sábado, 28 de diciembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

ESPAÑA PRERROMANA

El Jarro de Valdegamas es una vasija datada hacia el siglo VI a. C.. Su hallazgo en la Península ibérica supone el que fuera usada por el pueblo tartésico, nombre por el que los griegos conocían a la civilización del Mediterráneo Occidental, en el triángulo formado por las actuales provincias de HuelvaSevilla y Cádiz, heredera de la cultura megalítica meridional ibérica. Por sus características, se especula que este jarro (o jarra) se elaboró en algún taller etrusco y llegó a Tartessos en algún intercambio comercial.
Esta pieza está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.



Hallazgo y simbología[editar]

El jarro fue encontrado en la zona de Valdegamas, en la localidad de Don Benito, perteneciente a la provincia de Badajoz, (comunidad autónoma de ExtremaduraEspaña).2
La pieza podría haber sido utilizada en un ritual de libación, (del latín «libatio», griego «λοιβή» o «σπονδή»), ritual religioso o ceremonia de la antigüedad que consistía en la aspersión de una bebida en ofrenda a un dios. Los líquidos ofrecidos en las libaciones eran variados, normalmente de vino sin mezclar, leche, miel, aceite y otros líquidos, incluso agua pura, que se vertían en el suelo.

Características técnicas[editar]

  • Forma: boca trilobulada, con cuerpo ovoide, con el principio del asa decorado con la figura de una diosa de la fecundidad flanqueada por dos leones.
  • Estilo: etrusco.
  • Material: bronce.
  • Altura: 29 centímetros
  • Diámetro máximo: 25,5 centímetros.














El Lacus Ligustinus es la denominación de una antigua ensenada marítima, formada por las aguas del Guadalquivir en el último tramo de su recorrido al desembocar en el océano Atlántico, que se habría colmatado dando lugar a las actuales marismas del Guadalquivir.

Definición[editar]

El término aparece por primera vez en la obra de Rufo Festo AvienoOra maritima, escrita en el siglo iv a. C. Se concibe tradicionalmente con la misma realidad geográfica que el sinus tartesii, un golfo en proceso de reducción con esteros laterales navegables dependiendo de las mareas. Hay autores, como Gavala y Pemán, que lo identifican con la bahía formada por el estuario del Guadalete. Actualmente se entiende el topónimo del lacus como una traslación de Avieno de otra latitud, probablemente del Golfo de León.1

Características[editar]

La existencia de este sinus tartesii genera la posibilidad de la existencia de un lacus situado por encima de la desembocadura del río Guadalquivir, abriéndose en dos brazos que irían a parar al mar. El lacus llegaría a su máxima expresión marítima en el Máximo Transgresivo Flandriense (ca. 6000 AP).2
Esteban de Bizancio (s. vi d. C.) habla de una ciudad, Ligistina, ciudad de los ligios, en la Iberia occidental, cerca de Tartessos. Sin embargo, esta aplicación del topónimo Ligustinus no es más que un nombre dado por el propio Avieno, con lo que las poblaciones indígenas no lo conocerían por dicho nombre ni quiere decir que existieran ligures en el suroeste peninsular.
Otro autor, Pomponio Mela (s. i d. C.) nacido en Tingentera (la actual Algeciras), escribió en los años 43-44 a. C.:
El Baetis, que surge de la región Tarraconensis, atraviesa durante largo trecho casi por la mitad de la Baetica, fluyendo desde que nace por un solo lecho, mas a poca distancia del mar, forma un gran lago, del que sale, como de una fuente, dividido en dos brazos, cada uno de los cuales es tan considerable como antes de su división.
Pomponius Mela, De Chorographia III, 4.
El lacus tuvo una notable influencia a la hora de establecer núcleos poblacionales en época romana, debido a la fertilidad de la franja que va del suroeste al noreste, existiendo un alto grado de ocupación.3​ Alrededor del lacus encontramos: Cerro del Trigo, Turris Caepionis, Lux Dubia, Ebora, Conobaria, Hasta, Nabrissa, Gibaldin, Burdoga, Saudo, Cappa, Carissa, Vigia, Siaro, Salpensa, Callet, Burdoga, CaldubaIptuci, Lucurgentum, BasilippoIrippoOrippoHispalisCaura, Osset, Tema, Italica, Maenuba, Olontigi, Laelia, Ilipla y Onuba Aestuaria.

Problemática[editar]

Avieno basa sus conocimientos de la geografía en el suroeste peninsular en una serie de fuentes que proceden de diferentes periodos, mezclándolas según su propio criterio. Investigadores como Schulten o Bonsor realizaron una lectura literal de las fuentes, sin crítica alguna, asumiendo la geografía actual como algo inmutable.4​ En Ora maritima se recogen muchos periplos, algunos de épocas muy anteriores al propio Avieno, de ahí la imposibilidad de establecer un paralelismo entre la geografía que describe y la realidad de su época. Autores como Gavala se encuadran dentro de una topografía filológica, con el objetivo de reconstruir paisajes antiguos e identificar las principales señales geográficas, buscando sobre el terreno de Tartessos la hipotética localización de dicha ciudad y del propio lacus.5

Estado actual de la cuestión[editar]

El Lacus Ligustinus debió localizarse en la plana de Sevilla, delimitando sus rebordes el Aljarafe y Los Alcores. Se han realizado una serie de estudios interdisciplinarios desde la época de Schulten, con escasos resultados. Sin embargo, en el Proyecto Marismas, autorizado por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, y llevado a cabo por la Universidad de Bremen y la Universidad de Sevilla, se han estado obteniendo nuevos resultados desde 1992. Se ha estudiado la colmatación del antiguo golfo y se baraja la posibilidad de la existencia de un lacus por encima de la desembocadura del Guadalquivir.6
La formación de un lacus de agua dulce en tiempos de Tartessos (s. VII-VI a. C.) era algo bastante improbable, debido a que se trataba de una zona inundada por el mar, aunque en época de Argantonio podría darse las condiciones para una formación lacustre en la planicie sevillana.7​ El lacus se formaría muy por encima de la desembocadura del Guadalquivir en un periodo más tardío al periplo en que se basa Avieno, pues en dicha época se habría producido un mayor proceso de colmatación.








Mastia (o Mastia de Tarsis) es el nombre de una antigua etnia ibérica, perteneciente a la confederación tartésica, situada en el sureste de Españanota 1​ y que tradicionalmente se ha asociado a la ciudad de Cartagena, sobre todo a partir del análisis de la fuentes clásicas que a comienzos del siglo XX realizó el alemán Adolf Schulten.

Historia[editar]

La primera descripción de la ciudad de Mastia aparece en obra titulada Ora maritima, del poeta latino Rufo Festo Avieno, del siglo IV d. C., aunque para su redacción utilizó fuentes supuestamente más antiguas, como un posible periplo masaliota del siglo VI a. C.2​ La descripción de Avieno dice así:
... Se halla luego el puerto Namnatio que desde el mar abre su curva cerca de la ciudad de los massienos. Y en el fondo del golfo se levantan las altas murallas de la ciudad de Massia...
Rufo Festo Avieno, Ora maritima.
Sin embargo, no hay pruebas definitivas de que el texto se refiera a la ciudad de Cartagena, aunque por el contexto y el resto de descripciones de accidentes geográficos que anteceden y siguen a estos versos, parece que pueda referirse a esta ciudad. Aunque, también ha habido estudiosos que han ubicado Mastia en algún punto cercano a Mazarrón o en la antigua ciudad de Carteia (Cádiz), situada al fondo de la bahía de Algeciras.
También hay una referencia a Mastia en el segundo tratado romano-cartaginés del año 348 a. C., como "Μαστια Ταρσειον" (Mastia de Tarsis), que marcaba el límite que podían alcanzar Roma y sus aliados en la península ibérica.3
Por Hecateo de Mileto sabemos que los mastianos (Μαστιανοí) formaban un pueblo hacia a las Columnas de Hércules, cuya ciudad cabecera era Mastia. Algunas ciudades dependían o estaban bajo su ámbito o influencia; así se menciona por orden en las fuentes:
  • Syalis, ciudad de los mastienos. Posiblemente Suel, actual Fuengirola.
  • Menobora, ciudad de los mastienos. Probablemente referida a Maenoba, actual Torre del Mar (Málaga).
  • Sixos, ciudad de los mastienos. La única que con cierta seguridad puede identificarse. Se trata de Sexi, la actual Almuñécar.
  • Molybdine, ciudad de los mastienos.
Su riqueza minera, pesquera y agrícola fue la causa de que el reino de Tartessos la mantuviese en su área de influencia.

Fundación de Qart Hadasht[editar]

La primera constancia cierta de la existencia de Cartagena se refiere a la fundación alrededor del año 227 a. C. de la ciudad de Qart Hadasht ('Ciudad Nueva'), principal colonia cartaginesa en Iberia, por el general cartaginés Asdrúbal el Bello, yerno del general Amílcar Barca.
La cultura tartésica estaba ya fuertemente aculturizada por la cultura púnica, así que se supone que Asdrúbal simplemente refundó y fortificó la ciudad sobre la preexistente Mastia tartésica.
La excavación arqueológica del nivel ibérico y cartaginés se plantea muy difícil en Cartagena, ya que está solapado por la Carthago Nova romana que se construyó encima.











 Nórax es hijo del dios Hermes y de Eritea, hija de Gerión.
Nórax es un rey asociado a Tartessos, colonizador de Cerdeña al llevar allí una colonia de iberos y fundador de la ciudad de Nora, que llevaría su nombre, fechada en en la época mítica de Hilo, hijo de Heracles y Deyanira.
Aparece en textos de PausaniasSalustio y Solino.






Tejada la Vieja es un yacimiento arqueológico ubicado sobre un cerro amesetado en el término municipal de Escacena del Campo, en la provincia de Huelva. Se accede a él por la Cañada Real del Arrebol, camino que cruza la carretera que desde Escacena del Campo se dirige a Aznalcóllar.
Constituye uno de los principales yacimientos prerromanos de Andalucía, caracterizado por la importancia de su actividad minera durante el primer milenio antes de nuestra era. Es notable la presencia tartésica, fenicia, y posteriormente turdetana.
De entre las dos Tejada onubenses partía el acueducto romano que suministraba agua a Itálica. Existen aun numerosos restos del llamado Acueducto de Itálica

Poblado de Tejada la Vieja, Escacena del Campo.jpg

El lugar[editar]

El yacimiento arqueológico de Tejada la Vieja está en el Término Municipal de Escacena del Campo, sobre un cerro amesetado de seis hectáreas y media aproximadamente, en las primeras estribaciones de la Sierra de Tejada, cerca del Paraje Natural de la Pata del Caballo, dicho cerro está limitado al oriente y norte por el profundo barranco del Arroyo de Barbacena que marca así mismo el límite entre la provincia de Sevilla y la provincia de Huelva, al oeste por otro barranco de menor entidad, el del Arroyo Sequillo y al sur por un declive más suave de la pendiente del cerro.
Es una fortificación del siglo VIII a. C. sobre un cerro de la que se distingue su perímetro, hay paños de la muralla de unos 4 metros de altura que aún se conservan. También son perfectamente distinguibles los basamentos pétreos de las casas, sobre los que se constuirían paredes de tapial y la distribución de las calles de su interior, encontrándose restos principalmente de cerámica. Hay también en su interior alguna casa de campo abandonada y arboleda. En la misma entrada hay una zona de esparcimiento habitual y más allá un bosque adehesado en el que hay colmenas.

Historia[editar]

El asentamiento de Tejada la Vieja surge probablemente en torno al siglo VIII a. C. y su situación estuvo motivada por la cercanía a las explotaciones mineras de las sierras de Tejada y Aznalcóllar, ya que la actividad minero-metalúrgica y el comercio con los productos minerales constituyó la base de su economía. Fue seguramente la decadencia de estas actividades lo que propició su paulatino abandono en torno al siglo IV a. C.
El asentamiento surge desde el principio de su ocupación limitado por una muralla adaptada a la orografía del cerro. En su interior se desarrolla una actividad habitacional, de almacenaje y de primera transformación de productos minerometalúrgicos. A lo largo de sus cuatro siglos de ocupación se suceden distintos modos de habitarla, siendo su último urbanismo, aún hoy visible en la zona excavada, del período de los Turdetanos. Llama la atención de esta distribución urbana su organización en calles perfectamente delimitadas, siendo más caótica la distribución habitacional dentro de las manzanas que dichas calles forman.
El asentamiento se encuentra emplazado cerca de otro anterior que también ha sido excavado, el de Peñalosa, donde las actividades principales son las agropecuarias, con escasa o nula presencia de actividades relacionadas con la transformación mineral. Es por ello que se relaciona la aparición de Tejada la Vieja con la presencia del comercio fenicio en la Baja Andalucía. Con los fenicios llegó la consiguiente transformación material y social que éstos pueblos, venidos del otro lado del Mediterráneo y poseedores de nuevos conocimientos y nuevas técnicas, produjeron en el entorno humano y natural del Valle del Guadalquivir. A este proceso cultural se le conoce como Tartessos. En la comprensión del fenómeno tartessico juega Tejada la Vieja un papel fundamental por tratarse de un asentamiento abandonado en época muy temprana y haber sido conservado, con escasas alteraciones posteriores, gran parte de sus patrimonio arqueológico.
Es probable que, cuando las actividades minero-metalúrgicas cayeron en decadencia, gran parte de la población de Tejada la Vieja se trasladara al asentamiento de Tejada ( también conocido como Tejada La Nueva) que ofrecía mejores condiciones para las actividades agropecuarias.
Fue declarado Bien de Interés Cultural por el Decreto de la Junta de Andalucía 212/2007 de 17 de julio con la categoría de Zona Arqueológica, publicado en el BOJA 154 de 06/08/07

La muralla[editar]

Murallas
El elemento más destacable del conjunto es la muralla. Podemos datarla en el siglo VIII a. C. Su estilo constructivo recuerda a otros modelos orientales, por lo que parece indudable su ligazón con el mundo fenicio. Tiene forma trapezoidal, compuesta por dos paramentos de material calizo y relleno el interior con piedras, tierra y desechos cerámicos macizados. Posiblemente tanto la muralla pétrea como la estructura de adobe que la coronaba estuvieron enlucidas y pintadas de blanco. En la zona donde la escasa inclinación del terreno hace más necesaria su presencia llegó a tener más de cuatro metros de alto y aún hoy resulta imponente su visión.
En los lugares en que la fábrica ofrecía menos robustez se le añadieron contrafuertes circulares unos y cuadrangulares otros, correspondiendo los primeros al momento de la construcción de la muralla y los segundos a reparaciones y obras de mejora posteriores.

Visitas guiadas al yacimiento[editar]

El yacimiento arqueológico cuenta con un portal en el que se pueden gestionar visitas turísticas y obtener información básica acerca de su muralla y urbanismo, cultura y sobre la historia misma de las excavaciones. Actualmente, se disponen dos modalidades de visita, una periódica que se realizará quincenalmente, sujeta a la disponibilidad de plazas, y otra extraordinaria para grupos que se concierta previamente. En ambas modalidades un grupo de voluntarios, miembros de la Asociación Cultural "Scatiana", facilitarán el acceso y guiarán a los visitantes.
Las visitas pueden reservarse en el portal www.tejadalavieja.es

Recreación de la muralla[editar]

En la imagen se muestra una foto original de la muralla de Tejada la Vieja, aldea de Escacena del Campo (2011) y una recreación virtual que representa la posible apariencia que tendría en su mayor esplendor.
De abajo hacia arriba: según el catedrático José Luis Escacena, una de las muchas características especiales que tiene la muralla tartésica de Escacena es que se construyó sin ningún tipo de fosa previa, y no se hicieron apenas nivelaciones del terreno. Es decir, la muralla se adapta al suelo natural. En los lugares menos protegidos, naturalmente, se realizaría una muralla más alta, que es el caso de la parte de la muralla que observamos.
Lo único que perdura en la actualidad de la muralla es la parte inferior, la mampostería pétrea. El método de construcción de esta sería mediante dos hileras de piedras unidas con algún tipo de aglutinante, muy resistentes; el interior de estas dos hileras sería rellenado con restos de vasijas, arena, y otras pequeñas piedras. Este era el verdadero cimiento de la muralla, unos cimientos tan fuertes que aún perduran.
Probablemente, según José Luis Escacena, la muralla de Tejada tendría una especie de banco sobresaliente a los pies de esta mampostería.
Encima de esta parte inferior, se encuentra una parte menos fuerte y pétrea. Se encuentra un tapial de barro o algo parecido que daría altura a la muralla. Se puede corroborar gracias a los restos de arcilla que aún perduran en el suelo de las murallas, fruto del derrumbe de este. En este tapial estarían los correspondientes vanos para emplear los defensores de la ciudad en caso de peligro. Todo lo descrito es muy probable que fuera en la realidad, ahora viene la parte más interpretativa.
Se puede observar en la foto actual de las murallas derrumbadas que hay una especie de pelotón de piedras que sobresalen de la muralla. Los expertos aún no se ponen de acuerdo sobre su estética, es decir, tenemos muy clara su función de contrafuerte, pero no se sabe si sería simplemente otro muro adosado, o por el contrario, si podría ser una torre que comunicase con el tapial y que pudiera servir igualmente para vigilancia de soldados. '
Una de las preguntas sin responder de Fernández Jurado es "¿Por donde se entraba en la ciudad?". Aún no se ha encontrado ninguna puerta de acceso. Hay dos opciones, bien como indica la arqueóloga Carmen García Sanz cuya existencia aún estaría por descubrir en una parte sin excavar de la muralla, o bien, lo que venía siendo habitual en las murallas de esa época era crear las puertas de acceso arriba, en el tapial, y se accedería a ellas mediante rampas cuya retirada fuera fácil en momentos de peligro. El problema que presenta Tejada es que vivía del transporte de los minerales, y las rampas serían un poco problemáticas para la subida de las bestias. Por último, está documentado que empleaban arcilla blanca o cal para darle color a la muralla, (es más, aún existen restos) de ahí su color blanquecino.

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