SIGLO XV EN ESPAÑA
La quema o incendio de Medina del Campo fue una acción militar llevada a cabo en dicha localidad castellana por las tropas afines al rey Carlos I el 21 de agosto de 1520, en las primeras etapas de la Guerra de las Comunidades de Castilla. Supuso la destrucción de buena parte de la villa medinense y el estallido definitivo del hasta entonces incipiente movimiento comunero en toda la Corona de Castilla.
Incendio de Medina del Campo | ||||
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Guerra de las Comunidades de Castilla Parte de guerra de las Comunidades de Castilla | ||||
Fecha | 21 de agosto de 1520 | |||
Lugar | Medina del Campo, Valladolid, España | |||
Resultado | Destrucción de parte de la villa Expansión definitiva de las comunidades | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Contexto[editar]
Tras obtener Carlos I el servicio necesario para coronarse emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en las cortes de La Coruña de abril de 1520, las ciudades castellanas de la meseta experimentaron el nacimiento de las primeras Comunidades rebeldes contra el poder real. En Segovia sucedieron varios incidentes de carácter violento cuando el procurador en las cortes coruñesas, Rodrigo de Tordesillas, regresó a la ciudad.1 Una multitud desoyó sus explicaciones y terminó por estrangularle en plena calle.
La respuesta realista no se hizo esperar, y el alcalde Rodrigo Ronquillo inició las represalias. La población cerró filas en torno a la Comunidad, erigiéndose Juan Bravo como líder de la misma. Ronquillo inició entonces un asedio contra la ciudad, por lo que Segovia reclamó ayuda al resto de ciudades rebeldes. Acudieron en su ayuda Toledo y Madrid con el envío de milicias capitaneadas por Juan de Padilla y Juan de Zapata. El fallido asedio de Segovia constituyó el primer gran enfrentamiento entre realistas y rebeldes de las incipientes Comunidades.
Desarrollo[editar]
Medina del Campo, uno de los núcleos comerciales más importantes de la Corona de Castilla, albergaba una importante guarnición de artillería. Tras el estallido en comunidad de Segovia, Rodrigo Ronquillo y Antonio de Fonseca, al mando de las tropas realistas, pusieron rumbo a la villa medinense con aproximadamente 1200 lanzas y 200 escopeteros con el objetivo de apoderarse de la artillería allí estacionada.2 A las siete de la mañana del 21 de agosto el escribano del consejo, Velasco Sánchez, se presentó ante el teniente del Corregidor para ayudarlo a este en esa tarea, pues los habitantes de la ciudad se mostraban reacios a permitirlo.
Gutierre Quijada, a la sazón corregidor de la villa, también accedió a entregar las piezas de artillería a las tropas imperiales, pero los vecinos entonces se amotinaron en las puertas de acceso a la localidad y reunieron todas las piezas en la plaza, a sabiendas de que si se las entregaban a las tropas imperiales, estas serían utilizadas contra Segovia. Cerca del mediodía Fonseca pregonó en el arrabal que, bajo pena de traición, se le entregara la artillería en el plazo de 15 minutos. Pero dado que no pudo presentar una provisión real que acreditase sus requerimientos, los procuradores de la Comunidad le pidieron a Luis de Quintanilla y al abad de Medina (micer Bernaldino) que le comunicasen a Fonseca la negativa de la ciudad en ese sentido.2 En esta reunión que duró cuatro horas, y a la que también asistieron Álvaro de Lugo y Benito Sánchez, el capitán del ejército realista les manifestó a los emisarios que no le parecía que fuese conveniente para la ciudad arriesgarse «por seis o siete bocas de artillería».2Se les pidió además que al menos le entregasen la mitad de la artillería, o que si eventualmente se la pedían los comuneros, no se la diesen.
Finalmente Antonio de Fonseca, cansado de esperar, dio orden de incendiar varias partes de la localidad con el objetivo de dispersar a la multitud congregada en la plaza junto a la artillería, pero esta no se disgregó y permaneció junto a los cañones mientras las llamas avanzaban. Buena parte de la villa resultó destruida, siendo especialmente significativo el caso del convento de San Francisco, lugar donde los comerciantes medinenses guardaban sus posesiones y que ardió por completo. Algunos comuneros destacados fueron Luis de Quintanilla y Fernando de Mercado.
En vista de la situación, los comandantes realistas dieron la orden de retirada, permitiendo así a los vecinos acudir a sofocar las llamas y evitando que la villa ardiera en su totalidad.
El 22 de agosto, el regidor Gil Nieto fue descuartizado en plena calle.
Consecuencias[editar]
El incendio de Medina del Campo marcó un antes y un después en el desarrollo de la Guerra de las Comunidades de Castilla: supuso el levantamiento de toda Castilla, especialmente de ciudades que hasta el momento se habían mantenido al margen, como Valladolid. El establecimiento de la Comunidad en Valladolid provocó que el núcleo más importante de la meseta se declarara en rebeldía, trastocando la situación y provocando que el cardenal Adriano tratara de tomar el control de la situación por todos los medios. El nuevo panorama produjo nuevas adhesiones a la Junta de Ávila, en medio de una situación de indignación y descrédito hacia el Consejo Real.3
En las semanas posteriores, las fuerzas comuneras tomaron la iniciativa en el contexto de la guerra, entrando en Medina y apoderándose de la artillería negada a las tropas del rey.
De igual modo, y en relación con el incendio, este provocó la casi segura imposibilidad de celebrar la Feria anual por la que era conocida la villa en toda la Corona de Castilla y la destrucción de buena parte de la villa, dejando un caso judicial único para la posterioridad: Francisco Pérez Vargas, alcalde de la Real Chancillería de Granada, vecino de Medina del Campo y decidido realista, denunció una vez finalizada la contienda la destrucción sufrida en sus propiedades por el incendio.
La denuncia fue tramitada, realizándose una investigación sobre los hechos que señaló a Antonio de Fonseca, señor de Coca y Alaejos, como autor moral del incendio, a Gonzalo Vela Núñez, alcaide de Alaejos, como autor material y a Gutierre Quijada, corregidor de la villa, como colaborador. Pese a la exhaustiva relación de propiedades y bienes perdidos en el incendio, es probable que la indemnización nunca se llegara a cobrar.
Tras la derrota comunera en la batalla de Villalar, y en previsión de futuras sanciones reales, los regidores medinenses se apresuraron en contentar al poder imperial para evitarlas. En cuestión de semanas, Medina del Campo se mostró fiel al rey y ofreció a un total de 500 escopeteros (200 de la villa y 300 procedentes de la Tierra de Medina) para la guerra que se libraba en Navarra contra los franceses.
Actualidad[editar]
En la actualidad, el incendio de Medina del Campo es considerado como un acto de hermanamiento histórico entre Medina del Campo y Segovia.4 Ambas albergan una plaza en honor de la otra en el centro de su casco histórico.
Desde 2006, la Asociación Comunera "Hacia Medina del Campo" conmemora lo sucedido en la Plaza de Segovia de Medina del Campo con actuaciones folclóricas.
La batalla de Miñano Mayor, también conocida como batalla del puente de Durana, fue un enfrentamiento armado librado durante la Guerra de las Comunidades de Castilla que enfrentó el 19 de abril de 1521 en la localidad alavesa de Durana, y luego en la de Miñano Mayor, a las fuerzas realistas capitaneadas por Martín Ruiz de Avendaño y Gamboa y a las comuneras dirigidas por el conde de Salvatierra Pedro López de Ayala, quien se había había adherido a la causa de los rebeldes castellanos desde septiembre de 1520.
La contienda significó la derrota definitiva del ejército insurrecto en Álava. El conde pudo huir en dirección a la frontera portuguesa —donde permanecería hasta 1524 —, pero todos sus capitanes fueron tomados prisioneros por los realistas, y uno de ellos, Gonzalo de Barahona, ejecutado al día siguiente en Vitoria.
Batalla de Miñano Mayor | ||||
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Parte de Guerra de las Comunidades de Castilla | ||||
![]() Localidad de Miñano Mayor | ||||
Fecha | 19 de abril de 1521 | |||
Lugar | Miñano Mayor, Álava | |||
Resultado | Victoria decisiva realista | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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Contexto[editar]
Tras mantenerse unas semanas al margen del conflicto comunero, el conde de Salvatierra volvió a entrar en acción durante el mes de febrero reclutando soldados en su feudo y mostrando una cierta hostilidad hacia el poder real.1 El 8 de marzo interceptó la artillería que desde Fuenterrabía acudía a reforzar el ejército del condestable de Castilla. A continuación puso cerco a Vitoria, aunque se retiró al cabo de unos días tras obtener algunas concesiones de parte de la ciudad. Lo cierto es que a partir de entonces comenzó a fracasar una y otra vez: los realistas se apoderaron de Salvatierra, que intentó recuperar en vano el 20 de marzo, y al mismo tiempo asolaron el valle de Cuartango y destruyeron el castillo de Morillas. El 6 de abril el conde inició un segundo sitio a la villa de Salvatierra, que generalizó el día 10 con un ataque nocturno de 15.000 hombres.2 Pero la resistencia que plantearon Martín Martínez de Oquerruri y el Diputado General de la provincia, Diego Martínez de Álava, le obligaron a retirarse el 11 en dirección a las tierras de Ayala. Una semana después, aproximadamente, tenía lugar la batalla decisiva en Miñano Mayor.
La batalla[editar]
Momentos previos[editar]
En la medianoche del jueves 18 de abril el capitán realista Martín Ruiz de Gamboa y Avendaño informó a Gómez de Butrón que en una escaramuza tenida lugar en el campo de Alegría sus jinetes habían capturado cien hombres del conde y matado a unos más.3 En la mañana siguiente salió desde Villarreal con sus 900 infantes y 40 lanzas, y al poco tiempo le siguió Gómez de Butrón con las fuerzas vizacaínas que, tras algunas dificultades, había podido reunir en Aramayona.
Desarrollo[editar]
El conde, enterado de estos movimientos militares, se dirigió a Cuartango con sus más de 2.500 hombres —pasando cerca de Vitoria —, pero entonces las fuerzas realistas del capitán Ochoa de Álava y de Martín de Avendaño lo encontraron en el camino y lo forzaron a replegarse al monte de Zurbano.4 Allí reorganizó sus escuadrones y acordó cruzar el puente de Durana. El lugarteniente Gonzalo de Barahona propuso encaminarse hacia Amarita o al menos esperar en el monte, no obstante el conde se negó a escucharlo y ordenó bajar por la orilla del río, maniobra en la cual algunos murieron ahogados.5
Los comuneros inmediatamente tomaron dirección a Retana, mientras el ataque incesante de la caballería, combinado con el de unos doscientos escopeteros, los debilitaban considerablemente.5 A los gritos de ¡vuelta, vuelta! del conde y ante la imposibilidad de continuar el recorrido ya que los realistas habían tomado la delantera, las fuerzas rebeldes finalmente escaparon hacia Miñano Mayor. Allí un espía le informó a Pedro de Ayala que Gómez de Butrón se dirigía hacia él con fuerzas considerables. Poco había por hacer ya. Los escuadrones terminaron dispersandose en medio del desórden, y el conde, desamparado, se echó huir apresuradamente sin que nadie pudiese alcanzarlo.
Consecuencias[editar]
Los apresados[editar]
Con excepción de un tal Lope García de Murga, «que no se sabe por donde se escapó», todos los capitanes rebeldes fueron apresados: Juan Díaz, Sancho e Iñigo de Guinea, Diego Fernández de Ugarte, Gonzalo de Barahona etc.5 De hecho, Barahona fue degollado al día siguiente en la plazuela de Leña de la ciudad de Vitoria, actual plaza de Santo Domingo.6 Con respecto a los demás prisioneros — en número de seiscientos según el cronista Prudencio de Sandoval—, el condestable procedió a enviar al licenciado Lobon para que instruyese los procesos correspondientes.
Del relato de la batalla se desprende que el desastre del conde de Salvatierra en la batalla fue total:
De manera que en todo el exercito del conde casi no quedo ninguno, que no es herido o muerto o preso o robado, que a seydo cosa espantosa (...) Hurtado diaz atrabeso por lo alto e hizo todo el mal que pudo, prendio mas de cien hombres e los tiene en Mendoza presos, que no saldran alli asta que agan las casas de su yerno o con las cabezas paguen. Don Juan alonso de Muxica tambièn atravesó por la otra parte e hizo todo el mal que pudo, aunque no quiso matar a nadie.Carta de Juan Pérez al licenciado Galarza, fechada el 21 de abril de 1521.7
Impacto en Vitoria[editar]
El triunfo realista en Miñano Mayor trajo tranquilidad a la ciudad de Vitoria, que desde septiembre de 1520 vivía en un estado de alerta permanente. El 22 de abril el concejo ofreció recompensas a los ciudadanos que participaron en la batalla y el 26 acordó consignar en las actas del ayuntamiento todos sus detalles, aunque en realidad esto último nunca llegó a concretarse.8 En cuanto a las nueve banderas tomadas al ejército del conde, el 26 de abril el Ayuntamiento decidió depositarlas en la capilla mayor de la Iglesia de Santa María, donde tres días después se celebró una misa en acción de gracias por la victoria. En la causa abierta al conde años más tarde por su rebeldía el testigo Fernando Salzar declaró que estando el condestable allí le preguntó a él que banderas eran aquellas, y habiéndole respondido que las del conde de Salvatierra, contestó: «buen cobro puso en ellas, pues por cierto la más antigua casa de Castilla era la suya».9 Estas banderas estuvieron allí por lo menos hasta principio del siglo XIX; a partir de entonces su paradero es desconocido.
En un memorial que Vitoria elevó al rey Felipe II en 1589, además de los servicios prestados en la toma de Granada y en la recuperación de Fuenterrabía, se menciona la batalla del puente de Durana.10
Recompensa a Martín Ruiz de Avendaño[editar]
El 20 de mayo de 1521 los virreyes de Castilla concedieron a Martín Ruiz de Avendaño y a sus herederos el privilegio de utilizar las insignias de armas capturadas en la batalla:11
Para que las podieredes traer con las vuestras vos e vuestros herederos e suscesores para syenpre jamas en vuestras armas y escudos y reposteros.
Confusión acerca de la fecha de la batalla[editar]
El vallisoletano Luis de Salazar y Castro, en su obra Historia genealógica de la Casa de Lara (1697), sostuvo el 9 de abril como fecha de la batalla de Miñano Mayor. Siglos más tarde José Joaquín Landazuri rectificó esta afirmación al enunciar que el enfrentamiento tuvo lugar el día 12, lo cual tampoco es cierto. Esta confusión deriva de un error de imprenta en una de las ediciones de la obra Hernán Pérez de Yarza, alcaide de Behobia, escrita por José Ignacio Tellechea, en la cual la carta utilizada por el autor para reconstruir los hechos aparece transcripta con la data "XII".12Actualmente muchas fuentes siguen cayendo en el mismo error. 13
Visiones cruzadas sobre su significado[editar]
El historiador Ricardo Becerro de Bengoa vio en el ajusticiamiento de Gonzalo de Barahona el precedente de las ejecuciones de los tres líderes castellanos el 24 de abril, Padilla, Bravo y Maldonado.14 Esta posición, que pretendía equiparar el levantamiento del conde con el de los comuneros castellanos, fue duramente criticada por el vitoriano Vicente González de Echávarri, quien afirmó categoricamente que «en el puente de Durana salieron victoriosas las libertades públicas contra los turbulentos déspotas».
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