domingo, 10 de julio de 2022

HISTORIA DE ESPAÑA

 ÉPOCA MEDIEVAL

La necrópolis de Arguiñeta es una colección de sepulcros de entre los siglos VII y IX procedentes de diversas ermitas del entorno de la localidad vizcaína de Elorrio (País VascoEspaña). La necrópolis se encuentra en el entorno e interior de la ermita de San Adrián, en el barrio de Mendraka. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1931.

La colección contiene veinte sarcófagos (en algunas fuentes se señalan 23, 24 y 26), uno de ellos doble, dos cubiertas y cinco estelas precristianas realizados entre los siglos VII y IX (cuatro de las expuestas son copias estando los originales en el interior de la ermita). Es uno de los primeros testimonios cristianos de Vizcaya y del País Vasco, tratándose de uno de los monumentos funerarios vascos más importantes. El conjunto de Arguiñeta fue declarado primer Conjunto Artístico de Vizcaya en 1964 y se encuentra catalogado entre los Monumentos Nacionales de Euskadi.

Necrópolis de Arguiñeta
Bien de Interés Cultural
Argiñeta ASC.jpg
Localización geográfica
ContinenteFlag of Europe.svg Unión Europea
Área protegidaBien de Interés Cultural (España)
Coordenadas43°08′24″N 2°32′09″O
Localización administrativa
PaísBandera de España España
DivisiónFlag of the Basque Country.svg País Vasco
SubdivisiónBandera de Vizcaya 2007.svg Vizcaya
LocalidadElorrio
Historia del sitio
Tiponecrópolis
ÉpocaAlta Edad Media

Descripción[editar]

En el entorno de la ermita de San Adrián de Arguiñeta, como en otras del Duranguesado, se estableció durante la Alta Edad Media una necrópolis estructurada por el rango social de la población, los de mayor prestigio social y jerarquía se inhumaban en sarcófagos mientras que los de menor rango eran enterrados en fosas excavadas en la tierra.

En una intervención realizada a finales del siglo XIX, se señala al párroco de Elorrio sacerdote Domingo de Retolaza como autor de la misma, aunque alguna de las piezas llegó en 1947, se reunió en torno a la ermita un conjunto de estelas y sepulcros procedentes de ermitas vecinas de los barrios de Mendraka, Miota y Berrio.2​ que están datadas entre los siglos VII y IX poseyendo algunas estas piezas inscripciones, están consideradas como las primeras inscripciones cristianas de Vizcaya y posiblemente del País Vasco, que le dan un valor histórico equiparable al de las encontradas en otros contextos norpirenaicos con los que presenta indudables analogías.

Se ha señalado como origen de la introducción del cristianismo a la llegada de los visigodos en el año 711 que huían de los árabes tras la batalla de Guadalete.3

Las piezas que conforman la colección están realizadas en piedra arenisca procedente, casi con seguridad, de la cantera de Albizu aunque muchas veces se ha dicho que procederían del monte Oiz.4​ Los sarcófagos constan de dos piezas, una caja antropomorfa y una cubierta de forma triangular, a modo de tejadillo, en la cual, en algunos caso se han realizado inscripciones funerarias. Estas inscripciones, claramente cristianas, constituyen los testimonios escritos más antiguos de la presencia de núcleo cristianos en Vizcaya.

En una de ellas se puede leer: “In De(i) Niomine Momus in corpore bibentem /in era DCCCCXXI mi fecit/ ic dormit”, "En el nombre de Dios, Momus en vida corporal/ en la era 921 (año 883) me hizo/ Aquí duerme”, y en otra: “Obiit F(a)m¯ (u)l(u)s d¯ (e)i Paterna XVII k(l)ds Augustas Ω A” ,"Murió Paterna, siervo de Dios, el 17 de las kalendas de agosto Ω A", otras interpretaciones de la lectura es "NARIATES DE IBATER XVII KALENDAS AUGUSTIERA DCDXXI" y "ERA DCDXXI DI OBIIT FMS DI BATERIA XVII KLDS AGUSTAS". Bajo el "OBIIT " hay una cruz con el Ω A a su derecha.

Las medidas de las piezas existentes rondan los 2 metros de longitud, trece de las piezas los superan mientras que siete no llegan a ellas, pero quedan por encima de 1,83 metros. La forma interior de los sarcófagos permiten estimar que los inhumados oscilan entre 1,63 y 1,97 metros de altura. La profundidad de los mismos ronda los 0,32 metros y las anchuras oscilan entre 0,60 y 0,70 metros. Una de las piezas está decorada mediante una incisión simple que recorre el perímetro del costado exterior y debía complementarse rellenándose con dientes de sierra formando una orla perimetral dentada.

En el conjunto hay cinco estelas funerarias realizadas en arenisca, cuatro discoideas y una triangular, tres de ellas se han ubicado dentro de la ermita mientras que las otras tres están en el exterior (son copias). Cuatro son estelas discoideas con un diámetro en torno a los 70 cm y una de ellas es triangular. La iconografía es de carácter astral formada por círculos concéntricos, prolongaciones radiales, cruciformes, orlas dentadas, etc.5

Bajo los terrenos que se extienden al rededor de la ermita se ha hallado una necrópolis de lajas. En la parte sur, al estar el terreno nivelado mediante un relleno de escombros moderno, no se ha podido estudiar, aunque se estima que en ese lugar será donde se halle la zona más rica de la necrópolis.

Iñigo Agirre, arqueólogo de Elorrio que ha estudiado el conjunto los describe así:

Junto a la ermita de San Adrián, y orientada al sur, contiene un total de 26 sepulcros monolíticos de piedra arenisca con sus correspondientes cubiertas labradas y que se disponen en forma de U con dos estelas circulares a su entrada y tres más, dos circulares y una triangular, en el lado opuesto.4

Ermita de San Adrián[editar]

La construcción de estilo renacentista construida en el siglo XVI sobre un edificio anterior. Se trata de una edificación de planta rectangular de una sola realizada en mampostería de arenisca con remates en sillería. Se cubre con una tejado a cuatro aguas con una espadaña con campana en su lado sur. Tiene un gran pórtico perimetral con una suelo de cantos rodados en su parte oeste y placas de caliza en el resto. Los accesos al templo son dos, uno situado a los pies realizado en arco carpanel y otro en la parte sur que es adintelado junto al cual se halla una mesa de piedra y una inscripción que dice "Año 1666".. El suelo de la nave es de cantos rodados.6

El templo no cuenta con culto y su interior el altar se ha conformado con un sepulcro traído desde la ermita de san Esteba de Elorrio y la imagen del santo. Se utiliza para desguarecer algunas de las piezas, las más interesantes por sus inscripciones y ornamento, de la colección de Arguiñeta. La fiesta del patrón es el primer sábado de agosto y la organiza la cofradía del barrio que lleva el nombre del santo.7

El templo ha sido restaurado y reparado en diferentes ocasiones, en 1982 se hizo una reforma integral y en 2018 se reparó y retejo la cubierta.

La leyenda de las dos hermanas[editar]

En torno al sarcófago doble que se halla en la necrópolis y el traslado de las piezas a la misma se ha desarrollado la leyenda de las dos hermanas. La leyenda cuenta que la tumba doble estaba ocupada por dos mujeres, Dalda y Trigilda, hijas del fundador del monasterio burgalés de Oña el Conde de Castilla Sancho García. Estas mujeres fueron abadesas de algún monasterio de la zona y al morir se enterraron juntas. Cuando el párroco de Elorrio decide realizar la recopilación de los sarcófagos existentes en las ermitas vecinas y traerlas a Argiñeta las piezas no quedaron bien situadas quedando algunos de los sarcófagos mal cerrados, entre ellos el doble.

Una noche el párroco sueña que se le aparecen dos mujeres vestidas de abadesas y les señalan el sarcófago doble que estaba medio abierto y con los huesos en su interior mojándose por la lluvia persistente que caía. El sueño se vuelve recurrente y hace que el clérigo se acerque a la necrópolis aunque fuera de noche y bajo la lluvia. El cura subió con un candil en la mano que se le apaga cuando lega a la ermita de San Adrián, tras encenderlo, se da cuenta de que eran muchos lo sepulcros sin cerrar correctamente, los va cerrando uno a uno. Cuando llega al doble ve los restos mortales de dos mujeres con los atributos de abadesas. En ese momento percibe un suave olor a rosas y entre la maleza divisa la silueta de dos mujeres con hábitos que lo están observando. El curo se asusta y huye. A la mañana siguiente, tras las oraciones matinales, vuelve a sentir el tenue olor a rosas que decide volver a Argiñeta a terminar el trabajo, lo hace a la noche y cuando se dispone a cerrar la tumba, vuelve a percibir el olor y ve de nuevo a las mujeres, esta vez mueve la cubierta dejando lo huesos al resguardo de la lluvia, al levantar de nuevo la vista las mujeres han desaparecido y se ha abierto un estadio de y tranquilidad y paz que le inunda el alma.







La necrópolis de San Mamede es un enterramiento altomedieval1​ excavado en piedra, situado en la provincia de Orense, junto a un antiguo camino que, desde Reza Vella, conducía a los Chaos de Amoeiro, pasando por Vilar de Astrés, con dirección a Iria Flavia y Lugo.2

Características[editar]

La necrópolis, anterior al siglo X,1​ está formada por cuatro tumbas antropomorfas, excavadas en una piedra con gran profundidad. Cada una tiene un rebaje para la tapa de la tumba de entre 8 y 10 cm. Alguna de esas tapas se conservan en el museo arqueológico de Orense.






La Necrópolis de Velilla del Río Carrión fue descubierta en febrero de 1962 en la localidad homónima de la provincia de Palencia, en España. Su hallazgo se produjo en un meandro del río Carrión, a las afueras de la localidad, durante los trabajos de movimiento de tierras para la construcción de una central térmica.1

Un equipo de la Universidad de Valladolid dirigido por el arqueólogo Pedro de Palol llevó a cabo un estudio de la necrópolis constatando la existencia de más de 90 tumbas que fueron datadas de época de la Repoblación (s. X), además del uso de material de época romana.21​ A pesar de la importancia del hallazgo, el yacimiento fue totalmente destruido para la instalación en el lugar de la central térmica de Velilla, que fue puesta en funcionamiento en 1964.

Situación[editar]

El lugar sobre el que se asentaba la necrópolis era un ligero promontorio rodeado por un meandro en el valle del río Carrión, en la Montaña Palentina, al sur del núcleo urbano de Velilla del Río Carrión y 3 km al norte de la villa de Guardo, cerca de la carretera que une ambas localidades, en la orilla izquierda del río. En la época del descubrimiento se trataba de una tierra fértil utilizada por los agricultores de Velilla.n. 1

Contextualización histórica[editar]

La zona donde se ubicaba el yacimiento pertenece al área de la provincia de Palencia habitado por los antiguos cántabros durante la Edad del Hierro, más concretamente por la tribu de los tamáricos. Muy cerca de la necrópolis se encuentra la fuente romana de La Reana, identificada por Enrique Flórez en 1768 con las Fuentes Tamáricas que mencionó Plinio el Viejo en su Naturalis Historiae.3​ La mítica capital de los tamáricos, Tamarica, nunca logró ser identificada, pero es habitualmente situada por los historiadores en el valle del Carrión, en un punto entre Velilla y Guardo, precisamente donde apareció la necrópolis velillense.45​ Durante años apareció en la zona material de época romana,6​ como algunas fíbulas y una estela funeraria hallada en 1890.7​ Era habitual que los romanos levantasen sus asentamientos en antiguas ciudades cántabras, y también que estos asentamientos, por su privilegiada situación, fueran utilizados siglos después, durante el período de Repoblación, a partir del s. X,8​ por los colonos establecidos durante la Reconquista, período al cual pertenece la necrópolis.1

Descubrimiento[editar]

En los años 1950 comenzó a idearse el proyecto de la instalación de una central termoeléctrica en la zona del Alto Carrión, con el fin de aprovechar la abundante producción de carbón de la cuenca minera palentina para la generación de energía eléctrica, muy necesaria para el desarrollo del país en tiempos de la autarquía impuesta por el régimen franquista.910​ En 1956, aviones de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos cartografiaron la zona, lo que contribuyó a encontrar una localización idónea para la instalación.

El lugar elegido fue en la orilla izquierda del río Carrión, junto a la localidad de Velilla, en un emplazamiento estratégico rodeado por un meandro del río que sería transformado en un embalse para captar el agua de refrigeración de la central.11​ Las obras de movimiento de tierras para la explanación del terreno comenzaron en los primeros meses de 1962, a cargo de la empresa Entrecanales y Távora.12​ Durante los trabajos de excavado en una de las zonas más próximas al río, aparecieron los primeros vestigios de la necrópolis.13

Excavaciones[editar]

Imagen aérea obtenida por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en 1956 en la que se puede apreciar el meandro sobre el que se asentaba la necrópolis (marcada en color rojo). Como referencia, se han indicado el núcleo urbano de Velilla del Río Carrión y la carretera de Guardo.

Tras informarse del descubrimiento, un equipo de la Universidad de Valladolid se trasladó hasta Velilla. A su mando iba el profesor Pedro de Palol, catedrático de Arqueología, Epigrafía y Numismática de la misma y experto en necrópolis.14

El 23 de marzo de 1962, comenzaron los trabajos de los arqueólogos, siguiendo la zanja realizada por el tractor cuando se descubrieron los enterramientos.13​ Tras la acotación del yacimiento en dirección Sur, aparecieron 18 tumbas orientadas hacia el Este, todas ellas de 15 a 30 cm de la superficie del terreno. Las paredes y las losas que las cubrían estaban realizadas en lajas de pizarra que se estimó procedentes de la cercana localidad de Otero de Guardo.13​ Algunas de las tumbas contenían restos humanos en buen estado de conservación y otras fragmentos de huesos mezclados con barro sedimentado.

El día 24 de marzo se descubrieron 14 nuevas tumbas, con las mismas características que las anteriores.13​ En una de ellas se encontró un esqueleto en buen estado de conservación.15​ En ninguno de los enterramientos se encontró ningún tipo de ajuar, pero durante este día se hallaron algunas cruces toscamente grabadas en las losas. Además, en una de ellas se encontraron unos signos que De Palol identificó como mozárabes, hecho que calificó de gran relevancia.16

El 25 de marzo, y debido a la presencia de nieve, el equipo se limitó a completar la acotación de la excavación, al encontrar los límites Norte y Este de la misma.16

El 26 de marzo fueron hallados 59 enterramientos, uno de ellos de singular importancia, pues presentaba en una de sus paredes una rueda de molino de época romana, de 0,53 m de diámetro, que confirmó la presencia cercana de algún asentamiento romano cercano al río.17

El profesor De Palol concluyó sus apuntes señalando que, al lado de la fuente romana, durante una plantación de árboles, apareció una tumba de las mismas características que las excavadas por su equipo.18​ Asimismo señaló que ni en el archivo parroquial ni el municipal de Velilla existía ningún documento anterior al siglo XVI.18​ Por último, añadió al informe el material fotográfico obtenido durante las excavaciones.19

El cuaderno de campo de la excavación fue digitalizado y se encuentra disponible en Internet en la página web del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC).20

Conclusiones[editar]

Los trabajos de excavación se desarrollaron entre el 23 y el 26 de marzo de 1962. De Palol y su equipo excavaron un total de 91 enterramientos, constatando también que algunos otros habían sido destruidos por la zanja inicial.21

La necrópolis estaba orientada en dirección Oeste-Este, con los enterramientos alineados de forma irregular y sin la presencia de ajuar funerario en ninguno de ellos.122​ Se estimó que su procedencia databa de la época de la Repoblación, desarrollada en estas tierras a partir del s. IX.2

Los hallazgos más relevantes del yacimiento fueron la rueda de molino de época romana encontrada como pared en una de las tumbas y la inscripción en mozárabe sobre una de las losas, que junto con las cruces talladas en algunas de ellas fueron los signos más representativos para datar el origen y procedencia del yacimiento.23

Destrucción[editar]

Vista de la central térmica de Velilla desde peña Lugar. A la altura del Grupo I de la central (izqda. de las estructuras rojas) fue hallada la necrópolis. Se puede observar que el meandro que la guarecía ha sido transformado en un embalse para la refrigeración de la central.

A pesar de lo relevante del yacimiento, los trabajos para la construcción de la central térmica continuaron en los plazos fijados, ya que se trataba de una instalación que el régimen había considerado de gran importancia energética.2425​ En los días posteriores a las excavaciones se continuó con la explanación del terreno y la total destrucción de todos los restos de la necrópolis. La central térmica de Velilla fue finalmente puesta en funcionamiento el 6 de junio de 1964, ocupando el edificio principal de caldera y turbina la zona donde estaban emplazados los enterramientos.26​ En 1984, la instalación fue ampliada con un segundo grupo que doblaba en producción al primero.














La necrópolis musulmana (o maqbarade Tauste es un yacimiento arqueológico ubicado en el municipio español de Tauste, en la provincia de Zaragoza. Con una superficie de unas 2 ha, se estima que se realizaron en la zona al menos unos 4500 enterramientos entre los siglos viii y xi, lo que evidencia una población musulmana significativa a pesar de no haberse encontrado menciones al respecto en fuentes contemporáneas.1

Las primeras tumbas se exhumaron en 2010 en una cata arqueológica realizadas en la avenida Obispo José María Conget de la localidad. Los cuerpos habían sido colocados de costado y orientados al sureste, en dirección a La Meca, de acuerdo con las prácticas habituales de los musulmanes.2​ Las primeras pruebas del carbono-14 fecharon los primeros enterramientos en el siglo viii, lo que ha supuesto revisar a la baja la fundación de Tauste.3​ Desde entonces, la asociación cultural local El Patiaz ha realizado varias prospecciones, confirmando la existencia de numerosos enterramientos.4​ En 2011, el Gobierno de Aragón ordenó incluir la necrópolis islámica en el Catálogo de Bienes Culturales del Plan General de Ordenación Urbana de Tauste,3​ donde figura con un nivel de protección de conjunto o área arqueológica urbana.5

Para noviembre de 2020, se han documentado 450 enterramientos en la zona, que se han clasificado en dos grupos:

  • un grupo de enterramientos en dirección a la mezquita de Córdoba, del siglo viii; y
  • un segundo grupo de enterramientos en dirección a La Meca, de los siglos ix y x.

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