jueves, 26 de diciembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

CELTIBERIA

Konterbakom es la transcripción fonética literal de los epigramas en signario ibérico escritos en ciertas monedas celtíberas de bronce acuñadas en la primera época romana de Hispania, cuya ceca, según las hipótesis más aceptadas en la comunidad científica,1​ estuvo ubicada en una antigua ciudad denominada Konterbia Belaiska o bien Contrebia Belaisca. Los restos arqueológicos de este oppidum se hallan en el lugar denominado Cabezo de las Minas en BotorritaZaragoza, (España).

Metales y emisiones[editar]

Contrebia Belaisca acuñó dos emisiones.2​ La primera, de estilo más clásico, al final del siglo II a. C. La segunda, con un estilo más tosco, al principio del siglo I a. C. En ambas figuran las iniciales BE L en el anverso, y en el reverso el epígrafe Konterbakom, que se traduce como un genitivo“de los de Konterbia”. 3

Metrología[editar]

Pese a presentar leyendas indígenas, su metrología (pesos y leyes) se basa en el sistema romano4​ con unidades equivalentes a los ases romanos y sus divisiones: semises (mitades) y cuadrantes (cuartos). Hay que tener presente, sin embargo, que se ignoran las denominaciones reales que estos pueblos dieron a sus propias monedas, lo que ha conducido a utilizar —tal vez erróneamente— la terminología romana para mencionar los valores indígenas conforme a su peso y módulo. La unidad, equivalente al as, suele medir entre los 22 y los 24 mm y su peso oscila entre los 9,10 y los 7,51 g. Un semis puede medir entre 19 y 20 mm y pesar 5,02 g, y un cuadrante medir 15 mm y pesar 1,9 g.5

Dispersión[editar]

Estas piezas se hallan con más frecuencia en la actual provincia de Zaragoza, en la de Teruel, y algunas también en las de Guadalajara y Cuenca.6​ En ellas, como en buena parte de las que se han encontrado en el resto de la antigua provincia de Hispania Citerior, aparece siempre en el anverso una cabeza masculina y en el reverso un jinete portando una lanza o una palma. En el reverso de la moneda fraccionaria (semises y cuadrantes) el jinete es sustituido por un caballo y un creciente lunar. En todos los reversos aparece la citada leyenda Konterbakom en caracteres ibéricos.
Guillermo Fatás7​ aventura la hipótesis de que en cada región de la Celtiberia habría una especie de “capital federal” articulándola políticamente, única de las ciudades de dicho territorio que produciría emisiones de plata. En el caso de Konterbia, —pese a no haber tales emisiones— esta función estaría explícita en el propio nombre de la ciudad, según autores que apuntan a la posibilidad de que Contrebia Belaisca se pueda traducir al latín como Conventus Bellorum o "reunión de los Belos". Así Contrebia sería la ciudad principal de los Belos.8
Existen monedas con el epígrafe Belaiskom (de los belos). Miguel Beltrán las considera pertenecientes también a Konterbia Belaiska,9​ aunque los hallazgos realizados hasta el momento señalan su situación entre Osma (Soria) y Cervera del Río Alhama (Logroño).10

Iconografía[editar]

Las emisiones de finales del siglo II a. C. muestran en el anverso una cabeza viril mirando a derecha, peinado de "rizos de gancho", con tres rizos por detrás de la oreja. A la derecha, delante de la cabeza, muestra un delfín. Detrás, a la izquierda, en signos ibéricos, la inscripción BEL. En el reverso, un jinete con palma, cabalgando a derecha. Debajo, en el exergo , la inscripción ibérica Konterbakom.11
Por su parte, las emisiones del siglo I a. C. muestran en su anverso una cabeza viril a derecha, con peinado en dos niveles. Delante, delfín, detrás signos ibéricos (BEL). En el reverso, un jinete lancero a derecha. El signo BA de la inscripción del exergo aparece un poco curvado. En los semises y cuadrantes el jinete es sustituido por un caballo al galope a derecha, y encima, un creciente entre dos glóbulos (en los semises) o tres glóbulos (en los cuadrantes).








La Loma de los Brunos es un yacimiento arqueológico situado en el término municipal de Caspe (AragónEspaña).

Localización[editar]

La Loma de los Brunos se emplaza junto al embalse de Civán, a unos 21 km al SE del núcleo urbano de Caspe. Se accede a ella tomando la pista asfaltada que parte de la carretera A-221 en dirección a Maella a la altura del km 58,700.

Descripción[editar]

El yacimiento comprende un poblado y una necrópolis que data de los siglos VI y V a. C., lo que corresponde a la fase del ibérico antiguo. La necrópolis, excavada en su totalidad, conserva restos de dieciocho túmulos funerarios, formados por amontonamiento de piedras y tierras. Se distribuyen a lo largo de un cordón rocoso de arenisca, situado en las inmediaciones del poblado. Con un diámetro de entre 1,5 y 5 m, todos los túmulos tienen planta circular a excepción de uno, que es cuadrangular. En su interior se construyeron pequeñas cámaras funerarias o cistas en las que se depositaron ajuares y urnas que contenían los restos incinerados de los difuntos.
El poblado corresponde a la cultura de Hallstatt y en él se hallaron casas rectangulares, ordenadas en dos filas, en torno a una calle central que cruza el poblado. En el asentamiento se han identificado varias fases de ocupación.
La necrópolis y el poblado fueron descubiertos en 1958 por el arqueólogo caspolino Manuel Pellicer. A comienzos de la década de 1980 se llevaron a diversas campañas de excavación en ambos yacimientos.










Mundobriga o Munebrix era un antiguo poblado celtíbero en la Sierra de Pardos que se relaciona con la actual población de Munébrega (España), en la Comunidad de Calatayud, dentro de la Provincia de Zaragoza.
Los restos de esta ciudad celtíbera se descubrieron gracias a unas investigaciones arqueológicas realizadas en 1998 en el río Jalón.1​ Se sabe que el núcleo de Mundobriga se conservó hasta el período de dominación musulmana, siendo utilizada anteriormente por romanos y visigodos.

Localización geográfica[editar]

Situado en la Sierra de Pardos, se trata de un importante yacimiento situado en el lugar denominado Granja de Zaragocilla, entre las localidades de Olvés y Munébrega, en la provincia de Zaragoza. Allí ocupa un cabezo elevado cuya cima está protegida por un doble paramento de muralla, evidenciándose después al descender por el monte la existencia de otras líneas de muros de contención/murallas (hasta seis o siete) especialmente en la ladera meridional (de más fácil acceso). En la cima hay túmulos, y se observa también un tramo de fortificación que une las líneas tercera y cuarta de muralla, construido perpendicularmente a ellas.

Hallazgos[editar]

En los campos que se sitúan al este y sur-sudeste del cerro, se encuentra abundante cerámica celtibérica, tanto pintada como sin pintar: cuencos, cráteras, vasos, ollas globulares, etc., todo ello datable los siglos III o II a.C. En la cima, la cerámica es mucho más escasa, aunque allí se han recogido algunas piezas de la I Edad del Hierro. En un campo al pie del cabezo y al suroeste del mismo, las labores de labranza habían puesto al descubierto una bolsada de cenizas cubierta por lajas de piedra, correspondiente sin duda a un enterramiento. En una ligera elevación que se sitúa frente a este cerro, al sur del mismo, se aprecian también varios túmulos.









La fortaleza de Pardos era una fortaleza ubicada en el despoblado de Pardos, en el actual término del municipio español de Abanto, en la provincia de Zaragoza.

Historia[editar]

Originariamente fue un castro celtíbero, probablemente belo, situado en plena Sierra de Pardos y que permite tener contacto visual con el cercano castillo de Cubel, controlando de este modo el tránsito por la sierra entre el valle del Jiloca y la cuenca del Piedra. Posteriormente fue reutilizado por los musulmanes como albacara a su llegada a la península con dos torres.

Descripción[editar]

Se trata de una fortificación compleja, construida sobre dos montículos con sendas torres, rodeadas por una muralla1​ y un foso de origen celtíbero, como atestiguan los numerosos restos de cerámica encontrados en los alrededores. Tiene dos torres, una de las torres2​ es de origen islámico y está construida en tapial, mientras que la otra parece ser de origen celtíbero y está construida en mampostería.3​De la muralla que rodea la fortaleza, se conserva un tramo de unos 20 metros de longitud, con sillares de piedra caliza de más de dos mil kilos de peso y una anchura media de 2 metros. El foso a su vez tiene una anchura media de 9 metros, sin poder determinar la profundidad por el relleno producido por la erosión de los laterales.









El Parque arqueológico de El Cabo es un espacio que reproduce el Poblado ibérico de El Cabo, el cual, debido a unas explotaciones mineras, fue excavado y trasladado piedra a piedra al Parque de San Macario, situado en lo alto de la localidad turolense de Andorra (AragónEspaña).

Localización del poblado original[editar]

El antiguo poblado de El Cabo estaba emplazado a unos dos km al oeste de Andorra, en lo alto de una cuesta que dominaba las cabeceras de la Val de Ariño y el río Regallo. Se encontraron en él más de 40 000 restos arqueológicos, en su gran mayoría cerámicos. También se hallaron restos óseos y metálicos, casi todos ellos de bronce, tales como hebillas, fíbulas, agujas de coser, puntas de flecha, colgantes, anillos y pulseras serpentiformes.2​Tras su excavación completa en 1999 por José Antonio Benavente y Fernando Galve, fue destruido por los movimientos de tierras de una explotación minera de carbón a cielo abierto. Antes de su destrucción, se numeraron y trasladaron los elementos constructivos más significativos —apoyos de poste, paredes, rampas de acceso y muros interiores— para la posterior reconstrucción del poblado.3

Descripción[editar]

El actual parque recrea, a escala natural, un poblado ibérico de calle central con unas cuarenta casas de planta rectangular de unos 20 - 25 m2 de superficie, frecuentemente subdivididas en pequeños espacios interiores. Lo más probable es que estas viviendas tuvieran dos plantas o, al menos, un altillo superior. El asentamiento contaba con un recinto amurallado, torreones defensivos, una estrecha entrada en recodo y un camino de ronda en el perímetro con accesos desde el exterior. En la parte más alta del poblado existen dos espacios de más grandes, que pudieran corresponder a la vivienda de la familia principal del poblado y, junto a ella, una estancia para uso público o destinada a almacén.3​Las techumbres se han reconstruido con maderos de pinos de la zona, tallados toscamente y entre los que se han entrelazado ramas de pino y enebro.
El proyecto de excavación, traslado y reconstrucción en un emplazamiento diferente al original de un poblado ibérico es pionero en España. Para su uso como museo, los espacios han sido cimentados sobre hormigón, se han construido drenajes y se han preparado conducciones de luz.2

Necrópolis de El Cabo[editar]

La necrópolis de El Cabo, descubierta en 1999, comprende un total de cinco túmulos, todos con sus correspondientes urnas funerarias. Cada uno de estos recipientes albergaba en su interior restos óseos incinerados de pequeño tamaño —posiblemente machacados—, formando una masa muy compacta. Cada una de las vasijas estaba acompañada de un modesto ajuar, consistente en pequeñas anillas, pulseras y adornos. En hallazgo presenta una gran interés arqueológico, ya que desde la excavación de la Loma de los Brunos, en Caspe, en la década de 1980, no se había vuelto a encontrar una necrópolis ibérica intacta.2

Cronología[editar]

El asentamiento de El Cabo debió construirse, ocuparse y abandonarse en un periodo de tiempo bastante reducido, tan sólo de unas pocas décadas. Mediante el sistema del carbono 14 ha sido datado en el siglo V a.C., que corresponde al Ibérico antiguo.

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