viernes, 27 de diciembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

ESPAÑA PRERROMANA

Palencia es una ciudad y un municipio español de la comunidad autónoma de Castilla y León y capital de la provincia de Palencia. Se encuentra situada en la llanura de Tierra de Campos, a orillas del río Carrión.
Ubicada a 749 msnm, dista 235 km. de Madrid y 47 km. de Valladolid, siendo las dos capitales de provincia españolas más próximas entre sí. El municipio cuenta con una población de 78 892 habitantes (INE 2017) sobre una extensión de 94,95 km². Por su parte, el alfoz de la ciudad, conformado por diez municipios, cuenta con más de 20 000 habitantes, que unidos a los de la capital suman más de 100 000 personas. Es un importante centro industrial de Castilla y León.

Edad Antigua[editar]

Excavaciones en la calle Canónigo San Martín 7, donde aparecieron varios niveles de ocupación romanos.
Pallantia era uno de los principales núcleos de población vacceos
Arcos visigóticos del iconostasio de la cripta de San Antolín.
Los orígenes históricos de la ciudad quedan inciertos, pero de lo que sí hay constatación arqueológica es de asentamientos prerromanos en el solar de la ciudad actual, a la que los celtíberos denominaron Pallantia. El pueblo que la ocupó fue el de los vacceos: el más culto de las tribus celtíberas, agrario y con una poderosa organización militar.
El rastro más evidente de romanización que queda en la ciudad es el Puentecillas, cuyo primitivo origen romano ha sido remodelado varias veces. Este puente permitía el acceso a la isla del Sotillo de los Canónigos cuyo Bolo de la Paciencia fue el mentidero de la ciudad. Fue restaurado y remodelado en la Edad Media.
En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la Iglesia católica, sufragánea de la archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de Cartaginense en la diócesis de Hispania. Con los visigodos llegó una de las etapas de mayor esplendor para la ciudad, pues la constituyeron en sede de la corte, además que desde el siglo iv también era sede episcopal de relieve (se dice que su diócesis era la más importante de España tras la Toledana). Quedan restos del vestigio visigodo en la Cripta de San Antolín (que es la actual cripta de la catedral) y en la cercana localidad de Baños de Cerrato con su iglesia de San Juan de Baños (siglo vii), situada a tan solo 7 km de la capital que está considerada la obra cumbre de la arquitectura visigoda.








Pintia es el nombre de una antigua ciudad vaccea, situada en la pedanía de Padilla de Duero (Peñafiel), en la actual provincia de Valladolid.1​ En 1993 fue declarado Bien de Interés Cultural como zona arqueológica.

Necrópolis de Las Ruedas.jpg

Historia[editar]

Los vacceos fueron los primeros pobladores asentados en el centro del Valle del Duero y en el curso bajo del Pisuerga, en una zona que englobaría la actual provincia de Valladolid y partes de las de LeónPalenciaBurgosSegoviaÁvilaSalamanca y Zamora.
Los vacceos eran un pueblo celta proveniente del norte de Europa que llegó en diversas oleadas a esta zona. Fundaron varias ciudades (Pallantia, Pintia) que tenían un gobierno autónomo hasta ser casi ciudades-estado, pero sin perder las relaciones con las ciudades hermanas de su entorno. Hasta tal punto era el hermanamiento de las ciudades, que los vacceos ayudaron a los arévacos de Numancia durante el asedio a que fueron sometidos por los romanos. Precisamente por esta ayuda, los invasores romanos atacaron las ciudades vacceas tras someter Numancia. Al cabo de los años Pintia acabaría por ser romanizada.
Durante años, se pensó que Valladolid era la antigua Pintia. En el Siglo de Oro, era frecuente usar "pinciano" para designar a un vallisolitano.
Sin embargo, ni las distancias viarias ni la arqueología de la propia ciudad permiten esta identificación. Las excavaciones arqueológicas que se vienen realizando en Padilla de Duero han descubierto un importante núcleo de población que ha sido identificado como su posible emplazamiento.

Descripción[editar]

Excavación de una de las tumbas de la necrópolis de "Las Ruedas".
La zona arqueológica consta de tres partes diferenciadas: La ciudad en el pago de "Las Quintanas", el lugar de enterramiento o necrópolis de "Las Ruedas" y el barrio alfarero de "Carralaceña".
  • En "Las Quintanas" se ha descubierto que la ciudad fue destruida por un incendio. Posteriormente los visigodos de la zona instalaron su necrópolis sobre la antigua ciudad vacceo-romana.
  • En la necrópolis de "Las Ruedas" se han encontrado ricos ajuares de guerreros, mujeres, niños...
  • Por otro lado, ya en el término de la cercana localidad de Pesquera de Duero se encuentra el barrio artesano de "Carralaceña", situado al otro lado del río Duero, para evitar que por un accidente sobrevenido durante el proceso de cocción de la cerámica, el fuego se pudiera propagar al núcleo de población principal. Este barrio alfarero, unido a Pintia por un vado en el río Duero, contaba además con su propia necrópolis o lugar de enterramiento. Los hornos encontrados aquí son únicos en Europa, por sus dimensiones y cronología, pero no se pueden visitar porque la Junta de Castilla Y León no consideró rentable su restauración y puesta en valor.
La permisividad institucional y la falta de apoyo a los proyectos de excavación ha supuesto la destrucción parcial del poblado con la plantación de viñedos.
La Universidad de Valladolid se encarga actualmente de la recuperación del poblado y de su estudio. Parte del material exhumado se puede contemplar en el Museo de Valladolid.









Roa es una localidad y un municipio2​ español situado en la provincia de Burgos, comunidad autónoma de Castilla y León. Pertenece a la comarca de la Ribera del Duero, dentro del partido judicial de Aranda.
También se la conoce por Roa de Duero.

Algunos historiadores sostienen que puede tratarse de la antigua Rauda vaccea. Por aquí pasaba una calzada romana que iba de Clunia a Astorga. Está situada sobre un espolón asomado al río Duero que domina el paisaje.3
En el año 909 Munio Núñez, suegro del rey García I de León, es nombrado conde de Amaya. Desde este punto será uno de los tres protagonistas de la expansión hacia el Duero repoblando Roa de Duero en el año de 912. Al mismo tiempo, el conde Gonzalo Fernández, padre del famoso Fernán González, reconquistó El Burgo de Osma y Berlanga de Duero. Así fue como quedó asegurada toda la línea del Duero.
En 975 una razia de Almanzor llega a Roa, volviendo a convertir la zona en lugar de batalla entre los dos reinos, musulmán y cristiano.4
En 1143 Alfonso VII concede a Roa diversos privilegios, donando a esta villa las aldeas de su alfoz, aplicando el fuero de Sepúlveda. El 18 de octubre de 1194, Alfonso VIII efectúa en Alarcos, la donación definitiva a la Orden de Santiago del Alcázar de Alarcón, la mitad de los portazgos de Alarcón y Alconchel, la aldea de las Gascas, Villasila, Villamelendro y otras heredades.
El 24 de noviembre de 1194, Alfonso VIII, confirma en Toledo, una donación efectuada el 18 de octubre del mismo año,5​ beneficiando a la Orden de Santiago, y modificándola con respecto a la original con la mitad del portazgo de Alarcón y de Valera de Roa, las villas de Villasila y Villamelendro pero en este caso, a cambio del castillo de Alarcón, la quinta parte de las rentas de esta villa y la aldea de Las Gascas.6
Alfonso X en 1274 y por Sancho IV en 1291 ratifican los privilegios otorgados por Alfonso VII. Actualmente se conservan dos copias de privilegio en la Biblioteca de la Academia de Historia, otra copia se conservaba en el Archivo de Roa, perdida con total seguridad a causa de los numerosos incendios del siglo XIX.
En el siglo XV Enrique IV entregó la villa como regalo a su favorito don Beltrán de la Cueva (de ahí el lema del escudo de la villa: "Quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can"). Además otorga el derecho a la celebración de dos ferias anuales que casi nunca llegaron a realizarse. Por otro lado, concede la celebración semanal de un mercado para los martes, tradición que desde 1465 se sigue llevando a cabo.
En el año 1295 la reina Violante de Aragón, viuda de Alfonso X, ordenó la construcción de las murallas de Roa, así como el procedimiento para realizar la vendimia. El recinto amurallado serviría como solución a los diversos conflictos que la villa vivía con sus vecinos más próximos, al no ponerse de acuerdo para el cercado del muro de protección. Esta muralla era alta y sólida, almenada y con doble muro, como describe Loperráez, contaba con seis puertas que se abrían al amanecer y se cerraban al atardecer, además contaba con pequeños portillos para facilitar el paso de los vecinos:
  • Puerta de la Villa: situada en las inmediaciones de la plaza de toros.
  • Puerta de San Juan: cercana al C.R.D.O. Ribera del Duero, es la única que conserva uno de los cubos que formaban la puerta.
  • Puerta de Palacio: en las inmediaciones del Paseo de El Espolón, llamada así por encontrarse al lado del desaparecido Palacio de los Condes de Siruela.
  • Puerta de San Esteban: anexa a la iglesia del mismo nombre.
  • Puerta de San Miguel: tenía una hornacina en el interior con una imagen del santo.
  • Puerta del Arrabal o de La Fuerza: Situada en la entrada a la calle Santa María donde actualmente se puede admirar el lienzo de la Muralla mejor conservado.
En el año 1517, falleció en la villa el Cardenal Cisneros que iba de viaje para una entrevista con el nuevo rey Carlos I de España.
Villa, cabecera de la Comunidad de Villa y Tierra de Roa7​ con jurisdicción de señorío ejercida por el Conde de Siruela8​ quien nombraba su alcalde mayor de señorío.
El 19 de agosto de 1825 fue ajusticiado en la plaza del pueblo Juan Martín El Empecinado por orden de Fernando VIIEl Empecinado había llegado hasta Roa tras ser apresado en Olmos de Peñafiel y conducido a la Villa de Roa, por ser cabeza del partido judicial de la época y disfrutar de fueros. Pero los absolutistas no respetaron el derecho de asilo. Torturado y humillado, cuenta erróneamente la leyenda que fue exhibido en una jaula sobre un carro. Aun así, consiguió romper las cadenas que lo apresaban en un último intento de acogerse al asilo que ofrecía la Colegiata, sin poder lograrlo.4
Mapa de la localidad publicado en 1868 realizado por Francisco Coello
Pocos años después de su muerte, el pueblo de Roa rinde homenaje al liberal, dedicándole a su nombre la antigua Calle de Las Armas. Desde principios de los años noventa, la Asociación Amigos de la Historia de Roa, junto con el Círculo Cultural Juan Martín "El Empecinado", presidido por un descendiente del famoso guerrillero, celebran un homenaje anual junto al monumento que se levantó en su honor. Este homenaje se realiza siempre el sábado más cercano a la fecha de su ajusticiamiento y cuenta con la participación de las autoridades locales y la población en general.9
En 1840, el general carlista Balmaseda incendia Roa mientras los habitantes de la villa están refugiados en Peñafiel.
Erróneamente se hace referencia a Roa de Duero usualmente para denominar a Roa. Roa de Duero dejó de llamarse "de Duero" antes -al menos- de 1988, para convertirse en Roa[cita requerida]. Varias disposiciones, entre ellas el Real Decreto 570/1988, de 3 de junio, "de delimitación de la zona de promoción económica de Castilla y León" (BOE n. 137 de 8/6/1988) hace mención del nombre de Roa como zona de promoción económica en la provincia de Burgos (En el Anexo de este R. D. 570/1988 se menciona en la provincia de Burgos: Cerezo de Río TirónEspinosa de los MonterosLermaMedina de PomarMelgar de FernamentalMiranda de EbroOñaPradoluengoLa Puebla de ArganzónQuintanar de la Sierra, Roa, Salas de los InfantesTreviñoValle de MenaVilladiegoVillarcayo de Merindad).









Toro es un municipio y ciudad española perteneciente a la provincia de Zamora, en la comunidad autónoma de Castilla y León.23
Su término se encuentra situado al sureste de la provincia de Zamora, en plena vega del Duero, a unos 33 km de Zamora, la capital provincial. Cuenta con una extensión total de 324,86 km², dato que sitúa a este municipio como el de mayor superficie de su provincia, al ocupar algo más de un 3 % de su territorio, y uno de los mayores de Castilla y León. Administrativamente está formado por el núcleo que le da nombre, Toro, y por una serie de asentamientos de diferente carácter, como son el pequeño núcleo rural, con tratamiento de barrio, llamado Tagarabuena, la urbanización denominada El Gejo, y seis asentamientos menores como son La Estación, Montelareina, Granja Florencia, Villaveza, Villaguer y Estancia Piedra.4
Toro es una ciudad histórica y monumental. La ciudad es reflejo de su notable papel histórico, de especial relevancia entre los siglos XII y XVI, en la que fue sede real y lugar de celebración de Cortes. Su casco histórico acoge auténticas joyas monumentales, entre las que destaca la Colegiata de Santa María la Mayor. En sus calles se percibe la imbricación de distintas etapas de su desarrollo histórico, siendo aún identificable la traza y los elementos clave de la estructura urbana fundacional, junto con el de otras etapas posteriores de su desarrollo. Otro de los elementos clave en la configuración de su estructura urbana es su emplazamiento sobre un accidente orográfico significativo, consistente en una considerable elevación del terreno y su ubicación próxima al Duero.4
La ciudad ejerce una notable función de cabecera comarcal sobre un área rural circundante de 19 municipios, el denominado Alfoz de Toro, de los que 13 están situados al norte del río Duero y 6 al sur. Por su tamaño, es un núcleo intermedio, con un volumen de población significativo para la media de Castilla y León y que contribuye decisivamente con sus cerca de 9000 habitantes a aproximar la densidad comarcal a la que existe en el conjunto regional, cumpliendo su papel de cabeza de comarca de su área funcional.4
El río Duero se configura como el elemento central del relieve y la morfología del municipio, atravesando el término de este a oeste. El río ha ejercido un drenaje espectacular del territorio de su amplio valle, que en algunos puntos puede superar los 6 km de anchura, determinando su particular fisonomía de terrazas, laderas, abarrancamientos y fondos de valle. El municipio se extiende por encima y debajo del río, con tierras principalmente cubiertas de viñedos, con las que se ha generado una cultura vitícola de alta calidad que se ha protegido con la Denominación de Origen Toro. A pesar de que su suelo cuenta con una alta ocupación por actividades agrícolas, el territorio municipal presenta importantes áreas protegidas que incluyen un lugar de importancia comunitaria (LIC), una zona húmeda catalogada y un monte de utilidad pública (MUP).

Edad Antigua[editar]

El denominado verraco es un toro de granito que fue hallado en la ciudad y que para muchos es el origen de su actual nombre. Algunos historiadores lo esgrimen para justificar que Toro fue el primitivo asentamiento vacceo de «Arbocala».
Existen diversas teorías sobre el primigenio asentamiento humano en el actual solar de la ciudad de Toro. De ellas la más aceptada se basa en el conjunto de piezas o vestigios arqueológicos de origen celtíbero que, según señala Navarro Talegón en su «Catálogo monumental de Toro y su alfoz», «patentizan la existencia de un castro que posiblemente se corresponda con la antigua ciudad vaccea citada por el geógrafo y astrónomo griego Ptolomeo» y que otro historiador mucho más reciente, Gómez-Moreno, «hizo coincidir» con la Arbocela del «Itinerario de Antonino» -recopilación de rutas del Imperio Romano-, situada en la calzada de Mérida a Astorga y Zaragoza, en el ramal de esta última que parte de Ocelu Duri. Una población que, según Navarro Talegón, cabe identificar con la «Arbocala», cuya conquista por Aníbal es mencionada por Tito Livio en sus «Décadas». De esa época sería uno de los principales símbolos actuales de la ciudad, el denominado verraco, un toro de granito que fue hallado en la ciudad por los repobladores cristianos en tiempos del Alfonso III de Asturias y que para muchos dio su actual nombre a la ciudad.12413
Más incierta es la presencia romana en la ciudad. El testimonio más evidente de esta época es el puente mayor sobre el río Duero, aunque su reconstrucción —casi por completo— de finales del siglo XII o principios del XIII han dejado muy pocos sillares almohadillados de fábrica romana. Los restos arqueológicos más abundantes fueron localizados en Tagarabuena, pedanía situada a un kilómetro de Toro. Las escasas huellas romanas, visigodas y musulmanas han llevado a que algunos historiadores defiendan que el primer asentamiento vacceo desapareció tras la conquista de Aníbal y que de existir alguna población, sería insignificante.

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