SIGLO XV EN ESPAÑA
Retratos de la reina Petronila de Aragón y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona es una pintura procedente del Palacio del Buen Retiro de Madrid y actualmente en el Museo del Prado. Se trata de una copia barroca de un original de Filippo Ariosto de 1586 pintado para el Salón Real del Palacio de la Generalidad del Reino de Aragón y destruido en 1809 tras los Sitios de Zaragoza durante la Guerra de la Independencia Española. En el cuadro figura la reina Petronila de Aragón (reina de Aragón entre 1157 y 1164) a la derecha dotada de los atributos reales: Corona real abierta o medieval, cetro, mantón de pieles y collar, bajo el escudo que en el siglo XVI se consideró que representaba en modo privativo al Reino de Aragón: de plata, cruz de San Jorge con cuatro cabezas de moro en los respectivos cuarteles o "Cruz de Alcoraz", documentada por primera vez en 1281 como divisa personal de Pedro III de Aragón "El Grande" (1276-1285), y considerado a partir del siglo XIV por Pedro IV el Ceremonioso como armas antiguas de Aragón, consideración que hizo fortuna en la necesidad de dotar a los distintos reinos, condados y soberanías de la Casa de Aragón, de emblemas privativos. En segundo plano, a la izquierda, aparece el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona con vara de mando bajo escudo con los palos de gules timbrado de corona condal. Desde el siglo XIV el senyal reyal de la Casa de Aragón se consideró asociado al linaje condal.
Retratos de la reina Petronila de Aragón y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona | ||
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Año | 1634 | |
Autor | Anónimo | |
Técnica | Óleo sobre lienzo | |
Estilo | Barroco | |
Tamaño | 244 cm × 127 cm | |
Localización | Museo del Prado, Madrid, ![]() |
Luis de Santángel Vilamarxant (Valencia, 1435). Su función principal en la Corte del Rey Fernando era la financiera: prestar dinero al Monarca, que este después le devolvería con cargo a diversas rentas.1
Fue determinante para la consecución de la expedición de Colón, al que conoció en 1486. Colón, tras entrevistarse con los reyes y no lograr convencerles, decidió marchar a Francia para ofrecer sus servicios a su monarca. En ese momento conoció a Santángel, quien tras conseguir que los reyes volvieran a escuchar al navegante y ofreciéndose él mismo para financiar el proyecto, propició que los monarcas aceptaran las pretenciosas condiciones impuestas por el futuro Almirante en las Capitulaciones de Santa Fe, firmadas por Santángel como secretario del Rey. Así, asumió la dirección económica de la empresa, asegurando la parte que correspondía aportar a la Corona de su fortuna personal y sin intereses: 1 140 000 maravedíes.
Y porque los reyes no tenían dineros para despachar a Colón, les prestó Luis Santángel, su escribano de Ración, seis cuentos de maravedíes, que son en cuenta más gruesa diez y seis mil ducados2
...tomaron prestados los reyes al cavallero valenciano luis Santangel, escrivano de Ración de la Corona de Aragón.3
Colón guardó mucho aprecio al valenciano, siendo Santángel de los primeros a quien cuenta el éxito de su viaje, así como las cosas que había visto. Lo hizo mediante una carta que inició Colón el 15 de febrero en las Islas Terceras y concluyó en el puerto de Lisboa el 4 de marzo de 1493, conservada en Simancas.
Esta operación fue un préstamo que se canceló con rentas castellanas, siguiendo la línea marcada por los Monarcas de excluir en gran parte a la Corona aragonesa de la participación en los asuntos relativos al Nuevo Mundo.
Así podemos leer en el libro de cuentas de García Martínez y Pedro Montemayor, que se encuentra en el Archivo de Simancas, como Alonso de las Cabezas (tesorero de la Cruzada en el Obispo de Badajoz):
...el cuento ciento cuarenta mil maravedíes restantes para pagar al dicho escribano de ración en cuenta de otro tanto que prestó para la paga de las carabelas que Sus Altezas mandaron ir de avanzada a las Indias, e para pagar a Cristóbal Colón que va en dicha Armada4
Sin embargo, su posición y el hecho de ser nieto de judío converso,5 lo hizo blanco de muchos intentos por deshacerse de él. El Rey le consideraba fundamental y asumió su protección frente a la Inquisición. Así, el 30 de mayo de 1497 obtuvo de Isabel y Fernando un privilegio excepcional: estatutos de limpieza de sangre. De esta forma y pese a sus orígenes, ni él ni sus descendientes podrían ser llevados en adelante a los tribunales del Santo Oficio.
La sentencia arbitral de Torrellas fue un acuerdo establecido entre los representantes de la Corona de Castilla, la Corona de Aragón, y el reino de Portugal el 8 de agosto de 1304, relativo a las fronteras del reino de Murcia y a las reclamaciones del trono castellano-leonés por parte de Alfonso de la Cerda, nieto de Alfonso X el Sabio. La firma del acuerdo tuvo lugar en el municipio zaragozano de Torrellas, un lugar situado en el monte Moncayo, entre la ciudad castellana de Agreda y la ciudad aragonesa de Tarazona; de modo que el documento también es denominado concordia de Agreda, tratado de Tarazona o incluso sentencia arbitral de Torrellas-Campillo-Agreda-Tarazona.1
Las cláusulas de la sentencia fueron aprobadas por los reyes Fernando IV de Castilla, Jaime II de Aragón, Dionisio I de Portugal y Muhammad III de Granada.
En virtud de los poderes conferidos por Fernando el Católico, rey de Aragón, y Luis XII de Francia, el segundo Tratado de Blois se firmó el 12 de octubre de 1505, en la ciudad francesa de Blois, por Juan Silva (conde de Cifuentes), Tomas Melferit y Juan Enguera.
El tratado[editar]
Muerto el príncipe Miguel en 1500, las Cortes de Aragón reconocieron como herederos a Juana de Castilla y a Felipe de Austria en 1502, con la reserva de que si al enviudar el rey Fernando el Católico volvía a casarse y tenía un hijo, éste sería el heredero de la Corona de Aragón.
Las ambiciones de Felipe el Hermoso con respecto al Reino de Castilla, su tendencia francófila en política exterior, consolidada en el I Tratado de Blois, contraria a los intereses del rey aragonés, llevaron a Fernando, en lo que se considera una hábil maniobra política, a buscar la alianza del rey francés para desbaratar la jugada de su yerno, Felipe. Su matrimonio con Germana de Foix, sobrina de Luis XII, aseguraría el acercamiento al territorio vecino.
Las negociaciones se efectuaron entre mayo y octubre de 1505, y el tratado se firmó el 12 de octubre de 1505. Mediante él, Luis XII de Francia cedía y transfería a su sobrina los derechos que entendía tener sobre Nápoles, derechos que pasarían a los hijos del matrimonio, si los había, y, si no, revertirían al rey francés. Además, se obligaba a ayudar a Fernando contra el emperador Maximiliano de Austria y su hijo, Felipe el Hermoso.
Por su parte, Fernando el Católico se comprometía a entregar a Francia medio millón de ducados, a pagar en diez años, y a restituir los bienes confiscados a los príncipes y barones del partido angevino, y a dejar en libertad a los prisioneros hechos por el Gran Capitán.
Tratado de Blois (1509)
El tercer Tratado de Blois fue firmado el 12 de diciembre de 1509 en la ciudad francesa de Blois y pretendía una acuerdo sobre la sucesión de las coronas de Castilla y Aragón entre Fernando el Católico y el emperador Maximiliano I de Austria, con presencia del rey de Francia Luis XII.
El tratado[editar]
La situación en Castilla era incierta tras la muerte de Felipe el Hermoso el 25 de septiembre de 1506 y Fernando el Católico, a pesar de haberse retirado a sus posesiones de Aragón tras el matrimonio con Germana de Foix, vuelve a la órbita castellana. Su hija Juana I empieza a dar muestras de incapacidad mental para gobernar y el Cardenal Cisneros decide llamar a Fernando en calidad de regente, iniciándose la segunda regencia del rey católico en Castilla que abarcará entre 1507 y 1516.
La situación preocupaba la posible sucesión del príncipe Carlos de Luxemburgo (futuro Carlos I de España), nieto del emperador Maximiliano I de Austria, debido a la presión que Fernando podía hacer desde el trono castellano. El 3 de mayo de 1509 Germana de Foix da a Fernando el Católico un hijo, Juan de Aragón, pero este muere a las pocas horas del parto. En el otoño de ese mismo año se encierra a Juana en Tordesillas al ser declarada loca.
La posibilidad de que un nuevo hijo de Fernando el Católico heredase Castilla en detrimento del nieto de Maximiliano hizo que ambos monarcas acordaran un pacto sobre la sucesión castellana en Blois. Así se aseguró la sucesión del hijo de Juana I, el príncipe Carlos, permitiéndose la regencia de Fernando el Católico durante la minoría de edad del heredero. Se acordó que un futuro vástago del rey aragonés y Germana de Foix sólo podría tener derechos de sucesión sobre los territorios de la Corona de Aragón. Esta condición no llegó a cumplirse, ya que esto hubiera supuesto la separación definitiva del reino de Castilla y Aragón.
Asimismo se pactó la ayuda de las tropas aragonesas y castellanas al emperador en su campaña sobre el norte de Italia.
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