HISTORIA MEDIEVAL - SIGLO IX
San Eulogio (800-Córdoba, 11 de marzo de 859) fue un clérigo mozárabe. Es conocido por haber alentado el martirio voluntario de unos cincuenta mozárabes de Córdoba. Él mismo murió ejecutado en el año 859.
Biografía[editar]
Nació en torno al año 800 en Córdoba en el seno de una familia de carácter senatorial. Recibió su primera formación en el colegio sacerdotal de la basílica de San Zoilo, situada en el barrio de los Tiraceros. Después se integró en la escuela del abad Speraindeo, el maestro santo y sabio que necesitaba, y "que en aquel tiempo endulzaba de prudencia a todos los límites de la Bética". Aquí coincidió con Paulo Álvaro, más conocido como Álvaro de Córdoba, perteneciente a una de las familias más distinguidas de Colonia Patricia, con quien le unirá una amistad que durará hasta la muerte. Álvaro fue el primer biógrafo de San Eulogio, con la: Vita vel passio Divi Eulogii (860). En ella habla del linaje senatorial de su amigo, del encanto de su trato, de la gracia de su mirada, de la suave claridad de su ambiente y de la bondad e inocencia que se escondían en su cuerpo menudo.
Ordenado sacerdote, repartió su vida entre la contemplación dentro de los monasterios próximos a la ciudad y la cura pastoral. Su celo era tal que, como dice su biógrafo, "tenía gracia para sacar a los hombres de su miseria y sublimarlos al reino de la luz".
En 848 emprendió un viaje hacia Francia, pero al querer atravesar por la Marca Hispánica, encontró dificultades debido a la rebelión de Guillermo de Septimania contra el rey de Francia Occidental Carlos el Calvo. Intentó entonces pasar a Aquitania a través de Pamplona, pero allí también se estaba produciendo el levantamiento del conde García Ennecones o Íñiguez. Acogido por el obispo de Pamplona Gilesindo, comenzó a viajar por los monasterios pirenaicos para difundir entre las autoridades eclesiásticas mozárabes de al-Ándalus importantes obras de la cultura cristiana y occidental. En Leyre halló una Vida de Mahoma que contenía debates teológicos cristianos;2en San Pedro de Siresa, ya en Aragón, descubrió obras de tradición grecolatina que no habían sido conservadas en la Córdoba del Califato, como la Eneida, poesía de Horacio y Juvenal, fábulas de Aviano o La ciudad de Dios de San Agustín, que a partir de ese momento formaron parte de la cultura hispánica andalusí.3 Regresó siguiendo el camino de Zaragoza, Bílbilis (Calatayud), Arcóbriga, Sigüenza y Compluto (Alcalá de Henares), deteniéndose en Toledo junto al obispo Wistremiro, para cuya sede vacante será elegido Eulogio más tarde (858) como metropolitano. Este viaje fue sumamente útil al sacerdote cordobés. Recogió experiencias, descubrió la mentalidad de los cristianos independientes del poder musulmán y pudo enriquecer las escuelas de Córdoba con libros latinos que no se encontraban en la España musulmana.
Eulogio, al igual que su maestro y amigo Álvaro de Córdoba, compuso una serie de obras en las que hizo una exaltación del martirio. Ambos estaban convencidos de que los cristianos en Al-Ándalus estaban viviendo unos «tiempos mortíferos» ante los que la única alternativa que cabía era el morir por su fe, poniendo así de relieve los errores del islam. Como ha señalado Eduardo Manzano Moreno, «el espejo en el que Eulogio se contemplaba era el de los mártires de la primera época y su esperanza residía en la posibilidad de generar un movimiento que fuera incontenible como el que en los primeros tiempos había obligado a los emperadores romanos a tener que ceder ante el cristianismo». Eulogio consiguió convencer a varias decenas de cristianos de Córdoba para que se presentaran ante el juez musulmán (cadí) y profirieran insultos contra la religión musulmana y el profeta Mahoma, teniendo la seguridad de que serían condenados a muerte porque la ley islámica prohíbe la blasfemia contra el Profeta y su religión. Así fueron ajusticiados unos cincuenta mozárabes cordobeses, entre los que se encontraban Aurelio y su esposa Sabigoto que fueron convencidos por Eulogio para que emprendieran el martirio con la promesa de que así alcanzarían el Paraíso —y ello a pesar de que tenían dos hijas de corta edad, a las que dejaron huérfanas—.1
A causa de su defensa del movimiento martirial mozárabe padeció prisión junto con el obispo Saulo. En la cárcel desde el comienzo del otoño, escribió parte del Memorial de los Santos, una larga carta al obispo de Pamplona fechada el 15 de noviembre, y el Documento martirial, dedicado a las santas Flora y María, también en prisión como él. El 29 de noviembre de 851 Eulogio era liberado de la cárcel.
Con la sucesión en el trono omeya de Muhammad I en septiembre del 852 se endurecieron las medidas contra los cristianos. Eulogio, vigilado siempre, se veía obligado a cambiar constantemente de morada, siendo detenido a principios del 859 por haber ayudado a ocultarse a una joven llamada Leocricia (también conocida como Lucrecia),4 hija de padres musulmanes, que había sido convertida por la monja Liliosa. Lucrecia y Eulogio fueron llevados ante el juez. El prestigio personal de Eulogio y su dignidad de obispo electo de Toledo hicieron que el juicio se desarrollara ante el emir, el cual tuvo que oír de sus labios una defensa ardiente del cristianismo. Se intentó conseguir de él aunque fuese un simulacro de retractación: "Pronuncia una sola palabra y después sigue la religión que te plazca", le dijo uno de los que rodeaban al emir, pero él siguió disertando acerca de las promesas del Evangelio. En vista de esto fue condenado a decapitación. "Este -dice Álvaro- fue el combate hermosísimo del doctor Eulogio, éste su glorioso fin, éste su tránsito admirable. Eran las tres de la tarde de un sábado, 11 de marzo de 859". Su cuerpo fue sepultado en la basílica de San Zoilo.
Tras su muerte el movimiento martirial mozárabe cordobés prácticamente despareció.1
En diciembre de 883, Alfonso III el Magno obtuvo del emir Muhammad I sus reliquias y las de Santa Leocricia. El encargado de la petición y del traslado fue el presbítero toledano Dulcidio. Colocadas en la Cripta de Santa Leocadia en la catedral de Oviedo en enero de 884, fueron trasladadas a la Cámara Santa en 1303, y allí se veneran.
Obras[editar]
En la cárcel escribió varias obras como los dos primeros libros del Memoriale sanctorum, su Documentum martyriale y tres epístolas; de él se conservan además el Apologeticum Sanctorum Martyrum, de 857, la Passio sanctorum martyrum Georgii monachi, Aurelii atque Nathaliae, la famosa Carta a Wilesindo y algún himno dedicado a los mártires.
San Eulogio | ||
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![]() | ||
Información personal | ||
Nacimiento | 800 Córdoba , España | |
Fallecimiento | 11 de marzo de 859 Córdoba (Al-Ándalus) | |
Causa de la muerte | Decapitación | |
Religión | Iglesia católica | |
Información profesional | ||
Ocupación | Presbítero católico y escritor | |
Información religiosa | ||
Canonización | santo y santo católico | |
Festividad | 11 de marzo | |
Venerado en | Iglesia católica | |
Miembro de | Mártires de Córdoba |
Abu l-Qāsim Abbās ibn Firnās (árabe: أبو القاسم عباس بن فرناس; Ronda, Málaga, 810 – Córdoba, 887), precursor de la aeronáutica,1 fue un proto-humanista, científico y químico andalusí nacido en una familia de origen bereber cuyos ancestros participaron probablemente en la conquista de la península ibérica.2 Vivió en la época del Emirato Omeya en al-Ándalus. Pionero de la aviación,34 Ibn Firnas construyó el primer planeador de transporte humano y tuvo un vuelo exitoso con él, por lo tanto, tiene fama de haber intentado el primer vuelo.56
Su nombre sería latinizado posteriormente como Armen Firman. Un cráter de la Luna, un aeropuerto en Irak7 y un puente en Córdoba (España) llevan su nombre.
Abbás Ibn Firnás | ||
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![]() Retrato de Abbás Ibn Firnás por Eulogia Merle | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Abu l-Qāsim Abbās ibn Firnās | |
Nombre en tamazight del Atlas Central | ⵄⴱⴱⴰⵙ ⵓ ⴼⵔⵏⴰⵙ | |
Nombre en árabe | عباس بن فرناس | |
Nacimiento | 810 Izn-Rand Onda, Emirato de Córdoba, Al-Ándalus | |
Fallecimiento | 887 Córdoba, Al-Ándalus (77 años) | |
Nacionalidad | Andalusí | |
Lengua materna | Bereberes en al-Ándalus | |
Religión | Islam | |
Información profesional | ||
Ocupación | Inventor, médico, químico, ingeniero, músico y poeta | |
Área | Física |
Vida[editar]
Los biógrafos lo presentan como un brillante filósofo; debió recibir una formación sólida, lo que significa que realizó estudios científicos. Estudió química, física y astronomía, principalmente.
Sus aptitudes en el campo de la poesía y su habilidad en astrología le permitieron introducirse en la corte de Abderramán II (822-852), donde enseñó poesía.
Gracias a sus numerosos inventos, algunos de ellos mencionados por los historiadores, pudo seguir frecuentando la corte durante el reinado del sucesor Mohamed I (852-886). Ibn Firnas diseñó un reloj de agua, la clepsidra, llamado Al-Maqata-Maqata. También fue el primero en desarrollar la técnica de talla del cristal de roca; hasta entonces, solo los egipcios sabían facetar el cristal. Creó una esfera armilar para representar el movimiento de los astros y un planetario que construyó en su casa, siendo el primero en utilizar en toda la península ibérica las tablas astronómicas de Sinhind, originarias de la India, básicas para el desarrollo de la ciencia europea posterior.
En 852 decidió volar lanzándose desde una torre de Córdoba con una enorme lona para amortiguar la caída. Se lanzó y sufrió heridas leves. Por eso se considera generalmente como creador del primer paracaídas.
En 875, a los 65 años, Ibn Firnás se hizo confeccionar unas alas de madera recubiertas de tela de seda que había adornado con plumas de rapaces. Se lanzó desde una torre desplomándose sobre un valle, y aunque el aterrizaje fue malo (se fracturó las dos piernas), el vuelo fue globalmente un éxito: permaneció en el aire una decena de segundos. Fue ampliamente observado por una gran multitud que él mismo había invitado de antemano. Comprendió después su error: tendría que haber añadido una cola a su artefacto. Murió doce años después, en 887. Sus intentos de vuelo por sus propios medios marcaron los espíritus de la época e incluso a los de siglos posteriores.
"Ibn Firnas fue el primer hombre en la historia que realizó intentos científicos de volar".Philip Hitti, Historia de los árabes
Así como en Occidente se habla de los hermanos Montgolfier, en los países musulmanes explican que el primer hombre que intentó volar es Ibn Firnas, 900 años antes que los Montgolfier.
Los libios han emitido un sello con su efigie, y los iraquíes han construido una estatua suya en la carretera del aeropuerto internacional de Bagdad, y han dado el nombre de Ibn Firnás a otro aeropuerto en el norte de Bagdad.
El cráter Ibn Firnás de la cara oculta de la Luna lleva su nombre.
Además, en Córdoba, la ciudad que lo vio volar, el día 14 de enero de 2011 se inauguró un puente sobre el río Guadalquivir con su nombre, en cuyo centro se encuentra la figura del pensador andalusí, desde la que se erigen dos alas, llegando hasta ambos extremos del puente. El ingeniero de la obra es José Luis Manzanares Japón.8
En Ronda, su ciudad natal, se ha inaugurado un centro astronómico que lleva su nombre.
Armen Firman[editar]
Armen Firman es la versión latina del nombre de Abbás ibn Firnás. Algunos afirman que Armen Firman y Abbás ibn Firnás fueron dos personas distintas y que Ibn Firnas estuvo presente cuando Firman se lanzó con una manta desde la torre de la Mezquita de Córdoba en el año 852. Esta creencia se basa en un artículo de John H. Lienhard7 donde se comenta que el 'joven' Ibn Firnas vio como Firman saltaba de la torre. Sin embargo Ibn Firnas contaba 42 años de edad el día del salto, lo cual en aquella época era considerado 'viejo', no 'joven'.
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