SIGLO XV EN ESPAÑA
Los enfrentamientos de Becerril de Campos y Palacios de Meneses fueron una serie de escaramuzas de la Guerra de las Comunidades de Castilla que tuvieron lugar en ambas localidades terracampinas entre el 15 y el 18 de abril de 1521. En ellas se enfrentaron las tropas realistas dirigidas por Iñigo Fernández de Velasco, condestable y virrey de Castilla, y las comuneras, a cuyo frente se encontraba Juan de Figueroa. Ambas contiendas fueron ganadas por el bando leal y constituyeron el preludio de la decisiva victoria obtenida pocos días después en Villalar.
Enfrentamientos de Becerril de Campos y Palacios de Meneses | ||||
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Parte de Guerra de las Comunidades de Castilla | ||||
![]() Mapa que representa el recorrido del Condestable de Castilla por las aldeas de las behetrías. | ||||
Fecha | 15 y 18 de abril de 1521 | |||
Lugar | Becerril de Campos y Palacios de Meneses | |||
Resultado | Victoria realista | |||
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Entrada en Castrojeriz y Torquemada[editar]
El 8 de abril de 1521 el condestable de Castilla Iñigo Fernández de Velasco abandonó Burgos y marchó hacia el sur al frente de un ejército compuesto por 3.000 infantes, 600 lanzas, dos cañones, dos culebrinas y cinco piezas ligeras de artillería.1 Dos días más tarde entró en Castrojeriz y conminó a los pueblos cercanos a «rescatar» su rebeldía mediante la entrega de 300 ducados y de todas las armas que estuviesen en su poder.2nota 2 Torquemada hizo caso omiso al requerimiento, por lo que el 13 de abril el condestable irrumpió en la villa e impuso a los vecinos una contribución de 1000 ducados, aunque luego se la redujo a la mitad por estar algo empobrecidos.3
Mientras tanto Palencia, preocupada por el rumbo que tomaban los acontecimientos, lanzó una angustiosa llamada a la Santa Junta: el ejército realista no distaba más que tres leguas de la ciudad. Al día siguiente llegó a solicitar en la comarca la presencia del mismísimo Juan de Padilla. Por esos días, sin embargo, el capitán toledano se hallaba acuartelado en Torrelobatón sin decidirse a emprender una nueva ofensiva.
Toma de Becerril de Campos[editar]
El 14 de abril el capitán general de Palencia, Juan de Figueroa, junto con Juan de Luna y Antonio de San Roman, partió con sus tropas a Becerril de Campos. El condestable, por su parte, se presentó ante la villa al día siguiente e instaló su campamento sobre el campo de Mazariegos. Cuando la localidad comunicó su negativa a colaborar con la provisión de bastimentos al ejército, Velasco ordenó iniciar el ataque con la artillería.4 Tres horas duró el combate, durante el cual la villa fue saqueada a tal punto que el 6 de mayo de 1521 los virreyes castellanos decidieron amnistiarla completamente. Los capitanes Juan de Figueroa y Juan de Luna quedaron prisioneros dentro de la iglesia en la que habían buscado asilo, y similar suerte corrió el palentino Antonio de San Román.nota 3 El cronista Prudencio de Sandoval apunta que a raíz de este enfrentamiento se volvió popular un canto que decía:nota 4
Becerril de Campos, madre, no quiere ser del Condestable.6
Los ruidos de los disparos artilleros motivaron a Palencia a enviar 1000 hombres más en socorro de Becerril, que suponían sitiada, todos los cuales partieron a las cuatro de la tarde llevando el pendón de la ciudad. Dos horas después, marcharon con el mismo objetivo 150 peones de Dueñas y 500 de Palencia. 7
Al pasar por Villaumbrales, el primer grupo recibió la noticia de la victoria del Condestable y suspendió la marcha, para luego devolver el pendón a la ciudad. Mientras tanto, en Becerril de Campos la represión comenzó a caer sobre los vencidos: varias ejecuciones se sucedieron al avance triunfal del condestable.1
Escaramuzas en Palacios de Meneses o Palacios de Campos[editar]
Después de este episodio, el 18 de abril el condestable entró sin dificultades en Palacios de Meneses y obligó a los vecinos a entregar sus armas y a aportillar la cerca. La guarnición comunera de 150 soldados abandonó la villa antes de su llegada, pero en la retirada se encontró con Juan de Acuña, al frente de cincuenta lanzas. De la escaramuza sesenta escopeteros resultaron muertos, y todo el resto sin excepción fue hecho prisionero.8 Pocos días después el condestable se reunió en Peñaflor de Hornija con el grueso de las tropas, las mismas que el 23 de abril asestarían una derrota definitiva a los comuneros en el episodio conocido como batalla de Villalar.
Batalla de El Romeral
Batalla de El Romeral | ||||
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Parte de Guerra de las Comunidades de Castilla | ||||
Fecha | 12 de marzo de 1521 | |||
Lugar | El Romeral, Toledo | |||
Resultado | Incierto, probable victoria realista | |||
Beligerantes | ||||
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La batalla de El Romeral fue un enfrentamiento armado de la Guerra de las Comunidades de Castilla que tuvo lugar el 12 de marzo de 1521 en la localidad toledana de El Romeral, sobre el paraje de las Atalayuelas, entre las tropas comuneras de Antonio de Acuña y las realistas comandadas por el prior de San Juan, Antonio de Zúñiga.23
Acuña había recibido informaciones sobre la presencia del prior cerca de Corral de Almaguer, por lo que salió tras él buscando el enfrentamiento. El enemigo se replegó entonces a Tembleque y aprovechó la tregua tácita que ambos bandos habían acordado en el reino de Toledo para lanzar una ataque de imprevisto en El Romeral, sobre el paraje de las Atalayuelas.4 Los cronistas se dividen a la hora de darle un vencedor a la batalla. Según el humanista Juan Maldonado, Acuña habría triunfado y quedado «dueño del campo», mientras que Pedro Mejía presupone su derrota a manos de los realistas.5 Las mismas dificultades se ofrecen para determinar las bajas. Se llegó a hablar de seiscientas, setecientas o incluso mil muertes entre las filas rebeldes —y veinte o veinticinco para los realistas—,1 pero todo indica de que las cifras fueron mucho menores. Las Relaciones Topográficas de Felipe II, en cambio, mencionan 57 muertos y más de 200 heridos y afirman además que ambos ejércitos se retiraron (el comunero a Lillo y el realista a La Guardia) sin poder despojar el campo contrario.6 Por otras fuentes sabemos también que Acuña recibió dos heridas, de pica y de escopeta,1 y que a sus soldados les fueron tomados alrededor de cuatro piezas de artillería —y no trece como se dijo en un primer momento— y cuatro banderas de infantería.7 Idéntica cantidad de heridas recibió el prior.
Lo cierto es que aunque si probablemente fue el prior de San Juan quien salió victorioso en esta batalla, Acuña se esforzó por demostrar lo contrario. De hecho, su posición fue defendida a punta de cuchillo por un estudiante de la Universidad de Alcalá, Florián de Ocampo, y en Valladolid y Torrelobatón los comuneros organizaron grandes manifestaciones y juegos públicos para festejar lo que creían un importante triunfo del obispo. Incluso se llegaron a repartir panfletos en las zonas rurales que afirmaban que Acuña se había salvado gracias a un milagro divino, y que por tanto era él el auténtico vencedor de la contienda. La propagación de estos rumores le permitió a Antonio de Acuña reemprender con nuevo ánimo su marcha por las localidades del arzobispado de Toledo,5 pero en Ocaña los vecinos, cuando vieron los muertos y heridos que les había causado el prior de San Juan en la batalla, volvieron a la obediencia regia «y entregaron a los mochachos el capitán que allí estaba de parte de la Comunidad y después le quemaron».1
Posteriormente a principios de 1522, por su participación en la batalla al frente del capitán Gonzalo Collado, Corral de Almaguer recibió del monarca Carlos I el renombre de «Leal» y la merced de cierta cantidad de sal de las salinas de Belinchón.
Sitio del Alcázar de Madrid
Sitio del Alcázar de Madrid | ||||
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Parte de Guerra de las Comunidades de Castilla | ||||
![]() Grabado del Alcázar de Madrid antes de la ampliación emprendida por Carlos I en 1537. | ||||
Fecha | Julio-31 de agosto de 1520 | |||
Lugar | Madrid, Corona de Castilla | |||
Coordenadas | 40°25′05″N 3°42′51″OCoordenadas: 40°25′05″N 3°42′51″O (mapa) | |||
Conflicto | Asedio | |||
Resultado | Victoria comunera | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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El sitio del Alcázar de Madrid fue el asedio de la fortaleza de dicha ciudad por los comuneros, durante julio y agosto de 1520.
Cuando en junio de 1520 estalló la revuelta comunera en Madrid, la esposa e hijos del alcaide del Alcázar Francisco Vargas se refugiaron en la fortaleza bajo la protección del teniente Pedro de Toledo.1 El 21 de junio este firmó una tregua mutua con la Comunidad local, tregua que los diputados de las parroquias refrendaron al día siguiente 2 y por la cual Pedro de Toledo se comprometió tanto a no hostigar a la población como a no reforzar la guarnición del Alcázar.3
Conforme evolucionaba la situación militar y política en la meseta castellana, Madrid se convenció de que debía liberarse de la amenaza que suponía el Alcázar. Así, en el mes de julio la ciudad inició el asedio a la fortaleza aislando a la guarnición y cortando las vías de aprovisionamiento de víveres y armas. Toledo, por su parte, colaboró enviando al regidor Gonzalo Gaitán al frente de quinientos hombres y treinta lanzas.4
María de Lago tomó la defensa de la fortaleza en sus manos durante un espacio de dos meses. La llegada a Madrid de Diego de Vera parecía una buena oportunidad para incorporar refuerzos, pero el jefe de la expedición de Yerba rehusó acudir en su ayuda. Ante las críticas del licenciado Vargas, el regente Adriano de Utrecht salió en defensa del capitán afirmando que no hacía más que cumplir sus órdenes:
Mas según lo que puedo entender daquello el mesmo Diego de vera no tiene culpa ninguna en ello, [porque] yo le screui con parecer de todos los del consejo que no hiziese cosa alguna a fuerza darmas.Carta del cardenal Adriano al rey, fechada el 4 de enero de 1521.5
Finalmente, tras el incendio de Medina del Campo por los realistas y el licenciamiento de las tropas reales, la esposa de Vargas perdió toda esperanza de recibir refuerzos y el 31 de agosto entregó la fortaleza al bachiller Gregorio del Castillo. La capitulación 6 acordó que:7 1
- Los defensores podrían recoger los bienes que tuviesen dentro del Alcázar y salir libremente de la ciudad sin recibir afrenta o agravio alguno, aunque haciéndose responsables de los daños.
- Los prisioneros resultantes de los enfrentamientos, tanto de una parte como la otra, serían liberados.
- La ciudad tomaría posesión de todas las armas, incluida la pólvora, que hubiese dentro de la fortaleza.
- Los parientes exiliados del licenciado Vargas podrían sentirse libres de regresar a sus casas de manera pacífica y los sucesos ocurridos no deberán impulsar a la venganza a ninguna de las dos partes.
Algunos comuneros madrileños, temiendo que el Alcázar fuese entregado al duque del Infantado, propusieron la idea de confiarlo a cuatro o cinco labradores. Finalmente, nada de esto se llevó a la práctica.
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