SIGLO XV EN ESPAÑA
Las Cortes de Monzón de 1537 fueron presididas por el rey Carlos V. Fueron covocadas el 16 de junio para el 17 de julio de 1537.
Fueron las terceras Cortes generales aragonesas de Carlos I y sus principales motivos eran el coste tan alto de las hostilidades con Francia y la defensa de las agresiones turcas al Mediterráneo.
El mantenimiento de la seguridad marítima obligaba a un trabajo constante de los astilleros catalanes con la consiguiente desforestación de los bosques del Principado. Igual que sucedió en las anteriores Cortes de Monzón (1533), los diputados se quejaron de este hecho.
En cuanto al orden político del principado de Cataluña, volvió a aparecer el conflicto de competencias. En este caso es contra la Audiencia que al hacer procesos de regalía por condenar bandoleros, impedía que estos fuesen juzgados de otros delitos cometidos contra la Generalidad, perdiendo de facto la autoridad y el respeto.
Las Cortes de Monzón de 1542 fueron por el rey Carlos I. Fueron convocadas el 5 de abril y se celebraron entre el 23 de junio y el 6 de octubre de 1542.
Respecto al principado de Cataluña los temas tratados fueron recurrentes: financiación para la defensa mediterránea frente a los turcos y medidas de control internas de la Generalidad. En concreto, la obligación de liquidar las deudas cuando se abandonaba la institución y la obligatoriedad de que los oidores hiciesen una lista con las deudas encontradas al comienzo de cada mandato. Se puso de manifiesto un claro enfrentamiento entre los diputados y los miembros del Consejo de Ciento, acusándose mutuamente de incompetencia y de desconfianza; detrás de esto había un tema de poder institucional que se manifestó incluso en las formas, con la disputa sobre el lugar que tenía que ocupar el Conseller en cap en las reuniones y que fue causa de la no presentación de los diputados. Con respecto a la economía, se acordó protege el textil, con arancel de un 20% a las importaciones de seda de Francia y Génova. Por otra parte, el rey rechazó un proyecto para hacer un canal que uniese el río Segre con la Plana de Urgel para mejorar el cultivo de cereales.
Las Cortes de Monzón de 1547 fueron presididas por el rey Carlos I. Fueron convocadas el 6 de abril para celebrarse el 23 de junio, si bien la primera sesión fue el 5 de julio y la última el 9 de diciembre de 1547.
Se celebró en un clima de paz en el conflicto con los turcos, lo cual había permitido mejorar el comercio catalán por el Mediterráneo. Los tres brazos del Reino de Valencia expusieron su preocupación1 por la defensa de la costa y solicitaron para disuadir los corsarios la mejor de las fortificaciones de Peñíscola y Villajoyosa, la construcción de sendas torres en Cullera y Oropesa, y el envío a Cullera de tres o cuatro piezas de artillería, y el rey proveyó Jeroni de Cabanyelles i Gallac para que determinase el más conveniente en todos estos asuntos, cambiando la política de defender el litoral con una armada de galeras y con corsarios.2
En cambio, la guerra con Francia se intensificó con graves perjuicios económicos para las ciudades de Gerona y Perpiñán.
Las Cortes de Monzón de 1553 fueron convocadas por el rey Carlos I en Innsbruck el 30 de marzo de 1552 para el 30 de junio. Se prorrogaron hasta el 5 de julio de 1552, cuando se inauguraron. Fueron presididas por el príncipe Felipe en nombre de su padre el rey, y fueron clausuradas el 27 de diciembre de 1553.
Durante estas Cortes se extendió al reino de Aragón el fuero por el cual a los médicos se les haría formar parte de la nobleza, privilegio que ya existía en el reino de Castilla y en Valencia. Aunque era un título honorífico y no hereditario, permitía disfrutar de exenciones y privilegios.
Cortes generales de la Corona de Aragón[editar]
Fueron convocadas en Zaragoza el 30 de marzo de 1585 para abrirse el 20 de mayo siguiente en Monzón, pero se fueron prorrogando hasta el 28 de junio. Fue jurado como sucesor el príncipe Felipe: el 7 de noviembre por los valencianos, el día 9 por los aragoneses y el 14 por los catalanes.
Desarrollo particular de las Cortes valencianas[editar]
Se prorrogaron para los valencianos para el 26 de noviembre manteniéndose en Monzón. El rey recibió 100 000 libras y a cambio hizo un perdón general por cierta clase de delitos.
Desarrollo particular de las Cortes catalanas[editar]
Una vez clausuradas la Cortes valencianas, se trasladó el rey a Binéfar a causa de una epidemia de tabardillo en Monzón, donde se abrieron las Cortes para los catalanes el día 5 de noviembre.
El gran distanciamiento en la celebración de las Cortes, tenían actividad otras instituciones para el funcionamiento político, y así someter cada vez más las Juntas de Brazos, que se reunieron en el mismo Casa de la Diputación y supusieron una ampliación de la representación social importante aunque desordenada. Este nuevo papel de los estamentos en el refuerzo y control de la Generalidad, que neutralizaba en parte los efectos del sistema insaculatorio, fue consolidado en la Corte de 1585 con la formalización de las divuitentas o comisiones mixtas de seis miembros por brazo, emanadas de la Junta de Brazos con el objetivo de ejecutar las decisiones políticas sobre el asunto que había motivado la convocatoria de la asamblea. Esta estructura de acción política permitió la participación de más de 600 personas en el trienio 1587-1590.
Estas Cortes no fueron diferentes porque fracasó en la aplicación de los mecanismos de la Observanza, aprobados un siglo antes y, a pesar de las múltiples contrafacciones cometidas por los oficiales reales, los representantes del Consejo de Ciento se quejaron de que la Real Audiencia de Cataluña nunca había condenado a ninguna cabeza oficial y afirmaba que el manatenimiento de la Constitución de la Observanza en los mismos términos era la destrucción de Cataluña.
En cuanto a la política financiera, y delante del creciente endeudamiento de la Generalidad, se decidió la aplicación de un concierto con los deudores para conseguir un retorno progresivo. La presión fiscal se hizo más fuerte con los que estaban fuera del concepto incrementándoles las expropiaciones y, paralelamente, las agresiones y asesinatos de oficiales a cargo de las expropiaciones. También se crearon tablas de recaptación en Bagur y Vendrell.
Esta bonanza financiera había traído los últimos años un sistema generoso de revisión salarial de los oficiales. En estas Cortes se aprobó limitar esta práctica.
El rey recibió 500 000 libras y clausuró las Cortes el día 9 de noviembre.
La publicación de las constituciones aprobadas en estas Cortes no apareció hasta mayo de 1586. Al retardo injustificado se sumó el escándalo de la manipulación que había sufrido respecto a los acuerdos tomados. En la documentación envidada por las autoridades reales para ser impresa carecían las actas relativas al Santo Oficio, la Capitanía General, el comercio de caballos y se había añadido una de nueva relativa al aumento salarial del Consejo Real. Detrás de esta manipulación se identificó la intervención de Joan de Queralt i de Ribes, diputado del brazo militar de tendencias monárquicas que sería juzgado por un séquito de acusaciones de soborno, trato de favor y manipulación de documentos públicos aunque posteriormente fue eximido por la Real Audiencia.
Asistentes[editar]
Brazo Eclesiástico[editar]
Presidente del Brazo Eclesiástico
Diputados del Brazo Eclesiástico
- Miquel d'Aimeric i de Codina, abad de Santa María de Lavaix
- Jaume Caçador i Claret, obispo de Gerona
- Joan Baptista Cardona, obispo de Vich
- Andreu Capella, prior de Escaladei
- Onofre Pau Cellers, síndico del Capítulo de Barcelona
- Jaume Coma, síndico del Capítulo de Vich
- Hug de Copons, prior de Cataluña
- Lluís Esquerrer, procurador de la diócesis de Urgel
- Francesc Gomis, procurador del monasterio de Sant Llorenç del Munt
- Agustí Guallart, abad de Santa María de Gerri y procurador de Santa María de Serrateix
- Ignasi Guitérrez, abad de Bellpuig de las Avellanas
- Onofre Masdemont, síndico del Capítulo de Elna
- Sebastià Moles, síndico del Capítulo de Urgel
- Francesc Oliver de Boteller, abad de Poblet
- Rafael d'Oms, síndico del Capítulo de Tarragona
- Paulo Pla, abad de San Pedro de Galligans
- Esteve Puig, abad de la Real
- Ferran Quintana, vicario general de la diócesis de Tortosa y procurador de la diócesis de Urgel
- Baltasar de Rajadell, síndico del Capítulo de Lérida
- Jaume Reig, vicario general de la archidiócesis de Tarragona
- Miquel Sobraries, abad de San Felíu de Guixols
- Jeroni Terça, síndico del Capítulo de Tortosa
- Joan Terès i Borrull, obispo de Elna
- Pere Tomàs, síndico del Capítulo de Gerona
- Blai Torner, procurador del Monasterio de Santes Creus
Desarrollo particular de las cortes aragonesas[editar]
Estando el rey en Binéfar, se abrieron las cortes para los aragoneses el día 9 de noviembre. El rey obtuvo 400 000 libras jaquesas y clausuró las cortes el 4 de diciembre de 1585.
Las Cortes de Barcelona-Monzón de 1563 fueron presididas por el rey Felipe II. La convocatoria inicial era para el 4 de agosto de 1563 en Monzón, posteriormente se modificó la fecha por dos veces, primero para el 26 de agosto y finalmente para el 13 de septiembre de 1563. Se concluyeron en 23 de enero de 1564.
El 28 de enero de 1564, los diputados barcelonenses volvieron con la noticia de que el rey trasladaría la sede de las cortes a Barcelona para jurar las constituciones y privilegios de Cataluña. El rey Felipe II entró en Barcelona el 6 de febrero y juró las constituciones el 1 de marzo. La permanente desconfianza de las instituciones catalanas hacia los oficiales reales provocaba fuertes tensiones y el rey decidió fijar las cortes el 23 de marzo de 1564, empeorando todavía más la relación.
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Tipo | asamblea y cámara legislativa | |
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Jurisdicción | Corona de Aragón |
Desarrollo de las sesiones[editar]
En las Cortes Generales, la única ceremonia que se hacía conjunta, con la asistencia de todos los diputados de los distintos Estados de la Corona de Aragón, era el solio de apertura1. Los diputados aragoneses y valencianos se sentaban alternadamente a la derecha del trono, mientras que catalanes y mallorquines lo hacían alternadamente a la izquierda del trono donde se sentaba el rey.
El protonotario real leía la proposición real, que era un discurso en el que el rey hacía balance de la situación del la Monarquía y de los acontecimientos destacados que habían sucedido desde las anteriores Cortes, y se concluía con la razón de la convocatoria, que solía ser el pedir dinero o soldados. Tras el discurso del rey, se levantaba el arzobispo de Zaragoza, y también el arzobispo de Tarragona, que se colocaba a su derecha, y el arzobispo de Valencia, que se colocaba a su izquierda, como presidentes de sus respectivos brazos eclasiásticos, pero solo respondía el arzobispo de Zaragoza. Solo en el caso que fueran las primeras Cortes de un reinado, se procedía a la jura del rey de las leyes y fueros, y el de los diputados el de fidelidad al rey.
Tras esto se iniciaban los trabajos de Cortes para deliberar por separado y aparte, esto es, por territorios y estos por sus correspondientes brazos (cuatro en Aragón, y tres en Cataluña y Valencia). Incluso se podían concluir las Cortes particulares trasladándose al territorio de su reino.
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