; este pudo contenerlos hasta que los sertorianos tuvieron que retroceder para auxiliar su propio lado izquierdo y, en ese momento, ordenó a sus hombres romper el lado derecho del adversario. El ataque desbandó a los sertorianos, muchos de los cuales murieron durante la retirada. No obstante, los hombres de Afranio se detuvieron para saquear los cuerpos del campo de batalla, momento que aprovecharon los sertorianos para reunirse y dispersarles. Únicamente la llegada de Metelo Pío acabó dando la victoria a los pompeyanos.

Mitrídates[editar]

Independientemente de que había vulnerado el mos maiorum al recibir un mandato con solo 24 años de edad - lo que no sentó nada bien a los senadores más conservadores - Pompeyo recibió un nuevo mando, que esta vez le ordenaba acabar con la piratería mediterránea.
En esta campaña Pompeyo no incluyó a Afranio entre sus ayudantes ya que deseaba relacionarse más con la aristocracia romana. El rápido éxito del picentino llevó al Senado a concederle la dirección de las tropas que luchaban contra Mitrídates del Ponto y Tigranes de Armenia. Esta vez Afranio volvería a ser uno de los legatus de Pompeyo, que nada más iniciar la campaña hizo retroceder a sus adversarios hacia el norte.
Mientras se hallaba allí decidió que Armenia quedara custodiada por Afranio.3​ Entonces el rey parto intentó aprovecharse de la derrota de los armenios e invadió sus territorios, pero cayó derrotado por los hombres de Afranio, que lo expulsaron a Arbela en las inmediaciones de la frontera.4
Derrotado de nuevo Mitrídates, Pompeyo decidió establecer tropas en el Ponto que evitaran su retorno. Concedió a Afranio el mando contra los árabes, a los que derrotó con enorme rapidez abriendo el camino hacia Siria.5

Regreso a Roma y consulado[editar]

Tras su éxito en Oriente Pompeyo volvió a la capital con Afranio. Deseoso de recompensar a su leal y hábil legatus sobornó a los electores con el fin de que obtuviera el consulado.6​ Independientemente del hecho de que el soborno resultó un escándalo incluso para los estándares de la época, Lucio obtendría su consulado en 60 a. C., con Metelo Céler como compañero. En el tiempo que duró su mandato demostró que carecía de la habilidad y comprensión necesarias para administrar eficazmente los asuntos civiles que requería el puesto.
En 59 a. C. Afranio obtuvo la provincia de la Galia Cisalpina,7​ y parece haber logrado algunas ventajas sobre los galos, ya que obtuvo un triunfo, del cual Cicerón habla en su discurso contra Pisón.

Guerra civil[editar]

Legado en Hispania[editar]

Cuando el Senado concedió a Pompeyo, en su segundo consulado (55 a. C.), el mando de las dos Hispanias - Citerior y Ulterior - como provincias proconsulares Afranio, Petreyo y Varrón serían enviados a administrarlas en calidad de legatus8​ mientras su comandante permanecía en la capital con su esposa Julia, que murió durante un parto.
Tras esta muerte la principal causa que mantenía la alianza entre César y Pompeyo desapareció, y tras el matrimonio de este último con Cornelia Escipión, lo que le convertía en yerno de Metelo Escipión - uno de los líderes optimates - la situación se volvió mucho más tensa y desembocó en el estallido de un conflicto civil. Cuando César marchó sobre la capital con la legio decimotercera, ordenó a su comandante Cayo Fabio tomar el paso de los Pirineos con otras tres legiones.9
En ese momento Afranio se encontraba en ese paso con aproximadamente el mismo número de tropas,9​ por lo que ordenó a Petreyo, que se encontraba en Lusitania con otras tres legiones que se le uniera para proporcionarle apoyo adicional. Mientras, Varrón permaneció en el sur con dos legiones.
Fabio avanzó por el Segre, donde estaban acampadas las tropas de Afranio y Petreyo. Cuando los hombres de Fabio atravesaron el río, dos tercios de sus tropas intentaron atacar a su adversario cruzando el puente, a causa de lo cual quedaron incomunicadas. Los pompeyanos intentaron aprovecharse de la situación, pero Lucio Munacio Planco, comandante cesariano, reunió a sus hombres y les llevó a mantener la posición. La aproximación del resto de las tropas cesarianas supuso el término del combate.10

Ilerda[editar]

Tras ello César tomó el mando de los hombres de Fabio. Apartó seis cohortes a las que ordenó mantener el control del puente y marchó con el resto a Ilerda. Los pompeyanos no le perdieron de vista y acamparon en las inmediaciones pero, cuando César intentó plantear batalla, sus adversarios la rechazaron. Finalmente César levantó un campamento a menos de media milla del enemigo, establecido sobre una colina.11
Durante su estancia en Hispania, Afranio entrenó a sus tropas para que pudieran maniobrar al perder el orden; las empleó con éxito de este modo ante lusitanos y celtíberos. Incluso César menciona la eficacia de este modelo militar en sus Comentarios de la guerra civil.12
César intentó construir un muro de separación entre el campamento pompeyano e Ilerda pero Afranio vio sus intenciones e impidió el proyecto al ordenar a sus hombres que tomaran una pequeña colina ubicada en las inmediaciones del hipotético área de construcción. Los cesarianos atacaron, pero la táctica del adversario casi les lleva a la derrota.13
En ese momento los pompeyanos decidieron tomar la iniciativa e intentar expulsar a los hombres de César, que únicamente se alzaron con la victoria espoleados por su comandante que combatió personalmente en la legio novena y haciendo retroceder al adversario a Ilerda. Finalmente la batalla quedaría sin resolver y ambos comandantes decidieron volver a sus respectivos campamentos.14

Resistencia y derrota[editar]

Tras el combate anterior Afranio ordenó que se fortificara la pequeña colina alrededor de la que se libró la batalla. Unos días después los ríos se desbordaron, causando la destrucción de los puentes e incomunicando a César, que quedó en una posición muy precaria y sin comida,15​ todo lo contrario que los pompeyanos, que contaban con una enorme reserva de comida y suministros.16​ Cuando Afranio se enteró que César intentaba traer alimento desde la Galia movilizó a sus hombres, que evitaron el desembarco de estos víveres.17​ Los pompeyanos creían que su adversario estaba al borde de la derrota, por lo que enviaron cartas a la capital proclamando la victoria y anunciando que el conflicto estaba a punto de terminar.18
Independientemente de esto, los cesarianos construyeron unas embarcaciones que trasladaron a parte de su caballería al otro lado del río.1920​ Estas tropas comenzaron a atacar las líneas de suministro de los pompeyanos, incluso aniquilando una unidad entera. En ese momento César ordenó la construcción de un puente mientras sus tropas continuaban librando escaramuzas con el adversario. La recuperación de la iniciativa por parte de los cesarianos llevó a que muchos líderes ibéricos se comprometieran a apoyar su causa.21
En este punto el combate entró en un punto muerto. Cesarianos y pompeyanos estaban tan cerca que incluso podían hablar entre ellos. Las tropas republicanas deseaban claudicar, e incluso el hijo de Afranio intentó alcanzar un acuerdo.22​ Poco después una pequeña partida cesariana entró en el otro campamento. Cuando Afranio y Petreyo se enteraron ordenaron matarlos.23​ En ese momento numerosas tropas republicanas se infiltraron en el campamento cesariano y acabaron capturadas; César ordenó que se las tratara con respeto y que se les enviara de nuevo a su campamento.24
Cuando los pompeyanos observaron la clemencia de César decidieron que no merecía la pena continuar la lucha. Los cesarianos incrementaron la presión, lo que hizo que los víveres de los pompeyanos alcanzaran niveles alarmantes. Finalmente Afranio accedió a rendirse; en los Comentarios aparecen unas palabras suyas:
Que ni él [Afranio], ni su ejército eran reprensibles por haber querido perseverar fieles a su general Cneo Pompeyo; pero ya habían cumplido con su deber, y harto lo habían pagado con haber padecido la falta de todas las cosas, y más ahora que se ven como fieras acorraladas, privados de agua, sin resquicio para la salida, ya ni el cuerpo puede aguantar el dolor, ni el ánimo la ignominia, por tanto se confiesan vencidos; y si es que hay lugar a la misericordia, ruegan y suplican que no los obliguen a padecer la pena del último suplicio.25
César concedió la absolución a todos los que habían luchado contra él mientras le prometieran no continuar combatiendo.

Camino a Tapso[editar]

Grecia y huida a África[editar]

Los dos comandantes pompeyanos decidieron vulnerar la promesa que habían hecho a César y embarcar sus tropas hacia el Epiro, donde esperaban unirse a Pompeyo.26​ A su llegada a Dirraquio, algunos aristócratas lo acusaron de traición, pero Afranio mantuvo la confianza de Pompeyo. Después de la Batalla de Dirraquio, recomendó volver a Italia ahora que Pompeyo era el amo de la mar, pero su consejo no fue acogido. En la batalla de Farsalia Afranio tuvo el mando de un sector del campo.27
Tras la derrota en Farsalia se unió a los republicanos que huyeron al continente africano, bajo la dirección de Catón y Escipión.28

Tapso[editar]

Formación de los cesarianos y los pompeyanos en Tapso.
Después de que César desembarcara en África sus tropas experimentaron el acoso de los númidas liderados por Afranio y Labieno.29​ César, encolerizado por la traición de los comandantes hispanos, ordenó su captura y asesinato.
Afranio combatió, en 46 a. C. a las órdenes de Escipión en Tapso, donde los pompeyanos caerían derrotados. Tras ello él y Fausto Sila intentaron escapar a Mauritania para continuar la resistencia junto con unos 1.500 jinetes, pero acabaron capturados por Publius Sittius, un aventurero aliado de César y asesinados un par de días después.











Sexto Apuleyo (en latín, Sextus Appuleius Sex. f. Sex. n.) fue un senador y cónsul de la República romana en 29 a. C. como colega de Augusto. Su hermano Marco Apuleyo fue también cónsul en el año 20 a. C.

Vida[editar]

Ara Pacis. Procesión del lado sur.
Era hijo de Sexto Apuleyo y de Octavia la Mayor, la hermanastra de Octavio, y por lo tanto sobrino de este último.1​ El año de su nacimiento es incierto; pero, tomando como base el año de su consulado, fue probablemente un poco antes del año 60 a. C.
Sexto Apuleyo obtuvo una serie de importantes magistraturas durante el reinado de su tío. Nombrado augur en el año 31 a. C.,2​ fue cónsul ordinario con Octaviano en el año 29 a. C.3​ Posteriormente sirvió como procónsul en Hispania en 28 a. C. y luego como gobernador de la provincia de Asia entre los años 23 y 22 a. C. Como resultado de alguna acción no identificada durante su primer proconsulado, probablemente sobre los cántabros, se le concedió un triunfo en enero de 26 a. C.4
También parece haber sido gobernador de Iliria en 8 a. C., sucediendo a Tiberio en ese puesto.5
Es posible que haya sido este Sexto Apuleyo, y no su padre, quien fue flamen Iulialis.6​ Se ha propuesto que el flamen de mediana edad que figura en el Ara Pacis es Sexto Apuleyo en su papel de flamen Iulialis.7
Dion Casio 8​ menciona que alrededor del año 12 a. C., Apuleyo y Mecenas fueron acusados ante un tribunal de prestar ayuda para la consumación de un adulterio.
Según una inscripción en la provincia de Asia,9​ Sexto estaba casado con una mujer llamada Quintilia, que era hermana del político y general romano Publio Quintilio Varo.10​ Con ella, Sexto tuvo dos hijos muy destacados durante el Principado: un hijo, también llamado Sexto Apuleyo, cónsul en el año 14 y una hija llamada Apuleya Varila.6​ La fecha de su muerte es desconocida.









Cayo o Gayo Carrinasa​ fue un político y militar romano del siglo I a. C., hijo del mariano Cayo Carrinas.

Carrera pública[editar]

En el año 45 a. C., Carrinas fue enviado por Julio César a combatir en Hispania contra Sexto Pompeyo y el resto de pompeyanos que aún combatían al dictador. Carrinas fracasó y fue reemplazado por Cayo Asinio Polión. Tras el establecimiento del Segundo Triunvirato en el año 43 a. C., Carrinas, junto con Publio Ventidio Baso, fue nombrado cónsul sustituto para lo que quedaba de ese año.
Dos años después, Augusto le nombró gobernador de Hispania, cuando entró en guerra con Boco II de Mauritania. En el año 36 a. C., estuvo al mando de tres legiones para combatir a Sexto Pompeyo en Sicilia. En el año 31 a. C., fue nombrado gobernador de la Galia, donde luchó con éxito contra la rebelión de los mórinos y otras tribus galas e hizo retroceder a los suevos a la orilla derecha del Rin. Tras estos éxitos, fue recompensado con un triunfo en el año 29 a. C.








Publio Cornelio Escipión (en latín, Publius Cornelius Scipio; m. 211 a. C.), miembro de la gens Cornelia, fue un militar y estadista romano del siglo III a. C., hijo del consular Lucio Cornelio Escipión y padre de Escipión el Africano. Casado con Pomponia.

Campaña en Italia[editar]

Fue elegido cónsul en 218 a. C., con Tiberio Sempronio Longo, en el primer año de la segunda guerra púnica. Habiendo recibido Hispania como su provincia, salió a la mar con su ejército desde Pisa a Massilia. A su llegada a este último lugar, se encontró con que Aníbal ya había cruzado los Pirineos, y había avanzado hacia el Ródano, pero como sus hombres habían sufrido mucho a causa del mareo, les permitió unos cuantos días de descanso, pensando que había tiempo suficiente para impedir que Aníbal cruzara el Ródano.
Pero la rapidez de los movimientos de Aníbal fue superior a la que el cónsul había anticipado. El ejército cartaginés cruzó el Ródano con seguridad, mientras que los romanos estaban aún en la desembocadura del río, y cuando Escipión marchó por la orilla izquierda del río, se encontró con que Aníbal ya había avanzado hacia el interior de la Galia; desesperanzado, por lo tanto, decidió navegar de vuelta a Italia, y esperar su llegada en la Galia Cisalpina.
Pero como los romanos tenían ya un ejército de 25 000 hombres en la Galia Cisalpina, bajo el mando de dos pretores, Escipión decidió enviar a Hispania el ejército que había traído con él, bajo el mando de su hermano y legado, Cneo Cornelio Escipión, y dejar con él solo a una pequeña parte de sus tropas. Esta sabia resolución de Escipión probablemente salvó a Roma, porque si los cartagineses hubieran mantenido su dominio indiscutible en Hispania, habrían podido concentrar todos sus esfuerzos en apoyar a Aníbal en Italia, y podrían haber enviado fuertes refuerzos después de la batalla de Cannas que habrían obligado a Roma a rendirse.
Después de que Escipión desembarcó en Pisa, tomó el mando del ejército del pretor, e inmediatamente se apresuró en ir al encuentro de Aníbal, antes de que éste fuera capaz de recolectar refuerzos entre los galos cisalpinos. De esta forma, cruzó el Po a la altura de la colonia romana de Piacenza, y luego avanzó a lo largo de la margen izquierda del río en busca de Aníbal. Poco después de cruzar el Río Tesino, sobre el cual había construido un puente, su caballería y su infantería ligera, que él dirigía en persona, se encontró con la caballería de los cartagineses, también comandada por el propio Aníbal. El encuentro (denominado batalla del Tesino) se llevó a cabo y los romanos fueron derrotados. El propio cónsul recibió una grave herida, y sólo se salvó de la muerte por la valentía de su joven hijo, Publio, el futuro vencedor de Aníbal, aunque, según otros relatos, le debió su vida a un esclavo ligur.1​ P. Escipión se retiró a través del Ticino, destruyendo el puente detrás de él. Luego cruzó también el río, y finalmente se refugió en Piacenza.
Aníbal, que también había cruzado el Po, le ofreció batalla, que fue rechazada por Escipión, debido a la herida que le impedía tomar el mando de su ejército, y a que ya había decidido, además, esperar la llegada de su colega Sempronio Longo, quien había sido mandado llamar desde Sicilia para reunirse con él.
A la llegada de Sempronio, Escipión estaba acampado en las orillas del Trebia, después de haber abandonado su puesto de mando de Piacenza. Como Escipión continuaba discapacitado por su herida, el comando del ejército recayó en Sempronio. Este último, que estaba ansioso por obtener la gloria derrotando a Aníbal, resolvió dar combate, en oposición a los consejos de su colega. El resultado de la batalla del Trebia fue la completa derrota del ejército romano, que se vio obligado a refugiarse dentro de las murallas de Piacenza.

Campaña en Hispania[editar]

Al año siguiente, 217 a. C., Escipión, como procónsul, cruzó Hispania con una flota de veinte barcos y ocho mil soldados de infantería. Escipión y su hermano Cneo continuaron en Hispania hasta la muerte de ambos en 211 a. C., pero la historia de sus campañas, aunque importante en sus resultados, está llena de hechos confusos y contradicciones. Incluso es imposible afirmar con certeza los años en que la mayoría de las actividades fueron realizadas.2
A la llegada de Publio a Hispania, se encontró con que su hermano Cneo ya tenía una base firme en el país. Poco después de que Cneo desembarcase en Emporium en el año anterior, 218 a. C., la mayoría de los jefes de la costa del mar Mediterráneo se unieron a él, atraídos por su afabilidad y bondad, que contrastaba completamente con la severidad y la dureza de los comandantes cartagineses.
En el curso del mismo año obtuvo una victoria cerca de la ciudad de Scissis o Cissa, en la que Hannón, el general cartaginés, fue hecho prisionero, y que le hizo dueño de casi todo el norte de España, desde los Pirineos hasta el IberusAsdrúbal avanzó en rápida marcha hacia el norte de Hispania para recuperar la causa cartaginesa en el norte, pero llegó demasiado tarde para lograr cualquier cosa de importancia, y por lo tanto volvió a cruzar el río Iberus, después de quemar parte de la flota romana. Escipión pasó el invierno en Tarraco.
Al año siguiente, 217 a. C., Cneo derrotó a la flota cartaginesa en la desembocadura del Iberus, y consiguió con ello el dominio del mar para los romanos. Publio llegó poco después en medio del verano, y los dos hermanos avanzaron sobre Sagunto, donde Aníbal había depositado a los rehenes, que había obtenido de diferentes tribus ibéricas.
Gracias a la traición de un hispano de nombre de Abelox o Abilyx que se rindió a los Escipiones, los devolvió a sus propios pueblos, y así obtuvieron el apoyo de un gran número de las tribus hispanas. En el curso de los próximos dos o tres años Tito Livio señala varias brillantes victorias obtenidas por los Escipiones, pero como estas no trajeron ningún resultado concreto, hay una clara exageración en su relato.
Así, se dice que derrotaron cerca de un vado del Iberus, en la denominada Batalla de Dertosa, a Asdrúbal en 216 a. C. con tales pérdidas, que el cartaginés escapó del campo de batalla con sólo unos pocos seguidores. Esta victoria fue obtenida después de la batalla de Cannas, cuando Asdrúbal estaba tratando de marchar a Italia para unirse con su victorioso hermano Aníbal.
Al año siguiente, 215 a. C., Asdrúbal, que había recibido refuerzos de Cartago, bajo el mando de su hermano Magón, puso sitio a la ciudad de Iliturgi, pero sus fuerzas unidas fueron derrotadas por los Escipiones, quienes también lograron una victoria decisiva sobre los cartaginenes en el curso del mismo año, cerca de Intibili.
Al año siguiente 214 a. C., llegó a Hispania otro ejército cartaginés bajo el mando de Asdrúbal Giscón, hijo de Giscón. El relato romano habla otra vez de dos victorias consecutivas conseguidas por Cn. Escipión, pero como de costumbre sin ningún resultado concreto.
En este tiempo Asdrúbal, el hermano de Aníbal, fue llamado a África para oponerse a Sifax, uno de los reyes de Numidia, que llevaba la guerra contra Cartago. Los Escipiones aprovecharon su ausencia para reforzar su poder, consiguiendo que nuevas tribus se unieran a la causa romana, teniendo 20.000 celtíberos bajo sus órdenes y sintiéndose tan fuertes, que a principios de 212 a. C. o 211 a. C., resolvieron cruzar el río Iberus, y hacer un gran esfuerzo para expulsar a los cartagineses de Hispania.
En consecuencia dividieron sus fuerzas. Publio Escipión debía atacar a Magón y a Asdrúbal, el hijo de Giscón, los cuales fueron apoyados por Masinisa y el jefe hispano Indíbil, mientras que su hermano Cneo atacaría a Asdrúbal Barca, que ya había regresado de África, después de llevar la guerra contra Sifax a un feliz término.
Pero el resultado fue mortal. Publio fue muerto, con la mayor parte de sus fuerzas, y Magón y Asdrúbal Giscón, se unieron a Asdrúbal Barca, para aplastar a Cneo. Mientras tanto Cneo había sido al mismo tiempo paralizado por la defección de los 20.000 celtíberos, que se habían unido al general cartaginés, y ahora Cneo estaba rodeado por las fuerzas unidas de los tres generales. En consecuencia, su campamento fue tomado, y cayó él mismo en la denominada batalla del Betis Superior, veintinueve días después de la muerte de su hermano. Los restos de su ejército fueron recogidos por L. Marcio Septimus, un caballero romano.3
El año en el que perecieron los Escipiones es más bien dudoso. Tito Livio dice4​ que se encontraban en el octavo año después de que Cneo Escipión había llegado a Hispania.

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