domingo, 12 de septiembre de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

El asedio de la fortaleza de Fuenterrabía tuvo lugar cuando el ejército franco-navarro la había tomado en una nueva incursión, tras el fracaso del tercer intento de reconquistar el Reino de Navarra, que había sido invadido en 1512 por tropas de las unificadas coronas de Castilla y Aragón, también con apoyo navarro. Hubo navarros en ambos bandos.

La Fuenterrabía del siglo XVI abarcaba también la mayor parte del término municipal de la actual ciudad de Irún, el municipio de Lezo, y partes de HendayaBehovia y Pasajes (distrito de Pasajes de San Juan). La villa y fortaleza estaban situadas en un alto rodeadas de murallas, monte y mar en la desembocadura del río Bidasoa.

Su situación fronteriza y sus características orográficas hicieron que tanto Carlos I el Emperador como el monarca francés Francisco I ambicionasen su posesión. Por ello, ambas Coronas designaron comisarios para dilucidar los problemas de límites de las aguas en los conflictos de las villas de Fuenterrabía y Hendaya, algo que hasta entonces se había solucionado por concertación, convenio o facería.

En 1512, se realizó la primera contraofensiva para recuperar el reino de Navarra tras su invasión por las Coronas de Castilla y Aragón, en la que el mariscal Pedro de Navarra con 2000 hombres dentro del contingente de Lautrec y Borbón fueron frenados por Luis I de la CuevaII Señor de Solera. Para impedir otra invasión, se procedió a la fortificación, ordenándose en noviembre de ese año la construcción de un castillo en Behovia, que reforzaba la eficacia del fuerte de Fuenterrabía.

A partir de 1517 se definieron por ley los derechos territoriales de la zona por parte de los dos reinos, el de España y el de Francia, quedando los naturales divididos.

La toma por los franco-navarros[editar]

A comienzos de octubre de 1521 el castillo de Behovia fue tomado por las tropas al mando del almirante francés Guillermo Goufierseñor de Bonnivet, sin que apenas se produjeran bajas, ya que se opuso poca resistencia. Cercando seguidamente la fortaleza de Fuenterrabía el 6 de octubre, tomándola doce días después, tras tres asaltos por voluntarios navarros y gascones, entre los que se produjeron cerca de mil bajas. Diego de Vera, alcaide de la plaza, se rindió el 18 de octubre.

El señor de Bonnivent estableció una guarnición con 3000 hombres, que eran 2000 gascones y 1000 navarros a las órdenes de Jacques D'Aillonseñor de Luda, que quedó como alcalde de la plaza "en nombre del rey de Navarra". Por ello la bandera de Navarra estuvo ondeando durante todo el asedio, a pesar de la intención de los franceses de izar su bandera.

Carlos I solicitó el arbitraje del rey Enrique VIII de Inglaterra para que interviniera ante Francisco I y le requiriese esta plaza. El conocimiento de estas conversaciones por parte de los navarros fue decisivo para el reemplazo de la guarnición meses más tarde.

El asedio de la fortaleza[editar]

Beltrán de la Cueva y Toledo, III duque de Alburquerque, fue designado, el 23 de mayo de 1522, nuevo capitán general de Guipúzcoa, aunque ya ejercía el cargo con anterioridad, que con un aumento de tropas significativo procedentes de distintos lugares, entre 3000 y 4000 lansquenetes alemanes, y soldados reclutados en Castilla, la propia Navarra, Aragón, Vizcaya, La Rioja y Álava.

Ante las dificultades para defender el castillo de Behovia, el ejército francés decidió abandonarlo. Se realizó la retirada de forma correcta llevándose los cañones, armas y vituallas. Posteriormente se dispusieron distintas cargas explosivas para destruir sus murallas, pero sus mechas fueron apagadas por las tropas castellanas al mando del capitán Ochoa Sanz de Asua, que tomaron el castillo.

Dos días después se produjo la batalla del monte Aldabe o de San Marcial.

En julio de 1522, se decidió rendir la fortaleza por hambre. Al cabo de diez meses sin ser abastecida, comenzaron a producirse muertes por el hambre. Acudieron tropas francesas que, tras cruzar el Bidasoa, hicieron huir a las tropas imperiales, pudiendo abastecer la plaza y renovar la guarnición. Por esta razón fue destituido Beltrán de la Cueva, que fue sustituido por Íñigo Fernández de Velascocondestable de Castilla.

El control naval de la fortaleza permitió que el abastecimiento se pudiera mantener. Durante todo el asedio ondeó en la fortaleza la bandera roja de Navarra, a pesar de que los franceses intentaron imponer la suya.

En el invierno de 1523-1524 se organizó una gran ofensiva por parte del emperador Carlos I contra Francisco I, con la intención de ocupar Toulouse, la Baja NavarraBayona y Fuenterrabía. Esta campaña fracasó tras 24 días con la pérdida de una cuarta parte del ejército por causa de deserciones y enfermedades. Estas tropas se reagruparon y pasaron a engrosar el grueso del ejército que cercaba Fuenterrabía.

El 2 de febrero se inició el bombardeo de la fortaleza y comenzaron las negociaciones para la rendición. El 27 de febrero los franceses abandonaron la fortaleza, quedando en ella únicamente solados navarros, siendo el más señalado Pedro de Navarra, hijo del mariscal Pedro de Navarra que había resultado muerto en extrañas circunstancias, presumiblemente asesinado, en la prisión de Simancas en 1522.

El 29 de febrero de 1524 se otorgó el perdón a los navarros encerrados, con la condición de que en el plazo de dos meses se entregaran y otorgaran juramento y fidelidad a Carlos I. La plaza se rindió el 29 de abril.

Asedio de la fortaleza de Fuenterrabía
la Conquista de Navarra
Parte de Guerra Italiana de 1521–1526
Moret. Sitio de Fuenterrabía.jpg
FechaOctubre de 1521-abril de 1524
LugarCastillo de Fuenterrabía (Guipúzcoa)
Coordenadas43°21′45″N 1°47′29″OCoordenadas43°21′45″N 1°47′29″O (mapa)
ResultadoVictoria española
Beligerantes
Bandera del Imperio español Monarquía hispánicaBandera Navarra.svg Reino de Navarra
Pavillon royal de la France.svg Reino de Francia
Comandantes
Bandera del Imperio español Íñigo Fernández de VelascoPavillon royal de la France.svg Jacques D'Aillon
Bandera Navarra.svg Pedro de Navarra y de la Cueva







El sitio de Gibraltar de 1506 fue un fracasado asedio por parte de las tropas del duque de Medina Sidonia, contra la guarnición real de esta plaza española. Fue el décimo de los grandes sitios sufridos por Gibraltar.

Historia[editar]

Causas[editar]

Tras la conquista asidonense de Gibraltar de 1467, justificada mediante una donación del pretendiente "Alfonso XII", tanto este como del duque de Medina Sidonia fallecieron. El nuevo duque se apresuró a obtener del rey Enrique IV una merced similar que legitimara su situación. El monarca, buscando apoyos para recuperar el poder, se la concedió el 3 de junio de 1469. No contento, logró que el rey concediera a Gibraltar el Fuero de Antequera, consistente en la absoluta exención tributaria (20 de diciembre de 1470).

A la muerte de Enrique IV, en 1474, su hermana y heredera Isabel recabó apoyos para cimentar su posición en la Guerra de Sucesión que la enfrentaba con Juana la Beltraneja. Los Medina Sidonia fueron así gratificados con el Marquesado de Gibraltar (30 de septiembre de 1478). La ciudad permanecería bajo dominio asidonense 34 años, hasta que, ya bien asentados en su trono, los Reyes Católicos suprimieron el título el 22 de diciembre de 1501 y reincorporaron el territorio a los dominios realengos de la Corona de Castilla. El 2 de enero de 1502, Garcilaso de la Vega (padre), a la sazón comendador de Castilla, tomó posesión de la plaza y fue nombrado alcaide con 250 000 mrs de salario. En julio de ese año, la ciudad recibió sus armas. En 1504 murió Isabel la Católica, indicando en su testamento que Gibraltar debía permanecer en dominio de la Corona.

Despechado, el duque de Medina Sidonia, Juan Alonso Pérez de Guzmán, no cejaba en sus derechos, fundados en la donación de Enrique IV. Esperaba que el nuevo rey, Felipe el Hermoso, se la restituyese —y algunos historiadores de la casa de Medina Sidonia aseguran que así fue—, pero su súbita muerte acabó con tal esperanza. Aprovechando el caos provocado en Castilla por la muerte del rey, y creyéndose justificado para tomar el mismo posesión de la plaza, resolvió hacerlo por la fuerza.

El asedio[editar]

Primero intentó el Duque tomar la plaza pretendiendo atraerse a la población local, que durante tantos años había permanecido para su dominio. Pero no solo no lo logró, sino que puso a los gibraltareños en alerta sobre sus pretensiones. Por tanto levantó un ejército que puso al mando de su hijo Enrique para asediar la ciudad, intentando presionarla para rendirse.

Diego López de Haro —alcaide interino por ausencia de Garcilaso de la Vega— y los gibraltareños se aprestaron a la defensa, escribiendo al capitán general del reino de Granada, el Conde de Tendilla, para que acudiera en su socorro.

El duque de Medina Sidonia fue conminado a levantar el cerco, pero se negó, anunciando que informaría al rey Fernando Diego Deza, el arzobispo de Sevilla, que le había prometido resolver en su favor sus pretensiones sobre Gibralrar gracias a su buena relación con la familia real. Finalmente, esta esperanza, unida a los preparativos militares en su contra, le llevaron a levantar el bloqueo sin que hubiera derramamiento de sangre, que ambas partes intentaron evitar.

Consecuencias[editar]

En noviembre de 1506 la reina Juana y su consejo acordaron conceder a Gibraltar el título de "más leal ciudad" por su demostrada fidelidad en la denfensa contra los asidonenses. El duque de Medina Sidonia fue condenado a pagar los daños materiales causados por sus tropas a las propiedades de la población local, sin que se tuvieran en consideración sus reclamaciones sobre la propiedad de la plaza.






Comunero era quien, durante los años 1520 y 1521, participó en la revuelta de las Comunidades de Castilla. El nombre deriva del término "Comunidades", que aparece por primera vez en un escrito de protesta al rey Carlos I con motivo del desvío de impuestos:

...pedir al rey nuestro señor tenga por bien se hagan arcas de tesoro en las Comunidades en que se guarden las rentas de estos reinos para defenderlos, acrecentarlos y desempeñarlos, que no es razón Su Cesárea Majestad gaste las rentas de estos reinos en las de otros señoríos que tiene...


Origen social[editar]

La mayor parte de los comuneros procedían de los sectores sociales heterogéneos de las ciudades castellanas, aunque sus jefes pertenecían fundamentalmente a las capas medias de la población.2​ También hay que destacar figuras relevantes de la iglesia, como el Obispo Acuña, e incluso de la nobleza, como Pedro Girón y Velasco, que se unió a la causa comunera por interés y despecho.

El antagonismo entre los dos sectores económicos de la alta burguesía, los comerciantes y exportadores de lana, y los manufactureros, que deseaban incrementar la cuota de lana, a lo que se negaban los comerciantes, ya que eso abarataría los precios y ellos perderían su poder económico. A ello se sumaba el descontento de los conversos ante el temor de la Inquisición, las tensiones políticas y económicas existentes entre los grupos o clanes urbanos en las distintas ciudades castellanas, que no querían perder su dominio político en perjuicio de los otros.

Tras la derrota del movimiento comunero, el rey desea castigar con la máxima dureza a sus más destacados representantes, aunque estaba dispuesto a ser clemente. En el Perdón de 1522 se realiza una relación en la que quedan excluidos 293 comuneros en un listado encabezado por el mencionado Pedro Girón. El estudio de esta relación proporciona una idea bastante clara de quiénes eran los comuneros. En ella aparecían los jefes militares, los procuradores y funcionarios de la Junta o juntas locales, los eclesiásticos y demás personalidades relevantes por su participación. En conjunto, aunque en el listado aparecen todas las categorías sociales, la mayoría pertenecen a las capas sociales medias.

A raíz de la revuelta se comenzó a decir que los conversos habían sido los culpables. Sin embargo, aunque es cierto que entre los principales comuneros había conversos, esta idea no es unánime. Conversos de gran influencia económica, como Francisco López de Villalobos o Alonso Gutiérrez de Madrid, se opusieron de forma activa a los comuneros.2​ Tampoco hay que olvidar que entre los teóricos del movimiento se encontraban miembros del clero.

Figuras relevantes[editar]

Las figuras más conocidas del movimiento comunero son sin duda las de los tres primeros ajusticiados tras su derrota en la batalla de VillalarJuan de PadillaJuan Bravo y Francisco Maldonado. Los tres jefes militares fueron decapitados en Villalar, actualmente denominado Villalar de los Comuneros en su honor.

A continuación se indican algunos de los comuneros más destacados.

Nobles y caballeros[editar]

Los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo, de Antonio Gisbert Pérez. 1860. (Congreso de los Diputados de EspañaMadrid).
Estatua de Juan Bravo en Segovia.

Tercer estamento[editar]

Representantes de las ciudades y Villas.

Eclesiásticos[editar]

Los otros comuneros[editar]

Desde el siglo XVI hasta nuestros días han surgido distintos movimientos populares que han tomado el término comunero. Años más tarde del movimiento en Castilla, se reproduciría en ciertas zonas virreinales americanas, considerándose en algunos casos como los primeros movimientos independentistas de los virreinatos.

Siglo XVIII[editar]

Entre 1717 y 1735 tuvo lugar la Revolución Comunera del Paraguay. En los años 1780 se produciría el levantamiento denominado Insurrección de los comuneros en Nueva Granada. En este levantamiento, el término comunero se derivó del nombre de la junta de insurrección, "El Común". .,.,.,

Siglo XIX[editar]

Durante el Trienio liberal se organiza una sociedad secreta cuyo nombre, Comuneros, lo toman de la sublevación del siglo XVI. La sociedad trataba de ser una alternativa radical a los masones, y entre sus ideales estaban los de tratar de rescatar las luchas por las libertades. Su pensamiento puede catalogarse de democrático radical y republicano. Contaron con un periódico con el significativo nombre de El Eco de Padilla. En sus filas destacaron nombres como el de Juan Romero Alpuente o José María Moreno de Guerra. Cuando a partir de 1836 los partidos políticos comienzan a institucionalizarse en España, la sociedad dejó de tener peso en la sociedad.3

Ideología[editar]

El liberalismo del siglo XIX convierte en mártires a los jefes comuneros. Su derrota es considerada como el comienzo de la decadencia y el fin de las libertades y de la independencia. Esta imagen progresista dada por los liberales se impuso durante más de un siglo, hasta que en 1898 Ganivet sugiere la tesis que sería desarrollada más tarde por Gregorio Marañón. Según ella, las ideas progresistas fueron las de Carlos V, preocupado por la apertura de España a las modernas ideas europeas. Los comuneros representarían la resistencia al cambio, aferrados a las viejas costumbres. Manuel Azaña y Noël Salomon criticaron las ideas de Ganivet y volvieron a aceptar la interpretación liberal. Sin embargo, más tarde, la autoridad del doctor Marañón zanjó la discusión dando la razón a Ganivet.

Estas dos imágenes contrapuestas siguen teniendo actualmente sus defensores y detractores. Para Joseph Pérez4​ detrás de la ideología comunera había intereses económicos opuestos y considera que los comuneros pertenecían mayoritariamente a las capas medias que se levantaron contra la nobleza y el poder real. 

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