Abdera fue una antigua ciudad portuaria en la costa sur de España, entre Malaka (la actual Málaga) y Cartago Nova (la actual Cartagena), en el distrito habitado por los bastetanos. Se localizaba en la actual Adra, en la provincia de Almería. A día de hoy se mantiene ese nombre para referirse a sus habitantes, siendo su gentilicio el de "abderitanos/as".
Importante centro comercial Ibérico, que después de un periodo de declive se convirtió bajo el poder de los romanos en una de las ciudades más importantes de la provincia de la Bética. Se encontraba en una colina sobre la actual Adra.
Las monedas más antiguas de la ciudad tienen la inscripción fenicia abdrt con la cabeza de Heracles (Melkart) y un atún. Las monedas de Tiberio muestran el templo principal de la ciudad con dos atunes en vertical en forma de columnas.

Almuñécar es una ciudad y municipio español situado en la parte suroeste de la comarca de la Costa Granadina, en la provincia de Granada, comunidad autónoma de Andalucía. Se encuentra a orillas del mar Mediterráneo, y limita con los municipios granadinos de Otívar, Jete, Ítrabo y Salobreña, y con el municipio malagueño de Nerja. Por su término municipal discurre el río Verde.
El municipio sexitano comprende los núcleos de población de Almuñécar —capital municipal—, La Herradura, Velilla-Taramay, Torrecuevas, Río Seco, El Rescate y El Cerval.
Es un importante centro turístico, ubicado entre el mar y la montaña. Durante los años 80 y 90 y principios de los 2000 ha ido ampliando su superficie urbana, con un gran número de hoteles y urbanizaciones, muchas de ellas de segunda residencia. También es conocido por ser un importante productor de frutos subtropicales como aguacates, chirimoyos, mangos, nísperos, etcétera.
La historia de Almuñécar se inicia en el 1500 a. C., con la presencia de gente de la cultura argárica de la Edad de Bronce. A finales del siglo ix a. C., los indígenas reciben la colonización fenicia, creando las estructuras urbanas de la colonia de Ex, Seks o Sexi, de tal forma que, cuando a finales del siglo iii a. C., lleguen los romanos, encontrarán una ciudad bien estructurada, con una pujante economía basada en la salazón de pescado, fabricación de garum y moneda propia, a la que remodelarán construyendo templos, teatro y acueducto, propios del municipio de derecho latino Sexi Firmum Iulium.
En tiempos de al-Ándalus, el ilustre viajero al-Idrisi, al descubrir la ciudad, ya hacía mención de las ruinas de tiempos anteriores. En el año 755 desembarcó en su puerto Abderramán I, quien fundaría un año más tarde el Emirato de Córdoba. Almuñécar pasó a pertenecer según la división administrativa de los musulmanes a la cora de Elvira. En este momento era un punto fuerte en la costa: un hisn o castillo, aunque hasta el siglo xi no se puede hablar de ella como ciudad o medina. Producía caña de azúcar, plátanos, pasas, cereales, todo tipo de frutos y casi todos los geógrafos señalan la buena pesca que obtenía en sus aguas. La ciudad disponía de puerto pesquero, arrabales o barrios extramuros, mercados y una mezquita mayor.
Durante el período en que el territorio de al-Ándalus estuvo dividido en diversas taifas, Almuñécar dependió de la taifa de Granada consolidándose como la principal ciudad costera de su reino. En la época del reino nazarí fue uno de los núcleos más importantes, junto con el resto de los lugares de su distrito: Cázulas, Lentegí, Turillas, Otívar y Jete, la desaparecida alquería de Bodíjar, Ítrabo y Jate (cerca de Moscaril) que es La Herradura,7 siendo muy visitada por la realeza que disfrutaba temporadas en la residencia real. Tras la caída de Baza en 1489 la costa de Granada se rindió a las tropas castellanas en diciembre de ese mismo año, bajo las capitulaciones que se firmaron en Almuñécar.
En el año 1569, durante la Guerra de las Alpujarras, el jefe morisco Aben Aboo, atacaría la villa con tres mil hombres, sin éxito.
Carlos I mandaría construir una gran fortaleza, que sería volada por los ingleses en el 1812 para desalojar las tropas francesas que la defendían. En el siglo XIX fue duramente castigada por el ataque de los piratas turcos, obligando a su población a trasladarse a lugares más seguros en las montañas próximas.
El yacimiento arqueológico correspondiente a la ciudad fenicia del Cerro del Villar está situado en la desembocadura del río Guadalhorce en el término municipal de Málaga (España).
Historia[editar]
El yacimiento fue descubierto en los años 60 y ha sido objeto de excavaciones arqueológicas desde 1987. Los trabajos han puesto al descubierto una ciudad fenicia de grandes proporciones situada en una antigua isla en el delta del río Guadalhorce.
La ciudad fenicia, fundada en el siglo IX a. C.2 y abandonada posiblemente en el año 584 a. C.3 según la tesis de Enrique del Pino, apoyada por Juan Manuel Muñoz Gambero, descubridor del yacimiento del Cerro del Villar. Más tarde, a raíz de las violentas inundaciones provocadas por la intensa desforestación llevada a cabo en el territorio, como consecuencia de la transformación del bosque en zona de cultivo y la utilización de grandes cantidades de madera como combustible para la producción de cerámica y de metales, así como para la construcción naval y urbanística.
Las excavaciones arqueológicas han revelado que se trata de un asentamiento fenicio, con una trama urbana compleja, con una estructura formada por grandes viviendas, con calles porticadas con posibles áreas de mercado, restos de edificaciones portuarias, una posible muralla y un cinturón industrial. Todos ellos rasgos urbanísticos más propios de una ciudad que de una simple colonia.
El buen estado de conservación de los restos arquitectónicos y urbanísticos de la ciudad, no sólo en lo que se refiere a elementos constructivos, sino también a enseres domésticos, constituye un aporte de información de gran valor para la reconstrucción de la vida diaria de la ciudad.
No se han producido nuevas excavaciones desde el año 2003, las cuales fueron dirigidas por María Eugenia Aubet.
Eritea o Eritía (en griego Εριθεια, cuyo significado podría estar relacionado con el color rojo) es el nombre de una región que en la Antigüedad se identificó con Gadeira o con alguna otra isla situada en sus proximidades.1 Según Plinio el Viejo, el término era utilizado por los geógrafos Éforo de Cime y Filístides, y hacía referencia a que sus primeros pobladores, de origen tirio, decían proceder del mar Éritro.2
En ella venció Hércules a Gerión y le robó sus rebaños de bueyes.3 Según Estrabón, era el nombre que le aplicaban los indígenas al lugar donde se había establecido la primera colonia fenicia.4 La ciudad ha desaparecido por la explotación de sus canteras y la erosión marina, y debía de extenderse desde el Castillo de Santa Catalina hasta la punta del Nao, donde se encontraba el templo de Astarté o de la Venus marina.
Huelva es una ciudad y municipio español, capital de la provincia homónima, situada en la comunidad autónoma de Andalucía. Se encuentra en la denominada «Tierra llana», en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel, en las llamadas Ría del Tinto y Ría del Odiel y según datos del INE poseía a 1 de enero de 2017 una población de 145 115 habitantes 4, y algo más de 240 000 incluyendo su área metropolitana según el POTA5. Es capital de provincia desde 1833.6 con rango de ciudad desde 1876.7
La ciudad ha sido punto de encuentro de diferentes culturas y civilizaciones. En 2006, en una zona próxima al Colegio Diocesano, se encontraron restos datados entre el 3000 y el 2500 a. C., muy anteriores a Tartessos, además de descubrirse también restos de una ballena prehistórica en pleno centro de la ciudad.8 El hallazgo de dos depósitos cilíndricos, con alrededor de unas treinta piezas de deidades prehistóricas, la mayor conocida hasta el momento, situarían en la capital onubense «la ciudad más antigua de la península ibérica» y «la ciudad más antigua de la Europa Occidental».910 Pese a todo, los historiadores coinciden en señalar el año 1000 a. C. como el de la fundación del núcleo urbano por los fenicios con el nombre de Onuba Aestuaria, en la parte baja de la actual ciudad y situada extramuros de un enclave tartesio que ocupaba la actual parte alta.
En el siglo XIX, con la compra de las minas de cobre del norte de la provincia, se produce un impactante proceso de industrialización y crecimiento en la ciudad que asume un importante crecimiento poblacional e industrial. Nuevamente, desde el siglo XX la ciudad está también ligada económicamente a la industria química. Por tanto cuenta con un amplio Polo Industrial de Desarrollo (industrias químicas, refinería de petróleo, metalurgia del cobre, celulosa y centrales térmicas), que según unas opiniones ha favorecido el desarrollo económico de la ciudad y según otras es un ejemplo del deterioro medioambiental provocado por la concentración de esas mismas industrias. El sector terciario y el sector pesquero son también considerablemente importantes en la ciudad. Por su situación atlántica —en el golfo de Cádiz—, posee una importante flota pesquera y una de las mayores flotas congeladoras del país.
Al ser capital de provincia acoge, a su vez, los principales servicios públicos de la zona, tanto provinciales, autonómicos como estatales. Por su vinculación al Descubrimiento de América también posee un importante sentimiento americanista11 con lazos periódicos con entidades iberoamericanas.
Historia[editar]
Véase también: Anexo:Efemérides de la provincia de Huelva
Tartesos, fenicios y romanos[editar]
Desde el mítico reino tartesio de Argantonio hasta el Imperio romano, la colonización vandálica y visigoda o el asentamiento de culturas como la árabe dieron esplendor al sur peninsular y convirtieron la provincia de Huelva en un auténtico crisol en el que se funde lo que hoy es la realidad andaluza.
Ha sido frecuente relacionar la onubense Isla de Saltés con la capital de Tartesios. Así lo hizo, en su Ora Marítima,29 el poeta romano Rufo Festo Avieno en el siglo IV cuando podría referirse a ella como la «isla entre dos ríos». Anteriormente, Estrabón (III,5,5) hablaba de los viajes de los marineros fenicios a la zona desde el siglo VIII a. C. Lo cierto es que entre la leyenda y la referencia bíblica —el Tarschish de El libro de los Reyes—, Tartesios contacta con el mundo griego a mediados del siglo VII a. C.
Tradiciones y mitos movieron a no pocos románticos e investigadores, como Adolf Schulten,30 a buscar en estas tierras, entre el Guadiana y el Guadalquivir, tesoros de valor incalculable que se atribuían a este pueblo asentado en la rica tierra de Tharsis o Tartesios. Queda claro en todo caso, y está contrastado arqueológicamente, que en estas tierras floreció una avanzada cultura gracias al contacto con el elemento indígena, dedicado al pastoreo y la agricultura, con otros orientales, fenicios, resultando de ello una relevante cultura metalúrgica y comercial en los albores del bronce final. El esplendoroso reino tartesio desaparece entre 530 y 508 a. C. cuando los púnicos consiguen prohibir el comercio griego con esta zona. Aquello implica una posible crisis en la ciudad que hunde la economía y demografía. Pero aún en crisis, la ciudad continúa permanentemente habitada al ser su situación (minas, río, mar) estratégica para nuevos pueblos.
Ha sido frecuente relacionar la onubense Isla de Saltés con la capital de Tartesios. Así lo hizo, en su Ora Marítima,29 el poeta romano Rufo Festo Avieno en el siglo IV cuando podría referirse a ella como la «isla entre dos ríos». Anteriormente, Estrabón (III,5,5) hablaba de los viajes de los marineros fenicios a la zona desde el siglo VIII a. C. Lo cierto es que entre la leyenda y la referencia bíblica —el Tarschish de El libro de los Reyes—, Tartesios contacta con el mundo griego a mediados del siglo VII a. C.
Tradiciones y mitos movieron a no pocos románticos e investigadores, como Adolf Schulten,30 a buscar en estas tierras, entre el Guadiana y el Guadalquivir, tesoros de valor incalculable que se atribuían a este pueblo asentado en la rica tierra de Tharsis o Tartesios. Queda claro en todo caso, y está contrastado arqueológicamente, que en estas tierras floreció una avanzada cultura gracias al contacto con el elemento indígena, dedicado al pastoreo y la agricultura, con otros orientales, fenicios, resultando de ello una relevante cultura metalúrgica y comercial en los albores del bronce final. El esplendoroso reino tartesio desaparece entre 530 y 508 a. C. cuando los púnicos consiguen prohibir el comercio griego con esta zona. Aquello implica una posible crisis en la ciudad que hunde la economía y demografía. Pero aún en crisis, la ciudad continúa permanentemente habitada al ser su situación (minas, río, mar) estratégica para nuevos pueblos.
De donde infiero que la población antigua fue muy estrecha y más de fortaleza [...] que de pueblo grande; porque el terreno alto de la villa no permite otra cosa....Escrito fechado en el siglo XV en referencia a la portada de entrada a los restos de villa o fortaleza romana.
... hay una ermita [...] que llaman Nuestra Señora de la Cinta Coronada, donde está una imagen muy devota y de muchos milagros, y cerca de ella un antiguo acueducto, que por debajo de tierra da muy buena agua y bastante a la villa.
De la presencia romana en la ciudad quedan ya pocos restos visibles, lentamente desaparecidos a lo largo de siglos de olvido. Por los yacimientos estudiados (acueducto, diversas domus, factorías) se infiere la relativa importancia de la ciudad al menos como puerto comercial. Los primeros estudios modernos sobre la presencia romana en la ciudad datan de mediados del siglo XVIII a cargo del religioso Jacobo del Barco, de Agustín de Mora años después o las excavaciones de M. del Amo en el siglo XX. Lo cierto es que la zona tenía una importante base demográfica y cultural para que se produjera una rápida romanización de sus habitantes a partir del siglo I. El mismo Estrabón cita a la ciudad de Onuba enclavándola en la Baeturia Celtica y poco después, probablemente, lo hace Pomponio Mela refiriéndola como Cnoba. Pero será Plinio el Viejo quien la ubique geográficamente en su obra Naturalis Historia mencionándola31 como Onuba Aestuaria y entre los ríos Urium y Luxia (Tinto y Odiel):
... a flumine Ana litore oceani oppidum Onoba, Aestuaria cognominatum, inter confluentes Luxiam et Vrium.Plinio el Viejo.
La investigación científica de este periodo tuvo su momento culminante en 2000, al encontrarse una necrópolis en el antiguo Colegio Francés que permitió delimitar la ciudad de manera más precisa.32
La Edad Media: del reino taifa de Huelva a 1492[editar]
Madina Welba, poco considerable pero bien poblada, ceñida por muralla de piedra, provista de bazares en los que se hacen negocios y se ejercitan en diversos oficios.Al-Idrisi. Geógrafo árabe
(Welba es) una alquería situada al occidente de Al-Andalus, en una ensenada del mar de las Tinieblas.Yakut. Geógrafo árabe
La investigación histórica sobre la época visigótica en Huelva es muy escasa y llena de lagunas por lo que es mucha más conocida la llamada «Welba» de la época musulmana.
A comienzos del siglo VIII el sur de la península es ocupado muy rápidamente por los árabes, siendo el núcleo urbano de Huelva conquistado en 713 por Abd-al-Aziz. A partir de la ocupación podemos considerar dos núcleos urbanos o ciudades:
- Welba (o Gaelbah o Umba), que corresponde con la actual ciudad y desarrollada a partir de la anterior estructura urbana romana. Los asentamientos humanos se ubicaron preferiblemente en las laderas de los cabezos, encontrándose las primeras evidencias de poblamiento en el actual Cabezo de San Pedro, con una Alcazaba que fue la precursora del ya también desaparecido castillo cristiano
- Xaltis (la actual Isla de Saltés), de la que se sabe estaba protegida por una fortaleza de 70×40 metros de perímetro.
En 1012, Abd al-Aziz al-Bakri erige el reino taifa de Huelva otorgándose el título de señor de Umba y Xaltis (Huelva y Saltés). El reino fue durante cuarenta años económicamente seguro y fuerte hasta la guerra con el reino de Sevilla. En 1052 cae el reino taifa de Niebla en manos de Al-Mutadid y Abd al-Aziz debe retirarse siendo confinado en la isla de Saltés.
En cuanto a la época cristiana se sabe que la ciudad fue tomada, primero, por Íñigo de Mendoza en 1238 y por las tropas de Alfonso X, finalmente, en 1262. A partir de ahí será gobernada por diversos nobles como Juan Mathe de Luna, Diego López de Haro o Juan Alonso de la Cerda hasta que en el año 1351 se le confirman sus derechos como ciudad de cierta importancia. María de la Cerda, señora de Huelva y de la Isla de Saltés, de la Casa de Medinaceli, aportó en dote la villa de Huelva al matrimonio con el I Duque de Medina-Sidonia, pero al morir sin descendencia, su casa le reclamó al duque la devolución de la villa, lo cual no se llevó a cabo por parte de los guzmanes. Por ello, en torno a 1466, surgió un largo pleito sobre la villa entre ambas casas que no finalizaría hasta 1509 cuando, a la muerte del III duque, Fernando el Católico autorizó a los gobernadores del señorío a abonar 10.000.000 de maravedíes a la Casa de Medinaceli en compensación por Huelva, que permanecería bajo el señorío jurisdiccional de la Casa de Medina-Sidonia hasta la abolición de los señoríos en 1812.
Esta Huelva bajomedieval del estuario del Tinto y el Odiel, relacionada con las poblaciones vecinas y con Portugal, y una serie de bases científicas y técnicas desarrolladas en los últimos años del siglo XIV, le harán ser testigo y agente de un hecho trascendental para la historia de la humanidad: la llegada española a América.
El descubrimiento de América. La salida de Palos[editar]
Desde el Tratado de Alcazobas de 1479, las costas africanas estaban vedadas a los marineros castellanos y, por lo tanto, a los de las costas onubenses. Pero la fuerte expansión demográfica y económica de Castilla, junto con los nuevos avances y técnicas de navegación, permitieron que estas tierras y sus gentes se convirtieran en los más interesados en realizar las futuras expediciones atlánticas. La llegada de Colón a La Rábida y el apoyo, junto con la Corona, de diversas familias de las localidades de Palos de la Frontera, Moguer y San Juan del Puerto hicieron posible una gesta a la que, la entonces pequeña ciudad de Huelva, aportó buen número de marineros.
Si todo pueblo se siente orgulloso de su «pequeña historia», dichas localidades onubenses lo están de una gesta que protagonizaron gentes de la tierra. El Descubrimiento de América y las relaciones entre la provincia y las tierras del otro lado del océano son, y han sido siempre, algo presente en la memoria colectiva de este pueblo. Decía Pierre Chaunu que «Colón llegó a Portugal cincuenta años demasiado tarde y a Inglaterra y a Francia medio siglo demasiado pronto».33 A las costas de Huelva llegó en el momento oportuno. En estas tierras colombinas quedaron los reflejos de esta apoteósica aventura que marcó la idiosincrasia y cultura de generaciones de onubenses.
Si todo pueblo se siente orgulloso de su «pequeña historia», dichas localidades onubenses lo están de una gesta que protagonizaron gentes de la tierra. El Descubrimiento de América y las relaciones entre la provincia y las tierras del otro lado del océano son, y han sido siempre, algo presente en la memoria colectiva de este pueblo. Decía Pierre Chaunu que «Colón llegó a Portugal cincuenta años demasiado tarde y a Inglaterra y a Francia medio siglo demasiado pronto».33 A las costas de Huelva llegó en el momento oportuno. En estas tierras colombinas quedaron los reflejos de esta apoteósica aventura que marcó la idiosincrasia y cultura de generaciones de onubenses.
En ese acontecimiento destacaron numerosos hombres de Huelva a los que luego se le sumaron en nuevos viajes nombres como Alonso Pérez Nizardo que descubrió la Isla Trinidad, Fernán Hernández y Antonio García Ribas que fueron tripulantes de la Armada de Ovando34 Juan Álvarez «El manquillo de Huelva» que participó en la Conquista de México pilotando un barco con Antón de Alaminos y Esteban Rodríguez que obstentó el rango de piloto mayor en la Armada de Legazpi.
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