sábado, 30 de julio de 2022

HISTORIA DE ESPAÑA

 ÉPOCA MEDIEVAL

El bailebaylebatle, en catalán batlle o en occitano baile (del latín medieval baiulus, "encargado") era un cargo o puesto de los estados de la Corona de Aragón, que estaba encargado de todo lo relativo a los bienes del rey. El principal era el Baile o Batle General que existía en cada estado peninsular de la Corona —denominado Batle General, en el Reino de Valencia y en el Principado de Cataluña, y Baile General en el Reino de Aragón— y bajo cuya autoridad estaban los bailes o batles locales.

El Baile General del Reino de Aragón[editar]

El Baile General del Reino de Aragón era el funcionario de la casa del rey encargado de la administración del patrimonio de exclusiva titularidad regia en el territorio aragonés. Sus orígenes se remontan a los fueros de Jaime I, donde se le define como administrador de las rentas reales y guarda de la justicia. En la práctica su capacidad jurisdiccional se limita a la resolución de controversias relativas al patrimonio real y la persecución de la falsificación de moneda. Durante el reinado de Jaime I y al principio del reinado de Pedro III el cargo fue ocupado por judíos, pero el Privilegio General lo prohibió. El baile general nombraba los bailes locales de aquellas localidades y zonas en las que el rey no los nombraba directamente.1

El Batle General del Reino de Valencia[editar]

El Batle General del Reino de Valencia tenía a su cargo la administración del Real Patrimonio —de los bienes, derechos, rentas y regalías de dominio y titularidad real: aduanas, peatgesgabela de la sal,...— y de él dependían los batles locales.2​ Entre las responsabilidades del batle general se encontraba la de juzgar las actuaciones contra el patrimonio privativo de los reyes o sus disposiciones, juzgar causas entre moros y entre judíos, etc. Existían dos bailías, una por cada gobernación: la de Valencia y la de Orihuela.

La figura del batle general ya aparece en el Costum de Valencia de 1239 y sus funciones se irán acrecentando conforme vayan apareciendo los batles locales en el resto de las localidades bajo jurisdicción directa del rey y que están bajo su autoridad. Así se convierte en el hombre de la monarquía que coordina el reino y su jurisdicción era tan amplia como los intereses de la monarquía en el reino. "Reunía en sus manos la jurisdicción civil y criminal sobre mudéjares y judíos de realengo; otorgaba licencias de exportación de productos o para la práctica del corso; controlaba la gestión de todos los oficios del reino; era el receptor y fiscalizador de los ingresos regios; etc."3

Además tenía asignado por el rey el conocimiento de las causas de la Casa de la Moneda de Valencia (responsable de la emisión de la moneda del Reino el Real de Valencia), conocida con el nombre de "la Seca", y tenía jurisdicción privativa sobre los oficiales de la misma. Desde 1474 debía conocer los pleitos relacionados con actividades marítimas, y desde 1606 se le debía informar de los pleitos de los oficiales de correos.

Este cargo, como el resto de instituciones del Reino de Valencia fue abolido por el Decreto de Nueva Planta promulgado por Felipe V en 1707.







Beneficiumpalabra latina que en español puede traducirse como ‘beneficio, favor, protección’, en un contexto histórico, era una recompensa dada por los jefes militares germánicos a los guerreros que combatían a caballo y que se habían comportado bravamente en el campo de batalla, por las que se les concedían la posesión de tierras, que más tarde se denominarían feudos, donde el donado debía ofrecer fidelidad a su señor.1

En Francia, desde el siglo IX, cuando de escribía beneficium, se estaba pensando en feudo. El término pasó a las lenguas romances europeas para significar las tierras concedidas a cambio de un servicio de vasallaje.2

En la península ibérica, en un prefeudalismo visigodo ya se estaba poniendo la simiente de la relación vinculante entre el señor y el vasallo (generalmente, tierra versus compromisos militares), que a finales del siglo VII se transforma en vínculo primero vitalicio y luego hereditario, siempre que el heredero fuese vasallo del señor que lo había otorgado.3​ En los reinos hispánicos, lo usual era la entrega de tierras vitalicias, constituyéndose en prestimonios, un régimen de préstamo donde el vasallo tenía derecho al usufructo, pero no a la propiedad misma.

El beneficium también lo utilizó la Iglesia católica, para designar el beneficio eclesiástico, pero fue abandonado por el Protestantismo (excepto en la Iglesia de Inglaterra).







La castellanía, en la Corona de Aragón y en el Reino de Castilla durante el feudalismo, era el territorio o señorío regido con leyes particulares y jurisdicción propia para su capital y los pueblos de su distrito. Incluía el conjunto de bienes y derechos que dependían de un castillo y su titular, destinados al mantenimiento del castellano o alcaide y de su guarnición.

Lo propio de la castellanía era estar formada por bienes inmuebles, entre los que se encontraban, además del castillo, tierras de su entorno, para labranza, ganadería o explotación maderera y caza, así como poblados. A veces la castellanía era una cantidad en dinero o de bienes, que se entregaban al castellano periódicamente por los súbditos del castillo

Es una figura que aparecía con más frecuencia en los territorios de la Corona de Aragón.12

Funcionamiento[editar]

El castellano, alcaide o gobernador del castillo era nombrado por el titular de los territorios (rey, príncipe, obispo, etc.). Bajo su jurisdicción recaían una serie de aldeas y pueblos. A su vez, la castellanía, formaba parte, junto con otras, de un condado.3
En tiempos de guerra, los aldeanos se refugiaban dentro del castillo y eran protegidos por los caballeros al servicio del alcaide o castellano.







Cazador de cabezas1​ es una expresión historiográfica, aplicada por el profesor Juan Torres Fontes, para designar a los jóvenes cristianos de la frontera con el Reino de Granada que entre los siglos XIV y XV formaban partidas para perseguir y dar caza a los moros y cristianos renegados ("elches") que se internaban en tierras cristianas (razzias), presentando su cabeza u orejas a los concejos a cambio de una recompensa. En la época se utilizaban términos como "adalid",2​ "ballesteros del monte"3​ o "fieles de rastro";4​ mientras que para sus incursiones en territorio enemigo se utilizaba la expresión "talegadas en campo de moros". El más conocido fue Martín Precioso. Llegaron a ser sujetos de exención fiscal.5

... por cuanto en aquella tierra ay omnes que sepan seguir los rastros de los de tierra de moros que entran a fazer mal e daño a los nuestros regnos salvo los vallesteros de monte...tenemos por bien e es nuestra merced que ayan en aquella cibdat seys vallesteros de monte para seguir los dichos rastros e que sean quitos de monedas para siempre.
Juan I de Castilla a petición del Concejo de Murcia, 24 de enero de 1385.


Límites del reino nazarita de Granada.

Origen[editar]

El origen de estos grupos se encuentra en la inestable frontera de Granada de la etapa final de la Reconquista, cuando los ataques por parte de asaltantes moros y renegados cristianos que se internan en territorio cristiano para obtener botín, esclavos y rehenes por los que luego pedir un rescate son frecuentes y causa de inseguridad en la zona. Especialmente peligrosos eran los almogávares y adalides que en busca de mayores ganancias se convertían al islam y pasaban a servir al otro lado de la frontera, debido a su conocimiento del terreno. Por esta razón, los concejos a menudo les ofrecían perdones y contraofertas para conseguir que volviesen a su antiguo bando, no siempre con éxito.6

Para poner fin a estas acciones se intentaron adoptar varias medidas que no funcionaron, hasta que surgieron grupos de personas que por su cuenta se dedicaban a acabar con los renegados y asaltadores granadinos, y a presentar sus cabezas o las orejas al concejo, el cual les pagaba una recompensa. El éxito de estos cazadores de cabezas impulsó a los concejos a conceder cada vez recompensas más altas, dando lugar a la creación de una nueva ocupación de cazarrecompensas especialmente popular entre los jóvenes que no podían aspirar a la nobleza militar ni a otra ocupación similar, quienes forman sus propias bandas y por su cuenta y riesgo vigilaban los lugares estratégicos de paso dentro del territorio castellano para atrapar y acabar con los asaltantes.

Lugares de actuación[editar]

El Reino de Murcia fue el lugar con más y mejor organizados grupos de cazadores de cabezas, si bien hubo otros grupos en la frontera Oeste, la de Granada con el Reino de Sevilla, donde actuaron en Jerez de la FronteraMedina Sidonia y Sanlúcar de Barrameda.7

Participación en batallas[editar]

Los cazadores de cabezas no siempre actuaban en grupos autónomos, si tenían ocasión o si eran contratados por una localidad a cambio de un buen sueldo no dudaban en luchar en grandes contingentes. Cuando en 1434 un grupo de 300 jinetes y 500 infantes granadinos atacan Calasparra, saqueando la villa y secuestrando a muchos vecinos, el alcaide de Lorca reúne a un número similar de adalides, cazadores de cabezas y milicianos, saliendo en persecución del contingente granadino.

Las dos fuerzas se encontraron en el puerto de montaña que separaba los dos reinos, lugar conocido como el Puerto del Conejo que tras la victoria de las fuerzas murcianas pasó a llamarse Cañada de la Cruz en homenaje a la enseña cristiana que portaban los combatientes. Todos los prisioneros fueron liberados y además de capturar a cincuenta enemigos para vender o intercambiar por cautivos cristianos, se fundó la villa que lleva ese nombre.8

Al iniciarse la Guerra de Granada, los cazadores de cabezas acuden en masa a la llamada a filas, y una vez conquistada Granada aunque no desaparece el peligro fronterizo sí se reduce drásticamente el número de bandas moriscas, por lo que cientos de cortadores de cabezas se quedan sin ocupación y se enrolan en otros frentes: en 1495 parten hacia Nápoles 500 "de los más escogidos del Reino", poniéndose a las órdenes del Gran Capitán y en 1503 se tiene constancia de 300 peones y 200 ballesteros en la campaña del Rosellón contra los franceses.9​ Otros se enrolan en expediciones de castigo al norte de África o como piratas, como atestigua una carta enviada desde Murcia al Rey Católico.10

Recompensas y castigos[editar]

Las recompensas variaban según la peligrosidad de los asaltantes en cuestión.11​ A veces eran capturados vivos y algunas localidades querían dar ejemplo ejecutando al enemigo públicamente en vez de limitarse a clavar su cabeza en una estaca a la entrada de la villa. Los renegados cristianos solían recibir peores castigos, como ser quemados vivos en lugar de ser ahorcados o despeñados, al considerarse traidores.






El Centro de Interpretación Alcalá Medieval, anteriormente denominado Centro de Interpretación del Burgo de Santiuste, se encuentra en Alcalá de Henares (España). Permite realizar un recorrido a través de la historia de la ciudad durante la Edad Media, desde el fin del Imperio romano hasta el comienzo del Renacimiento; acompañado de objetos materiales de la época. Ayuda a comprender los orígenes de la actual ciudad de Alcalá y los principales espacios medievales que se conservan en ella, como las murallas o el Palacio Arzobispal.

Historia[editar]

Alcalá de Henares tuvo varios nombres a lo largo de su historia. Conocida como la ciudad de Complutum en época romana, albergó más tarde a pueblos visigodos pasando a denominarse Campo Laudable. Con la conquista musulmana fue bautizada como Qal’at Abd al-Salam que significa “El castillo de la paz”, ubicándose en lo alto de una colina, denominada como Alcalá la Vieja. Poco a poco ese asentamiento fue desapareciendo con la llegada cristiana, haciendo que los musulmanes cambiaran el asentamiento inicial y se desplazasen a la llanura, convirtiéndose en el Burgo de Santiuste durante los siglos XII y XIII; consolidándose como la ciudad de Alcalá de Henares poco tiempo después.1

Edificio[editar]

Burgo de Santiuste era el nombre que recibía la ciudad medieval de Alcalá de Henares, siendo recuperado en el siglo XX con la creación del Centro de Interpretación del Burgo de Santiuste. Se ubica en lo que fue una antigua central eléctrica de estilo neomudéjar, en la calle Cardenal Sandoval y Rojas, frente a los restos de la antigua muralla que delimitaba la ciudad de Alcalá de Henares. Aunque no fue hasta marzo de 2010 que se inauguró para encargarse de acercar al público la etapa medieval de la ciudad.2

El edificio se divide en tres plantas: una baja, la primera planta y el sótano; organizadas mediante paneles informativos con planos y fotografías, monitores interactivos y vitrinas expositivas. La planta baja cuenta los orígenes de la ciudad, pasando por los distintos asentamientos hasta llegar a la actualidad. La primera planta está dedicada exclusivamente a la Edad Media, presentando las distintas religiones que convivían en el Burgo de Santiuste y su crecimiento en torno a la iglesia de los Santos Niños. El sótano se dedica a la evolución de la villa medieval con la aparición de la universidad de Alcalá y el reconocimiento de la labor de Cisneros, dando paso a la época conocida como Renacimiento.21

Colección[editar]

El Centro de Interpretación de Burgo de Santiuste alberga una serie de vitrinas con textos que narran la vida cotidiana de la ciudad desde época visigoda, pasando por su conversión en villa cristiana, para concluir con la expansión territorial llevada a cabo por el cardenal Cisneros y el inicio del Renacimiento.

Vitrina 1. Planta baja..jpg

En su colección cuenta con 110 piezas originales, dos esculturas y una maqueta de la ciudad, con el objetivo de conectar los objetos históricos y artísticos expuestos con su período histórico. La planta baja alberga tres vitrinas divididas de forma cronológica: la primera abarca desde la prehistoria hasta los inicios de la antigüedad, dando paso a una segunda que continúa hasta el siglo VIII d.C., y terminando con una tercera vitrina que llega a la actualidad. En cuanto a la primera planta, está formada por cuatro vitrinas y varios paneles informativos centrados en la Edad Media. El recorrido finaliza en la planta sótano, centrada en el final de la Edad Media y el inicio del Renacimiento. Consta de siete paneles y una pantalla interactiva; además de las esculturas de San Lucas y San Nicolás, dando paso al último panel y acompañadas por una maqueta de la ciudad.3

Horario[editar]

Junto a las murallas, el Centro de Interpretación permanece abierto de forma gratuita de martes a domingo en horario de mañana: de 10 a 14h; y en horario de tarde: de 17 a 20h. Ubicado en la calle Cardenal Sandoval y Rojas 3. 

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