sábado, 23 de julio de 2022

HISTORIA DE ESPAÑA

 ÉPOCA MEDIEVAL

El Tratado de Lérida fue un acuerdo firmado en mayo de 1157 por Alfonso VII, rey de León y Castilla, y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, en Lérida.

Este tratado fue el último de una serie de pactos firmados por ambos gobernantes por los cuales acordaban repatirse el Reino de Pamplona. Ratificaba lo dispuesto en el Tratado de Carrión de 1140 y, además, acordaba, como forma de estrechar su alianza, el matrimonio entre Sancha de Castilla, hija de Alfonso VII, y Alfonso, primogénito de Ramón Berenguer IV.






La Liga de Huesca fue un pacto acordado el día 12 de mayo de 1191 en la ciudad de Huesca entre los representantes de los reyes Alfonso II de AragónSancho VI de NavarraAlfonso IX de León y Sancho I de Portugal con el propósito de hacer la guerra al reino de Castilla, donde reinaba Alfonso VIII.

Descripción[editar]

En 1191 Sancho I el Pobladorrey de Portugal, propuso al rey Alfonso II de Aragón un pacto para hacer frente al reino de Castilla. Alfonso II de Aragón, que aceptó la propuesta, comunicó al soberano portugués que deseaba que el pacto de alianza frente al reino de Castilla se extendiera al Reino de Navarra y al Reino de León. El pacto acordado entre los cuatro reinos fue llamado la Liga de Huesca, y fue firmado el día 12 de mayo de 1191, en la ciudad de Huesca.1

Mediante dicho acuerdo los monarcas firmantes se comprometieron a no entrar en guerra sin el asentimiento de los demás firmantes. Alfonso IX de León, por su parte, firmó el tratado debido a que no confiaba en que su primo Alfonso VIIIrey de Castilla, le devolviese las fortalezas leonesas que el rey leonés le reclamaba, a pesar de que durante las Cortes de Carrión de 1188 el rey de Castilla se había comprometido a devolvérselas.2​Tras el acuerdo sellado en la ciudad de Huesca, los reyes de Aragón y Navarra invadieron el reino de Castilla, atacando el territorio soriano.3

Sin embargo, la coalición pronto perdió a uno de sus miembros, pues en 1192 Alfonso II de Aragón firmó un tratado de paz con Alfonso VIII de Castilla, a pesar de que lo convenido en la Liga de Huesca le obligaba a no solicitar acuerdos de paz sin el consentimiento de los otros estados miembros de la Liga. La defunción de Sancho VI el Sabiorey de Navarra, ocurrida el año 1194, y el desinterés de su sucesor, el rey Sancho VII de Navarra en proseguir la guerra contra Castilla, así como la fluctuación de las relaciones entre los reinos de Portugal y León, debido al matrimonio de Alfonso IX de León con Teresa de Portugal, que fue considerado incestuoso por la autoridad eclesiástica, debilitaron las intenciones de los soberanos coaligados en la Liga de Huesca para hacer la guerra a Castilla.4

En 1194 Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla, mediante la intervención de la Santa Sede, pusieron fin a la guerra mediante la firma del tratado de Tordehumos, que fue firmado en la localidad vallisoletana de Tordehumos el día 20 de abril de 1194.







El tratado de Sahagún fue firmado entre Fernando II de León y su hermano Sancho III de Castilla el 23 de mayo de 1158 en la ciudad de Sahagún.1

Según los términos del acuerdo, ambos firmantes consentían en darse ayuda mutua; si alguno de ellos moría sin descendencia, su reino sería ocupado por el superviviente; los territorios que en el futuro fueran conquistados a los musulmanes se repartirían entre ambos, perteneciendo al reino de León desde Niebla hasta Lisboa, quedando el resto para el reino de Castilla.23

La muerte de Sancho III a finales de agosto del mismo año y su sucesión por Alfonso VIII, menor de edad, serían aprovechadas por Fernando II para extender sus dominios hacia territorio castellano, dejando sin efecto el tratado.






El Tratado de Sahagún123​ (también conocido como Paz Perpetua de Sahagún) fue firmado en Sahagún el 4 de junio de 1170452​ entre Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón.

Según los términos del acuerdo, Alfonso VIII de Castilla garantizaba al monarca aragonés, el pago de 40 000 maravedís durante cinco años por parte de Ibn Mardanish26​ y que este aceptaría el arbitraje de cuatro condes6​ en las querellas pendientes,2​ mientras que Alfonso II de Aragón a cambio de ese dinero se comprometía a tener paz con el "rey lobo" durante cinco años.






El Acuerdo de Serón de Nágima o Tratado de Haxama fue un acuerdo entre el rey Sancho III de Castilla y el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. El pacto se concluyó en febrero de 1158 en la localidad de Serón de Nágima, fronteriza entre sus reinos respectivos, y se enmarca en el problema surgido a raíz del testamento del rey Alfonso I de Aragón respecto a su sucesión.

Términos[editar]

Según los términos del acuerdo, el rey castellano renunció al título de rey de Zaragoza que ostentó su padre, Alfonso VII, así como a su soberanía sobre la ciudad de Calatayud y otras villas que se le habían cedido por el Tratado de Carrión. Sancho las cedió a Ramón Berenguer IV y a su hijo, el futuro Alfonso II de Aragón, aunque en el documento se le llama Ramón;1​ a cambio, este debía rendirle homenaje, tanto a él como a sus sucesores, sin estar obligado a entregarle ninguna fuerza, castillo o señorío.2

Consecuencias[editar]

Alfonso II de Aragón pudo liberarse de este homenaje después de combatir en el asedio de Cuenca (1177).







El Pacto de Támara o las Paces de Támara fue un tratado de paz firmado en Támara de Campos en junio de 1127 en que se delimita el territorio de Alfonso el Batallador y de Alfonso VII el Emperador.

Este pacto se celebró como consecuencia de las acciones llevadas a cabo por Alfonso VII el Emperador en abril de 1127 con la toma del castillo de Burgos. En junio Alfonso el Batallador, rey de Pamplona y Aragón, le salió al paso encontrándose en el valle de Támara. Para evitar el enfrentamiento se negoció el acuerdo. Por él Castilla y León volvían a los límites anteriores a 1054, cuando ocurrió la batalla de Atapuerca con la muerte del rey navarro García el de Nájera y de 1076, tras el homicidio de Sancho el de Peñalén. Devolviendo los terrenos conseguidos en ambas ocasiones por el reino de Castilla y León y regresando a las fronteras del testamento de Sancho el Mayor.

En él se reconocía la soberanía de Alfonso I el Batallador sobre VizcayaÁlavaGuipúzcoaBeloradoLa BurebaSoriaSan Esteban de Gormaz y La Rioja. Además Alfonso I el Batallador renunciaba al título de emperador y cedía algunas plazas fronterizas.

Según Antonio Ubieto Arteta (1981), por las paces de Támara, en las que actuaron de mediadores Gastón IV de Bearne y Céntulo II de Bigorra, El Batallador se comprometió a devolver las plazas en las que Alfonso VII tenía derecho hereditario (es decir, eran parte de su reino patrimonial). De este modo, a partir de 1127, los enclaves de FríasPancorboBriviescaVillafranca de Montes de OcaBurgosSantiusteSigüenza y Medinaceli pasarían a Alfonso VII de León. Quedarían en manos del aragonés Belorado y Nájera con la Sierra de la Demanda como frontera natural entre los dos reinos en esta zona. Al este, Alfonso I de Aragón conservaría Calahorra y Cervera del Río Alhama; también ÁgredaAlmazán y Monreal de Ariza, que fueron fortificadas a partir de 1128 por el rey de Aragón a consecuencia del resultado de este tratado. Soria fue la tenencia más importante de esta zona, había sido repoblada por el Batallador en 1119-1120 y estuvo a cargo de un tenente aragonés de 1127 a 1135. El enclave más alejado en la extremadura aragonesa fue San Esteban de Gormaz, también encargada a un tenente aragonés desde 1128. Para asegurar estas plazas, Alfonso I comenzó a repoblar Almazán antes de agosto de 1128, población a la que Alfonso I llamaba Plasencia, y Monreal de Ariza. Más al sur, los límites de Aragón los marcaban las plazas fuertes de Traíd y Molina de Aragón, en la actual provincia de Guadalajara.1

Lema Pueyo por su parte asevera que, tras el verano de 1127, quedarían en manos de Alfonso I de Aragón ÁlavaLa RiojaBeloradoPancorboValdegovíaCastrojeriz y Valle de Mena como límites occidentales de su reino, mientras que parte de La Bureba y las tierras que quedaban al occidente de esta comarca hacia Castilla irían pasando progresivamente a poder de Alfonso VII de León.2

Crónica de San Juan de la Peña:

Para que en adelante no surgiere ninguna disensión entre ambos reinos, se decidió qué tierra era Reino de Navarra, es decir, desde el río Ebro hasta cerca de la ciudad de Burgos, que el rey Sancho de Castilla había arrebatado con violencia a su pariente el rey Sancho de Navarra (Sancho el de Peñalén), hijo del rey García (García Sánchez de Nájera). De lo cual se extendieron documentos entre ambos reyes y reinos de Castilla y Navarra y cada uno de ellos recibió "cartas suas firmatas et bene vallatas". Entonces Alfonso de Aragón entregó toda la tierra de Castilla a Alfonso de Castilla, y en adelante no quiso que se le llamara emperador, sino rey de Aragón, Pamplona y Navarra.

José Moret Mendi (en "Anales de la historia") dice:

...ambos reyes se redujeron a lo que era razón y reconoció cada cual el derecho del otro: el de Aragón apartándose de la pretensión a los reinos de Castilla y de León (...) y el de Castilla, reconociendo la usurpación violenta y por hecho de armas de las tierras de Rioja, de Álava y Castilla la Vieja, propias de la corona de Pamplona y apartándose de la pretensión de ellas.

José María Lacarra (en "Historia de Navarra") apunta:

Naturalmente no todas las tierras que habían constituido el reino de Alfonso VI pasaron inmediatamente a poder de su nieto Alfonso VII. Parece que éste renunciaba a todas las adquisiciones hechas por Castilla a lo largo del siglo XI en la frontera de Navarra, restaurándose los viejos límites navarros según quedaron a la muerte de Sancho el Mayor, hasta cerca de la ciudad de Burgos.

Toribio Minguella y Arnedo (en Historia de la diócesis de Sigüenza y de sus obispos) dice:

La diócesis de Sigüenza fue creada por Alfonso I, hacia 1121-1122, englobando la cuenca alta del río Jalón y sus afluentes, así como parte del Henares: sus poblaciones más importantes serían Sigüenza, Medinaceli, Ariza, Calatayud y Daroca. "Por las paces de Támara, firmadas (1127) entre Alfonso I y Alfonso VII, la diócesis de Sigüenza quedó sometida en lo político a dos jurisdicciones: Sigüenza y Medinaceli bajo Alfonso VII, y Calatayud y Ariza bajo Alfonso I.

Recuero (en Alfonso VII) sobre los territorios:

De esta forma se concibió la paz de Támara, según la cual Alfonso VII quedaba con el título imperial y Castilla, permaneciendo del lado aragonés Vizcaya y Álava siguiendo el cauce del río Bayas hasta su desembocadura en el Ebro. La frontera continuaba hacia el sur por Cellorigo, Bureba, Oca, Soria, Almazán y Calatayud.





El Tratado de Tordehumos fue un tratado firmado el día 20 de abril de 1194 entre Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla, por mediación del legado papal Gregorio, cardenal titular de Sant Angelo y sobrino del Papa Celestino III, a fin de poner término a la guerra que los reinos de León y de Castilla mantenían desde el año 1191, en que fue acordada la Liga de Huesca por varios reinos cristianos peninsulares para hacer la guerra al reino de Castilla.

Antecedentes[editar]

Tras la defunción del rey Fernando II de León, acaecida en 1188, y la posterior subida al trono leonés de Alfonso IX de León, Alfonso VIII de Castilla invadió el reino de León y se apoderó de varias fortalezas, que desde ese momento le fueron reclamadas por el soberano leonés a su homólogo castellano.

En 1191 Sancho I el Pobladorrey de Portugal, propuso al rey aragonés un pacto para hacer frente al reino de CastillaAlfonso II de Aragón, que aceptó la propuesta, comunicó al soberano portugués que deseaba que el pacto de alianza frente al reino de Castilla se extendiera al Reino de Navarra y al Reino de León. El pacto entre los cuatro reinos fue llamado la Liga de Huesca, y fue firmado el 12 de mayo de 1191, en la ciudad de Huesca.2​Tras el acuerdo sellado en la ciudad de Huesca, los reyes de Aragón y Navarra invadieron el reino de Castilla, atacando el territorio soriano.3

En 1194 el cardenal Gregorio, legado del Papa Celestino III, se dispuso a mediar en el conflicto que dividía a los reinos de Castilla y León, consiguiendo que los soberanos de ambos reinos se aviniesen a firmar un tratado de paz, que fue rubricado en el municipio vallisoletano de Tordehumos el día 20 de abril de 1194.

Tratado de Tordehumos[editar]

En el tratado de Tordehumos se acordó que el rey de Castilla devolvería al monarca leonés las fortalezas que había ocupado durante la guerra entre ambos reinos, y que eran los castillos de AlbaLuna y Portilla. El resto de los castillos que habían sido ocupados por las tropas castellanas serían restituidos al reino de León tras la defunción de Alfonso VIII de Castilla, siendo dichos castillos los de ValderasBolaños de CamposVillafrechós, Villarmenteros, Siero de Riaño y Siero de Asturias. Así mismo el legado ordenaba una pesquisa a Santervás de Campos para averiguar si anteriormente había dependido del castillo de Melgar, si hubiera dependido del castillo de Melgar, Santervás continuaría en poder el rey de Castilla, en caso contrario sería entregado al rey de León.

El legado papal confirmó que los castillos que habían constituido la dote matrimonial de la reina Teresa de Portugal serían considerados propiedad del reino de León, a pesar de la separación de ambos cónyuges. Además, se dispuso que en caso de conflicto se recurriría al arbitraje de la Santa Sede.

Se acordó también que en caso de que Alfonso IX de León falleciese sin dejar descendencia legítima el rey de Castilla heredaría su reino. El Maestre de la Orden del Temple, por parte del reino de León, y el Maestre de la Orden de Calatrava por la de Castilla, se comprometieron a cuidar los castillos que fueron entregados por ambos reinos como garantía de la paz, disponiéndose además que los dos Maestres obligarían a los dos soberanos a mantener la paz entre ambos reinos.




Torneo de Arcos de Valdevez o batalla de Valdevez son denominaciones historiográficas de un enfrentamiento bélico entre los reinos de León y de Portugal, en el contexto de la independencia de éste, hasta entonces un condado de aquel. El enfrentamiento tuvo lugar en la llamada Veiga da Matança ("vega de la matanza") a orillas del río Vez (un afluente del río Limia) en las proximidades de Arcos de Valdevez. Su fecha no está determinada con precisión, en torno a 1140 o 1141. El armisticio al que se llegó tras el enfrentamiento (también conocido como acuerdo de Valdevez o tregua de Valdevez) está considerado como el precursor del Tratado de Zamora de 1143.

Historia[editar]

Alfonso I de Portugal, que había comenzado a titularse rex Portugalensium tras su victoria frente a los musulmanes en la batalla de Ourique (1139),5​ rompió las condiciones del Tratado de Tuy de 1137 e invadió Galicia. En respuesta, Alfonso VII de León el emperador entró en Portugal y arrasó los castillos que encontró a su paso, bajando las montañas del Soajo en dirección a Valdevez. Una parte de las fuerzas imperiales se separó imprudentemente del grueso de la expedición, y los portugueses consiguieron capturar al conde Ramiro Froilaz,6​ a Ponce Giraldo de Cabrera y a los hermanos Fernando y Bermudo Pérez de Traba.

Alfonso VII acampó en un lugar conocido como Penha da Rainha ("peña de la reina", Portela de Vez); mientras que Alfonso I lo hizo en un lugar alto, separado del campamento leonés por un valle. Para evitar una batalla campal, se acordó celebrar un bufurdium (bohordicumbafordobohordotorneo o justa),7​ conforme al uso de la caballería medieval, donde se enfrentaron los mejores caballeros de ambos bandos. La suerte de las armas cayó del lado portugués; y reconocida su victoria, se negoció el intercambio de prisioneros entre ambas partes.

Las fuentes medievales que narran los hechos son, por el lado leonés, la Chronica Adefonsi imperatoris, y por el lado portugués, el Chronicon Lusitanum.8​ Para Philippe Contamine,9​ Valdevez ejemplifica la tendencia de las batallas feudales a convertirse en "una suerte de gran torneo, medio serio, medio frívolo".10

Azulejos conmemorativos.

En la Estação de São Bento (Estación de San Bento, Oporto) el hecho es conmemorado en un panel de azulejos; mientras que en la localidad de Arcos de Valdevez se levanta un monumento conmemorativo, obra del escultor José Rodrigues,11​ y un marco evocativo al pie del Museu de Arcos de Valdevez. 

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