sábado, 23 de julio de 2022

HISTORIA DE ESPAÑA

 ÉPOCA MEDIEVAL

El reino suevo o reino suevo de Gallaecia fue fundado por el pueblo germánico de los suevos en la primera mitad del siglo V en la provincia de la Gallaecia del Imperio romano de Occidente tras haber penetrado en la península ibérica junto con vándalos y alanos en el 409. A su vez, fue el primer reino independizado en un territorio dentro de los límites del Imperio Romano Occidental. El conocimiento de su historia viene determinado por las fuentes, ya que para los ochenta años transcurridos entre el 469 y el 550 no disponemos de ellas. En el 585 el reino suevo dejó de existir al ser conquistado por el rey visigodo Leovigildo y su territorio fue incorporado al reino visigodo de Toledo. En esa fecha el visigodo Braulio de Zaragoza escribe: «En el lejano oeste hay un estado analfabeto donde no se siente nada salvo los vientos de tormenta».[cita requerida] La historia de la Gallaecia sueva, en territorio de las actuales GaliciaAsturiasLeón y regiones Norte y Beira de Portugal ha estado algo marginada en la cultura de España, pues fue un estudioso alemán quien escribió el primer informe sobre los suevos de Galicia, como admitió el historiador Xoán Bernárdez Vilar.

Regnum Suevorum
Reino de los suevos

 (409) Vexilloid of the Roman Empire.svg

409-585

Bandera (585) 

Ubicación de {{{nombre_común}}}
Límites del Reino suevo:

     Límites del Reino suevo     Área con cambio de dominio                     Límites de provincias romanas

CapitalBraga
Idioma principalLatín tardío
Otros idiomasIdioma góticoDialectos germánicos
ReligiónPaganismo germánico (inicial y luego rural)
arrianismo (entre las élites)
catolicismo
GobiernoMonarquía
Rey
 • (¿?-441)Hermerico
 • (438-448)Rékhila
 • (¿?-456)Requiario
 • (¿?-457)Agiulfo
Historia
 • Establecido409
 • Disolución585

Asentamiento e integración[editar]

Los suevos se establecieron principalmente en Braga (Bracara Augusta), Oporto (Portus Cale), Lugo (Lucus Augusta) y Astorga (Asturica Augusta). La ciudad de Braga se convertirá en la capital de su reino. Un grupo que acompañó a los germanos suevos ocupó la región entre los ríos Cávado y Homem, en la zona conocida como Terras de Bouro (Tierra de Buri).1​ Asimismo, en Galicia existen dos parroquias de nombres suevos, en las comarcas de La Coruña y La Barcala, y hasta cuatro pequeñas poblaciones más con dicha denominación.

Dado que los suevos casi de inmediato adoptaron como idioma el latín vulgar local, quedan algunos restos del idioma germánico hablado anteriormente. Ha habido una cierta influencia sobre la lengua gallega y la lengua portuguesa, como lawerka (laverca en gallego y en portugués, con el significado de 'alondra').

Primera etapa[editar]

Nacimiento del reino (411-438)[editar]

El reino suevo (verde claro) en un mapa de Hispania.

Según relata Hidacio, dos años después de su entrada en la península ibérica en 409, suevos, vándalos y alanos llegaron al acuerdo de poner fin al saqueo y al pillaje al que habían sometido hasta entonces a las provincias romanas de Hispania y se asentaron de forma estable en ellas. Así a los alanos les correspondió la Lusitania y la Cartaginense; a los vándalos silingos, la Bética; a los vándalos asdingos, el interior de la Galecia —región de Lugo y Astorga— y a los suevos la Galecia lindante con el océano. En total sumarían unas 200 000 personas, contando mujeres y niños, frente a unos cinco millones de hispanorromanos.2

Para intentar recuperar estos territorios, el Imperio romano de Occidente firmó un foedus con el rey visigodo Walia, quien penetró con su ejército en la península ibérica con la autoridad que le había conferido el emperador y en los años 416 y 417 recuperó de manos de alanos y vándalos silingos las provincias más ricas y romanizadas de Hispania: Bética, Lusitania, Tarraconense y Cartaginense.3

En 419 en la Gallaecia surgió un conflicto entre los suevos y los vándalos asdingos motivado probablemente por la pobreza de las tierras que les habían correspondido a estos últimos —cuyo número se había incrementado con la incorporación de grupos dispersos de vándalos silingos y alanos derrotados por los visigodos—. Así los suevos se vieron cercados en los montes Nerbasios —de localización desconocida— y solamente les salvó de ser completamente aniquilados la intervención de un ejército imperial al mando del comes Hispaniarum Asterio. Como ha señalado Luis A. Gómez Moreno, «sin duda el gobierno imperial estaba interesado en impedir una supremacía de la agrupación popular entonces más poderosa, los asdingos» y «el número mucho menor de los suevos representaba un peligro de momento secundario». Los vándalos asdingos, con su rey Gunderico al frente, levantaron el asedio y se dirigieron al sur, aunque antes mataron a cierto número de suevos en Braga —en el 429, tras saquear la Bética, pasaron al norte de África—.4

Expansión bajo Requila y Requiario (438-456)[editar]

La península ibérica en el 455, momento de máxima expansión del reino suevo.

Tras el abandono de Hispania por los vándalos, los suevos intentaron extender su influencia fuera de la Gallaecia, sobre las otras provincias de Hispania, más ricas y urbanas. Sin embargo sus acciones se limitaron al saqueo y al pillaje y no lograron consolidar el dominio de ningún territorio fuera de la Gallaecia, e incluso dentro de ella muchas zonas escapaban a su control que se circunscribía a la mitad suroccidental de la provincia. Esto era debido fundamentalmente a su escaso número en relación con la población total. Se estima que los suevos no sobrepasarían las veinticinco mil personas, mientras que la población galaica hispanorromana rondaría las setecientas mil almas. «Para estos años Hidacio nos señala minuciosamente las continuas escaramuzas entre los suevos y la población provincial, en una relación interminable de saqueos y acuerdos de paz que se rompían con facilidad». El propio obispo Hidacio negoció en 433 con el rey suevo Hermerico un acuerdo para alcanzar la paz, pero ésta no se lograría plenamente hasta cinco años después con el acuerdo suscrito por el rey con la aristocracia galaica.5

Con el rey Requila (lat. Rechila) el reino suevo alcanzó su mayor expansión. En 438 encabezó una campaña contra la Bética donde derrotó a orillas del río Genil a un ejército organizado por la aristocracia local y comandado por un tal Andevoto. En los dos años siguientes ocupó Augusta Emerita (Mérida), capital de la Lusitania, y Mértola (Myrtilis) y en el 441 logró entrar en Sevilla, la capital de la Bética. «Esta última conquista debió permitirle extender su influencia incluso por la Cartaginense. En esos momentos, principios de la década de los cuarenta, tan solo la Tarraconense se mantenía bajo el estrecho control imperial, muy posiblemente con la ayuda de tropas de foederati visigodos».6

En 446 un ejército de «federados» visigodos al mando de un magister utriusque militiae llamado Vito fue derrotado por los suevos cuando intentaba recuperar la Bética para el Imperio. Dos años después moría Requila al que le sucedió su hijo Requiario (lat. Rechiarius). Este intentó en primer lugar fortalecer el reino suevo para lo que intentó un acercamiento al reino visigodo de Tolosa de Teodorico I casándose con una princesa visigoda. A su vuelta de la corte visigoda apoyó una nueva revuelta bagauda que había estallado en la Tarraconense, sumándose al saqueo y al pillaje. La revuelta bagauda fue finalmente reprimida por el un ejército visigodo al mando de Federico, hermano del rey Teodorico II. En cuanto a los suevos firmaron en 453 un acuerdo con un representante del Imperio, el comes Hispaniarum Mansueto, para poner fin a sus incursiones en la Tarraconense.7

Supremacía visigoda (456-469)[editar]

Cronología de los reyes suevos.

En 456, tras la muerte del emperador Valentiniano III y el acceso al trono imperial del galorromano Avito, el rey visigodo Teodorico II inició una gran campaña militar para extender el reino visigodo de Tolosa hacia Hispania lo que llevaría a enfrentarse al creciente poder del reino suevo. Por su parte Requiario había reiniciado los saqueos por la Cartaginense y la Tarraconense dando por roto el pacto de 453 a causa de la muerte del emperador, y haciendo caso omiso de las protestas presentadas por sendas embajadas de Avito y de Teodorico II. Así el 6 de octubre de 456 tuvo lugar una gran batalla a orillas del río Órbigo entre el ejército visigodo comandado por el propio Teodorico II, detentando la autoridad que le había conferido el emperador, y el ejército suevo. El resultado de la batalla del río Órbigo fue una gran derrota para los suevos que vieron como a continuación su capital Braga era ocupada por los visigodos y su rey Requiario era apresado y ejecutado en Oporto. En su lugar Teodorico II nombró un gobernador de nombre Agiulfo y a continuación se dirigió a Mérida, donde conoció la muerte del emperador Avito. Teodorico II volvió precipitadamente a la Galia, pero dejó un ejército en Hispania que se apoderó y saqueó diversas localidades de la Meseta superior como AstorgaPalencia y el castrum de Coyanza (Valencia de Don Juan).8

En 457 Agiulfo, el gobernador nombrado por Teodorico II, se rebeló contra este, pero fue derrotado y muerto. En este contexto se produjo un rebrote de la resistencia sueva formándose varios grupos cuyos líderes se enfrentaron entre sí por la jefatura del antiguo reino: primero, Maldras y Framtán, y luego Requimundo y Frumario —Requimundo, cuya base de dominio se situaba en la zona occidental de la Galecia, defendía una política de amistad con el poder visigodo y con el Imperio, mientras que Frumario, cuyos apoyos se encontraban en la Gallaecia meridional e interior, era contrario a cualquier acuerdo—. Teodorico II reaccionó enviando a la Galecia un ejército mandado por un comes visigodo, Sunierico, y el magister militum del nuevo emperador MayorianoNepociano, que atacó Lugo, y se apoderó en el 460 de Santarem en la Lusitania. Cuatro años después moría Frumario por lo que el reino suevo quedó bajo la autoridad de un único rex, Requimundo, que fue reconocido por el rey visigodo. A partir de entonces Teodorico II mantuvo una especie de supremacía sobre el nuevo reino suevo unificado cuya consecuencia principal fue la conversión del rey Rechimundo al cristianismo arriano y la de otros muchos suevos.9

Requimundo intentó acabar con la tutela visigoda y para ello inició un acercamiento con la aristocracia galaica y del norte de Lusitania, que dio como resultado la entrada pacífica del rey suevo en Lisboa en 468, plaza que le fue entregada por la nobleza de la ciudad dirigida por un tal Lusidio, y ello a pesar de que en la primavera de ese mismo año los suevos habían saqueado Conimbriga. Hidacio recoge este cambio de actitud de la antigua aristocracia senatorial romana respecto de los suevos —debida a la eficacia cada vez menor del poder imperial para defender sus intereses—, pero desgraciadamente su Chronica se interrumpe en el año 469 y no volveremos a tener noticias del reino de los suevos hasta la segunda mitad del siglo siguiente.10

Período oscuro (469-550)[editar]

Áreas con culturas de origen britónico en el siglo VI. El mar era el medio de comunicación entre las diferentes comunidades.

Entre 469 y 550 hay una laguna histórica debido a la ausencia de fuentes y tan solo conocemos el nombre del rey Teodemundo. Así pues sobre este periodo solo caben las hipótesis. La más extendida entre los historiadores es que durante estos ochenta años, de los que carecemos de noticias, el reino suevo se consolidó en el noroeste de la península como entidad independiente y en su seno se produjo la paulatina integración de la población germánica con la galaicorromana. Esto último estaría corroborado por el único documento anterior al 550 que nos ha llegado sobre el reino suevo. Se trata de una carta enviada por el papa Vigilio al metropolitano de BragaProfuturo, en 538, en la que se observa la plena libertad de la que gozaba la Iglesia católica que era la de los galaicorromanos en un reino confesionalmente arriano: «su jerarquía episcopal puede comunicar libremente con el exterior, edificar iglesias, tratar de parar la conversión al arrianismo de antiguos católicos, así como hacer proselitismo de su credo», afirma Luis A. Gómez Moreno. Este mismo historiador señala que la «integración entre ambos sectores dirigentes del país (suevos y aristocracia galaicorromana) pudo desarrollarse, a lo que parece, en un clima esencial de paz exterior. El aislamiento geográfico de las tierras centrales del reino suevo, y su relativa pobreza, constituían ya una inmejorable base de sustentación para dicha paz exterior, que ahora, además, se veía favorecida —desde finales del siglo V— por la creciente debilidad de su gran rival en la Península: el reino visigodo».11

Por otro lado, a finales del siglo V y principios del VI, contingentes de población celta procedentes de Gran Bretaña y huyendo de las invasiones anglosajonas se instalan en la costa lucense, aproximadamente entre el río Eo y la ría de Ferrol. Esta población se organizó en torno a una diócesis propia con sede en Britonia, lugar que los expertos identifican habitualmente con la actual parroquia de Santa María de Bretoña, ubicada en el municipio lucense de Pastoriza. Su relación con los asuntos del reino queda atestiguada por la participación de su obispo Mailoc en el Primer concilio de Braga de 561 y en el Segundo concilio de Braga de 572.

Etapa final (550-585)[editar]

A partir del año 550 el reino suevo «reaparece» en las fuentes, concretamente en las crónicas del franco Gregorio de Tours y del visigodo católico Juan de Biclara —de los que posteriormente tomará sus datos Isidoro de Sevilla—, pero la información que aportan solo se refiere a los acontecimientos del reino que afecten a la Galia merovingia y al reino visigodo. Una información más amplia, aunque restringida al campo eclesiástico, nos la proporcionan las actas del Primer concilio de Braga de 561 y del Segundo concilio de Braga de 572 y los escritos de Martín Dumiense.12

Conversión al catolicismo[editar]

El paso definitivo para la integración entre los suevos y la aristocracia galaicorromana, lo que suponía además la plena consolidación de la monarquía sueva, fue la conversión al catolicismo del rey y su corte. El problema es que las fuentes discrepan sobre cuándo se produjo el hecho. Según Gregorio de Tours la conversión fue obra del rey Chariarico y tuvo lugar alrededor del año 550, pero según Isidoro de Sevilla fue el rey Teodomiro y la data en 570. Sin embargo, ambas versiones coinciden en lo fundamental: en el protagonismo que tuvo en este hecho Martín de Braga, un eclesiástico de la Panonia que fue abad de Dumio y obispo de Braga.13

La historiografía actual se inclina a favor de la versión de Gregorio de Tours, situando la llegada de Martín de Braga a la Gallaecia en el reinado de Chariarico (550-558/559) y relacionando su conversión al catolicismo con la creciente influencia en el reino suevo de los francos merovingios y de los bizantinos, enemigos de los visigodos. Por ello destacan que Martín de Braga antes de ir a Galicia había estado en el Oriente bizantino y que su llegada al reino suevo coincide con el desembarco de los bizantinos en el sur de la península, donde fundarán la provincia de Spania, y, por otro lado, la influencia merovingia —que habría llegado a la Galecia por la vía comercial marítima que unía la zona de Burdeos con las costas del noroeste de la península— se manifestaría en la muy extendida veneración que existía entre los católicos galaicorromanos por San Martín de Tours, quien según Gregorio de Tours tuvo un papel destacado en la conversión sueva al catolicismo.14

Miniatura medieval del primer concilio de Braga que muestra al rey suevo Ariamiro (derecha) con los obispos Lucrecio, Andrés y Martin de Dumio. Siglo X Codex Vigilanus.

La actividad de Martín de Braga, apoyada por el rey, se centró en la cristianización de los sectores rurales muy influidos por las creencias paganas y por la herejía priscilianista —como se deduce de su tratado pastoral De correctione rusticorum— y en la reorganización de la Iglesia del reino para convertirla en una auténtica Iglesia «nacional». Así bajo la supervisión de Martín, que ya ocupaba la sede metropolitana de Braga, fue transformada la organización eclesiástica tradicional heredada del Bajo Imperio romano con la división del reino en 13 diócesis —algunas de ellas nuevas—, a su vez agrupadas en dos grandes distritos o «provincias eclesiásticas»: una meridional, cuya sede metropolitana sería Braga, y otra septentrional, con Lugo como nueva sede metropolitana. Esta división, según Luis A. García Moreno, se adaptaba a «la realidad territorial y política del reino suevo de entonces. En efecto, en dicho reino las zonas septentrionales —correspondientes en líneas generales al antiguo conventus Lucensis— presentaban con relación a las meridionales un evidente arcaísmo en sus estructuras socioeconómicas: práctica inexistencia de núcleos urbanos de importancia, con la excepción de Lugo; existencia de distritos con restos de estructuras de tipo tribal y cuya organización eclesiástica se estructuraba en torno a monasterios episcopales de tradición céltica, etcétera».15​ Los trece obispados de la reorganizada Iglesia católica sueva fueron los siguientes: BritoniaLucus AugustiLaniobrenseIria FlaviaTudaeAuriensisAsturica AugustaDumiunPortucaleLamecumViseumConimbrigaEgitania.

En la consecución de los objetivos de Martín de Braga fueron fundamentales el Primer concilio de Braga y el Segundo concilio de Braga celebrados en mayo de 561 y en junio de 572, respectivamente. En el primero —convocado bajo los auspicios del rey Ariamiro (558/559-561), sucesor de Chariarico— se trataron la cuestión priscilianista y los problemas internos de la Iglesia. En el segundo —convocado durante el reinado del rey Miro (570-583), hijo de Tedomiro (561-570), sucesor a su vez de Ariamiro— se completó la creación de la Iglesia nacional sueva al dotarla de su propio derecho canónico, tomado de los principales concilios de la Iglesia griega.16

Conquista visigoda[editar]

El rey visigodo Leovigildo desarrolló una ambiciosa política de restauración de la autoridad de la monarquía visigoda sobre Hispania. Entre el 573 y el 576 se ocupó del noroeste del reino, fronterizo con el reino de los suevos. Así en 573 sometió la Sabaria, un territorio del que se desconoce su localización exacta, y al año siguiente tomó la ciudad de Amaya, y con ella toda la provincia de Cantabria quedó sometida. En 575 se apoderó de la región de Orense haciendo prisionero a Aspidius, señor local (loci senior) de aquel territorio. De esta forma recuperó la enorme franja de terreno de la parte visigoda de la frontera con el reino suevo, formada por Orense, Asturias y Cantabria, y que en la práctica eran independientes. En 576 penetró en el reino suevo, pero llegó a firmar la paz con el rey Miro.17

El Regnum Visigothorum hacia 560.

En el 580 se inició en el reino visigodo la rebelión de Hermenegildo, hijo primogénito de Leovigildo que se había convertido al catolicismo. Dos años después Leovigildo inició la ofensiva para recuperar la Lusitania y la Bética que estaban en poder de los sublevados. En seguida tomó Mérida, la capital de la Lusitania, y en el 583 sitió Sevilla, la capital de la Bética donde vivían Hermenegildo y su esposa franca. En ayuda de éstos acudió un ejército suevo al mando del rey Miro, pero Leovigildo lo cercó y le obligó a jurarle fidelidad, permitiéndole retirarse a Galicia, donde murió poco después, según el cronista franco Gregorio de Tours, aunque el cronista godo Juan de Biclaro sitúa su muerte en Sevilla.18

Tras la muerte del rey Miro en 583, le sucedió su hijo Eborico. Pero la derrota ante los visigodos, que quebrantó la fortaleza militar del reino suevo, y el malestar creado entre la aristocracia del reino por la renovación por el nuevo rey de la fidelidad a Leovigildo jurada por su padre, pudieron ser las causas de que al año siguiente Eborico fuera destronado por su cuñado Andeca y relegado a un convento. Andeca para fortalecer su posición se casó de inmediato en segundas nupcias con la viuda del rey Miro, Siseguntia. Leovigildo no intervino en seguida porque todavía estaba intentando acabar con la rebelión de Hermenegildo, pero en cuanto consiguió ponerle fin, encabezó un ejército en 585 que penetró en el reino suevo y se apoderó de él. El rey Audeca fue recluido en un monasterio y Leovigildo se hizo con el tesoro real.

Así dejó de existir el reino suevo que quedó convertido en una provincia del reino visigodo de Toledo. Tras la marcha de Leovigildo, hubo un intento de restauración del reino por parte de un tal Malarico pero fue derrotado por los ejércitos visigodos. Como consecuencia de la conquista, fueron establecidos obispos arrianos en ViseuLugoTuy y Oporto, aunque «no parece que Leovigildo llevase a cabo ninguna acción violenta contra la Iglesia católica del antiguo reino suevo: los obispos católicos continuaron en sus sedes, incluso allí donde se establecieron arrianos».







El Reino visigodo fue una entidad política establecida por el pueblo visigodo tras su asentamiento en una parte de la actual Francia y la península ibérica, en la época de las invasiones germánicas, que perduró durante buena parte de la Alta Edad Media, ocupando territorios en las Galias e Hispania, en sus diversas etapas.

El Reino visigodo de Tolosa o galovisigodo, con capital en la ciudad gala de Tolosa (Toulouse), comenzó en el año 418, tras el pacto o foedus entre los visigodos y Roma, y duró hasta el 507, cuando el rey Alarico II fue derrotado por los francos en la batalla de Vouillé y se inició el intermedio ostrogodo, en el que se produjo una regencia ostrogoda y la actuación de los visigodos se vio supeditada a las circunstancias históricas de este pueblo, que dio paso al Reino visigodo de Toledo o hispanovisigodo, con capital en la hispánica Toledo, que se extendió desde el 507 hasta el 711, año en el que comenzó la conquista musulmana de la península ibérica.

Rēgnum Visigothōrum
Gutþiuda Þiudinassus
Gutthiuda Thiudinassus
Reino visigodo

Federado de Roma (418-454)nota 1

 (518) Bandera
 (585) Bandera

418-720

Bandera (507) 
Umayyad Flag.svg (711) 
Cruz de Asturias.svg (718) 

Ubicación de Reino visigodo
El Reino visigodo durante el reinado de Alarico II (c. 500).
CapitalTolosa (418-507)
Narbona (507-531)
Barcelona (531-567)
Toledo (567-712)
Narbona (712-720)
Idioma principalLatín popular
Otros idiomasRomancegótico, otros dialectos germanos como los orientales (vándalo, burgundio), bajogermánicos (franco) y altogermanicos (suevo), etc.
ReligiónArrianismo (418-589)
Catolicismo (590-720)1
GobiernoMonarquía
Rey de los visigodos
 • 415-418Walia
 • 713-720Ardón
Historia
 • Foedus con Roma418
 • Batalla de Vouillé507
 • Conversión al catolicismo589
 • Batalla de Guadalete711

Historia[editar]

A partir del siglo V varios pueblos bárbaros irrumpieron en Hispania. Después de la crisis y la desaparición del Imperio romano, los visigodos crearon un reino independiente que permaneció hasta la invasión musulmana de 711.

Distribución de la península entre suevos, vándalos y alanos entre 409 y 429.

La formación del reino visigodo[editar]

En 409 alanossuevos y vándalos se adentran en Hispania, sin encontrar resistencia. Para frenar el avance, el Imperio romano autorizó a los visigodos a asentarse en el sur de la Galia y controlar territorios de Hispania. Entre 416 y 476 expulsaron a los alanos y los vándalos, y confinaron a los suevos en Galicia. El Imperio romano desapareció en 476, y los visigodos alcanzaron su independencia. En 507, tras la derrota en la batalla de Vouillé, los visigodos se desplazaron hacia Hispania, expulsados de la Galia por los francos, conservando sólo el control de Narbona y la Septimania en la actual Francia. El reino hispano-visigodo adoptó Toledo como su capital.

La monarquía se fomentó a partir de una unificación jurídica, política, religiosa y territorial. Suintila expulsó a los bizantinos en 625, que ocupaban el este de Hispania. Dominaron el territorio y estructuraron una monarquía no hereditaria en la que el monarca se apoyaba en el Aula Regia y en los Concilios de Toledo. Leovigildo promovió la igualdad entre hispanorromanos y visigodos, y derogó la ley que prohibía los matrimonios mixtos. Posteriormente, en 589, Recaredo se convirtió al catolicismo, y Recesvinto promovió una única ley, el Liber Iudiciorum, para ambos pueblos.

La ruralización de la sociedad[editar]

Las iglesias visigóticas presentan planta basilical o planta de cruz griega, con muros gruesos y escasas ventanas. El arco de herradura formaba parte de la arquitectura visigoda, a través de la cual llegó a los musulmanes. Iglesia de San Juan de Baños.

Las ciudades hispanorromanas aceleraron la decadencia debido a las invasiones germánicas. Esto afectó a las actividades artesanales y al comercio controlado por sirios y judíos. Los intercambios cada vez se hicieron menos frecuentes, por lo que las vías de comunicación romanas cayeron en desuso. La economía se ruralizó, y la agricultura y la ganadería se convirtieron en actividades básicas.

Con las invasiones germánicas la Península se repartió en dos terceras partes, trabajadas en la mayor parte por colonos. La tendencia de la monarquía a pagar los cargos administrativos y militares con tierras públicas dio lugar a la concentración de la propiedad en manos de la nobleza hispanorromana. Los esclavos resultaban ser más costosos de alimentar y difíciles de retener, por lo que se equipararon con los colonos y ambos dieron origen a los denominados siervos.

A mediados del siglo VII el reino visigodo entró en crisis a causa de la incapacidad de la monarquía para cobrar tributos y mantener su autoridad. Esto causó la formación de grupos nobiliarios rivales y las disputas por ocupar el trono, lo que hundió la monarquía visigoda y facilitó la invasión musulmana.

Reino visigodo de Tolosa (415-507)[editar]

En 415, en virtud de un pacto (foedus) celebrado entre el emperador romano Honorio y el rey visigodo Walia, los visigodos se asentaron en la provincia romana de Aquitania Secunda (Aquitania II), en el sur de las Galias. Por este acuerdo, los visigodos recibieron tierras donde establecerse, a cambio de la obligación de defender el Imperio frente a los enemigos —las bagaudae y otros pueblos germánicos—. A partir de dicho establecimiento se constituyó un regnum en suelo imperial, con capital en Tolosa, que perduró hasta la derrota de 507 en la batalla de Vouillé.

Los reyes visigodos fueron colocados al frente de la Aquitania II, pero no como funcionarios imperiales, sino como titulares de poderes propios —no delegados del emperador— en cuanto monarcas de los visigodos, que les permitieron acordar el foedus del año 418. A través de este pacto recibieron dicha provincia del emperador, para su administración y beneficio propio, aunque bajo la autoridad del prefecto del Pretorio de las Galias con sede en Arlés y, en último término del mismo emperador, bajo el compromiso de defensa de la misma.

Así, los monarcas ejercieron las funciones que hasta aquella época habían correspondido a los funcionarios del emperador —por ejemplo, los tributos pagados por los provinciales iban a parar a las arcas visigodas y a las del Imperio—, administrando la provincia y asumiendo las tareas que de ello se derivaban. Esta situación se mantuvo, con ciertas vicisitudes, hasta la caída del Imperio romano en 476.

El reino visigodo de Tolosa se caracterizó, en general, por su inestabilidad política, derivada del carácter electivo de la realeza —de raigambre germánica—, mantenido durante su existencia, y que originó frecuentes divisiones y convulsiones internas, asesinatos de los reyes y pretendientes al trono, y venganzas del rey contra los nobles que no le habían prestado su apoyo para acceder al puesto.

Desde esta etapa del reino visigodo se intentó consolidar y fortalecer la monarquía frente a la nobleza. Primero, a costa del poder político ostentado por la misma nobleza y, posteriormente, estructurándola sobre la base de las instituciones romanas. A dicho fortalecimiento contribuyeron los éxitos en el campo militar alcanzados por los reyes y la tendencia a la implantación de un sistema de sucesión hereditaria, situación que se dio de facto desde Teodorico I —sucedido por sus hijos TurismundoTeodorico IIEurico y su nieto Alarico II—.

En la organización del reino se adoptaron y aprovecharon diversas instituciones romanas; así, la corte real tolosana se habría asemejado formalmente al Palatium imperial, fusionando elementos romanos, tales como el comes stabuli y domus dominica, y germánicos, como el comes armiger y spathariorum.

La figura cúspide del reino visigodo de Tolosa fue Eurico (466-484), que accedió al trono tras asesinar a su hermano Teodorico II. Se apoderó de diversos territorios en las Galias e Hispania, salvo la Gallaecia y las tribus vasconas al oeste de los Pirineos. En las Galias combatió a los francos y sajones.

En 507, Alarico II fue derrotado en Vouillé por los francos bajo Clodoveo I, perdiendo todas sus posesiones al norte de los Pirineos excepto la Septimania.

Intermedio ostrogodo (507-549)[editar]

Tras la batalla de Vouillé se abre un período de dominación e influencia ostrogoda en el reino visigodo. Teodorico el Grande va a ejercer una hegemonía sobre el joven Amalarico —hijo de Alarico II— y nombrará a los reyes Teudis y Teudiselo. Teudis se va a rebelar contra el poder ostrogodo y pondrá los cimientos del futuro Reino visigodo de Toledo.

Reino visigodo de Toledo (549-725)[editar]

Conversión de Recaredo. Por Muñoz Degrain. Palacio del Senado, Madrid.
Reino visigodo y las provincias de la Hispania visigótica (625 al 711)

La victoria de los francos sobre los visigodos en la batalla de Vouillé en 507, con Clodoveo I, provocó la caída del Reino Visigodo de Tolosa (Toulouse), los visigodos se trasladaron con su población a Hispania, este hecho condicionó el establecimiento definitivo de los Pirineos como frontera entre la Galia, a excepción de la Septimania, y la Hispania visigoda, así como el traslado de la capital visigoda de Tolosa a Toledo.

Bajo el reinado de Atanagildo los bizantinos se instalaron en el Levante, y no fueron expulsados hasta el reinado de Suintila en 625. Durante el reinado de Leovigildo se consolida el reino visigodo al que se incorpora el reino suevo, se produjo la unificación territorial de la península ibérica, permitiéndose los matrimonios mixtos de godos con hispanorromanos, y viceversa. Con Recaredo en el III Concilio de Toledo se produjo la unificación religiosa, se abandonó el arrianismo y el reino se convirtió oficialmente al catolicismo. A partir de entonces, no hubo diferencias entre la población de la Hispania visigoda. Los Concilios de Toledo se convirtieron en el poder principal del estado visigodo, como consecuencia del debilitamiento de la monarquía. Con Recesvinto, se produjo la unidad legislativa bajo un único Código de Derecho hacia 654 promulgó el Liber Iudiciorum o Código de Recesvinto.

A finales del siglo VII, las luchas internas por el poder entre la nobleza son continuas. Además, la crisis social y económica, llevaron al reino visigodo a una situación límite. El rey Wamba sucesor de Recesvinto, combatía a los vascones en el norte de la Península cuando surgió una nueva rebelión en la Septimania, pero consiguió apaciguarla. Su reinado acabó por una conspiración, fue depuesto tras administrarle una bebida narcótica, quedó sin sentido, y le tonsuraron, con lo cual consiguieron que no pudiera seguir siendo rey (entre los visigodos era condición inexcusable que el monarca tuviera larga cabellera). Las contiendas se generalizaron durante los reinados de Égica y Witiza. Cuando el último rey, Rodrigo alcanzó el trono, sus rivales, los partidarios de Witiza se aliaron con el líder musulmán norteafricano Táriq Ibn Ziyad, y traicionaron al ejército de Rodrigo, pasándose los witizanos al bando musulmán, quien, tras su victoria en el año 711 en la batalla de Guadalete, inicia la invasión de la península ibérica.

Entre los años 716 y 725, los musulmanes conquistan la Septimania, última provincia visigoda, poniendo fin al reino visigodo de Hispania e inaugurando el período islámico en la historia de España y Portugal. Ahora bien el dominio musulmán no logró imponerse por igual en toda la península, la historia reconoce que se creó un núcleo de resistencia2​ en Asturias, con Don Pelayo noble visigodo como líder y futuro primer rey de Asturias.3​ En torno a él se unieron parte de la nobleza visigoda y población visigoda que lograron huir hacia el norte, tras la derrota del año 711; también lo hizo la población autóctona, los astures, de origen celta, que ante la grave situación olvidaron sus antiguos enfrentamientos con los visigodos. Se iniciaba la Reconquista.

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