sábado, 23 de julio de 2022

HISTORIA DE ESPAÑA

 ÉPOCA MEDIEVAL

El Tratado de Perpiñán fue un acuerdo entre los reyes Jaime II de Mallorca y su hermano mayor Pedro III de Aragón al que se llegó el 20 de enero de 1279 y por el que el primero de ellos se comprometió a rendir homenaje al segundo.

Jaime II asumió las obligaciones de presentarse cada año en las cortes catalanas, de que en los territorios del Rosellón y la Cerdaña tuvieran vigencia los usos, costumbres y constituciones de Barcelona, y de que solo fuera admitida moneda de dicha ciudad en sus dominios. Además, una vez lograda la paz entre los dos hermanos se firmó un pacto de defensa mutua.

Pedro III quería hacer cumplir la recomendación de su padre Jaime I de Aragón de que su hermano le obedeciese por ser el primogénito. También quería mantener unidas las tierras de su padre y garantizar la lealtad de su hermano frente al rey de Francia.

Jaime II redactó un codicilo secreto denunciando la imposición del tratado y, por tanto, su nulidad, por ser contrario al testamento de Jaime I.







El Pacto del Pouet, o de Jovada, firmado 1244 o 1245 a extramuros del castillo de Alcalá, y fue firmado entre al-Azraq caudillo de los rebeldes mudéjares y el infante Alfonso de Aragón, por parte de la Corona de Aragón.

Contenido[editar]

El pacto, que trata de la entrega a Jaime el Conquistador de los castillos de Pop y Tárbena, el mantenimiento por al-Azraq los castillos de Alcalá y Perputxent, y el compromiso de cesión en tres años los castillos de GallineraMargaridaXeroles y Castells que poseía al-Azraq.1​ El pacto toma el nombre del lugar donde se firmó, la fuente que está en las proximidades o en la partida del pozo que se encuentra entre la Foradà y la Peña Alta.2

Firmantes[editar]

Por parte musulmana al-Azraq y por la cristina el Infante Alfonso en nombre de Jaime I. Como testigos por la parte cristianas: el señor Pere Maça, el señor Guillerno Hugo, el señor Pere Sanz, el señor Gombaldo d'Entenza y el señor Raimundo de Montpeller.

Consecuencias[editar]

El pacto fue pronto incumplido y en 1247 los mudéjares se sublevaron.

Importancia histórica[editar]

La importancia de este tratado se debe a ser el único en el que se conserva intactas ambas versiones, la cristiana y la musulmana.3​ Y solo existe otro tratado que se conserva parcialmente: La rendición de Játiva. Usualmente la versión en árabe se ha perdido al desaparecer la dinastía que lo firmó. E incluso muchas de las versiones cristianas se han perdido.

En este tratado se puede ver que no se trata de traducciones literales, sino, que cada versión difiere de la otra. P.e. Mientras que el rey Jaime creía que había transformado un enemigo formidable en un vasallo permanente y leal, al-Azraq simplemente considerada como una tregua temporal.







Tratado de Valladolid. Acuerdo suscrito entre los reyes Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla el día 27 de junio de 1209 en la ciudad de Valladolid, a fin de poner término a las disputas existentes entre ambos reinos.

Retrato que representa a la reina Berenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII de Castilla, esposa de Alfonso IX de León y madre de Fernando III el Santo.

Antecedentes[editar]

El día 26 de marzo de 1206 había sido firmado el tratado de Cabreros entre los reyes Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla en el municipio vallisoletano de Cabreros del Monte, con el propósito de poner término a las disputas existentes entre ambos reinos por la posesión de diversas fortalezas que se hallaban en manos de Alfonso VIII, y por la posesión de los castillos que constituían la dote de la reina Berenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII y esposa de Alfonso IX de León, de quien el soberano leonés se había separado en 1204.

Tratado de Valladolid[editar]

El día 27 de junio de 1209, hallándose presentes en la ciudad de Valladolid los reyes Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla, fue firmado un tratado entre los reinos de León y de Castilla, que fue suscrito por veinticuatro caballeros, procedentes doce de cada uno de los dos reinos, y por varios prelados, entre los que se hallaban el arzobispo de Santiago de Compostela, y los obispos de AstorgaSalamancaBurgosSegovia y Tello Téllez de Meneses, obispo electo de Palencia desde el año 1208.

En el tratado de Valladolid se dispuso que Alfonso IX de León entregaría a Berenguela de Castilla las villas de VillalpandoArdón y Rueda, y que dichos municipios permanecerían en manos de la reina Berenguela en tanto durase su vida. Por otra parte, los reyes de Castilla y León acordaron una tregua de cincuenta años de duración y mantener la paz entre sus reinos mientras viviesen. Los veinticuatro caballeros que rubricaron el tratado de Valladolid, doce leoneses y doce castellanos, se comprometieron a romper sus vínculos vasalláticos con el monarca que quebrantase el acuerdo de paz y a servir al rey que no la hubiese quebrantado. Por su parte, los prelados presentes se comprometieron a excomulgar al soberano que quebrantase la paz firmada.1

Los obispos de León y Salamanca por parte del reino de León, y los de Burgos y Palencia por el reino de Castilla, fueron designados árbitros de lo acordado en el tratado de Valladolid, y ambos soberanos se comprometieron a reunir en un lugar determinado a los prelados, abades y Maestres de las Órdenes Militares a fin de que rubricasen lo dispuesto en el tratado. Lo acordado en el tratado fue notificado al Papa Inocencio III, al tiempo que le fue solicitado que nombrase a los arzobispos de Santiago de Compostela y de Toledo ejecutores de las penas establecidas para los que violasen el acuerdo de paz sellado entre ambos reinos.







El tratado de Barcelona del 3 de mayo de 1309 fue una alianza militar firmada entre el rey de Aragón Jaime II y el rey de meriní Abu al-Rabi Sulayman, mediante la cual el segundo contrataba los servicios de una flota y ejército de mercenarios cristianos aragoneses para la conquista de Ceuta, en poder del rey de Granada Nasr.

Antecedentes[editar]

A principios del siglo XIV, la dinastía nazarí gobernaba en el Reino de Granada. Enfrentados a estos, los benimerines controlaban la zona africana del mar de Alborán, aliados militarmente con el reino de Aragón desde el siglo anterior en la guerra contra los nazaríes.







El Tratado de Briones o la Paz de Briones fue un acuerdo firmado entre el Reino de Navarra y la Corona de Castilla, el 31 de marzo de 1379 en el campamento real castellano emplazado en Briones, para poner fin a la guerra que había estallado el año anterior.

En ella Carlos II de Navarra debía romper la alianza militar que tenía con Inglaterra, que no habría tener alianzas matrimoniales con la misma y que se prohibiría el paso por Navarra de cualquier enemigo para Castilla. Esta fue una victoria importante para Enrique II de Castilla que debilitaba a los ingleses en la guerra de los Cien años.

En 1378, el hijo de Carlos II, el futuro Carlos III, encabezó una embajada para parlamentar con Carlos V de Francia. Este último apresó al infante navarro y ordenó el embargo de las posesiones navarras en Francia, salvándose sólo el inexpugnable Cherburgo. En el interrogatorio se descubrieron los planes del rey navarro de conseguir la villa de Logroño. Alertado el rey Enrique II de Castilla ordenó la invasión de Navarra, obligando a Carlos II a firmar el Tratado de Briones. El infante Carlos fue liberado en 1380.






La Concordia de Palazuelos fue un acuerdo ratificado en 1314 en el Monasterio de Santa María de Palazuelos, situado en la provincia de Valladolid, en el que se estipuló quiénes debían ser los tutores del rey Alfonso XI de Castilla, menor de edad en esos momentos, pues contaba tres años de edad.

En la llamada Concordia de Palazuelos, firmada en el año 1314,1​ se encomendó la tutoría del joven Alfonso XI, hijo del difunto rey Fernando IV, a sus tíos, los infantes Juan de Castilla, hijo de Alfonso X, y Pedro de Castilla, hijo de Sancho IV, y a su abuela la reina María de Molina, viuda de Sancho IV y madre de Fernando IV, a quien le fue confiada la crianza y la custodia del niño rey. Al mismo tiempo se acordó que la Cancillería del reino se hallase junto al rey, que tomasen cartas blancas los tutores para los pleitos que resolvieran en las villas, que los tutores destruyesen los sellos reales que habían usado hasta entonces, y que los tutores ejerciesen como tales en los lugares en los que habían sido designados.1

En las Cortes de Burgos de 1315 se ratificó lo dispuesto en la Concordia de 1314, estipulándose además que en caso de morir alguno de los tutores, continuarían en el cargo los tutores vivos, comprometiéndose a que no pudiese acceder a la tutoría del rey nadie a excepción de la reina María de Molina y los infantes Pedro y Juan. Se rompieron los sellos anteriores de los tutores y comenzaron a usar uno nuevo, al tiempo que se disponía que la Cancillería se hallase junto al rey y a la reina María de Molina. Los tutores se comprometían a no conceder tierras o bienes monetarios a persona alguna, disponiéndose que sólo se podrían hacer donaciones con el sello del rey, y con el consentimiento de los tres.

Retrato imaginario de Alfonso XI, por José María Rodríguez de Losada (h. 1894).






El Tratado de Elche fue un acuerdo suscrito entre los representantes de los reyes Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón en la ciudad de Elche, el día 19 de mayo de 1305. En dicho acuerdo se concretó la repartición del reino de Murcia, cuyo territorio fue dividido entre las coronas de Aragón y Castilla, que había sido acordada en la Sentencia Arbitral de Torrellas, pronunciada en 1304.

Antecedentes[editar]

Para dar solución a los inconvenientes derivados del reparto del territorio murciano, acordado en la Sentencia Arbitral de Torrellas, y a otras cuestiones menores, se acordó la entrevista de Fernando IV y Jaime II en el monasterio de Santa María de Huerta, localizado en la provincia de Soria. Dicha entrevista tuvo lugar el día 26 de febrero de 1305, y a ella asistieron los reyes de Castilla y Aragón, el infante Juan de Castilla "el de Tarifa"Juan Núñez de Lara el MenorDon Juan ManuelViolante Manuel y su esposo el infante Alfonso de Portugal, el arzobispo de Toledo, y los obispos de Sigüenza y Oporto, entre otros. A cambio de la cesión de los señoríos de Elda y Novelda, que pasarían a ser de la Corona de AragónViolante Manuel, hermana de Don Juan Manuel, recibió los señoríos de Arroyo del Puerco y de Medellín de manos de Fernando IV de Castilla, quien cedió al mismo tiempo a Don Juan Manuel el señorío y el castillo de Alarcón como compensación por su renuncia a la posesión de Elche. Don Juan Manuel tomó posesión de la villa de Alarcón el 25 de marzo de 1305.

Por su parte, Jaime II de Aragón, a pesar de la insistencia de Fernando IV, se negó a entregar el señorío de Albarracín a Juan Núñez de Lara el Menorseñor de Lara, quien culpó de ello a la escasa influencia ejercida por su hasta entonces aliado, el infante Juan de Castilla "el de Tarifa", de quien comenzó a distanciarse. Por otra parte, Fernando IV y Jaime II otorgaron poderes a Diego García de Toledo, canciller del sello de la Puridad, y a Gonzalo García, consejero del monarca aragonés, respectivamente, a fin de que ambos personajes concluyesen los términos del reparto del reino de Murcia entre ambos reinos, según lo dispuesto por la Sentencia Arbitral de Torrellas.1

Tratado de Elche[editar]

Finalmente, los delegados de ambos monarcas llegaron a un acuerdo que fue plasmado en el tratado de Elche, suscrito el día 19 de mayo de 1305, y en el que se fijó de manera definitiva la frontera del reino de Murcia, que había sido dividido entre Castilla y Aragón. La línea divisoria entre los dos reinos se estableció entre Pechín y Almansa, pertenecientes a Fernando IV, y Caudete, que correspondería a Aragón. La línea divisoria establecida entre los dos reinos en el territorio de Murcia seguiría el curso del río Segura desde Cieza, correspondiéndole a Castilla la posesión de MurciaMolina de Segura y Blanca, así como la ciudad de Cartagena, a la que Jaime II renunció por estar situada demasiado al sur del río Segura, y que pasó a pertenecer definitivamente a la corona de Castilla. No obstante, la cesión de la ciudad de Cartagena a Castilla fue realizada a condición de que Fernando IV respetase la propiedad de Don Juan Manuel sobre el señorío de Alarcón, a lo que el monarca castellano-leonés no se opuso. Al mismo tiempo, en el tratado de Elche se dispuso que el municipio de Yecla continuaría en poder de Don Juan Manuel, y que su jurisdicción correspondería a Castilla.2

La partición del reino de Murcia, en la que no se tuvieron en cuenta los vínculos históricos de la región, significó que la parte norte correspondería al rey de Aragón, que procuró asimilarla inmediatamente con el resto de sus dominios, al tiempo que la parte sur del reino, incluyendo Cartagena y la propia ciudad de Murcia, pasaban a manos castellanas definitivamente.







El Tratado de Estella fue un acuerdo firmado entre el Reino de Navarra y la Corona de Castilla el 11 de enero de 1386, por el que quedó definitivamente liquidado el tratado de Briones y Navarra pudo recuperar los castillos ocupados por las tropas castellanas tras la guerra de 1378.

Antecedentes[editar]

Después de la derrota de las tropas castellanas frente a las portuguesas en la batalla de Aljubarrota y ante la amenaza del duque de LancasterJuan I de Castilla buscó un acuerdo definitivo con Carlos II de Navarra a fin de evitar que el territorio navarro fuese utilizado por los ingleses para atacar a Castilla, como había sucedido en 1378.

Términos del acuerdo[editar]

El acuerdo fue firmado en la ciudad de Estella por Carlos II y el cardenal Pedro de Luna, actuando con plenos poderes del rey de Castilla, y por él Navarra recuperaba todos los castillos que permanecían en poder del Reino de Castilla excepto los de Tudela, Estella y San Vicente, de los que se hacía entrega al heredero de la corona, el futuro Carlos III el Noble, quien debía gobernarlos en nombre de Juan I en tanto Carlos II cumpliese las restantes condiciones del tratado.

Una de estas condiciones era el reconocimiento del papa de Aviñón Clemente VII, del que el príncipe heredero, quien a la sazón se encontraba en Castilla y había ayudado a Juan I en la guerra contra Portugal, era decidido partidario. Con todo Carlos II murió el 1 de enero de 1387 sin haber declarado su obediencia a Clemente VII, fiel a su política de neutralidad o indiferencia ante el Cisma de Occidente, pero sus sucesor mantuvo una relación amistosa con su cuñado Juan I, quien le entregó el mismo año de su coronación los castillos que aún estaban bajo su control.





La Paz de Murviedro o Paz de Morvedre fue firmada entre Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla el 2 de julio de 1363 en la ciudad de Murviedro (o Morvedre, la actual Sagunto) dentro de la guerra conocida como la Guerra de los Dos Pedros.1

Los negociadores aragoneses fueron Bernardo II de Cabrera y Alfonso de Aragón el Viejo.2​ En la paz se estableció un reparto de territorios y varios matrimonios.

Pero el enfrentamiento continuaría con la ayuda de Pedro IV a los rebeldes castellanos.3​ El rey castellano no mantuvo lo pactado y emprendió el asedio de Valencia en 1364.






La Paz de Almazán fue firmada entre Pedro IV de Aragón y Enrique II de Castilla el 12 de abril de 1375 en la ciudad de Almazán dentro del contexto hispano de la guerra de los Cien Años.1

La guerra entre las dos coronas que empezó en 1356 tuvo varias vicisitudes, pasando el reinado castellano, después de la victoria de Enrique sobre Pedro I de Castilla en 1369, a operaciones bélicas contra Aragón que había conquistado el señorío de Molina de Aragón, que pertenecía a la Corona de Castilla.

En ese momento Pedro IV, acuciado por diversos frentes y ante la alianza castellano-francesa, considera que, ante la posible invasión del ejército castellano, firma el tratado de paz por el que Molina de Aragón se reintegra a Castilla a cambio de una suma de dinero, se abandonan las reclamaciones sobre Murcia y se concierta el matrimonio de su hija Leonor de Aragón con Juan (futuro Juan I de Castilla), el heredero del trono de Castilla. Con este tratado se puede decir que se termina la guerra castellano-aragonesa y es uno de los hechos con los que se empieza a consagrar la futura hegemonía castellana en la península ibérica.

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