ÉPOCA MEDIEVAL
Libera et inmunis (en español: libre e inmune) es un término latino que proviene del derecho y las instituciones de la Antigua Roma, «libera et immunis» y/o «civitas libera et immunis», aunque bebe también de fuentes de la Antigua Grecia. En sus orígenes en derecho romano, aparece asociada a la posesión de un bien (libera et immunis possessio). Ya en la República, algunas ciudades que combatieron junto a Roma, recibieron la gracia de civitas libera et inmunis, es decir, no sometidas a Roma, frente a otras, también aliadas, civitas foederata, que mantenían una situación de mayor dependencia. En cualquier caso, nunca supuso una libertad absoluta. Julio César lo concedió a muchas ciudades y, entre ellas, posiblemente a Tarraco.
El término pasó a las fuentes del derecho castellano, navarro y aragonés a través de los fueros locales, pero no siempre con el mismo alcance. Así por ejemplo, en el Fuero de Tudela, Cervera y Gallipienzo otorgado por Alfonso I, señala que les otorga a sus pobladores y habitantes la condición de libres e inmunes "como los mejores infanzones de todo mi reino", pero con condiciones:
En muchos casos, se especificó un alcance mayor, dando la condición de "libre e inmune de todo yugo servil" a todo el que repoblase determinadas tierras, quedando también la "heredad libre e inmune". En el contexto de la Edad Media en España el término «libre» aplicado a la persona significaba que no era siervo, y aplicado a las tierras venía a significar lo que hoy en día llamamos "libre de cargas" (usufructos, hipotecas, etc), e «inmune», tanto para la persona como para los bienes inmuebles, significaba lo que hoy llamamos exento de tributos o impuestos, pues quedaba "inmune" frente al fisco.
El lugarteniente del reino de Aragón o lugarteniente general fue un cargo de la Corona de Aragón que empezó a usarse en 1365 por la que el rey delegaba temporalmente, generalmente en la persona que estaba en el puesto más alto para ser su sucesor, sus poderes y atribuciones reales (gobierno y justicia) en determinados territorios, durante su ausencia.
De esta forma, por voluntad del rey, por ausencia o por incapacidad para gobernar, el lugarteniente general hacía las veces del rey (gerens vices) en su lugar (locum tenens), teniendo plena jurisdicción civil y criminal, pudiendo convocar Cortes o promulgar constituciones y fueros.1
Esta figura también fue un instrumento de la potestad del rey en los diferentes territorios de la Corona de Aragón, llagando a constituir una especie de alter-ego del monarca en esos territorios. A lo largo del siglo XV, el término, con similares características, va siendo sustituido, según el territorio, por el virrey, con similares características, donde en documentos de la Corona de 1428, aparece en latín un "vice rex" para referirse al virrey de Sicilia.2 Fernando el Católico instituyó el cargo de lugarteniente general en toda la Corona de Aragón.
Gonzalo Menéndez (conde)
Gonzalo Menéndez (c. 9251-997), Gonzalo Méndez y Gonçalo Mendes en portugués,a fue un conde miembro de la más alta nobleza galaicoportuguesa que vivió en una época turbulenta marcada por las sublevaciones de la nobleza, las incursiones de los vikingos y las razias y devastación infligida por los ejércitos musulmanes liderados por Almanzor.
Opositor de los reyes Sancho I «el Craso» y Ramiro III, fue uno de los nobles que apoyaron y auparon al trono primero al rey Ordoño IV, y después a Bermudo II de León. Su nieta, Elvira Menéndez, fue la esposa del rey Alfonso V y madre del rey Bermudo III y de la reina Sancha de León. Después de servir al rey Bermudo en el cargo de armiger regis a partir de 993 y ejercer el gobierno de Braga, murió en 997 durante la campaña de Almanzor contra Santiago de Compostela.
Gutierre Menéndez (ca. 865-934) fue el más poderoso magnate gallego de su época en el Reino de León.1 Emparentado con la familia real a través de matrimonios, desempeñó un papel clave en las guerras civiles que estallaron después de la disputada sucesión del año 925. Él y su esposa Ilduara fueron los padres de san Rosendo.
Muhammad ibn Abd al-Malik al-Tawil, en árabe محمد بن عبد الملك الطويل (fallecido en 913 o 914), llamado Atauil o Ataoel en los textos medievales cristianos, fue un muladí, valí de Huesca y prominente señor feudal musulmán de la Marca Superior de Al-Ándalus a finales del siglo IX y principios del X. Llevó a cabo su propia política exterior, independiente de sus superiores del Califato de Córdoba, y luchó tanto contra los cristianos como contra sus rivales musulmanes en la región, entre ellos los condes de Barcelona, Pallars y Aragón, el rey de Navarra y el gobernador Banu Qasi de la Marca Superior. Fundó la dinastía Banu al Tawil, que de forma intermitente gobernó Huesca, Barbastro y Lérida durante un siglo.
Biografía[editar]
Muhammad al-Tawil era hijo de Abd al-Malik ibn Abd Allah ibn Shabrit, un señor de la región de Huesca, perteneciente al clan Banu Shabrit, descendientes de Shabrit, pariente y aliado de Amrus ben Yusuf. El 12 de marzo de 887, Muhammad mató a Masud Ibn Amrus,1gobernador de Huesca, y tomó el poder en la ciudad.2
Rivalidad con los Banu Qasi[editar]
En 889/90, Ismail ibn Musa3 de Lérida, miembro del clan rival Banu Qasi, se rebeló contra el emirato. Muhammad tendió una emboscada al ejército liderado por Musa y Mutarrif, hijos de Ismail, lo que causó la muerte de Musa y de 300 de sus soldados, y la captura de Mutarrif. Esta derrota y la posterior muerte de Ismail acabaron con la rebelión, y al-Tawil aprovechó para pedir al Emir que le concediera las tierras del fallecido. Pero el emir Abd Alláh I se las devolvió a los Banu Qasi, concretamente a Muhammad ibn Lubb ibn Qasi, sobrino del rebelde.4 En 893, al-Tawil aparece junto a su rival Muhammad ibn Lubb como testigo en una carta del rey Fortún Garcés de Pamplona, en la que se le menciona como «el pagano Mohomat Atavel de Osca».5 Tres años después volvió a pelearse con los Banu Qasi. Muhammad al-Tawil movilizó sus tropas para oponerse a los planes de Lubb ibn Muhammad, hijo del jefe de los Banu Qasi, que pretendía fortificar Monzón. Se enfrentaron en una batalla en la que el ejército de Lubb, aunque menos numeroso y peor equipado, consiguió derrotar a los hombres de al-Tawil y capturar a su hermano Fortún.6 En 898, la muerte de Muhammad ibn Lubb ibn Qasi mientras sitiaba Zaragoza dio a al-Tawil la oportunidad de recuperar tierras perdidas, pero Lubb ibn Muhammad regresó de sus negociaciones con otro muladí rebelde, Omar ibn Hafsún y no solo volvió a derrotarlo, sino que esta vez también lo capturó. Al-Tawil se vio forzado a ceder Barbastro y tierras entre Huesca y Monzón, y a pagar 100 000 dinares de oro por su liberación, además de entregar a sus hijos Abd al-Malik y Sayyida como rehenes para asegurar la entrega del rescate. Más tarde, Lubb se casó con Sayyida y perdonó la mitad de esta suma, que aún quedaba por pagar.7 No se sabe nada de al-Tawil en los años siguientes, quizás porque concentró sus ejércitos en la lucha contra sus vecinos cristianos del norte, en campañas que no se registran en las crónicas cordobesas sobre Al-Ándalus.6 Reaparece en 906 o 907, arrebatando los castillos de Barbastro y Alquézar, y la región de Al-Barbitanya a Lubb ibn Muhammad.6
Guerras contra el norte cristiano[editar]
En octubre de 908, al-Tawil lanzó una campaña contra el Condado de Pallars. El castellano de Roda de Isábena envió emisarios pidiendo la paz y ofreciendo un tributo, pero al-Tawil los rechazó y destruyó el castillo. Después atacó Monte Pedroso, Oliola, Ponts y Alguaire tomando 300 prisioneros de los que consiguió 13 000 monedas de oro en rescates.8 En 911, al-Tawil marchó hacia el norte, pasando por el territorio de su cuñado, el conde Galindo II Aznárez de Aragón. Después se alió con Abd Allah, hermano de Lubb ibn Muhammad ibn Qasi, para atacar Pamplona. Aunque esta campaña comenzó con éxito, Sancho Garcés I de Pamplona venció a las tropas árabes y restableció Pamplona como capital feudal sobre el Aragón de Galindo.9 El siguiente año , al-Tawil lanzó una campaña contra Suniario I, conde de Barcelona, obligándole a huir del campo de batalla. No obstante, la segunda campaña acabó con la vida de Muhammad al-Tawil el 23 de octubre de 913.
Neogoticismo o goticismo es la denominación historiográfica de la pretensión de los reinos cristianos de la península ibérica, y especialmente del reino astur-leonés, de considerarse herederos de la monarquía visigoda desaparecida en 711 con la invasión musulmana y considerarse legitimados para restaurarla mediante la denominada «Reconquista».1 En épocas posteriores continuó sirviendo como elemento central de las construcciones ideológicas que justificaban el predominio socio-político de los «cristianos viejos» y la Monarquía Católica.23
Edad Media[editar]
A pesar de que las crónicas posteriores establecen genealogías justificadoras, los elementos propios de la ideología goticista o neo-goticista no se detectan hasta el reinado de Alfonso II de Asturias (finales del siglo viii y primera mitad del siglo ix), coincidiendo con la llegada de clérigos mozárabes y la adopción del Liber Iudiciorum.4 Luis A. García Moreno, siguiendo a Claudio Sánchez-Albornoz, afirma que durante el reinado de Alfonso II, «un grupo de clérigos cultos íntimamente ligados al soberano procedería a la creación de una teoría política —plasmada en una crónica que no ha llegado a nosotros—, según la cual la monarquía de Alfonso II era directa y legítima heredera de los derechos históricos de los reyes de Toledo. Esta reclamación de la herencia goda —el neogoticismo de Alfonso II, como se le suele llamar— habría de servir tanto para reforzar el poder monárquico, y en concreto de la dinastía alfonsina, en el interior, como para señalar claramente la autonomía y carácter diferenciado del reino asturiano frente a cualquier intento, más o menos encubierto, de hegemonía carolingia».5
Por su parte Ricardo García Cárcel retrasa el nacimiento del goticismo astur-leonés a finales del siglo ix: «la idea de la monarquía astur-leonesa como heredera de la visigoda toledana y destinada a reconstruir la perdida unidad de España es una construcción ideológica del clero erudito leonés de fines del siglo ix y del siglo x (Crónica albeldense y las dos versiones de la Crónica de Alfonso III). Ese primer goticismo o visigotismo sirvió para dotar de legitimidad histórica al concepto de Reconquista… Pelayo era el último godo y el primer cristiano de la nueva era». Sin embargo, será Castilla la que acabará capitalizando la herencia goticista.6 Por su parte en los condados catalanes también se recurre a la herencia gótica y de hecho sus habitantes antes de que se llamen a sí mismos catalanes se consideraron godos para diferenciarse de los carolingios y de los musulmanes. Así el conde Wifredo el Velloso quedará convertido en el último godo y el primer catalán.6
En el siglo xiii surge un nuevo goticismo en Castilla y en Cataluña pues ya no se trata de restaurar el antiguo reino visigodo sino ahondar en las raíces de los propios visigodos. Fue entonces cuando aparece la Hispania gestarum Chronicon o Crónica rerum gestarum in Hispania del arzobispo de Toledo, el navarro Rodrigo Jiménez de Rada que la empezó en 1228. La obra señala a los godos como los creadores de la unidad hispánica y sitúa sus orígenes en Túbal, quinto hijo de Jafet, este a su vez hijo de Noé, y que ya había sido invocado por Isidoro de Sevilla siete siglos antes. Después narra la conquista de Hispania por Hércules, que levantó las columnas del Estrecho, venció a Gerión y fue señor de sus tres reinos, Gallaecia, Lusitania y Bética. El sucesor de Hércules sería Hispano, del que procedería el nombre de Hispania. La obra tuvo un gran impacto y se tradujo al catalán muy pronto, en 1268 o 1269, por parte de Pere Ribera de Perpinyà.
Noticia de los moros en Torrebaja (1425) se refiere a un documento que prueba la existencia de moros en lo que hoy es el municipio de Torrebaja, provincia de Valencia (Comunidad Valenciana, España).
Introducción[editar]
La actual población y municipio de Torrebaja, antigua Torrefondonera o Lugar del Villar de Orchet, fue un lugar de moros, según demuestran los registros documentales de principios del siglo XV (1425),1 confirmando así el sentir popular legado por la tradición local.
El vocablo «moro», del latín maurus, hace referencia al individuo habitante o natural del noreste de África; asimismo, alude a la población musulmana de al-Andalus, y por extensión a la persona que profesa la religión musulmana. Por lo demás, moro era la denominación coloquial que recibieron los mudéjares-moriscos en la época medieval, correspondiendo dicho término mudéjar a la voz árabe muday-yan, que significa «aquel a quien ha sido permitido quedarse» en el territorio conquistado.2-3
Hasta su expulsión, a comienzos del siglo XVII, los moriscos en la Corona de Aragón –Aragón, Cataluña, Mallorca, Valencia, Sicilia, Cerdeña y Nápoles- suponían una parte importante de la población, equivalente hasta el veinte por ciento de los habitantes. Su ocupación principal en el Reino de Valencia era la agricultura, como vasallos de la aristocracia latifundista; sin embargo, en el resto del territorio hispano, los moriscos «andaban sueltos y libres» –según expresión del arzobispo de Valencia, San Juan de Ribera-, ya que su ocupación principal era la de tratantes de animales, mercachifles, herreros, quincalleros y artesanos.
La Casa de Oriol es un linaje español originario de la Corona de Aragón y que subsiste hasta nuestros días. A lo largo de los siglos, ciertos de sus miembros han servido a la Iglesia. Otros han ejercido funciones de renombre en la administración e industria españolas, llegando determinadas líneas a recibir títulos nobiliarios.
Casa de Oriol | ||
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Lugar de origen | Corona de Aragón | |
Títulos | Ciudadano Honrado de Tortosa (1621 y 1622) Ciudadano Honrado de Barcelona (1640 y 1669) Caballero del Principado de Cataluña (1676 y 1680) Nobleza del Principado de Cataluña (1684 y 1690) Marquesado de Casa Oriol (1870) | |
Funciones eclesiásticas | Obispo | |
Miembros | ||
Miembros | San José Oriol Baltasar de Oriol y Marcer José Luis Oriol José María Oriol |
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