miércoles, 25 de diciembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

ESPAÑA PRERROMANA

El Castro de la Mesa de Miranda se encuentra en el municipio de Chamartín, a 22 kilómetros al Oeste de la ciudad de Ávila, en la vertiente Norte de la Sierra de Ávila. Se accede a través de la carretera AV-110 hasta Chamartín, municipio de pequeñas dimensiones, cuya arquitectura popular resulta representativa de la zona serrana.
A poco más de dos kilómetros al norte del pueblo se encuentra el Castro. El acceso puede hacerse a pie o con vehículo rodado a través de un camino de tierra. El primero es más aconsejable, al tratarse de una excursión por un terreno sin complicaciones de un paisaje de encinas centenarias y cercas de piedra. Es el más atractivo para visitantes sin prisas, con ganas de disfrutar de la Naturaleza. El acceso por el camino rodado constituye una excursión pedestre sin dificultades, apta para niños y personas de edad andarinas.

Castro de la Mesa de Miranda 17 by-dpc.jpg

Historia de la Investigación[editar]

Fue descubierto en 1930 por Antonio Molinero.23​ Se llevaron a cabo excavaciones entre 1932 y 1934 primero, y, después, en 1943 y 1944 siempre bajo la dirección de Juan Cabré Aguiló, asistido por Antonio Molinero y María Encarnación Cabré. Aquellas excavaciones se centraron fundamentalmente en la Necrópolis de La Osera y en el reconocimiento de sus sistemas defensivos. Desde entonces hasta el presente, los trabajos realizados en el Castro han consistido fundamentalmente en la puesta en valor, por lo que se encuentra acondicionado para la visita. El recinto está bajo la protección de la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. La declaración de "Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica" está en proceso, con un expediente incoado desde el 24 de noviembre de 1980.1
El nombre que recibió proviene del tipo de orografía plana sobre la que se asienta el castro (Mesa) y por su proximidad a la finca de Casas de Miranda (Miranda).4

Un castro vetón[editar]

La Mesa de Miranda fue un Castro habitado por vetones entre finales del siglo V y el siglo I a. C. Según las fuentes romanas, el pueblo vetón ocupaba las actuales provincias de ÁvilaSalamancaCáceres, parte de Toledo y norte de la de Badajoz. Los datos más abundantes sobre los vetones los ha aportado la arqueología. Las referencias antiguas no son muy abundantes. Con frecuencia les sitúan en los momentos previos y durante la conquista romana, aliados, sobre todo, con los lusitanos. Con estos se les cita asaltando ciudades del valle del Guadalquivir o atacando a las tropas romanas durante las guerras celtíberas (155-133 a. C.). Finalmente serán sometidos a partir de 133 a. C. aunque vuelven a ser citados tomando partido por alguno de los contendientes en las guerras civiles romanas que durante el siglo I a. C. se libran en territorio hispano. El Castro de La Mesa de Miranda debió ser abandonado, bien hacia 133 a. C. o, más probablemente, al final de las guerras civiles, cuando se lleva a cabo la estructuración de Hispania por Augusto, como parte del Imperio romano.

El recinto urbano del castro[editar]

Tiene una superficie total de 29 ha repartidas en tres recintos amurallados, ubicados en la meseta que se forma en la confluencia de dos cursos de agua menor que han excavado un profundo valle. Se trata, por tanto, de un lugar estratégico en la intersección de un paisaje serrano y el sedimentario del valle del Duero, circunstancia que le confiere un atractivo muy particular. Como consecuencia de esto las vistas por el Norte son excepcionales en todas las épocas del año.
A partir de la factura de las murallas que componen los tres recintos, se deduce que no fueron contemporáneos. El sistema defensivo fue perfectamente estudiado para que no hubiera puntos vulnerables, a la vez que fue adaptado a la morfología favorable del terreno.
El I Recinto es el más antiguo y el más grande (11,5 ha), donde previsiblemente vivió el grueso de la población. Estaba todo amurallado. La adaptación de la muralla a la topografía abrupta del sitio es un claro exponente del estereotipo de un Castro vetón. En la parte Sur, donde la muralla alcanza los 5 m de ancho, tiene dos puertas flanqueadas por torres circulares y defendidas por campos de piedras hincadas y un foso, colmatado por el derrumbe de la muralla. Una de las puertas fue cegada de antiguo, se supone que para evitar puntos vulnerables. La muralla en este punto se compone de muralla y antemuralla (doble paramento), como un sistema defensivo más.
Verraco vetón del Castro hoy situado en Chamartín
El II Recinto fue añadido por el sur al primero. Seguramente tuvo un cometido más variado que el anterior, dedicándose, además de a vivienda, a albergar zonas de producción y almacenamiento, así como recoger los ganados en caso de necesidad, se puede considerar uno de los primeros polígonos industriales de Europa ya que todos los talleres de artesanía se trasladaron a este Recinto. Destaca una gran torre circular que defiende la zona Sur, donde hay instalado un mirador actualmente.
El III Recinto pudo construirse durante las guerras celtibéricas (155-133 a. C.) o en las guerras civiles (siglo I a. C.). Supone un complemento defensivo por el Este de los recintos primero y segundo. Construido con piedras de gran tamaño supone una diferencia muy clara respecto a los otros dos, sobre todo el primero. Prueba clara de su posterioridad es que invadió parte de la Necrópolis.

La necrópolis de la Osera[editar]

Espada de antenas atrofiadas y vaina halladas en la Necrópolis. Siglo IV-III a. C. Museo Arqueológico Nacional de España.
Se encuentra inmediata al Castro por el sur, en una explanada muy propicia.
En ella centró fundamentalmente sus trabajos arqueológicos Cabré. Cuenta con 2230 tumbas,5​ todas ellas de incineración. Los vetones incineraban a sus muertos guardando después las cenizas en una urna o depositándolas simplemente en un hoyo en el suelo, según la categoría social del difunto. Algunas tumbas o grupos de ellas eran marcadas con un túmulo de piedras que las significaba en el relieve. Ello ha permitido saber muchos detalles de la estructura social de las gentes que habitaron este Castro. Se trataba de una estructura piramidal en cuya cúspide dominaba una aristocracia militar que se hacía quemar y enterrar con sus armas y atributos lujosos.
La Necrópolis estaba dividida en seis zonas bien definidas unas de otras y presididas por un hito de piedra vertical. Tal cosa es posible que obedezca a la división en linajes o castas que componía la sociedad del Castro. Estudios recientes han puesto de manifiesto que los hitos que presiden cada una de las zonas en que se define la Necrópolis guardan la misma alineación que la constelación celeste de Orión, circunstancia que estaría indicando detalles de las creencias en el más allá que tenían los habitantes de la Mesa de Miranda.













El Castro de las Paredejas se localiza en Medinilla, (Ávila), comunidad autónoma de Castilla y León, España. A diferencia de otros castros de este momento, en el de Las Paredejas no se buscó un lugar elevado de fácil defensa natural o buscando la horquilla en la desembocadura de dos ríos, como en tantos otros casos. Se eligió aquí una plataforma ligeramente elevada sobre el entorno en la base norte del Berrueco, basculando suavemente hacia el oeste y noroeste. Por el sur esa plataforma se une a la ladera del Berrueco, lo que en apariencia implicaría una cierta desprotección al poder ser avistado y alcanzado el interior del castro desde la ladera. Aunque no se conserva ninguna evidencia constructiva, ese detalle, con seguridad, tuvo que se solucionado de alguna manera, de forma que no quedara desprotegido el castro por ese lado.
Centro de interpretación en Medinilla
Desde la plataforma de Las Paredejas se dominaba todo el territorio circundante hacia el norte, este y oeste, de manera que cualquier peligro inmediato era descubierto con cierta antelación a suficiente distancia.
Aunque no se conservan indicios, es previsible que el castro de Las Paredejas estuviera amurallado al menos al final de la Edad del Hierro, como lo estuvieron todos los de su entorno en las provincias de Ávila y Salamanca. El desmantelamiento de sus murallas podría deberse a la intensidad de los cultivos en esa misma zona desde la Edad Moderna hasta la segunda mitad del siglo XX. La parcelación que durante los últimos siglos ha conocido la zona y la esforzada creación de bancales allí donde era posible obtener una pequeña porción de tierra, tuvieron que implicar una importante demanda de piedra cortada, obligando al desmantelamiento de toda construcción arruinada de la zona, Esta circunstancia priva a este castro actualamente de uno de los atractivos comunes a todos los de su entorno, como por ejemplo UlacaLa Mesa de MirandaLas Cogotas o Los Castillejos, en la provincia de Ávila o SaldeanaBermellarYecla de Yeltes y Pereña en la de Salamanca, todos ellos fuertemente amurallados. Sobre la magnitud del castro de Las Paredejas sólo puede decirse que los restos visibles correspondientes a la cultura material, esparcida por las tierras de labor, implican una superficie conocida en torno a las 50 ha, en la que había que incluir a la necrópolis. Tal superficie, con seguridad exagerada por la diseminación posterior de los restos, provocada por la agricultura, parece ponerla a la latura de alguno de los castros más conocidos del entorno de Ávila, como el de Los Castillejos de Sanchorreja e incluso del de La Mesa de Miranda.1

Las casas[editar]

Las casas de los vettones eran de planta rectangular, generalmente con varias habitaciones. Las paredes tenían, al menos un zócalo de mampostería, continuándose el resto por medio de ladrillos de barro, adobe o tapial, según las zonas, rematado el tejado en una cubierta vegetal. También es posible que todas las paredes fueran de piedra. La vida giraba en torno a la habitación mayor, la cocina, donde el hogar de barro presidía la estancia. Allí había un banco de piedra adosado a una de las paredes del que cuentan las fuentes que se utilizaba para sentarse a comer, por orden de edad.

Creencias[editar]

Un hallazgo antiguo en Las Paredejas aporta información sobre las creencias de sus gentes. Se trata de una representación en bronce de la diosa fenicia de la fecundidad, Astarté, que apareció fortuitamente en algún lugar del Cerro del Berrueco, posiblemente en Las Paredejas, habitado en el momento al que corresponde la representación. Esta circunstancia estaría indicando, primero, los contactos con la cultura fenicia, que tenía sus colonias en la costa andaluza y, por otra parte, la asimilación de las gentes que vivían aquí con el culto a las divinidades del Mediterráneo oriental.









El castro de El Raso es un asentamiento vetón situado en el municipio de Candeleda (ÁvilaEspaña), concretamente en una zona denominada El Freíllo, próxima a la pedanía de El Raso. Consta de varios recintos amurallados distribuidos en al menos tres zonas próximas entre sí, abarcando una superficie total de unas 20 ha. Parte de los hallazgos arqueológicos encontrados se encuentran en el Museo de Ávila, constituyendo lo que se denomina el tesorillo de El Raso, compuesto por algunas piezas y monedas de plata.
En el castro se ha rehabilitado dos de las viviendas para dar cobijo a un centro de interpretación que ofrece información sobre el yacimiento.

Descripción[editar]

Situado en un paraje montañoso, rodeado por la sierra de Gredos y con vistas al cercanísimo pico Almanzor. Al ser estas montañas de clima más húmedo, prosperan los helechos y los robles. Aunque estos últimos no sean tan predominantes como en épocas anteriores, todavía hay un número considerable de ellos. Su excepcional situación sobre la garganta de Alardos no sólo lo hacen un lugar de gran belleza, si no también estratégico y fácil de defender. Pertenece al término de Candeleda, al que se accede por un desvío de la C-501.
Pieza de diadema de la tumba 78. Museo de Ávila
Se trata de un castro vetón de la Edad del Hierro que ocupa una destacada posición sobre la garganta de Alardos que le sirve de foso, su parte alta está totalmente protegida por un fortín y hacia la llanura conserva restos de una muralla. Esta estratégica posición permitía controlar la parte baja y los accesos a los pastos de la Sierra de Gredos.
Ocupado desde finales del siglo III a. C. hasta mediados del siglo I a. C., momento en que se abandona de forma forzosa,debido a la conquista romana. A partir de este momento la mayor parte del poblado es destruido y sus murallas inhabilitadas por los romanos lo que hace que sus habitantes se vean obligados a trasladarse a las zonas llanas del valle,dando lugar al progresivo abandono del lugar. Se trata de una construcción ex novo, ya que se ha localizado un poblado anterior, en llano y sin murallas, en una zona cercana, El Castañar, que fue destruido. Con este poblado se relaciona la necrópolis, cuya cronología abarca desde el siglo V a. C. hasta el siglo III a. C. La necrópolis de El Raso no se ha localizado.
Excavado desde los años 70 por F. Fernández Gómez, posee una muralla de 2 km de perímetro, con una anchura media de 2-3 m, torres de refuerzo y bastiones. Delante de ella se localiza un amplio foso, y se especula con la existencia de una rampa de piedras hincadas. En el interior se excavaron cuatro sectores, que evidencia una amplia densidad ocupuacional y la carencia de organización urbana, ya que los trazados de las calles son irregulares. Sin embargo, la planta de algunas casas se inspira en modelos helenísticos, con un hogar central, con banco corrido, en torno al que se distribuyen el resto de las estancias, y un porche en la entrada, con un pequeño corral para animales.
En el exterior del poblado se encuentra el santuario de Postoloboso, dedicado al dios Vaelico, relacionado con el lobo —que debió ser abundante por estos lugares—.

Detalle de la muralla del Castro Celta El Raso.jpg

No hay comentarios:

Publicar un comentario