IGLESIAS DE ESPAÑA
La ermita Santa Quiteria de Argente (Provincia de Teruel, España) es una ermita románica del siglo XII, de gran interés por tratarse de uno de los pocos ejemplos existentes en la provincia.
Consta de una alargada nave única de cuatro tramos y ábside semicircular, ligeramente apuntado. Su fábrica es de mampostería en los dos últimos tramos de la nave y sillarejo en el primero y la cabecera, donde también aparecen estrechas franjas y pilastras de ladrillo como refuerzo.
En el lado meridional se abre una sencilla portada de ladrillo en arco de medio punto, que da paso a un interior totalmente enlucido, que muestra algunos restos de pintura mural de época gótica en los muros del primer tramo.
Lo más interesante de esta ermita es la techumbre de madera que cubre toda la iglesia. Se trata de una techumbre a dos aguas sobre arcos diafragma en la nave y semicónica en la cabecera, realizada en madera y decorada con motivos geométricos, heráldicos y figurativos de época gótica, en blanco, rojo y negro principalmente.
Ermita de Santa Quiteria | ||
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Bien de interés cultural Patrimonio histórico de España | ||
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Localización | ||
País | ![]() | |
Localidad | Argente![]() ![]() ![]() | |
Coordenadas | 40°40′37″N 1°11′39″O | |
Datos generales | ||
Categoría | Monumento | |
Código | RI-51-00108841 | |
Declaración | 19 de febrero de 2002 | |
Construcción | siglo XII - | |
Estilo | Románico |
La ermita de San Roque situada en el municipio turolense de Blancas, en la comarca del Jiloca, es de reciente construcción: se puso la primera piedra en el año 2000 por iniciativa de la cofradía que el mismo santo tiene en la localidad, y cuyo origen se remonta a 1530,1 y fue inaugurada oficialmente el 16 de agosto de 2003, fecha en que se celebró el primer culto religioso.
Frente a la cofradía se erige el antiguo Peirón de San Roque, del cual se ignora la fecha de construcción, aunque se remonta como mínimo al siglo XVII, y cuya forma actual no es la primitiva, ya que fue reconstruido en la década de los 70, tras derrumbarse a causa de una tormenta, de modo que su fuste fue recortado en más de un metro y se eliminaron las dos bolas de piedra superpuestas y la cruz de hierro que lo culminaban.
En el interior de la ermita se guarda la talla del santo, de estilo barroco rural, que según consta en los archivos de la diócesis fue encargada y sufragada por los cofrades en el año 1589 para su uso como imagen procesional, y recientemente restaurada por Nati Quílez, antes de su colocación en la ermita.
Del conjunto cabe destacar las pinturas de su interior, tres retablos pintados al óleo sobre estuco y madera, que ocupan la parte del altar y los dos laterales y son obra del pintor Armand Lluent, que realizó este trabajo de modo altruista.
Cada retablo está dividido en tres partes. La central está dedicada a la “Transición de San Roque” y cada una de las partes laterales representa una escena de la vida de San Roque. Respetando la tradición y los valores iconográficos propio del santo, el artista aportó su visión contemporánea aplicando su propio estilo y simbología y ahondando en las características paisajísticas: tierras áridas que marcan el carácter y la vida de sus habitantes. El resultado es una simbiosis entre tradición y actualidad que refleja la parte más metafísica del santo en concordancia con el estilo de su autor.
Lluent murió en 2004 sin poder acabar la ermita, que fue terminada, siguiendo sus bocetos e instrucciones y aplicando la misma técnica y estilo, por su ayudante de taller, Carlos Soto. La inauguración definitiva de la ermita con los tres retablos terminados, tuvo lugar el 16 de agosto de 2009.
La ermita de Santa Bárbara de Calanda, dedicada a la santa titular y a San Marcos, está ubicada en uno de los cabezos dominantes de la población. Data del siglo xvii, si bien el edificio ha sufrido grandes transformaciones, quedando en nuestros días muy alterado con respecto al plan primigenio.
Historia[editar]
La planta original data del año 1686 y tenía las funciones de un pequeño oratorio. Con el tiempo, y tras varias ampliaciones posibilitadas por las limosnas recogidas, devendría notable ermita. Entremedias, debe retenerse —tal y como vindica el historiador Manuel García Miralles— el nombre de "don Juan Solano Fernández, sargento de los Reales ejércitos de Felipe V, quien en 1722 —retirado a la ermita— emprendió su ampliación". Será ermitaño por tres décadas, laborando en su ampliación, mantenimiento y culto.
Durante la Primera Guerra Carlista la ermita sufrirá graves desperfectos, por haber sido utilizada como lugar de defensa.
En nuestros días apenas subsiste una cuarta parte de la planta total (acabada en su máximo desarrollo), es decir, el atrio y una ínfima porción de la ermita misma, triste sombra de su pasada envergadura.
Descripción[editar]
La ermita aparece articulada en dos cuerpos bien reconocibles: el primero supone un atrio (con tres arcos en la fachada y otros tres en los laterales; más amplio en ambos casos el central que los laterales). Toda la arquería es de piedra de sillar bien escuadrada. Sobre el atrio se destaca una planta de ladrillo y trabajo mudéjar, con un balcón y rematada por un frontón en cuyo centro descuella un óculo y, en lo más alto, una vistosa espadaña. A sendos lados hay dos huecos cegados; el segundo cuerpo, mínimo, es lo poco que persiste de la ermita en sí, el tapial con los ángulos reforzados con cantería, contrafuertes y pequeños huecos de luz.
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