sábado, 23 de julio de 2022

HISTORIA DE ESPAÑA

 ÉPOCA MEDIEVAL

El reino de Galicia fue una entidad política surgida en la Edad Media como monarquía privativa durante un breve tiempo, siendo dependiente del reino de León (cabeza de la corona), posteriormente de la corona de Castilla y finalmente con la Monarquía Hispánica, sirviendo de base para la conformación contemporánea de la región de Galicia, precedente histórico de la actual comunidad autónoma de Galicia[cita requerida]

Los antecedentes de la constitución del reino de Galicia se remontan al siglo X, al situar Alfonso III de Asturias a sus hijos al frente del gobierno de varios territorios de su dominio: su primogénito García I recibió los territorios al sur de la cordillera Cantábrica, LeónFruela II recibió Asturias y Ordoño II obtuvo Galicia, fijando su capital en Braga. Al final de su reinado, los tres hermanos se levantaron en armas contra su padre, despojándolo de todo poder, aunque no del título real, y a su muerte en 910 fue sucedido en el trono leonés por García, que conservó una posición de supremacía sobre su hermanos reyes. García falleció en 914, dejando a Ordoño el trono leonés, acabando así con el primer reino de Galicia. No obstante, no hay unanimidad para con las afirmaciones de que fue ya en esta época cuando quedó constituido como reino dentro de la Corona de León, ni tampoco con los periodos de gobierno de Sancho, del 926 al 929, y Bermudo, del 982 al 984.1

En cualquier caso, es por un nuevo reparto del reino de León, a la muerte de Fernando I en 1065, que García, su hijo menor, fue proclamado Rey de Galicia, en dos periodos, de 1065 a 1071 depuesto por Sancho de Castilla y de 1072 a 1073, hasta que fue depuesto y encarcelado por Alfonso VI de León, que asume como rey de Galicia.

A la muerte del rey prisionero García de Galicia, en 1090, el reino de Galicia es dividido administrativamente en dos condados, tomando como referencia al río Miño, estableciendo el condado de Galicia en el norte y el condado de Portugal en el sur (que luego sería el germen de la constitución en 1139 del reino independiente de Portugal a partir de Alfonso Enríquez).

El rey Alfonso VI de León, gobernó el reino de Galicia hasta su muerte en 1109, siendo efectivamente el último rey de Galicia, cuyo territorio fue reincorporado al reino de León, que en 1230, con Fernando III de Castilla, fue definitivamente asumido junto al reino de Castilla, en la Corona castellana.

La denominación de reino de Galicia fue conservada durante el Antiguo Régimen,2​ hasta ser sustituida oficialmente con la reforma administrativa española de 1833, aunque siguió siendo empleada con fines honoríficos y protocolarios. Algunos sectores políticos han propuesto su recuperación como denominación oficial de la Comunidad Autónoma.34

También se emplea esta denominación para designar, dentro de su contexto, al reino que se conformó bajo la autoridad de los suevos entre los siglos V y VI, en parte de los territorios que pertenecieron a las provincias romanas de Gallaecia, y del norte de la Lusitania,5​ y cuya historia forma parte de algunas de las reivindicaciones historiográficas del galleguismo y corrientes próximas.

Reino de Galicia (en gallego)
Galicie Regnum (en latín)
Reino de Galicia

 Emblema del Reino de Asturias.svg

910-1833
(continuó como división territorial por incorporación al reino de León, luego a la Corona castellana en 1230 y a la Corona de España desde 1516 hasta 1833)

Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg 

Escudo
Lema nacional: Hoc hic misterium fidei firmiter profitemur (Aquí está el misterio de la fe que firmemente profesamos)
Himno nacional: Marcha del Antiguo Reino de Galicia
Ubicación de
Localización del reino de Galicia en el siglo XI.
CapitalBraga
Idioma oficialGallegoportuguéslatínbritónicovisigóticosuevo
ReligiónCatólica
GobiernoMonarquía
LegislaturaJunta del Reino de Galicia
Período históricoEdad Media
 • Partición del Reino de Asturias910
 • Eliminación de las Juntas del Reino1833
(continuó como división territorial por incorporación al reino de León, luego a la Corona castellana en 1230 y a la Corona de España desde 1516 hasta 1833)


Precedente: el espacio galaico en el siglo viii[editar]

Tras la conquista musulmana de la península ibérica en el 711 y la disolución del reino hispanovisigodo, el extremo noroccidental de la península conocido como Gallaecia conformado en espacio fronterizo, fue escenario durante la segunda mitad del siglo VIII de la expansión del reino de Asturias en oposición al dominio de los Omeyas. Diversos usos y tradiciones visigodas de la administración fueron recuperadas e incorporadas por el rey Alfonso II el Casto en la corte de Oviedo, entre ellas, la de los Comites o condes.9

El título de Conde, del latín comes -itis, era una de las dignidades características por las que se reconocían a algunos miembros destacados de la nobleza hispano-visigoda pero también a algunos gobernadores de villas o territorios.9​Los Comites Palatii eran aquellos que formaban parte de la corte o palacio y estaban encargados de aspectos específicos de la administración,10​ mientras que fuera de la corte, los Comites gobernadores eran designados directamente por el rey respondiendo de la administración y defensa de las provincias o ciudades fronterizas, en particular aquellas que podían estar expuestas a la hostilidad enemiga.9​ La administración propia de las ciudades hispano-visigodas se basaba en un modelo de división con fines militares y civiles, heredado de la diferenciación entre población y leyes romanas y germanas, donde el Comes Civitati era un funcionario militar y el Iudex, que hacía labores de juez civil11​ aunque subordinado al Comes. Por su parte, desde el edicto De tributis relaxatis del año 698, la figura hispano-visigoda del Dux, evolución de los antiguos rectores provinciae romanos, se correspondería con la de un funcionario fiscal.12

Con la expansión asturiana en tiempos de Alfonso I de Asturias que le llevó a ocupar las ciudades de León y Astorga,13​ el territorio de Galicia quedó desde el 760 bajo la autoridad de los monarcas de Asturias quienes más adelante elevarían el gobierno del territorio al frente de un comite, según la serie recopilada en 1795 por el historiador ilustrado Juan Francisco Masdeu,14​ en su obra Historia crítica de España, y de la Cultura Española. Masdeu se basó en el Chronicon Albeldense y otras fuentes, para señalar la serie de Condes de Galicia desde el siglo IX hasta el siglo XII.

El primer conde según la obra de Masdeu, es el caballero Conde Don Pedro, citado por la Albeldense en su breve crónica del reinado de Ordoño I de Asturias, haciendo frente a un ataque normando,15​ episodio que Masdeu sitúa en el año 859.16​ Don Pedro es sucedido por Fruela Bermúdez, según Masdeu, o Froilán, según la crónica, Gallicie comite. Este conde lideró una revuelta contra el rey Alfonso,17​ pero resultó muerto en la primavera de 876.

Hacia el 885, la titularidad del condado, que había pasado a la dinastía real de Alfonso III el Grande, recayó en su hijo Ordoño, asistido por un consejo hasta alcanzar la edad suficiente para el gobierno de Galicia que llegaría a mantener a la largo de su vida. Más tarde, como resultado de la crisis política establecida en la etapa final del reinado de Alfonso, Ordoño sería declarado soberano de Galicia, aprovechando este apoyo más adelante, para acceder al trono del reino de León.

Origen: la triarquía del reino de Alfonso III[editar]

Hacia el 910, en la etapa final de sus 42 años de reinado, Alfonso III el Grande tuvo que afrontar la situación de crisis provocada por las presiones de sus hijos García, Fruela y Ordoño sobre la cuestión sucesoria y ante el temor de ver sus rivalidades degenerar en mayor violencia o incluso de un enfrentamiento directo con García, quien había levantado un ejército, resolvió dividir el reino entre ellos, asignándoles respectivamente León, Asturias y Galicia.18

En la situación de triarquía resultante, al declararse soberanos cada uno de cada territorio, García, el mayor de los hermanos, apoyado posiblemente por el conde de Castilla,18​ logró además tras una demostración de fuerza, recibir el título de Princeps Regnum Legiones Regente y considerado desde entonces fundador de la dinastía leonesa según el cómputo establecido en la dotación de Arlanza del conde Fernán González de 912.19

Alfonso abandonó el poder, retirándose a Asturias, luego hacia Santiago de Compostela y finalmente, hacia Zamora, donde contaba con el apoyo del obispo de Astorga, tras haber liderado una campaña militar contra los musulmanes, falleciendo en el 912.920

La hostilidad entre los hermanos García y Ordoño quedó patente con la ocupación de los pasos del Bierzo y del Cebrero, que llevaron al aislamiento de Galicia de la meseta durante todo el reinado de García, mientras que cada hermano promovía cambios legislativos independientes en cada reino.21

Ordoño fue proclamado Rey de Asturias y de León el 19 de enero de 914, y decidiendo el desplazar su corte desde Galicia, nombró al conde Aloito al frente del gobierno de esta, y a su hijo, Gumersindo, titular del obispado de Compostela en el 920.22

Galicia y su entorno en los siglos X y XI[editar]

Las políticas de Ramiro III de León favorables a los intereses de los condes castellanos y leoneses, provocaron el descontento de la nobleza gallega. El conde Rodrigo Velásquez, padre del por entonces obispo de Santiago, don Pelayo, apoyó la revuelta que llevó a la proclamación el 15 de octubre del 982 como Rey de Galicia de Bermudo II, nieto de Fruela II,22​ enfrentándose posteriormente durante dos años a los fracasados esfuerzos militares de Ramiro por recuperar su dominio. Tras la muerte de Ramiro, Bermudo fue proclamado pacíficamente rey de León,23​ legando nuevamente el gobierno de los Estados de Galicia a Rodrigo Velásquez. Sin embargo, el descontento de Rodrigo Velásquez por la deposición por orden real de su hijo al frente del obispado compostelano, le llevó a enemistarse con el monarca y promover una sublevación en el 986.22

Bermudo nombró entonces conde de Galicia a Guillermo González, quien lucharía durante los años siguientes contra Rodrigo Velásquez. El antiguo conde gallego se alió con el califato de Córdoba, propiciando la campaña de Almanzor del 997 que llevó al asedio de la ciudad de León en cuya defensa resultaría muerto Guillermo González.24

A la muerte del rey Fernando I de León en el año 1065, el testamento del monarca dividió sus dominios en tres reinos para sus tres hijos: Castilla, Galicia y León, correspondiendo Galicia a García. Sin embargo, en 1071 García fue derrocado y su reino repartido entre sus hermanos.

Hacia 109025​ Alfonso VI, acordó recompensar a los diferentes líderes extranjeros que le habían apoyado en diversas campañas militares esposándoles con varias de sus hijas y cediéndoles el gobierno feudal de varios territorios y así Raimundo de Borgoña quedó casado con doña Urraca, hija legítima del rey, y encargado del gobierno de Galicia con el título de Condado de Galicia, siendo designado también en la línea sucesoria. Por su parte, Enrique de Borgoña quedó casado con Doña Teresa quien recibió en dote las tierras ganadas en Portugal con el título de Condado Portucalense, que declarado vasallo del rey de Castilla, accedería a sus cortes. El hijo de estos, Alfonso Enríquez, lograría por las armas ser proclamado el primer rey de Portugal.26

El Reino de Galicia antes de la unión Castellano-Leonesa[editar]

Desde finales del siglo XI el Reino alcanzaría su máxima extensión, llegando hasta Viseu. Pero tras la repartición de Alfonso VI en el año 1090, las tierras al norte del río Miño quedarían en manos de Raimundo de Borgoña como Conde de Galicia, y las tierras al sur del mismo en manos de Enrique de Borgoña, como Conde de Portugal. Pero el destino de ambos sería muy diferente. Si bien Raimundo se casó con la que sería reina de LeónUrraca I, Enrique se casó con una hija menor del rey Alfonso VI de León, Teresa de León, y por tanto, el descendiente de Enrique y Teresa, Alfonso Enríquez, sería coronado como primer monarca de Portugal.

Tras la celebración del matrimonio entre el borgoñón y la leonesa en 1091, su suegro le nombró gobernador de «Galicia al norte del Miño y el de Portugal, entre el Miño y Coímbra» y también le encomendó la tarea de dirigir la repoblación de las tierras entre el Duero y la Cordillera Central «con cabecera en SalamancaÁvila y Segovia». Además, tras la muerte de la reina Constanza de Borgoña sin haber dado al rey Alfonso VI el deseado hijo varón, en 1093 el conde Raimundo se hizo cargo de la defensa de SantarémSintra y Lisboa y fue nombrado gobernador de la provincia Gallecie «que comprendía no solo las tierras del actual noroeste peninsular (...) sino también el denominado territorium Portucalense cuyos límites se extendían hasta el curso del Tajo, debido a la incorporación al reino leonés de las plazas de Santarém, Lisboa y Sintra, conquistadas a la Taifa de Badajoz en el año 1092». Ejerció como tenente el gobierno de varias plazas como ZamoraCoria y Grajal de Campos.

Se intitulaba de varias maneras según consta en los diplomas que suscribió, tales como: serenissimus totius Gallecie comesGallecorum omnium comescomes in Galletietotius Gallecie comestotius Gallecie senior et dominustotius Gallecie princepstotius Gallecie imperator; y en un documento del monasterio de San Martín de JubiaRegnante rex Adefonsus in Toleto (...) In urbe Gallecia regnante Comite Raimundus con coniuge sua filia Adefonsus rex.27

En diciembre de 1094, el rey Alfonso ya había vuelto a casar, esta vez con Berta, «italiana de origen y por lo tanto, alejada del influjo borgoñón». Todo apunta a que Alfonso VI seguía soñando con el ansiado heredero y buscó en este matrimonio una mayor libertad de movimientos contrapesando la agobiante asfixia en que se había convertido la corriente borgoñona. Si bien la presencia de Enrique de Borgoña, el primo de Raimundo, en León se constata a partir de 1096 cuando aparece confirmando los fueros de Guimarães y de Constantim de Panóias, el que realmente poseía una verdadera situación de poder era Raimundo, que aspiraba a heredar el trono leonés. Pero vio su situación desplazada a partir de la muerte de Constanza de Borgoña, consorte de Alfonso, y entre 1096 y 1097 iniciaría una estrategia que no saldría como pensaba.

Al ver reducida su influencia en la Corte leonesa, llegó a un acuerdo con su primo, que aún no había sido nombrado oficialmente conde de Portugal para repartirse el poder, el tesoro real y para apoyarse mutuamente. Mediante este pacto que contaba con el visto bueno del pariente de ambos, el abad Hugo de Cluny. El rey Alfonso VI parece que tuvo conocimiento de este acuerdo y para contrarrestar la iniciativa de sus dos yernos, nombró a Enrique gobernador de la región que se extendía desde el Miño hasta el Tajo, que hasta la fecha gobernaba el conde Raimundo, y este último vio reducido su poder al gobierno solamente de Galicia.

Al enviudar la reina Urraca de León —media hermana de Teresa de León— por cuestiones políticas y estratégicas contrajo matrimonio con Alfonso I de Aragón. Enrique de Borgoña, aprovechando los problemas, conflictos familiares y políticos surgidos en torno a su cuñada la reina Urraca, declaró la independencia del Condado de Portugal. Enrique murió en Astorga el 22 de mayo de 1112, y su cuerpo fue trasladado, según había ordenado, a la ciudad de Braga donde recibió sepultura en la capilla mayor de la catedral que había fundado, la actual Catedral de Braga. Tras su muerte, Teresa gobernó el condado durante la minoría de edad del futuro Alfonso I de Portugal quien solo contaba con tres años de edad.

Raimundo falleció en Grajal, en presencia de su esposa, el obispo de Santiago y el rey en septiembre de 1107. Urraca sucedió a su difunto esposo en el señorío gallego. Para entonces era una mujer madura de veintisiete años con dos hijos (Sancha y Alfonso). Hasta entonces parece que había tenido una posición subalterna a la sombra de su marido Raimundo, pero tras el fallecimiento de este, pasó a desempeñar un papel principal en la política regional que ya nunca perdió en este condado del oeste del reino leonés. Sus tierras abarcaban Galicia, la comarca de Zamora y el suroeste de León, incluyendo CoriaSalamanca y Ávila.

El 30 de mayo de 1108 falleció su hermano Sancho en la batalla de Uclés, en la que obtuvieron la victoria los almorávides. La muerte del único descendiente varón de Alfonso VI convirtió a Urraca, que había enviudado en septiembre del año anterior, en la candidata mejor situada para suceder a su padre, quien se reunió en Toledo con los nobles del reino y les comunicó el hecho, poco habitual en la historia del reino, aunque no insólito, de su intención de heredar la Corona sobre su hija. Existían precedentes de mujeres que habían ostentado los derechos de sucesión, si bien escasos, pero lo novedoso era que la mujer no tuviese marido que los ejerciese, sino que fuese viuda, por ello recibió presiones para ello. Pero Alfonso impuso un nuevo matrimonio a su hija que no sería de su preferencia, generando un desencanto en la nobleza leonesa, que mantenía una gran rivalidad con la nobleza castellana.

Inmediatamente surgieron varios candidatos para desposar a la heredera al trono, entre los que destacaron el conde Gómez González —cabeza de los Lara, antiguo alférez del rey y preferido por parte de la nobleza y el clero— y el conde Pedro González de Lara. Alfonso VI, temiendo que las rivalidades que existían entre los nobles castellanos y leoneses se incrementaran por este motivo, decidió casar a Urraca con el rey aragonés Alfonso el Batallador. El matrimonio se celebró en septiembre o más probablemente octubre de 1109 en el castillo de Monzón de Campos, y la nobleza y el clero leonés, que habían asistido al entierro de Alfonso —fallecido el 1 de julio— decidieron cumplir los deseos de desposar a la nueva reina con el monarca aragonés, pese a la oposición de ella y al escaso entusiasmo por la boda.

El matrimonio entre Urraca y Alfonso se inició con la oposición de distintas facciones políticas contrarias a la unión por motivaciones muy distintas. Una primera facción estaba formada por el clero francés, que se había visto muy reforzado gracias al origen borgoñón del primer marido de Urraca y que temía perder sus privilegios e influencia. El alto clero leonés estuvo, en general, en contra del segundo matrimonio de Urraca desde el principio, porque mantenía un especial poder en la región y temía perder influencia en detrimento del clero aragonés. Este sector se encontró desde un primer momento dividido en dos tendencias: una encabezada por el obispo de Santiago de CompostelaDiego Gelmírez, que defendía la posición del infante Alfonso como sucesor de Urraca; y otra encabezada por Pedro Froilaz, conde de Traba y tutor del príncipe Alfonso,28​ quien se inclinaba por la independencia de Galicia, cuyo trono ocuparía Alfonso. Un tercer grupo opositor al matrimonio real radicaba en la misma corte y estaba encabezado por el conde Gómez González y la motivación de su oposición venía dada por su temor a la pérdida de poder, sensación que se vio pronto confirmada cuando Alfonso I nombró a nobles aragoneses y navarros para importantes cargos públicos y como alcaides de los castillos y enclaves leoneses y castellanos.

Fue el conde de Traba quien desde Galicia inició el primer movimiento agresivo contra los monarcas cuando reclamó los derechos hereditarios del infante Alfonso. En respuesta a la rebelión gallega, Alfonso el Batallador se dirigió al frente de su ejército hacia Galicia a principios de mayo de 1110; restableció el orden en el condado rebelde, tras vencer a las tropas gallegas en el castillo de Monterroso. La campaña, sin embargo, no fue del todo satisfactoria y hubo de ser abandonada tras tres meses. La reina, que había acompañado a su esposo a la región, lo abandonó pronto y volvió a León disgustada por el ajusticiamiento de un rebelde que se había rendido. Astorga se negó a abrir las puertas a Alfonso al regreso de la campaña y al mismo tiempo el papa Pascual II había hecho saber su oposición a los esponsales entre Urraca y Alfonso. La reina, tras consultar con varios obispos, decidió separarse de Alfonso, que hubo de partir apresuradamente a Aragón para hacer frente a la amenaza de los almorávides, que se habían adueñado de Zaragoza durante el verano. Personalmente, los esposos parecen haberse llevado mal: Alfonso era misógino, violento, y Urraca llegó a acusarlo de haberla maltratado, y probablemente en julio la curia se reunió para tratar la condena papal del matrimonio de Urraca —rechazado por la consanguinidad de los esposos— y aprobó la separación de la pareja.

Desde el siglo XI, y especialmente a partir del siglo XII, el Reino de Galicia sería dominado por los Obispos de Santiago y los Condes de Traba. Esto fue debido, en primer lugar, a su condición de tierra apostólica, pues según la tradición católica el apóstol Santiago el Mayor llegó hasta estas tierras y evangelizó a su población, atrayendo por ello numerosos peregrinos que a diario realizaban su ruta hasta llegar a su sepulcro. Pero además, durante el reinado de Urraca de León, los territorios cristianos del norte de la Península se vieron en constantes guerras dinásticas y fue el clero y la aristocracia local quien se apoderó del dominio de las tierras gallegas. En cualquier caso, de iure a partir del 1126 el título de Rey de Galicia quedaría bajo control patrimonial de los Monarcas Leoneses, pues el rey Alfonso VII de León consideró que era la mejor manera de acabar con los conflictos que mantenía la Corte leonesa con la nobleza gallega.

Pero a pesar de esto, el territorio continuó denominándose Reino de Galicia y a lo largo de este siglo XII gracias al papel dominante de su arzobispado conocería una época brillante en lo religioso, con peregrinaciones procedentes de toda Europa a los monasterios de Oseira, Sobrado de los Monjes, San Esteban de Ribas de Sil o San Clodio, en lo político, con la concesión de fueros a las ciudades por parte de los reyes de León) y en lo artístico, con un esplendor de su románico, que dejó elementos tan significativos como los que se pueden apreciar en la Catedral de Santiago de Compostela, impulsada por el obispo Diego Peláez en el año 1075 y donde el propio Alfonso VII juró lealtad a Galicia como rey legítimo. Además, fue también en el 1181 cuando se produjo la concesión del año jubilar Jacobeo por Roma.







El reino de León (en latínregnum Legionense; en asturleonésreinu de Llión; en gallegoreino de León; en portuguésreino de Leão) fue un reino medieval independiente situado en la región noroeste de la península ibérica. Fue fundado en el año 910 cuando los príncipes cristianos del reino de Asturias, en la costa norte de la península, trasladaron su capital desde Oviedo a la ciudad de León. Tuvo un papel protagonista en la Reconquista y en la formación de los sucesivos reinos cristianos del occidente peninsular. De él surgieron los condados de Castilla y Portucale, que posteriormente dieron lugar a los independientes reinos de Castilla en 1065, y Portugal, en 1139. Los territorios restantes de la corona leonesa se unieron con los del emergente reino castellano para formar la Corona de Castilla en 1230.

Desde 1296 a 1301, durante un enfrentamiento sucesorio, el reino de León volvió temporalmente a ser independiente para, finalmente, reintegrarse como parte de la Corona de Castilla. Los territorios aproximados que formaron dicho reino fueron reconsiderados como región en el siglo XIX por medio del Real Decreto del 30 de noviembre de 1833, en la que se definió la moderna demarcación territorial española. La región de León quedó dividida en las modernas provincias de LeónZamora y Salamanca. En 1981, esas tres provincias se incluyeron junto con otras seis provincias de la antigua región de Castilla la Vieja para crear la comunidad autónoma de Castilla y León. Sin embargo, importantes partes del antiguo reino integran hoy esas tres provincias y las comunidades autónomas de ExtremaduraGalicia y Asturias.

Regnum Legionense
Reino de León

 Cruz de Asturias.svg

910-1230
(como división territorial hasta 1833)

Royal Banner of the Kingdom of Castile.svg (1065) 
PortugueseFlag1143.svg (1139) 
Banner of arms crown of Castille Habsbourg style.svg (1230) 

Escudo
BanderaEscudo
Ubicación de
     Reino de León en 1095 durante el reinado de Alfonso VI.
CapitalLeón
Idioma oficialLatín
Otros idiomasasturleonésgallego medievalcastellano medievaleuskeramozárabe y otros
ReligiónCatólica
GobiernoMonarquía
Rey de León
 • 910-914García I
 • 1188-1230Alfonso IX
Historia
 • Sucesión del reino de Asturias910
 • Unión definitiva con la Corona de Castilla1230
Superficie
 • 103090 000 km²

Extensión territorial[editar]

El reino de León se enmarcaba en el noroeste de la península ibérica; en su máxima extensión abarcaba el norte de Portugal, las actuales comunidades autónomas de GaliciaPrincipado de AsturiasCantabria, las provincias de LeónZamora y Salamanca,[cita requerida] Castilla la vieja, la actual provincia de Cáceres, la de Badajoz y el norte de Huelva.

Cronología y genealogías del reino Astur-Leonés

Historia[editar]

Siglos IX-X: reino asturleonés[editar]

El reino de León en el año 910.

Los primeros años de existencia del territorio cristiano aparecen envueltos en la oscuridad, debido a la parquedad de las fuentes que apenas descubren alguno de los interrogantes que surgieron de los primeros años del reino de Asturias y su lucha por la supervivencia. Tras la conquista de la península por los ejércitos ismaelitas en el 711, aparecieron focos de resistencia localizados en la zona cantábrica y en la figura de Don Pelayo. Pelayo, refugiado en el monte de Auseba, acaudilló los hostigamientos a las tropas árabes que supusieron el comienzo de la resistencia cristiana. Pero realmente fue Alfonso I de Asturias (737-757), yerno de Pelayo, quien en un intento de organizar los territorios, fundó la monarquía como tal, extendiendo el reino hasta la Cordillera Cantábrica. En tiempos de Alfonso II (791-842) se instaló la capital en Oviedo, y es en esta época cuando se descubrió el Santo Sepulcro. Ordoño I, en el año 856, repobló y reconstruyó las murallas de la ciudad de León y Astorga. Alfonso III el Magno (866-910) fue quien trasladó la frontera hasta el Duero, repoblando Zamora, siendo el suyo uno de los grandes reinados de la dinastía astur.

La ciudad de León se convirtió en un punto estratégico en el reino debido a su historia, su potente fortificación romana, así como un centro neurálgico del territorio astur, cuya capital se había encontrado veinte kilómetros al sur, en la ciudad de Lancia.

La Corona de León[editar]

Tras la muerte de Alfonso III el Magno, el reino de Asturias se divide y queda repartido entre sus hijos:

Al morir García I en 914 sin descendientes, Ordoño II se trasladó a León donde fue aclamado rey, lo que supuso que Galicia y León compartieran el mismo monarca, y el que trasladó definitivamente la capital del reino de Asturias desde Oviedo a León. Ello supuso la creación de un nuevo reino, el de León, que aglutinó al asturiano, ya que Fruela II permaneció en Asturias, pero reconociendo la primacía del reino leonés.

En el marco de las luchas entre Alfonso IV y su hermano Sancho Ordóñez, el reino de Galicia y el de León dejaron de compartir rey, ya que Sancho se refugió en Galicia huyendo de su hermano en 926, coronándose como rey de Galicia y manteniendo el reino independiente hasta su muerte en el año 929. A su muerte, el gobierno de ambos reinos recayó en la persona de Alfonso IV.

Uno de esos levantamientos condujo a la coronación en Galicia de Bermudo II de León (982). El nuevo rey derrotó a Ramiro III de León y acabó unificando de nuevo ambos territorios.

Con la formación del nuevo reino continuó la reconquista contra los musulmanes e incluso la lucha contra otros reinos cristianos como el de Navarra.

Siglo XI: Hegemonía de León y la corona imperial[editar]

El reino de León se expandió hacia el Duero y el sistema Central hasta la actual Extremadura y logró hitos como la dotación de fueros de Alfonso V, la creación de un arte de repoblación leonés y un gran desarrollo de los sistemas administrativos.

Reinos de la Península en 843 y 1150.
Reinos de la Península en el año 1030.
Reino de León durante el reinado de Urraca I de León.

En el siglo XISancho III El Mayor de Navarra adquirió el condado de Castilla como herencia. En 1035 dejó dicho condado a su hijo Fernando. Fernando I estaba casado con Sancha, hermana, a su vez, de Bermudo III de León. Fernando provocó una guerra en la que murió el soberano leonés en la batalla de Tamarón contra la coalición castellano-navarra. Al no tener descendencia Bermudo III, su cuñado (Fernando I) se apropió de la corona leonesa esgrimiendo los derechos de su mujer, tomando el título de rey de León con gran oposición entre los leoneses, que no quisieron ver convertido en monarca al hombre que mató a su rey. Así, Fernando volvió a unir el condado de Castilla al reino de León. A la muerte de Fernando I en 1065, su testamento siguió la tradición navarra de dividir los reinos entre los herederos:

  • Al primogénito, Sancho II, se le legó el condado de Castilla con título regio: así nació el reino de Castilla;
  • Alfonso VI, el favorito según las crónicas, se le otorgó el territorio aportado por la madre: León, que disfruta de las mejores y más valiosas parias musulmanas;
  • Al tercero, García, se le entregó Galicia y la ciudad de Coímbra, la primera ciudad musulmana conquistada.
  • A sus hijas Urraca y Elvira, la jurisdicción de todos los monasterios reales.

Sancho II de Castilla, no conforme con el reparto, pues su hermano menor obtuvo el reino más importante, comenzó una guerra. Junto con Alfonso VI conquistó Galicia. Sancho no contento con Castilla y media Galicia, atacó a su hermano y ocupó León con la ayuda de El Cid. Gracias a Urraca, en Zamora se refugió el grueso del ejército leonés, al que Sancho puso cerco; fue el famoso cerco de Zamora, donde el rey castellano fue muerto por el noble leonés Vellido Dolfos, retirándose las tropas castellanas. De este modo, Alfonso VI recuperó todo el territorio, gobernando como rey de León, Castilla y Galicia.

En el reinado de Alfonso VI se consolidó el poder del monarca leonés sobre Castilla, siendo reconocido «Emperador de los Reinos Hispanos» por el papa Gregorio VII. Además, con Alfonso VI se produjo un acercamiento al resto de reinos europeos, especialmente a Francia, pues casó a su hija Urraca con Raimundo de Borgoña (1090) y, más tarde, a Teresa con Enrique de Borgoña (1095). En el concilio celebrado en Burgos en el 1080, se sustituyó el rito mozárabe, usado hasta entonces en León, por el romano.

Reconstrucción del estandarte de la corona de León, en tiempos de Alfonso VII. Según estudios vexilológicos, la disposición de la figura del león habría evolucionado desde la "pasante" original, hasta la posición "rampante".1

En la época de Alfonso VII el Emperador (1126-1157), reyes de toda la península ibérica y del sur de Francia se declararon sus vasallos. Sin embargo, tras una etapa de esplendor imperial la unidad se desvaneció, desapareciendo también el título de emperador de León.

Ya bajo Alfonso VII, Portugal se independizó de León, creando un reino gobernado por la hija de Alfonso VI, Teresa, casada con Enrique de Borgoña, y se recrudecieron las luchas fronterizas con Castilla, y a su muerte, el hijo de Alfonso, Fernando II, heredó el reino de León, y Sancho III, el de Castilla.

Su sucesor, Alfonso IX, se convirtió en uno de los más afamados monarcas del reino de León. Bajo su mandato se convocan las Cortes Leonesas de 1188, primeras cortes europeas en las que participó el tercer estado. En ellas se reconoció la inviolabilidad del domicilio, del correo, la necesidad del rey de convocar Cortes para hacer la guerra o declarar la paz, y se garantizaron numerosos derechos individuales y colectivos. A estas Cortes le siguieron las de Benavente (1202), en las que se fijaron los principios y derechos económicos de la Corona de León y sus habitantes, y otras nuevas en León un lustro después. En las Cortes de Benavente de 1202 se referenció que la Corona de León estaba compuesta por cuatro entidades territoriales: León, Galicia, Asturias y Extremadura.

Con Alfonso IX el reino se extendió por Extremadura, logrando una gran expansión territorial. El s. XIII fue un periodo en que los reinos peninsulares vivieron un auge de los sentimientos nacionalistas. La expansión territorial de los reinos de Portugal y Castilla, que amenazaban con cerrar la salida al sur del reino de León y la pretensión de los reyes de Castilla de anexionarse el reino provocó constantes conflictos bélicos entre los reinos de León, Portugal y Castilla. Estas guerras tenían como aliados ocasionales a los reinos de taifas, que participaban alternativamente del lado de cualquiera de los reinos cristianos. Consecuencia directa de ello fue que el reino de León no participara en la batalla de Las Navas de Tolosa, llegando por ello a ser excomulgado el soberano leonés por el papa. A su muerte, el rey ordenó mantener la independencia de León, declarando herederas a sus hijas, y garantes de la misma a las órdenes de caballería. Sin embargo, Fernando III de Castilla, contraviniendo el testamento de su padre, logró que las jóvenes herederas del reino de León le cedieran su trono, por lo que el reino de León pasó a ser anexionado por Castilla para formar la Corona de Castilla en 1230. Como dato adicional, Alfonso IX también creó el Estudio General que en tiempos de Alfonso X de Castilla se convirtió en la actual Universidad de Salamanca.

El desarrollo de las ciudades: los burgos[editar]

Monumento al conde Pedro Ansúrez, uno de los nobles leoneses más cercanos a Alfonso VI, que fue primer señor de Valladolid.

Las ciudades comenzaron a desarrollarse cerca de fortalezas, monasterios o en las antiguas civitates romanas. Algunas de estas ciudades fueron potenciadas por el camino de Santiago y comenzaron a conocerse como burgos, diferenciándose de las aldeas rurales en la preponderancia de la actividad económica no ligada al cultivo de la tierra.

En la ruta del camino de Santiago surgieron burgos desde Aragón hasta Galicia a partir del siglo XI. León también se benefició del paso hacia el lugar santo. Pero otros burgos también se desarrollaron al margen del camino francés, en las orilla del Duero, como Zamora, Toro o Valladolid, esta última alcanzó un gran desarrollo tras la llegada del conde Pedro Ansúrez a finales del siglo XI.

Sobre León, el geógrafo y viajero árabe Al-Idrisi escribió en el siglo XII:

«Allí se practica un comercio muy provechoso. Sus habitantes son ahorradores y prudentes,» [y sobre Zamora], «Está situada sobre la orilla septentrional del Duero y rodeada de fuertes murallas de piedra, su territorio es fértil y cubierto de viñedos, sus habitantes poseen riquezas y se dedican al comercio».

Al sur del río Duero, en las entonces conocidas tierras Extremaduras, el nacimiento de ciudades era con un objetivo defensivo, pero con el paso del tiempo se comenzó también a desarrollar una actividad económica y comercial de importancia similar a las ciudades del norte del Duero.

Aparecieron los burgueses, que eran los habitantes de los burgos (no confundir con la acepción actual del término burgués), que se añadían a clérigos y nobles. Los burgueses se dedicaban principalmente al comercio y la producción de objetos manufacturados y su crecimiento se encontraba limitado en lo económico y social por la nobleza (principalmente dedicada a la tierra), por esta razón en el siglo XII hubo revueltas burguesas contra las autoridades señoriales. De estas revueltas, los habitantes de los burgos consiguieron ciertas reivindicaciones.

También merece acepción la llegada de comunidades judaicas durante los siglos XI y XII por la intransigencia almorávide en al-Ándalus, quienes comenzaron como artesanos, mercaderes y agricultores principalmente.

Siglo XII: eslabón entre la Cristiandad y el islam[editar]

En el siglo XII Europa contempló un gran avance en el terreno intelectual gracias a León y a Castilla. A través del Islam, se recuperaron obras clásicas anteriormente olvidadas en Europa y se puso en contacto con la sabiduría de los científicos musulmanes.

El Camino de Santiago no hizo sino potenciar el intercambio de saber entre los reinos de Castilla, León y Europa, en ambos sentidos.

En el siglo XII también aparecieron múltiples órdenes religiosas a semejanza de las europeas, como las de CalatravaAlcántara y Santiago y se fundaron multitud de abadías cistercienses.

Siglos XIII-XIV: León integrada en la Corona de Castilla[editar]

Palacio de los Guzmanes, mandado construir por Ramiro Núñez de Guzmán, de las principales familias nobles de León y del bando comunero en la Guerra de las Comunidades de Castilla.

La muerte de Fernando I de León, que rigió el imperio en nombre de su esposa Doña Sancha, hermana de Bermudo III, da nacimiento al reino de Castilla al cedérselo como tal a su primogénito Sancho. Tras la muerte del monarca en 1065 los reinos se dividieron entre sus hijos. En una guerra civil contra sus hermanos Alfonso y García, este reunió dinásticamente por primera vez los reinos de León y de Castilla. Posteriormente se produjo una segunda unión desde el 1072 con Alfonso VI hasta el 1157 a la muerte de Alfonso VII. Hacia el año 1230 con Fernando III el Santo, rey de Castilla desde 1217, los reinos de León y de Castilla quedaron bajo un mismo soberano leonés que por circunstancias diversas fue primero Rey en Castilla.

En 1230 murió Alfonso IX de León, que había hecho donación de sus reinos a sus hijas,2​y tras muchas gestiones Fernando III firma un acuerdo (Concordia de Benavente) por el que sus hermanas (Sancha y Dulce) renunciaron a los derechos sucesorios2​ al reino de León, tardando más de dos años en hacerse con el control del territorio debido a la oposición del pueblo de León y de sus nobles,3​ que cierra las puertas de las murallas de su capital al nuevo monarca.4​ Los reyes de la Corona de Castilla (Juana I) poseían los títulos de rey de Castilla y rey de León.

Aunque los dos reinos compartieran el mismo soberano, las Cortes de León continuaron durante mucho tiempo; incluso se legislaba por separado a cada uno de los dos reinos aunque hubiera una reunión conjunta. En 1349 Alfonso XI celebró en la ciudad de León las Cortes de este reino.

Durante mucho los reinos singulares y las ciudades conservaron sus derechos particulares (entre los cuales se hallaban el Fuero de León, el Fuero Viejo de Castilla o los diferentes fueros municipales de Castilla, Extremadura y Andalucía, los concejos de León, el fuero de Oteruelo otorgado en 1417), mientras se iba articulando un derecho territorial común en torno a las Partidas (h. 1265), el Ordenamiento de Alcalá (1348) que todavía mantiene al Pisuerga como raya tradicional entre León y Castilla[cita requerida], y las Leyes de Toro (1505).

La situación de inestabilidad creada tras la muerte en 1295 de Sancho IV y la subida al trono de su hijo Fernando IV, de nueve años de edad, fue aprovechada por distintos nobles para rebelarse contra el joven monarca. Entre ellos se encontraba el infante Juan, tío de Fernando, que reclamó sus derechos al trono y se proclamó rey de León, Galicia y Sevilla. Aunque llegó a ser coronado como tal en León en 1296, finalmente la situación interna comenzó a estabilizarse y acabó renunciando a sus derechos y jurando fidelidad a Fernando IV en 1300.

Existieron durante todo el siglo XIV varios intentos de independizar el reino de León, lográndolo de facto, aunque por un escaso tiempo, Juan de Gante a mediados del siglo XIV.5​ Este fue derrotado por Juan I y se volvieron a integrar los dos reinos en una misma corona.

Siglos XV-XVIII: El Reino de León en la Edad Moderna[editar]

El reino de León mantuvo sus estructuras durante la Edad Moderna, conservando sus características de organización territorial, lo que se reflejó en la cartografía de los siglos XVIXVII y XVIII e instituciones propias, como el Adelantamiento o Merino Mayor del reino de León, el Defensor del reino de León, etc.

Siglo XIX: desaparición formal del reino[editar]

Mapa de 1841, realizado por J. Archer, que muestra para España la división territorial de Floridablanca. Valladolid y Palencia dentro de la Región de León.

La última aparición incidental del reino de León en la historia se produjo entre el 1 de junio y el 25 de septiembre de 1808, cuando la Junta Patriótica de León asumió la soberanía del reino de León en la Guerra de la Independencia hasta que la cedió a la Junta Suprema Central en el acto de su constitución.

En 1833 se produjo la definitiva (y actualmente vigente) división provincial promovida por Javier de Burgos, que eliminó definitivamente anteriores divisiones territoriales. Con la creación de las provincias se incluyó una adscripción de dichas provincias a regiones, sin ningún tipo de competencia administrativa o de otro tipo. Una de dichas regiones es la de León.

Título imperial[editar]

Alfonso VIImperator totius Hispaniae, conquistando Toledo. También promovió la repoblación al sur del Duero a través de las Comunidades de villa y tierra.

Este título fue adoptado desde el siglo X por los monarcas leoneses, como expresión de una idea hispánica unitaria, que implicaba la supremacía política de León frente a los demás reinos peninsulares que se estaban formando. Los reyes leoneses aspiraron a restaurar el estado hispanogodo, creyéndose herederos directos del último monarca visigodo, Don Rodrigo. Ya en la Asturias del siglo IX tuvo aceptación la idea imperial, especialmente bajo el reinado de Alfonso III, llamado magnus imperator o imperator noster.

Ordoño II (imperator legionense), Ramiro II (magnus basileus), Ramiro IIIAlfonso VBermudo III y quizá Sancho III el Mayor de Navarra tras haber heredado León y Castilla (aunque este título solo se documenta en una moneda de ejemplar único, hoy comúnmente atribuida al reinado de Alfonso VII de León),678​ adoptaron el título de emperador.

Fernando I fue llamado rex imperator, y Alfonso VI de León llegó a titularse Imperator totius Hispaniae. En 1135Alfonso VII fue coronado solemnemente emperador en León. Entre sus vasallos se contaban los reyes de AragónNavarra y Portugal, el conde de Barcelona y varios monarcas musulmanes, quienes a la muerte del Emperador, rechazaron la teórica supremacía política del título.

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