SIGLO XV EN ESPAÑA
El intento de asesinato del rey Fernando el Católico tuvo lugar en Barcelona, Principado de Cataluña, el 7 de diciembre de 1492. El autor del atentado fue un campesino remensa que actuó por su cuenta. Días después fue ejecutado en Barcelona por desmembración y el resto de su cuerpo quemado en la hoguera. Según Jaume Vicens Vives, esta «tentativa de asesinato cometida en diciembre de 1492 por el payés Joan de Canyamás en la escalinata del palacio real de Barcelona» constituye «quizá la última nota» del «ciclo sangriento» secuela de la segunda guerra remensa finalizada en 1485, y a la que siguió la aprobación por el rey Fernando de la Sentencia Arbitral de Guadalupe de 1486 que puso fin al conflicto remensa.
El intento de asesinato[editar]
Después de muchos años de ausencia del Principado de Cataluña, el rey Fernando II de Aragón, acompañado de su esposa la reina Isabel de Castilla, había entrado en Barcelona el 22 de octubre de 1492. Mes y medio después, el 7 de diciembre, fue objeto de un intento de asesinato por parte de un payés del Vallés, a quien un testigo presencial calificó de «loco imaginativo y malicioso» y que no figuraba en la lista de los condenados por la Sentencia arbitral de Guadalupe. En el momento del intento de asesinato el rey salía del palacio Real donde acababa de mantener una reunión con los síndicos campesinos encargados de la aplicación de la sentencia arbitral de Guadalupe. Según Vicens Vives, probablemente «Juan de Canyamás aprovechó tal oportunidad para mezclarse con los síndicos y llegar a las inmediaciones del rey y asestarle su rudo golpe, lo que explicaría la facilidad que tuvo para descargar la cuchillada». Al parecer llevaba la espada corta escondida bajo la capa y según las crónicas de la época solo faltó un «hilo de araña» para que le cortara la cabeza al rey ―le hizo una herida que iba desde la oreja hasta la espalda―. Unos mozos le agarraron el brazo al asesino para que no lo intentara de nuevo y lo apuñalaron tres veces, hasta que el rey reaccionó y les dijo que no lo mataran. El rey herido y medio desmayado fue conducido al Palacio mientras se llamaba a «tots los físichs e chirugians d’esta ciutat per medicinar-li la naffra» (‘todos los médicos y cirujanos de la ciudad para curarle la herida’). Se llegó a temer por su vida pero el rey logró recuperarse.23
En un principio se pensó que el atentado formaba parte de un complot y así lo creyeron la reina Isabel y los nobles castellanos del séquito real. Entendían que «la traición era de la ciudad hecha pensada y que toda la ciudad era contra ellos», según relata el cronista castellano Andrés Bernáldez. Según este mismo cronista, cuando el asesino fue interrogado en la cárcel a donde fue conducido «confesó que havia envidiado al Rey por sus buenas venturas; y confesó que el diablo le decía cada día a las orejas: ‘Mata a este rey, y tu serás rey, que este tiene lo tuyo por fuerza'». Tras esta declaración se concluyó que había actuado solo y ni el rey ni nadie atribuyeron el atentado a los remensas.45 El 12 de diciembre fue sacado de la prisión y conducido por toda la ciudad desnudo ligado a un palo siendo mutilado brutalmente durante el recorrido y finalmente fue apedreado y lo que quedaba de su cuerpo quemado en la hoguera.6 Así lo contó el cronista Bernáldez:6
Primeramente le cortaron la mano con que dio al Rey, y luego con tenazas de hierro ardiendo le sacaron una teta, y después le sacaron un ojo, y después le cortaron la otra mano, y luego le sacaron el otro ojo, y luego la otra teta, y luego las narices, y todo el cuerpo le abocadaron los herreros con tenazas, y fuéronle cortando los piés, y después que todos los miembros le fueron cortados, sacáronle el corazón por las espaldas.
La Biga y La Busca eran los dos bloques políticos principales en que estaba dividida la burguesía barcelonesa durante el siglo XV. La Busca fomentó un modelo anárquico basado en el acceso a los cargos públicos por la fuerza (método denominado "ad baculum" ) mientras que la Biga intentó gobernar conforme a las costumbres romanas.
Historia[editar]
En Barcelona, la crisis económica en el ámbito mediterráneo, favoreció la adopción de medidas proteccionistas hacia 1425. Sin embargo, su aplicación requirió vencer la resistencia de la oligarquía urbana o ciutadans honrats (ciudadanos honrados).
Las protestas y motines se sucedieron durante algún tiempo, ante lo cual se adoptaron una serie de cambios y reformas. Los mercaderes y menestrales propusieron algunas medidas entre las que se incluían: la devaluación monetaria, la prohibición de la importación de productos, la mejora de la producción textil y los impuestos a los extranjeros. Los ciutadans honrats proponen medidas más limitadas como los trabajos públicos para atenuar el desempleo.
A partir de 1450 la intransigencia de este último grupo y su resistencia a las reformas provocaron una crisis política y la división en dos bloques políticos opuestos: la Biga y la Busca:
- la Biga ('la viga', por analogía a la pieza de madera que soporta un edificio o estructura), estaba integrada por la mayoría de ciutadans honrats y algunos mercaderes, importadores de telas de lujo. Este grupo social se considera, actúa y vive como un grupo nobiliario: poseían tierras, castillos y derechos señoriales y vivían de rentas. Además tenían el control del poder municipal y se oponían a los sectores vinculados con la economía productiva.
- la Busca ('la astilla'), en oposición a la Biga fue el partido de los mercaderes, artesanos que aspiraban a controlar el poder municipal para hacer cumplir los privilegios, libertades y costumbres otorgados al pueblo de Barcelona. Deseaban la devaluación monetaria y medidas proteccionistas.
Alfonso el magnánimo mantuvo ante estos dos grupos una postura ambigua, ya que tenía necesidades de financiación y aceptó dinero tanto de miembros de la Busca o buscaires como de miembros de la Biga o bigaires. Además este monarca pretendía, como los otros reyes del siglo XV, imponer su autoridad sobre las cortes catalanas y sobre la nobleza.
Tal como estaba organizado el sistema de elección de los cargos municipales, resultaba imposible el acceso a los mismos de los miembros de la Busca, a menos que mediase intervención del rey.
Bajo el reinado Alfonso el magnánimo, la monarquía como la Busca tenían coyunturalmente como enemigo común a la oligarquía urbana representada por la Biga. Esta oligarquía se oponía tanto a las pretensiones de preeminencia de la monarquía como a la política reformista de los buscaires. Esa situación llevó a una alianza coyuntural de la monarquía y la Busca y así, Alfonso el magnánimo, que se encontraba en Nápoles, encarga la resolución del conflicto entre las dos facciones a uno de sus lugartenientes generales, primero a la reina María y más tarde a Galcerán de Requesens. Los buscaires se agrupan en el Sindicat dels Tres Estaments ('Sindicato de los tres estamentos') en 1452, pero aún a pesar de que estaban bien organizados continuaban sin tener acceso al poder municipal.
El 30 de noviembre de 1453 el lugarteniente general Requesens suspendió las elecciones a consellers ('consejeros') y nombró una nueva conselleria formada por buscaires. Con este cambio de gobierno se lograron implantar medidas tradicionalmente reivindicadas por la Busca: medidas proteccionistas, devaluación de la moneda, saneamiento de la administración municipal y favorecimiento de los productos propios frente a los importados. Para dar cobertura legal a este gobierno, Alfonso, concedió un privilegio de regulación de la ciudad en 1455 que repartía de manera fija la composición de los órganos de gobierno municipal entre los diversos estamentos:
- Los jurados del Consejo de Ciento, que siempre serían 128, se repartían en cuatro grupos de 32, cada uno formado por miembros de un estamento (ciudadanos honrados, mercaderes, artistas y menestrals).
- En Trentari, formado por 32 miembros, se dividía en cuatro grupos de ocho, uno para cada estamento.
- El poder ejecutivo se distribuía así: el conseller en cap y el conseller segon eran ciudadanos honrados, el conseller tercer era mercader, el conseller quart era artista y el conseller cinquè era menestral.
El programa de cambios promovidos por la Busca no tuvo el éxito debido a la oposición feroz de la Biga y la preeminencia que se había dado en el reparto de cargos hacia consejeros de la Biga respecto a consejeros de la Busca. Y en 1462 estalló la guerra civil catalana (1462-1472) al final de la cual la Biga recuperó el poder. La capitulación de Pedralbes de 1472 no castigaba a los instigadores, con el fin declarado de lograr una paz perdurable.
Posteriormente Fernando II de Aragón reformará el Consejo de Ciento.
La oligarquía cargó contra los buscaires de la Biga por la decadencia de Barcelona y en 1497, un magnate de la ciudad escribía:
Hace 44 años, que, por soberbia y otros vicios, el pueblo se ha rebelado contra los prohombres de la ciudad, y los más ricos han tenido que huir. Desde entonces, el comercio ha emigrado a Valencia, de forma, que hoy Barcelona es casi una ciudad muerta si se la compara con lo que era antes.
Hug Roger III de Pallars-Mataplana y Cardona (en catalán, Hug Roger III de Pallars-Mataplana i Cardona) (1430 - Játiva 1503, 1505 o 1508)123 fue el capitán general del ejército del Consell del Principado de Cataluña4 durante la Guerra Civil Catalana (1462-1472). En dicha contienda luchó en el bando de la Generalidad de Cataluña, enfrentándose al rey de la Corona de Aragón Juan II el Grande. Fue el último conde de Pallars Sobirá (1451 - 1491) y señor de la baronía de Ponts (1478-1491).
Hug Roger III de Pallars Sobirá | ||
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Conde de Pallars Sobirá | ||
Ejercicio | ||
1451-1491 | ||
Predecesor | Arnaldo Rogelio IV de Pallars Sobirá | |
Sucesor | Juan Ramón Folch IV de Cardona | |
Información personal | ||
Nombre secular | Hug Roger III de Pallars-Mataplana i Cardona | |
Otros títulos | Barón de Ponts | |
Fallecimiento | 1503, 1505 o 1508 Játiva | |
Profesión | Militar | |
Familia | ||
Padre | Arnaldo Rogelio IV de Pallars Sobirá | |
Madre | Juana de Cardona | |
Cónyuge | Catalina Albert y de Cardona | |
Descendencia | Isabel y Joana | |
Información militar | ||
Lealtad | Generalidad de Cataluña | |
Fuerza | Hueste del Consejo del Principado de Cataluña | |
Conflictos | Guerra Civil Catalana | |
Rango militar | Capitán general | |
![]() Escudo de Hug Roger III de Pallars Sobirá |
Biografía[editar]
Era hijo de Arnau Roger IV de Pallars Sobirá y de Juana de Cardona. En 1478 se casó con Catalina Albert y de Cardona, hija del noble rosellonés Felip Albert. Tuvo dos hijas ilegítimas: Isabel y Juana.5
Guerra Civil Catalana[editar]
Encabezó la facción antijuanista que en febrero de 1462 se fue haciendo con el control del Consell del Principat frente al grupo realista liderado por el arzobispo de Tarragona Pedro de Urrea.6
Una vez controlado el Consell del Principat, este organismo decidió el 5 de marzo, a propuesta entre otros de Hug Roger, formar un ejército para acabar con la rebelión remensa y con todos los que «tratan contra la Capitulación», usurpando así las prerrogativas de la Lugarteniente General de Cataluña, la reina Juana Enríquez.789
El propio Hug Roger fue nombrado para comandar este ejército reclutado por orden de la Diputación del General de Cataluña y el 23 de mayo de 1462 salió de Barcelona en dirección a Gerona con el propósito de acabar con la revuelta remensa, pero también con la finalidad de apoderarse de la reina y del «primogénito» el príncipe Fernando, que se encontraban en esa ciudad.10
A primera hora de la tarde del 6 de junio, domingo de Pentecostés, el ejército al mando de Hug Roger, llegaba a las murallas de Gerona y poco tiempo después conseguía entrar en la ciudad.11 Once días más tarde, el 17 de junio, día del Corpus Christi, tuvo lugar el intento del asalto a la Força Vella, donde se habían refugiado la reina, el «primogénito» y su séquito, pero los asediados consiguieron rechazar los ataques.12 Tras este fracaso Hug Roger recurrió a otras formas de hacerse con la Força pero ninguna funcionó.13
Finalmente los asediados de la Força Vella fueron liberados el 23 de julio de 1462 por un ejército enviado por el rey Luis XI de Francia, aliado del rey Juan II de Aragón, y a cuyo frente se encontraba Gaston IV de Foix, yerno del rey aragonés. Gaston IV de Foix entró en Gerona sin combatir ya que las fuerzas de Hug Roger, muy inferiores en número ―el ejército de la Diputació del General se había reducido a unos 700 hombres a causa de la desbandada general―, se habían retirado a Hostalrich ante la noticia de la inminente llegada de los «piteus» ―junto con el de «gavatxos», nombre despectivo con el que nombran a los franceses los documentos catalanes de la época―.1415
Un mes después del levantamiento del asedio de la Força Vella de Gerona el ejército de Gastón de Foix se dirigió a Barcelona para iniciar su asedio.16 En su avance hacia el sur fue hostigado desde la costa por el ejército de Hug Roger que evitó un choque frontal dada su notable inferioridad e intentando conseguir llegar a Barcelona intacto para ayudar en su defensa.17 18
Dos años y medio después, en febrero de 1465, tuvo lugar la batalla de Calaf en la que la victoria fue para el bando realista y los capitanes rebeldes fueron hechos prisioneros, entre los que se encontraba Hug Roger. El rey Juan II decidió perdonarles la vida, pues, como ha señalado Jaime Vicens Vives, «por sentimiento o cálculo, se propuso ser rey de todos los catalanes» y actuó de la misma forma que tras la toma de Lérida.19 Sin embargo, Hug Roger incumplió su palabra de no volver a tomar las armas tras ser liberado y así cuando la guerra civil catalana terminó con la capitulación de Pedralbes en la que los jefes militares que habían servido en el ejército de la Generalitat fueron tratados con clemencia ―solo tuvieron que prestar vasallaje al rey, acto que realizaron el 7 de noviembre de 1472―, no fue perdonado.20
Continuación de su enfrentamiento con la monarquía[editar]
Tras quedar fuera de la Capitulación de Pedralbes Hug Roger se retiró a sus territorios del condado de Pallars Sobirá y desde allí continuó con la lucha contra las fuerzas del rey Juan II. Para ello se alió con el rey Luis XI de Francia, en ese momento enfrentado a la Corona de Aragón, y reclutó bandas de mercenarios al otro lado de los Pirineos para que actuaran en las comarcas vecinas, especialmente las que estaban bajo la jurisdicción de los señores de Urgell y de Castellbó. En 1477 Hug Roger aceptó una tregua pero esta no condujo al final de las hostilidades.21
Un año después de la muerte de Juan II en 1479 se produjo la reconciliación de Hug Roger con su hijo y sucesor el rey Fernando II de Aragón gracias a la mediación de las Cortes Catalanas, a pesar de que el nuevo rey cuando tenía nueve años de edad había sido uno de los asediados de la Força Vella en junio-julio de 1462. El rey confiaba en que el conde Hug Roger «se dispondrá a servirnos con toda fidelidad y amor» y a cambio le prometía otorgarle «favores y honores» y además le dispensaba de la humillación que supondría para él presentarse ante el rey para rendirle personalmente homenaje.22
Pero la concordia solo duró cuatro años porque Hug Roger volvió a rebelarse a mediados de 1484 ―«Hug Roger, héroe de tragedia, parecía tener el demonio en el cuerpo», comentan Santiago y Jaume Sobrequés―. Entonces el rey Fernando ordenó al conde de Cardona que, «por quanto nos de aquà [el rey se encontraba en Córdoba] no podemos fazer pronto aquella provisión», ocupara el condado de Pallars y entregara a Hug Roger, en su nombre, al Lugarteniente General de Cataluña, el infante Enrique de Aragón. En la orden el rey justificaba la decisión, «considerados los grandes robos y males que el dicho conde de Pallás e sus gentes… han fecho e fazen a nuestros súbditos desse Principado… y assí mesmo por algunas vehementes sospechas y recelos que teníamos e aún tenemos en aquellas fronteras...» por lo que «deliberamos haver e tomar en nuestras manos e poder todas las dichas fortalezas, castillos, villas y lugares del dicho condado de Pallars».231
El conde de Cardona, acompañado por su hijo el condestable de Aragón, actuó inmediatamente y a finales del año 1484 ya había tomado Salás de Pallars. En 1486 murió el conde de Cardona, asumiendo el mando de las operaciones su hijo, quien en 1488 consiguió obligar a Hug Roger a cruzar los Pirineos y refugiarse en los territorios de su amigo, el vizconde de Narbona. Mientras tanto, la esposa de Hug Roger Catalina Albert, resistió un durísimo asedio de tres años en el castillo de Valencia d'Aneu, que controlaba los accesos hacia el Valle de Arán. Tras su rendición en junio de 1491 ―Catalina Albert marchó a Francia para reunirse con su marido― el rey Fernando concedió el condado de Pallars al conde de Cardona con el título de marqués e hizo pública una sentencia en la que declaraba reos de muerte, con confiscación de sus bienes, a Hug Roger y a su esposa.241
Sin embargo, Hug Roger, que contaba con más de sesenta años de edad, siguió hostigando la frontera del Principado desde Francia intentando recuperar el condado de Pallars. En 1494 llegó a prometer al rey Carlos VIII de Francia que si le proporcionaba los medios necesarios conquistaría para él Gerona, Castelló d’Empúries y Besalú. Más tarde Hug Roger pasó a Italia para seguir combatiendo allí al rey Fernando, pero fue hecho prisionero por el Gran Capitán que lo encarceló en el Castel Nuovo de Nápoles para después trasladarlo a Barcelona donde le fue conmutada la pena de muerte por la condena a cadena perpetua. Cumplió su pena en el castillo de Játiva donde murió al poco tiempo, en 1503 ―según Hernández Cardona murió en 1505 y según otras fuentes en 1508―1.2 «Solo la muerte fue piadosa con él, ahorrándole el sufrimiento físico y moral de un largo cautiverio. No dejó hijos ni descendientes directos (hasta en eso fue desgraciado), y así, miserablemente, se extinguió el último de los linajes condales soberanos de Cataluña».
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