ÉPOCA MEDIEVAL
Sieteiglesias fue un municipio de España perteneciente a la provincia de Madrid que desapareció en 1973 para formar parte del nuevo municipio de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias, con sede municipal en la localidad de Lozoyuela. El nombre del pueblo se debe a su carácter "sagrado", definido por el número siete, y no al número de iglesias de la localidad.1
Localización geográfica[editar]
Hay 56,10 km de distancia con Madrid y 73 km por carretera, la A-1 o bien en autobús, líneas 105, 106, 191,194, 195 o 196 que salen desde la plaza de Castilla de Madrid.2
La población de Sieteiglesias limita con los municipios de Mangirón al norte, Lozoyuela al oeste, y con El Berrueco y el arroyo Jóbalo al sur con un puente romano. La carretera comarcal M-131 atraviesa la población por el centro de su casco urbano. En su entorno más cercano se encuentra el embalse de El Atazar y el Pico de la Miel, y se encuentra a 969 metros de altitud sobre el nivel del mar.
Historia[editar]
De este municipio, caben destacar la necrópolis medieval y la iglesia románica de Sieteiglesias (siglo XVII). La necrópolis data de los siglos VII al XII3y forma parte de los yacimientos arqueológicos que pueden visitarse en la Comunidad de Madrid. Está junto a la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol y corresponde a los restos de una necrópolis rupestre medieval. Se localiza en una zona de afloramientos graníticos, en el Berrocal de la Iglesia, junto al río Jarama.
En la Alta Edad Media, Talamanca de Jarama, Buitrago del Lozoya y Sietiglesias se abrían camino por la vía romana 25, itinerario de Antonino, que se utilizaba para llegar a Somosierra y a la llanura segoviana. En la necrópolis se dan dos tipos de tumbas: antropomorfas excavadas en roca y tumbas de cista, una caja delimitada en el suelo por la presencia de lajas de piedra clavadas alrededor de la fosa. Una laja de mayor tamaño cubre la inhumación. La necrópolis aporta información sobre la vida en el altomedievo madrileño de la que había escasa información.456
La iglesia de San Pedro Apóstol (siglo XVII) es un edificio de gran sencillez y sobriedad de líneas, típico de la arquitectura religiosa popular de la sierra madrileña. La Iglesia original fue incendiada y destruida durante la Guerra Civil y el edificio se reconstruyó completamente cuando finalizó la guerra.7
La fiesta patronal de Sieteiglesias es en honor a San Blas y se celebra el último domingo de agosto.
El 18 de junio de 1973, el Ministerio de la Gobernación publicó un decreto en el Boletín de la Provincia de Madrid (todavía no existía la Comunidad de Madrid) que fue firmado por Francisco Franco.8 El municipio contaba con 37 habitantes según el censo de 1970.
La necrópolis de la judería de Valladolid ocupa un amplio espacio conocido como «Paseo Central del Campo Grande» en la ciudad de Valladolid (España), que discurre paralelo entre la verja de dicho parque y la Acera de Recoletos; va desde la plaza de Zorrilla a la plaza de Colón. Este espacio urbano ha sido modificado y remodelado en el discurrir de los años y aunque siempre hubo una leve sospecha de que allí estuviera en su día el cementerio de la población judía de esta ciudad nunca se hicieron indagaciones profundas hasta el año 2002 en que el Ayuntamiento acometió las obras de todo el sector. En esta ocasión los trabajos estuvieron controlados siguiendo unas pautas arqueológicas que permitieron sacar a la luz el viejo cementerio judío. A partir del descubrimiento se intensificaron las búsquedas y se hicieron estudios exhaustivos ampliando la zona de las zanjas.
Contexto histórico[editar]
El término «judería» se refiere al conjunto de edificios, calles, viviendas, tiendas, escuelas, sinagogas, etc. de una comunidad judía; este conjunto puede estar rodeado de una cerca o bien diseminado por la ciudad que habitan. Cuando el conjunto de juderías se unía para formar una organización y modo de vida tomaba el nombre de «aljama».2
En Valladolid hubo dos juderías. La más antigua estaba situada intramuros, al suroeste de la población y muy cerca del alcázar. La convivencia con los judíos a lo largo de la Edad Media fue bastante buena hasta entrado el siglo xv en que empezó a deteriorarse. Estos judíos no estaban obligados a vivir rodeados por una cerca ni en barrios apartados. Ocupaban entre otras las calles de Cal del ilustre rey (calle del General Almirante), Cal de la Rúa (calle de Especería). Esta comunidad tuvo cerca de ocho sinagogas; la sinagoga mayor estaba cerca del alcázar. Ejercían oficios diversos como el de platero, sastre, carnicero, bordador, zapatero, barbero y muchos más.3
La primera judería se vio arrastrada junto con los conflictos políticos entre los reyes Pedro I de Castilla y su hermanastro Enrique II de Castilla. La guerra civil que se desencadenó no les favoreció nada entre otras cosas porque su defensor y protector era el rey Pedro que fue precisamente el perdedor.4 Como consecuencia de las revueltas y de la campaña antijudía liderada sobre todo por el propio Enrique de Trastamara y por Vicente Ferrer los judíos que quedaron en Valladolid se trasladaron el 2 de enero de 1412 al barrio del Puente Mayor. Para poder asentarse recurrieron a los dominicos del monasterio de San Pablo (en las proximidades del barrio) pidiendo que les arrendase una parcela de su gran huerta. Así nacieron las calles Sinagoga, Lecheras, Tahona, Moral, Espejo, Bodegones, plazuela de los Ciegos, de Carranza y del Pozo. Casi todas estas vías públicas existen en el siglo xxi aunque muchas han cambiado de nombre. Según los estudios del historiador hispanista Bartolomé Bennassar esta nueva judería contaba con treinta y seis casas, calles estrechas y pequeños corrales. Todo rodeado esta vez por una cerca.5
A pesar de las ordenanzas y prohibiciones los judíos siguieron practicando su oficio de toda la vida y por tanto y siguieron teniendo un trato directo con la población cristiana. Pero la vida más o menos tranquila terminó repentinamente el 31 de marzo de 1492 al amparo del Decreto de la expulsión de todos los judíos del reino que no se convirtieran.6
Aquellos que habían resistido en este nuevo barrio desde 1412 terminaron por vender sus casas y salieron de Valladolid dejando atrás muchos de sus enseres y sobre todo dejando a sus muertos enterrados en el cementerio «cerca de la Puerta del Campo». La parcela de enterramiento fue subastada y vendida en 25 000 maravedís y después desapareció por completo de la memoria colectiva. Los judíos aplicaban estrictamente a sus cementerios la fórmula damnatio memoriae pidiendo que se aprovechase el espacio para cualquier actividad que no recordase en absoluto que allí bajo tierra hubo un cementerio.7
Sin embargo con el paso del tiempo y no porque hubiese memoria del hecho sino por causa de obras públicas necesarias en aquel suelo salieron a la luz algunos enterramientos a los que no se les dio demasiada importancia como para estudiarlos. A finales del siglo xviii al hacer los hoyos para las plantaciones de los árboles fue cuando descubrieron algunas tumbas atribuyéndolas a asentamiento romano, un error histórico que no se subsanó hasta los hallazgos del año 2002.8ab
La comunidad judía contaba con otro cementerio al que denominaban honsario de la Puente que se vendió en 11 500 maravedís.10
Los enterramientos[editar]
Desde el punto de vista arqueológico hay bastante escasez de estudios acerca de los cementerios judíos en todo el territorio español. Se conocen las costumbres de enterramiento, el rito y la tradición que aconsejaban que el cuerpo estuviera en contacto directo con la tierra para facilitar la descomposición. Pero los descubrimientos estudiados en este espacio de Valladolid han venido a demostrar que no siempre se llevaba a rajatabla pues han aparecido gran número de ataúdes como en cualquier cementerio cristiano. Esto es debido a que en muchos casos algunos miembros de la comunidad se adaptaban a las costumbres locales sin que ello supusiera una desobediencia a la religión. Entendían que dichos ritos respondían únicamente a los sentimientos o algún motivo práctico pero no era algo esencial ni de importancia como habría sido la ordenanza de trabajar en sábado; por mucho que las autoridades cristianas hubieran tratado de obligarles ellos se habrían resistido y no se habrían sometido. En cuanto a la colocación del cadáver la costumbre era decúbito supino con los brazos y las piernas extendidas. Los enterramientos no van acompañados de ajuar importante, tan solo a veces algún adorno personal como anillos, pendientes y collares.11
Arqueología y excavaciones[editar]
En el año 2002 el Ayuntamiento de Valladolid se dispuso a emprender una serie de reformas programadas desde tiempo atrás en el espacio conocido como Paseo Central del Campo Grande extensible a la zona cercana de la Acera de Recoletos.12
Respecto a lo que pudiera guardar el subsuelo de esta gran franja no había sino sospechas sin documentación escrita directa salvo el apunte de la historiadora Adeline Rucquoi que en sus trabajos de investigación encontró un documento en el manuscrito 10 662 de la Biblioteca Nacional de Madrid. Este documento informa de manera escueta que el cementerio judío estaba al sur de la población y cerca de la Puerta del Campo cuyos terrenos fueron subastados y vendidos en 25 000 maravedíes.13
Una vez empezadas las obras y a la vista de una serie de inhumaciones de un valor histórico incalculable se estableció una coordinación entre el Ayuntamiento y la Consejería de Educación y Cultura con el fin de llevar a cabo un seguimiento con metodología arqueológica.14 Según el estudio realizado por el Departamento de Anatomía Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, el estado de conservación de los huesos es muy parecido en todos ellos salvo en restos de personas de edad infantil en los que se aprecia una leve desmineralización. Cada esqueleto tiene su espacio particular de enterramiento salvo dos bolsas en que se descubrió una serie de huesos de adultos y niños junto con los de animales.15 El ajuar encontrado en el interior de las tumbas es escaso; se ha podido datar entre los siglos XII y XIV.16
Metodología empleada[editar]
Se hizo un estudio del pH del terreno que al ser alcalino contribuyó a la buena conservación de los huesos. Se estudiaron los esqueletos de forma individualizada y se hizo un inventario de los huesos. Siguió un estudio de la edad, del sexo y de la talla aplicando las tablas de Trotter y Gleser (1958)17 y los criterios científicos de Douglas H. Ubelaker (1978)18 y Shelley R. Saunders, Robert D. Hoppa y Rebecca Southern (1993).
El Yacimiento arqueológico de la Vega Baja de Toledo es un yacimiento arqueológico con restos romanos, visigóticos y medievales situado en Toledo (España).
Evolución histórica: hallazgos[editar]
Es conocido de antiguo el valor arqueológico de esta zona de Toledo, con abundante documentación que ha sido recientemente refundida en una publicación (Maquedano y otros, 2000: Nuevas aportaciones al conocimiento de las necrópolis medievales de la Vega Baja de Toledo, 1.ª y 2.ª parte, publicadas respectivamente en los n.º 9 y 10 de la Revista Tulaytula) en la que se resume el conjunto de intervenciones llevadas a cabo en esta zona desde finales del siglo XVI hasta la actualidad, alimentándose con sus hallazgos los fondos de diversas colecciones privadas y del Museo de Santa Cruz.
Entre ellas encontramos algunas de las más antiguas llevadas a cabo en la ciudad, como las efectuadas a fines del siglo XVI por el canónigo D. Tomás de Borja, o por Lorenzana y Fabián antes de 1761 (Maroto, 1991:128).
En época posterior Juan de Moraleda y Esteban cita el hallazgo (en la zona próxima al edificio de la actual Consejería de Vivienda y Urbanismo) de una importante tumba, fabricada con ladrillos, y un sepulcro, aparentemente visigodos, cuando se realizaban obras en el vivero -en el extremo noroccidental de este mismo solar-, en 1918 y 1921, apareciendo nuevos restos de tumbas, sin que podamos precisar su tipología, al hacer obras de cimentación en muros y zona sur del Campo de Fútbol de la Fábrica de Armas, durante los años 50 del pasado siglo (Rojas, 2001).
Otros restos, localizados en un área genéricamente denominada Vega Baja (Aragoneses: 1958; Revuelta: 1986), nos indican la riqueza arqueológica de esta zona toledana, que se complementa con las numerosas noticias que hacen referencia a la ocupación histórica de este espacio periurbano como área de huertas, con un poblamiento disperso, incidiendo en la existencia de edificaciones singulares, como podría ser el monasterio de San Pedro el Verde, posiblemente de origen visigodo si recordamos la noticia que ofrece Pisa referente a que en las proximidades de esta iglesia, existente todavía a principios del siglo XVIII, se hallaron ruinas y cimientos viejos de vara y media de ancho, piedras sillares, mármoles blancos, y debajo de tierra conductos por donde viene el agua a este sitio, y a otras muchas cosas (Pisa, 1976); referencia recogida por autores posteriores como Martín Gamero, S. Ramón Parro, P. Madoz, y, más recientemente, J. Porres.
Intervención arqueológica[editar]
Desde época muy reciente la actividad constructiva se ha visto acompañada por una sistemática aplicación del procedimiento de actuación arqueológica que está originando el mejor conocimiento del fenómeno histórico de ocupación de esta zona de la ciudad; el primer caso se dio en la apertura de sondeos arqueológicos en la zona donde se preveía instalar el aulario universitario (entre la Fábrica de Armas y el Poblado Obrero, en 1995), donde se documentaron abundantes estructuras correspondientes a edificaciones visigodas, cuya ubicación permitía exponer la hipótesis de existencia de urbanismo tardorromano/visigodo en esta zona.
Durante el otoño de 2001, en los terrenos que limitan con la calle de San Pedro el Verde, se documentaron
abundantes estructuras de basurero....... y una considerable cantidad de distintos tipos de cimientos y bases de muros de mampostería trabada con barro, en su mayor parte pertenecientes a edificios de viviendas (Rojas, 2001)
, que parecen responder a una prolongación del hábitat descrito en el párrafo anterior y que, dada la entidad de los restos, podría corresponderse con la basílica pretoriense de San Pedro y San Pablo, donde se celebraron los Concilios de Toledo.
Todas estas noticias y hallazgos nos llevan a valorar la existencia de un área importante de hábitat y ocupación histórica en la zona septentrional del peñón toledano; lógica, por otra parte, si consideramos que es el núcleo natural de cualquier expansión urbanística de la ciudad hacia la llanura por sus propias condiciones topográficas.
Hasta el momento se conocía la existencia de un poblamiento romano altoimperial (siglo I) prolongado en el tiempo, conformado tanto por el Circo Romano como por otra serie de edificaciones lúdicas (un posible teatro o templo que pudiera haber estado junto al actual edificio escolar de la Avda. de la Reconquista) y habitacionales (la propia villa de la que formaría parte el mosaico de tema marino encontrado en la Fábrica de Armas), asociado a una vía de comunicación y a un área cementerial (hallazgo de diversas tumbas en la zona de las viviendas militares) que, a grandes rasgos, se pueden ubicar en la avenida anteriormente citada.
En menor medida se tenía conocimiento de la pervivencia de este asentamiento en época tardoantigua y medieval, por una parte con la existencia de algún monasterio visigodo del que tenemos constancia en fuentes documentales, por otra mediante la reutilización de las estructuras circenses como necrópolis y área de trabajo alfarero, y, aunque algo más alejados, por la constatación de la existencia de una edificación de época hispanovisigoda y una torre-alquería islámica documentadas al llevar a cabo las obras de la variante de Toledo.
En el espacio concreto que estamos describiendo, en relación con el proyecto urbanizador de la Unidad de Actuación n.º 1 de la Vega Baja de Toledo, y en cumplimiento del artículo 21 de la Ley de Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha, se han venido desarrollando, una serie de intervenciones arqueológicas desde el año 2001, guiadas por un protocolo común de actuación, en las que se ha constatado la existencia de un importante yacimiento arqueológico con restos desde época romana hasta la Alta Edad Media.
Las primeras intervenciones en la Vega Baja, en las que ya se detectó la presencia de un potente yacimiento de época visigoda, asociadas a una revisión de los textos que hacían referencia a la existencia de un complejo palatino in suburbio toletano (textualmente: En la zona situada inmediatamente debajo de la ciudad de Toledo), han hecho valorar la existencia de este poblamiento, en directa concordancia con la ocupación visigoda de la zona extramuros de la ciudad romana, que se prolongaría en las primeras décadas de ocupación musulmana.
Como se ha señalado repetidamente en los últimos tiempos, la elección de una ciudad que no era capital de provincia romana por parte de los visigodos para instalar allí su corte, debió fundamentarse por una serie de motivos diferentes que pasaban tanto por sus condiciones geográficas (dominio de las rutas principales en la zona central de la península), sociales (menor entidad de una importante nobleza hispanorromana que en otras ciudades) y religiosas (fundamentalmente el auge del cristianismo en nuestra ciudad).
Al mismo tiempo la organización topográfica de la ciudad debió de producir una generalización de un urbanismo nuevo, ocupándose por parte de la nueva población las áreas «suburbanas» que hasta el momento habrían tenido sólo una funcionalidad lúdica (circo y posible teatro), residencial (villae), cementerial, o puramente agropecuaria.
Conservación[editar]
El yacimiento ha sido poco excavado, y en 2019 diversas asociaciones culturales (entre ellas la misma Dirección General de Patrimonio del Ministerio de Cultura) alertaron del peligro que supone la creciente urbanización de la zona.
Yacimiento arqueológico de la Vega Baja de Toledo | ||
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Bien de Interés Cultural Patrimonio histórico de España | ||
![]() Yacimiento arqueológico de la Vega Baja de Toledo visto desde la ciudad. | ||
Localización | ||
País | ![]() | |
Ubicación | ![]() ![]() ![]() | |
Coordenadas | 39°52′09″N 4°02′22″O | |
Datos generales | ||
Categoría | Zona arqueológica | |
Código | BIC:RI-55-0000297 | |
Construcción | Siglo I - Siglo XVI |
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