domingo, 12 de febrero de 2023

HISTORIA DE ESPAÑA

 IGLESIAS DE ESPAÑA

La ermita de San Isidro (conocida también como ermita de San Isidro del Campo) es una ermita situada en el distrito de Carabanchel de la ciudad española de Madrid. Dedicada al santo patrón de la ciudad, Isidro Labrador (canonizado en 1622), se ubica en el paseo de la Ermita del Santo, al final del paseo del Quince de Mayo.

El origen de la primera ermita data de 1528, cuando la emperatriz Isabel de Portugal ordenó su construcción junto al manantial donde brota agua que la tradición popular considera milagrosa.1​ A las aguas de este manantial se le atribuye la curación del hijo de la reina, el futuro rey Felipe II.2​ La ermita existente a comienzos del siglo xvi es una segunda edificación que data del año 1725 (autores indican fechas en décadas posteriores3​), financiada por el virrey de Nueva España, Baltasar de Zúñiga.

En la actualidad se celebra en sus cercanías la romería a San Isidro cada 15 de mayo, que con el tiempo se han convertido en verbena.4​ Esta ermita es, junto con la de San Antonio de la Florida y la de la Virgen del Puerto (convertida en iglesia rectoral) las únicas supervivientes en Madrid a comienzos del siglo xxi.


Ermita de San Isidro
Ermita de San Isidro.jpg
Vista general de la ermita
Tipoermita
LocalizaciónMadrid (España)

Historia[editar]

Situada al borde del río Manzanares, en la margen derecha, al otro lado de las ermitas de la Virgen del Puerto y de San Antonio de la Florida, es la única de sus contemporáneas que mantiene una continuidad con el edificio original al tiempo que testimonia la significación isidriana del lugar, en la tradición tipológica de la fusión autóctona entre el barroco culto y el castizo.

El lugar donde se ubica la ermita fueron unas tierras pertenecientes a Iván de Vargas en Carabanchel. Vargas era el patrón que contrató a san Isidro como pocero y labrador. El manantial existía ya desde el siglo xii, en vida de San Isidro. La casa de los Vargas se encontraba en las cercanías.2

La romería a la ermita de San Isidro pintada por Goya en 1788. Museo del Prado.

El manantial (o quizás pozo) data del siglo xii, por lo tanto en tiempos de san Isidro, del que ya tienen noticias de sus aguas milagrosas. La tradición popular atribuye uno de los milagros de san Isidro a este pozo, creado para calmar la sed de su amo Iván de Vargas durante una calurosa tarde de verano. El manantial fue creado espontáneamente al clavar su aguijada en el suelo.

La romería asociada al santo, anterior a la construcción de la ermita, ya consistía en ir a beber el agua milagrosa que brotaba de la fuente. Tras este viaje romero de comienzo de la primavera, los madrileños se explayaban a lo largo de la pradera cercana.

La primera ermita de San Isidro data del año 1528, y se construyó por iniciativa de Isabel de Portugal, esposa del emperador Carlos I. El motivo fue el agradecimiento al santo por haber curado las aguas de un manantial a su hijo, el príncipe Felipe, unas peligrosas fiebres (cuartanas) que contrajo.1​ En torno al manantial se edificó la ermita, estableciéndose como santuario dedicado a san Isidro Labrador.3​ Por esta época la itinerante corte no había fijado la capitalidad española en Madrid. La tradición establece que la primera ermita se construyó en 1528, pero hay varios autores que defienden la edificación posteriormente en el año 1537, justo cuando se crea la Cofradía del Santísimo Sacramento y San Isidro.5​ Hay autores que defienden una fecha de edificación posterior, apuntando al año 1587.3​ En cada caso los historiadores parten de la documentación encontrada al fusionarse diversas cofradías madrileñas. La primera ermita debió de tener modestas proporciones.

La segunda ermita fue reconstruida en el año 1725, bajo la vigilancia del marqués de Valero, Baltasar de Zúñiga, I duque de Arión, II marqués de Valero, en época de Felipe V.6​ A su muerte se creó la Congregación Sacramental de la parroquia de San Andrés. Para facilitar el acceso a la ermita la Congregación Sacramental decide construir un puente de barcas (pontón).7​ Este acceso se denominará posteriormente como pontón de San Isidro.8

Es un sencillo templo, de luminosidad interior, con planta de salón, nave única de tres tramos cubierta por bóvedas de cañón sobre arcos fajones con lunetas laterales, coro y pórtico a los pies, altar bajo retablo con calle central y dos laterales sostenidos por grandes columnas salomónicas y una sobria cúpula de media naranja dispuesta sobre pechinas y soportada por pilastras con capiteles tos años; de escasa esbeltez al carecer de tambor y formalización externa octogonal, está provista de linterna y cubierta con pizarra. El exterior de la ermita es simple y elegante y muestra, sobre el atrio, una fachada a modo de espadaña-campanario rematada con frontón triangular.

La ermita en un dibujo de Cecilio Pizarro

En el año 1811 el Ayuntamiento de Madrid decide construir un cementerio en los aledaños de la ermita.9​ La idea había sido expuesta ante el consistorio, una década antes, por el arquitecto Rafael Felipe Mateo. Los brotes de cólera en España hacían urgente la ubicación de los cementerios en los extrarradios de las ciudades, la ubicación de la ermita era muy apropiada para la ubicación del cementerio que alcanzó su plena ocupación en 1860.

Aspecto del interior del templo.

Durante el transcurso de la Guerra Civil la iglesia fue incendiada y los retablos de su interior fueron seriamente dañados. La misma ermita estuvo ubicada a escasos kilómetros del frente de batalla. Fue reconstruida posteriormente con el empleo de altares neobarrocos en su interior. Pasó a depender de la cercana parroquia de San Fulgencio y San Bernardo. A mediados del siglo xx el pozo queda cancelado y la fuente se conecta al Canal de Isabel II.

Desde el primer momento la ermita ha sido lugar de peregrinación para ir a beber el agua «milagrosa» de su fuente convirtiéndose en lugar de encuentro durante la romería de San Isidro Labrador que los vecinos de Carabanchel y de Madrid hacían a la pradera de San Isidro y que eran tierras de campo y de labor. Su bella y emblemática imagen se convirtió en el fondo del escenario de la iconografía madrileña inmortalizada por Francisco de Goya, quien en muchas ocasiones acudió a Carabanchel para retratar al pueblo y sus costumbres y tradiciones.

Sin embargo, el paso del tiempo hicieron que decayera su popularidad, la cual se recuperó en los años ochenta del siglo xx gracias a la labor del padre Manuel González López-Corps, párroco de la ermita de San Isidro; la Sacramental de San Isidro, San Pedro, San Andrés y Ánimas Benditas; el alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván; los concejales de Carabanchel Miguel Lara y Joaquín García Pontes; y entidades vecinales como la Asociación de Vecinos de Carabanchel Bajo-San Isidro. De este modo se recupera la romería en la pradera de San Isidro (parque de San Isidro), se recupera la tradición de la bendición del agua milagrosa de la fuente de San Isidro, se hace una gran misa popular el día del patrón y se llena de productos tradicionales y castizos que junto con los chulapos y chulapas, y goyescos y goyescas que allí van le dan un aire muy popular.

Características[editar]

Entre las inscripciones se pueden leer los versos atribuido a Lope de Vega:

Bebe Iván dulce cristal
e Isidro lágrimas bebe,
dura la fuente, a quien debe
Madrid salud celestial.
Pierde el río su caudal,
con estar juntos los dos,
y ella, perenne por vos,
dice que milagro fue
que como es fuente de fe,
no puede faltarle Dios.

La ermita se encuentra edificada sobre suelo pétreo. Se asienta sobre unos terrenos cuya formación geológica pertenece al período Cuaternario, formando un gran escalón sobre un estrato anterior del periodo Terciario, cuyo desnivel se aprecia a simple vista, coincidiendo aproximadamente con el paseo Quince de Mayo y paseo de la Ermita del Santo.10

La planta de la ermita es rectangular, en el centro se alza una cúpula sobre pechinas y sin tambor. Los paramentos exteriores se encuentran cubiertos de revoco blanco. Sobre los laterales se encuentran balcones empleados por las autoridades y desde los que los que asistían a los eventos públicos. En el interior es de destacar el púlpito que se encuentra al lado del evangelio. Las bóvedas son de cañón y se encuentran sujetas por fajones. El interior tiene varias imágenes de san Isidro, santa María de la Cabeza además de san Pedro Apóstol (tercer cotitular del templo).

El manantial de San Isidro[editar]

La fuente milagrosa, ilustración en Blanco y Negro de Méndez Bringa el 15 de mayo de 1892.

El manantial (o quizás pozo) data del siglo xii, del que ya tienen noticias de sus aguas milagrosas. A esta fuente acudió para curarse bebiendo sus aguas la madre de Felipe II y mujer de Carlos V. La tradición popular atribuye uno de los milagros de san Isidro a este pozo, creado para calmar la sed de su amo: Iván de Vargas durante una calurosa tarde de verano. El manantial fue creado espontáneamente al clavar su aguijada en el suelo, según reza la creencia popular. La romería asociada al santo, anterior a la construcción de la ermita, ya consistía en ir a beber el agua milagrosa que brotaba de la fuente. Tras este viaje romero de comienzo de la primavera, los madrileños se explayaban a lo largo de la pradera cercana.

El cuidado del manantial pronto corre a cargo del Ayuntamiento de Madrid desde el siglo xvi, aunque desde sus inicios se intentó que los gastos corrieran a cargo del Consejo Real de Castilla. La fuente es anterior a la ermita. La tradición hizo pronto que se celebrara la romería el 15 de mayo, siendo habitual besar las reliquias del santo y beber el agua que sale del manantial.

Localización[editar]

La ermita se encuentra en el paseo del Quince de Mayo, n.° 62 en el barrio de San Isidro del Distrito de Carabanchel adyacente a la Sacramental de San Isidro, y enfrente de la pradera de San Isidro. Es posible acceder a la fuente de su patio interior los domingos por la mañana (además de en los días cercanos a la festividad de San Isidro).[cita requerida] Antiguamente el acceso a la ermita desde la ciudad se realizaba por los puentes de Toledo y de Segovia. Desde el puente de Toledo, una vez cruzado el río Manzanares, ya en la margen izquierda se tomaba el Camino Bajo de San Isidro (que se denominó «paseo de San Illán» y posteriormente «paseo del Quince de Mayo»). En 1733 la Archocofradía Sacramental puso una pontón sobre el río (entre los puentes de Toledo y Segovia) para acortar el camino a la ermita, denominada «pasarela de San Isidro».8​ En 1848 esta pontón ya tenía un ancho de tablero insuficiente para el tráfico de la época. La colocación de este puente provisional dio lugar al paseo perpendicular al río que a comienzos del siglo xxi se denomina «paso de pontones».












La iglesia de San Fermín de los Navarros es un templo católico de España, ubicado en el barrio madrileño de Chamberí. El edificio fue declarado Bien de interés cultural con la categoría de monumento el 20 de abril de 1995.1​ Desde el punto de vista arquitectónico es considerado una muestra clara del neomudéjar madrileño.2​ Fue proyectada en 1886 por los arquitectos Eugenio Jiménez Corera y Carlos Velasco Peinado, y construida entre 1886 y 1890.

Iglesia de San Fermín de los Navarros
Bien de Interés Cultural
Patrimonio histórico de España
Iglesia San Fermin de los Navarros.jpg
Localización
PaísBandera de España España
UbicaciónPaseo de Eduardo Dato 10, MadridEspaña
Coordenadas40°25′58″N 3°41′33″O
Datos generales
Categoríamonumento
CódigoRI-51-0009079
Declaración20 de abril de 1995
Construcción1886 - 06 de julio de 1890 (inauguración)
Estiloneomudéjar

Historia[editar]

La Real Congregación de San Fermín de los Navarros[editar]

Es una cofradía establecida en torno a la devoción de San Fermín por navarros residentes en Madrid. Este grupo se venía reuniendo cada 7 de julio en una capilla del Convento de la Victoria. Finalmente fundan el 7 de julio de 1683 la congregación siendo aprobadas en 1684 las primeras constituciones. En 1685 trasladan su sede la iglesia del Convento de la Trinidad donde permanecieron hasta 1746. Sin embargo, dos años antes, en 1744 se resuelve tener una iglesia propia.4​ Para ello adquieren la residencia de los condes de Monterrey donde se leventará la primera iglesia de San Fermín de los Navarros, en 1746, que dio nombre a parte del Paseo del Prado.5​ Esta iglesia y el hospital adyacente fueron demolidos en 1885 con motivo del inicio de las obras de construcción del edificio del Banco de España. La Real Congregación de San Fermín de los Navarros decidió entonces trasladar la iglesia a unos terrenos propiedad de Isabel de Borbón en el paseo del Cisne (actual paseo de Eduardo Dato).6

Actual iglesia[editar]

Para la construcción del nuevo edificio se realizó un concurso al que se presentaron cinco proyectos, siendo aprobado el de los arquitectos Carlos Velasco y Eugenio Jiménez Corera. Las obras se iniciaron en 1886 y se procedió a la inauguración del templo el 6 de julio de 1890, con la asistencia de la infanta Isabel.1

Características[editar]

Aspecto de interior del templo

Construida en ladrillo visto, con una alta torre a los pies. La disposición ajedrezada de los adrillos, a imitación del paño de sebka, permite realizar diversos dibujos a lo largo de la fachada. La entrada se realiza por un portal de piedra labrada, imitando las formas góticas.

La iglesia se sitúa en el centro del solar, dejándose a ambos lados zonas ajardinadas que dan paso a los pabellones laterales. El exterior del templo se encuentra en la línea del mudéjar toledano, arquitectura de ladrillo de rápida construcción y bajo coste que fue proliferando en Madrid a medida que la ciudad se ensanchaba, pudiéndose incluso considerarse el neomudéjar un estilo típicamente madrileño. La fábrica está realizada con combinación de ladrillo y mampostería de pedernal, apareciendo mezclado en la zona alta ladrillos ordinarios con otros esmaltados en verde y blanco, tan característicos de este tipo de arquitectura. La fachada principal, con los escudos de Navarra y de España, alberga la imagen de San Fermín, obra de Fructuoso Orduña de 1958 copiando el original del escultor Francisco Font y Pons.

Planta de la iglesia, en Resumen de Arquitectura (1891).

En el interior se adoptó el estilo gótico. La planta es de cruz latina, con tres naves (la central más alta que las laterales) y crucero con bóveda estrellada. Todo el muro está revocado en cal imitando piedra con despiece realzado con líneas de tinta de oro. Las vidrieras de las ventanas, en arco de herradura, ostentan, entre otras representaciones, el escudo de Navarra. El retablo mayor, realizado en el siglo xx según proyecto del arquitecto José Yárnoz, incluye una escultura de bulto redondo en madera, representando a San Fermín (170 centímetros), obra de Fructuoso Orduña. Otra escultura de bulto redondo en madera (150 centímetros), representando a San Francisco Javier, del mismo autor, preside el retablo de la nave de la epístola. En el crucero, una escultura de bulto redondo, en madera (140 centímetros), representando a la Virgen del Rosario, obra barroca del siglo xviii.1​ La iglesia alberga una de las mejores tallas del arte religioso español: el "Niño Jesús del Dolor" de la escultora barroca Luisa Roldán; pero lamentablemente no se muestra a los visitantes.

Polémica[editar]

El 20 de noviembre de 2015, aparece en los medios de comunicación por organizar una misa en honor del dictador Francisco Franco, a la salida de la cual los participantes cantaron el himno falangista Cara al Sol. En la misma noticia, publicada por el periódico digital Público, la parroquia afirma que «no nos parece bien, pero tienen derecho a celebrar». Igualmente fuentes del Arzobispado de Madrid señalaban al respecto sobre la disponibilidad de las iglesias «para rezar» sin que la celebración «derivara en un acto político».7​ La polémica se origina, en realidad, a partir de una incorrecta interpretación de la teología católica sobre los funerales. Éstos, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia católica, no constituyen ningún acto de homenaje a un difunto, sino más bien todo lo contrario. Se trata del ofrecimiento a Dios Padre del Sacrificio redentor de Cristo, que se aplica sacramentalmente en expiación de los pecados del finado, de modo que, si el alma del difunto se halla aún en el purgatorio, pueda entrar en el Paraíso. No es, por tanto, una exaltación de los méritos de una persona, sino el reconocimiento de sus pecados.

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