La batalla de Pancorbo se libró en 816, cuando el ejército árabe, enviado al norte por el emir Alhakén I y dirigido por Abd al-Karim ibn Abd al-Wáhid ibn Mughith, intentó cruzar el paso de Pancorbo.
Antecedentes[editar]
El Emirato de Córdoba se encontraba en pleno conflicto ya que Alhakén I luchaba contra las pretensiones de sus tíos Sulaymán y Abd Al-lah ibn Abd ar-Rahman,1 que se habían rebelado tras la muerte de Hisham I.
La convulsión en el emirato fue aprovechada por los francos, en 798, Guillermo I de Tolosa convoca una asamblea (Dieta de Tolosa) a la que asisten Alfonso II de Asturias y Bahlul Ibn Marzuq2 para coordinar en nombre de Ludovico Pío las operaciones para conquistar al-Tagr al-Ala. Esta revuelta fue aprovechada por el Reino de Asturias para atacar Lisboa y por Carlomagno para conquistar Barcelona e independizar Pamplona bajo la órbita francesa.
Los árabes, dirigidos por Muawiya ibn al-Hákam, hijo del emir Al-Hákam I, atacaron Álava y Castilla en 801 atravesando el Ebro y cruzando el paso de las Conchas, pero fueron sorprendidos por Velasco, el vasco profranco, que comandaba sus fuerzas, las de Jimeno, los pamploneses y posiblemente un contingente enviado por Sancho I de Gascuña, a Arganzón, donde prepararon una emboscada. Fue tal el alcance de la derrota que Muawiya ibn al-Hàkam se vio obligado a volver a Qúrtuba tras haber muerto sus mejores oficiales y posiblemente muchos de sus hombres.
En 803, tropas vasconas y Banu Qasis atacaron y tomaron Tutila, capturando a Yusuf ibn Amrús, pero la ciudad y el valle fueron liberados por Amrus ben Yusuf.3 En 812, Seguín I, hermano mayor y sucesor de Sancho I de Gascuña, se rebeló y Luis I dirigió una expedición que llegaría a tierras del sur, instalando a Balask al-Yalasqi (Velasco el Gascón) en Pamplona.
La batalla[editar]
Abd al-Karim ibn Abd al-Wáhid ibn Mughith dirigió la razia del 816 contra el Reino de Pamplona, en la que los musulmanes arrasaron el valle de Orón, pero Balask al-Yalasqi, señor de Pamplona, había pedido ayuda al Reino de Asturias.4
La batalla duró trece días de combate sin tregua, en los que los vascones planearon la defensa en vados de ríos abruptos y barrancos, obstruyendo los accesos con maderos, trincheras y fosos cavados con sus propias armas, que los musulmanes no pudieron atravesar. Finalmente, los cristianos tomaron la ofensiva intentando cruzar el río, pero los musulmanes les cerraron el paso y cayeron sobre ellos con espadas y lanzas. La mayor parte de las víctimas murió al caerse por los acantilados.
Con las lluvias los cristianos quedaron sin abrigo ya que todas las obras de defensa habían sido destruidas y como los musulmanes se encontraron también en una situación difícil, ambos bandos se batieron en retirada.
Consecuencias[editar]
La derrota vascona provocó una revuelta de los vascones contra la hegemonía franca, que estableció Íñigo Arista de Pamplona como el primer Rey de Pamplona, posteriormente Reino de Navarra.
Los caristios fueron un pueblo prerromano establecido en el norte de la península ibérica, en tierras de las actuales provincias de Vizcaya y Álava, en la parte occidental de la Comunidad Autónoma Vasca, España. El primero en mencionar a los caristios fue Plinio el Viejo, que los llamó carietes y los vinculaba a los veneses.2 Más completas son las noticias proporcionadas por Claudio Ptolomeo en el siglo II d. C. (II, 6, 52, 54 y 64), que no mencionaba ya a los veneses y localizaba a los caristios al oriente de los autrigones y al occidente de los várdulos, en el río Deva, llegando hasta la costa, además de citar algunas de las civitates que les pertenecían. El río Ebro los separaba: "Tra il fiume Ibero y parte del Pirineo sono piu orientali de gli autrigoni li caristi per mezzo a i quali passa il detto fiume" (traducción: "Entre el río Ibero y parte de Pirineo al oriente de los autrigones están los caristios por medio de ellos (de autrigones y caristios) pasa dicho río..").3 A estos escasos y tardíos testimonios literarios cabe agregar, para el conocimiento de estos pueblos protohistóricos, la información que proporcionan algunos documentos arqueológicos, aunque desigualmente repartidos por el territorio ocupado por los caristios, con mayor densidad en Álava.4 Su historia, al parecer, había concluido ya en el siglo V, cuando el cronista Hydacio, informando de los saqueos llevados a cabo en aquellas tierras por los hérulos, hablaba de los crueles daños causados en los parajes marítimos de la Cantabria y de la Vardulía, sin mencionar ya a los caristios.5
Los estudios históricos sobre los caristios y sus vecinos autrigones, várdulos y vascones, arrancan en el siglo XVIII con los trabajos de Manuel de Larramendi, que englobaba a todos esos pueblos como cántabros, con una concepción muy amplia de estos. Una segunda corriente historiográfica, representada por Bosch Gimpera ya en el siglo XX, reúne a caristios, autrigones y várdulos junto con los vascones propiamente considerados en el grupo de los vascones. Finalmente, una tercera y más reciente corriente historiográfica, formulada por Martín Almagro Gorbea y otros, basándose en fuentes arqueológicas y lingüísticas, sitúa a caristios, várdulos y autrigones en la órbita de lo indoeuropeo y las lenguas célticas, localizando el territorio originario del protoeuskera en los Pirineos occidentales, con especial presencia al norte, en la Aquitania.
Filiación étnica[editar]
No hay constancia de inscripción alguna en lengua caristia, salvo topónimos y antropónimos, y los historiadores antiguos no hicieron mención alguna a la filiación étnica de los caristios, salvo su proximidad a los veneses, por lo que los únicos indicios para determinar la familia lingüística a la que pertenecieron son los proporcionados por la toponimia antigua y actual, así como por los antropónimos antiguos. En este sentido, y para una época más tardía, al estudiar la lengua hablada en los comienzos de la Edad Media en el actual País Vasco, José María Lacarra escribía en 1956:
al historiar la Edad Media del País Vasco nos asalta constantemente la preocupación de estar reconstruyendo el pasado de un pueblo que se expresa por escrito en un idioma que no es el que habla, y que el suyo se le escapa a través de los documentos [...] antes de estas fechas [el siglo XII] puede decirse que no hay más que toponimia y antroponimia [...] una toponimia, eso sí, característica y distinta de la del territorio que rodea a los vascos; pero con todo no sería una prueba segura de que la gente que vivía en aquel territorio hablaba todavía una lengua diferente.7
Topónimos antiguos[editar]
Dada la ausencia de testimonios escritos en vasco de época antigua y la carencia de noticias referidas a la lengua hablada por los caristios y sus vecinos vascones, várdulos y autrigones, la toponimia antigua, tal como la transmiten escritores griegos y romanos, constituye la única vía de aproximación al conocimiento de la situación lingüística en época prerromana.8 La presencia de topónimos de raíz indoeuropea, comunes a otras regiones peninsulares, queda bien atestiguada. El propio etnónimo caristios tendría este origen, lo mismo que vennenses y quizá Veleia y Tullica, civitates de la zona caristia.9 En conjunto, de los 75 topónimos antiguos conservados, 55 pueden entenderse desde una raíz indoeuropea no celta, 18 de ellos de estrato meridional, a los que habría que agregar los topónimos celtas, como Deva y Suestatium en zona caristia.10
Muy significativo es el caso de la hidronimia. Las fuentes griegas y romanas transmiten el nombre de seis ríos situados en el actual territorio del País Vasco: Deva, Menosca, Nerva, Sauga, Saunium y Uria. Cinco de ellos son de raíz indoeuropea y solo uno, Uria, podría interpretarse desde la raíz euskera ur-, «agua», aunque con el mismo nombre hay otros ríos en diversos lugares de España y de Europa.11
Antropónimos[editar]
Los restos epigráficos de época romana conservados en el territorio del actual País Vasco proporcionan antropónimos indígenas, romanos y en muy pequeño número también griegos.12 En cuanto a los primeros, 32, en algunos casos de difícil lectura o con dos formas distintas de expresarse, son todos de raíz indoeuropea, ampliamente localizados en otros puntos de Hispania, excepto Beltesonis, antropónimo de naturaleza vasco-aquitana, al que únicamente cabría añadir en el territorio caristio el supuesto antropónimo Illun o Illuna, en Álava, según la conjetura de Joaquín Gorrochategui a partir de una inscripción en la que se lee [---]una.13
Esta abundancia de topónimos y antropónimos indoeuropeos, explicada por Gorrochategui como resultado de la entrada de hablantes galos y celtibéricos «hasta las entrañas del territorio vasco, dejando sus topónimos a la posteridad, como los celtas del río Deva o del valle de Ulzama (Uxama)»,14 se explicaría mejor, en opinión de Martín Almagro Gorbea y otros, por las raíces celtas o incluso preceltas de estos pueblos, con la presencia de un sustrato de clara estirpe indoeuropea, remontándose en su origen al megalitismo y la Edad del Bronce.15 Enterramientos colectivos de tipo dolmen, como el de Laguardia en Álava, de fines del IV milenio, y la irrupción del vaso campaniforme en el Calcolítico, muy bien representado en el País Vasco, con los cambios sociales asociados y la sustitución de los enterramientos colectivos por los individuales, evidencian esos contactos con otros pueblos europeos —y no necesariamente invasiones— en un proceso común al recorrido por los restantes pueblos peninsulares.16
Referencias históricas[editar]
Son mencionados por primera vez por Plinio el Viejo, que los llama carietes junto con otro pueblo llamado Vennenses.
In eundem conventum Cluniensem Carietes et Vennenses V civitatibus vadunt, Plinio, Nat.His. III, 26.
Su existencia está atestiguada también epigráficamente en una inscripción de Brescia (CIL V 4373) en la que se menciona una COHORS CARIETVM ET VENIAESVM y en otra dedicatoria hallada en Roma (AE 1992, 169) que reza CARIETES V[…].
Territorio[editar]
Ptolomeo (II,6,8 y II,6,64) los sitúa entre el río Deva, en la provincia de Guipúzcoa, y el río Nerva (Nervión), en un territorio con forma más o menos triangular, llegando por el sur hasta Trifinium, el actual Condado de Treviño. Su territorio limitaba con el de los várdulos al oriente y el de los autrigones al oeste. Sus civitates eran Tullica, de la que la única noticia es la proporcionada por Ptolomeo, identificada por razones fonéticas con Tuyo a la orilla del Zadorra, donde no se han encontrado restos de época romana; Suessatio o Suestatium, mencionada en el Itinerario de Antonino y en dos inscripciones funerarias localizadas en Aldeanueva del Camino (Cáceres) y Sasamón (Burgos), e identificada diversamente con Arcaya, Armentia y Zuazo; y Veleia, citada ya por Plinio y, como Suestatio, localizada en la calzada romana de Burdeos a Astorga, que podría ser la actual Iruña-Veleia, donde se ha localizado y excavado un oppidum que ha proporcionado ricos materiales.17 A partir del siglo I d. C. la región se encontraban ya profundamente romanizada, como indica el elevado número de inscripciones romanas localizadas en Álava, uno de las zonas peninsulares con mayor abundancia de ellas.18
En el siglo V el cronista Hydacio no mencionaba ya a los caristios al informar de los saqueos llevados a cabo por los hérulos en los parajes marítimos de la Cantabria y de la Vardulía. Ese silencio, no obstante, para autores como Ildefonso Gurruchaga, se podría explicar tomando como punto de partida los datos proporcionados por Ptolomeo y Pomponio Mela, que tampoco mencionaba a los caristios en su Chorografia, escrita hacia el 45 d. C., por la existencia de una afinidad étnica entre caristios, autrigones y várdulos propiamente dichos, genéricamente descritos todos ellos como várdulos por Mela e Hydacio. La extensión, poco más tarde, del nombre Vasconia a todo el territorio del actual País Vasco, habría a su vez desplazado el genérico Vardulia al norte de la actual provincia de Burgos, la Bardulia burgalesa, origen del posterior Condado de Castilla.
Los clanes vascones fueron una serie de divisiones internas del pueblo vascón. Concretamente había cuatro grandes clanes, los cuales estaban dirigidos por los Íñigos, el más grande del Saltus (zona Norte), los Fortunis, que más tarde se pasarían al Islam y usarían el nombre de Banu Qasi, el más grande del Ager (zona Sur), los Jimenos dirigían la Zona Este, y los belasmotenas que dirigían el clan del Nor-Este, aunque más tarde fueron sustituidos por los Galindos.
Mapa con los distintos clanes vascones.
Territorio[editar]
Todos los clanes vascones encontraban su capital en la actual zona de la Comunidad Foral de Navarra, a excepción de la ciudad de Calahorra, que fue una gran ciudad de los Fortunis y se encuentra actualmente en La Rioja. Las zonas de control de estas llegaron a ocupar el 70% de la actual Navarra mientras que las zonas de gran influencia (donde ejercían también de gobernantes pero no se desplazaban militarmente de igual manera) llegaron a ocupar casi toda la actual Navarra junto con otros territorios como el Norte de Guipúzcoa (por los Íñigos), zonas de La Rioja (por los Fortunis), zonas de Aragón (por los Jimenos) e incluso algunas zonas del sur de Francia (por los Íñigos, los Galindos y los Belasmotenas).
Los Clanes[editar]
Aunque al igual que otros pueblos existían jefes en cada aldea, los vascones se dividían entre grandes clanes que agrupaban a un gran número de pueblos y ciudades a su mando, de estos hubo cuatro registrados, cada uno de esos cuatro era dirigido por un Buruzagi [cita requerida] (nombre en euskera usado para "caudillo" o "jefe militar", significa literalmente "Cabeza de Flecha", aunque se discute si podría ser "Guardián a la Cabeza", utilizando el "zani" (guardián) antiguo en vez del "zagi" (flecha) actual).1
Íñigos[editar]
Era el clan más influyente de todos, tanto por su amplio poder territorial, que era bastante grande, en comparación a los clanes del Este aunque parecido al de los Fortunis al Sur, como por su capital, la ciudad de Pompaelo, la cual era capital religiosa de toda la zona vascona.
De este clan salió Buruzagi Íñigo Íñiguez, que más tarde se nombraría Buruzagien Buruzagia[cita requerida] , que significa Buruzagi de Buruzagis (en euskera: Caudillo de Caudillos o Jefe militar de jefes militares, o menos ortodoxo: Rey de Reyes). Es debido a esto que se le llega a considerar el primer rey del Reino de Pamplona ya que fue la primera unión de los vascones cristianos (Íñigos, Jimenos y Galindos) en lo que acabaría siendo el Reino de Pamplona de iure con el reinado de Sancho Garcés I. Sin embargo es cierto que Íñigo "Aritza" jamás se tituló rey, sino lo dicho anteriormente que aunque de facto significó lo mismo, según las normas de la época, de iure no fundó el reino.
Jimenos[editar]
Este clan vascón, aunque bastante pequeño al principio y con poca influencia en comparación a los otros acabó siendo la cuna de gran parte de los personajes importantes del que sería el Reino de Pamplona, ya que, al morir el tercer gobernante de la Casa Íñiguez, Fortun Garcés "el tuerto" (titulado como Buruzagien Burzagia) sin descendencia, le sucedió Sancho Garcés, de la Casa Jimena, dicho de otra forma, de la casa de los Buruzagis del Clan de los Jimenos, y este ya sí se nombró Rey de Pamplona. Empezando así una dinastía que reinó Pamplona, y más tarde Navarra hasta 1234, reinando durante el auge de 1035 con el rey Sancho III "el Grande".
Fortunis[editar]
Los Fortunis eran un clan muy extenso que tenían territorios de la actual ribera navarra y norte de la Rioja, poseyendo así unas zonas mucho más avanzadas al resto de los vascones, con poblaciones más numerosas y más abiertas al comercio con otras civilizaciones.
La Casa de los Fortún tuvo mucha más mezcla con los romanos durante la época de dominio que los otros clanes, al estar situado en el Ager Vasconum, una zona mucho más accesible para los romanos que la zona montañosa del Saltus Vasconum.[cita requerida]
Con la llegada de la invasión musulmana, los Fortún decidieron convertirse al Islam para mantener sus dominios. Su nombre en árabe, Banu Qasi, significará "Hijos de Casio", refiriéndose al buruzagi Casio, llamado por los árabes kumis Qasi (Conde Casio), quien viajó personalmente hasta Damasco para convencer al califa Walid I de la lealtad religiosa de los Fortún.
Aun así el nombre de los Fortún no se perdería del todo, muestra de ello fueron algunos descendientes de Casio, como Fortún ibn Casio (su hijo, que llevaría el nombre del clan) o Musa ibn Fortún (nieto, que lo conocerían como "hijo de Fortún" antes que "hijo de Casio". Aunque los historiadores difieren si es por el nombre del clan, o por el nombre de su padre).
También mantendrían buenas relaciones con los vascones cristianos, como prueba el estrecho vínculo con los Íñigos, fortalecido aún más tras las segundas nupcias de Onneca, madre de Iñigo "el Aritza", del que nacería Musa ibn Fortún, medio-hermano de Iñigo.
Belasmotenas[editar]
Alrededor de la Navarra media se juntarían varios clanes menores que serían dirigidos por los Belasmotenas. Su zona de influencia se suele asignar entre la zona de los Íñigos, Fortunis y la actual frontera Navarra-Aragón, aunque muchos historiadores defienden que su zona se ampliaba a todo el oeste de la actual provincia de Zaragoza.
Galindos[editar]
Se tiene muy poca información sobre este clan de la zona pirenaica oriental, solo se sabe de forma factible que ocupaban las zonas al Norte de la Navarra media del Oeste. No se sabe si ocuparon zonas de Francia supliendo la presencia de los Sibuzates como sugieren los problemas del Ducado de Aquitania y la rápida expansión del Reino de Pamplona, o si por el contrario no cruzaron la frontera natural de los Pirineos.
Otros clanes menores[editar]
Dentro de los grandes clanes había otros más pequeños, siendo los grandes clanes los directores de todos los formantes en un sistema parecido al feudalismo.
Estos pequeños clanes solían ocupar zonas reducidas, como un valle o una montaña únicamente. Un ejemplo de estos clanes serían los goñis, que gobernaban en el Valle de Goñi, siendo el semi-legendario Teodosio su buruzagi más famoso.
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