HISTORIA MEDIEVAL - SIGLO VIII
Munuza, de nombre Otman ben Neza, fue un gobernador musulmán del norte de Hispania, cuya figura aparece en dos relatos contradictorios. El que tiene por fuente la Crónica albeldense (elaborado hacia 881), lo retrata enfrentado a don Pelayo en Asturias, y lo situaría en la génesis de la Reconquista. El otro, más concreto y detallado, aparece localizado en Cerdaña hacia 730 según lo retrata la Crónica mozárabe de 754.
Munuza en Asturias[editar]
Bereber musulmán, "compañero de Táriq", que participa desde el principio de la ocupación del Reino visigodo en el año 711, en el avance de Musa ibn Nusair por el Este, desde Caesaraugusta, hacia el Norte, por la calzada romana hacia Asturica Augusta, y llegando hasta Lucus Augustum.
En 714, al ser reclamados Musa ibn Nusair y Táriq ibn Ziyad a Damasco por el califa al-Walid, Munuza permanece como valí del tercio noroccidental de Hispania, con sede, alternativamente, en Asturica Augusta, Lucus Asturum y Gigia.[cita requerida]
En 717, envía como invitados-rehenes a diversas personalidades de la zona, entre ellos don Pelayo, a Ishbiliya dentro de la política de cooptación y tutelaje de las élites dirigentes, que aunque así pierden el poder político, conservan el social1 Según algunas fuentes, a Pelayo se le habría encomendado el traslado de los tributos de la zona.
La leyenda de Ermesinda[editar]
La leyenda, que no las fuentes históricas, quiere ver en el encaprichamiento de Munuza de Ermesinda (o, también, Ormesinda o Adosinda), la hija de Pelayo, la explicación y desencadenante de la insurgencia cristiana.
En efecto, para tener el campo libre, Munuza enviaría a Pelayo, tutor de su hermana, a Sevilla con los tributos de su gobernaduría de 717.[cita requerida]
A la vuelta, en 718, Pelayo, que habría arreglado el enlace de Ermesinda con don Alonso, monta en cólera, atacando a Munuza el día de la boda, si bien la guardia del gobernador le rechaza, teniendo que huir hacia los Picos de Europa.
Una variante informa que Ermesinda sólo accede a la boda para evitar la muerte de su prometido don Alonso, preso por orden de Munuza. Cuando Pelayo vuelve, se dispone a matar a su hermana, para "lavar su honor" manchado por la ruptura del compromiso con Alonso y el casorio con el infiel, enfrentándose al dilema de qué hacer con Alonso. En la boda, Pelayo pide hablar con su hermana, que le comunica que se había envenenado justo antes de morir en brazos de Pelayo. Munuza, encolerizado, ataca a Pelayo, pero es muerto por éste, que con Alonso se lleva el cadáver de Ermesinda a Covadonga.
Los motivos históricos personales pueden ser especulados, pero Pelayo puede muy bien haber tratado inmediatamente -como otros magnates contemporáneos pactarían así- de asegurarse una alianza con el nuevo poder en la zona como después realizarían otros monarcas y magnates astur-leoneses con otros magnates o monarcas navarros de Álava o Pamplona y todas las dinastías harían en algún momento con el Califato de Córdoba, para garantizarse tratados preferentes sobre otros nobles en la zona y alianzas quizás en contrapeso al poder y sumisión nominal al duque Pedro de Cantabria.
La revuelta de todos modos iniciaría un proceso de desencadenamiento que haría posible para Pelayo recibir el apoyo de los condes gallegos para atacar frontalmente a Munuza y asegurar su elección al trono por encima del derecho o prevalencia que el duque cántabro pudiera tener.[cita requerida]
La supervivencia de los rebeldes astures: causas[editar]
Por las razones que fueren, Pelayo aparece posteriormente encabezando un grupo de astures, formado por insurgentes fiscales y otros fugitivos, pero sin causar demasiados inconvenientes a Munuza, que aun así, informa al emir de al-Ándalus.[cita requerida]
Las razones de la pervivencia de la revuelta, al fin y al cabo una molestia menor, residen en dos razones fundamentales:
- La precaria organización de los territorios hacía poco conquistados.
- El principal foco de interés musulmán es la expansión hacia el Reino Franco.
En 720–721, el califa Umar II envía como gobernante a as-Samh ibn Malik al-Jawlani, que reorganiza la administración de al-Ándalus, el cobro de tributos y el reparto de tierras entre los hombres venidos con Táriq y Musa ibn Nusair.
Paralelamente, se organiza un ejército, que ataca el resto del territorio visigodo aún no sometido, la Septimania, conquistando Narbona en 721.
El avance musulmán continúa contra el Ducado de Aquitania, pero en el asalto a Toulouse, el duque Odón el Grande vence a los musulmanes el 21 de julio de 721, perdiendo la vida el propio as-Samh. Los musulmanes se repliegan a Narbona y al-Ándalus bajo el mando de al-Gafiqi.
Covadonga[editar]
En agosto de 721, llega Anbasa, el nuevo valí, que inmediatamente reorganiza las tropas. Con el fin de foguearlas y darles moral, se decide por realizar una razia, para lo cual escoge como blanco a los rebeldes de Asturias, encargando la operación al bereber Al Qama, el cual reocupa el territorio, que los pelayianos van evacuándolo ante la manifiesta superioridad numérica y organizativa de las tropas cristianas (encabezadas por el obispo Oppas de Sevilla) y musulmanas comandadas por Al Qama.[cita requerida]
Así, para el año 722, Munuza procede, desde Gijón, a la administración del territorio y el cobro de tributos.
La persecución de los fugitivos pelayianos conduce a las tropas al valle donde se abre la Cova Dominica, donde la vanguardia sería emboscada y masacrada, en una confrontación denominada batalla de Covadonga, considerada por la Historiografía tradicional española el arranque de la Reconquista, conllevando la retirada del resto de la tropa ante la imposibilidad de desplegarse adecuadamente en las estrecheces del valle. Un argayo (desprendimiento de piedras y tierra) en el monte Subiedes (Cantabria), sufrido por las tropas en retirada, remataría la faena, provocando la retirada de Munuza de Gijón hacia su base leonesa.
«Entonces los de las huestes de los Sarracenos que habían sobrevivido a la espada, al derrumbarse un monte en Liébana, fueron sepultados por el juicio de Dios». Crónica albeldense, año 883.
El fin de Munuza[editar]
Sobre la desaparición de Munuza de la Historia existen varias versiones, mutuamente excluyentes:
- Habría muerto a manos de Pelayo el día de la boda con su hermana.
- Habría muerto en la batalla de Covadonga, incluso a manos del mismo Pelayo.
- En la huida de Gijón habría muerto en Santa Olalla, lugar de incierta localización, dada las múltiples posibilidades, ya que el nombre se identifica con Eulalia, Olaya, Santa Eulalia, Santaolaya,... Lo más probable es que se trate de Santa Olalla, que está en la zona de las montañas de Liébana en Cantabria donde se desarrollan los combates, cerca de otros lugares mencionados en las crónicas alfonsinas como Cosgaya,2 el Rio Deva, o la Muralla de Amueza3. La historiografía asturiana lo sitúa en varios lugares de Asturias: Santa Eulalia de Manzaneda, Santa Olaya de Abamia, Tudela de Asturias, en el valle de Proaza, San Vicente de Olalle en las cercanías de Trubia, y en una zona próxima a Lugones. Otras historiadores lo sitúan en Santa Eulalia de Turiellos (antigua denominación de La Felguera). Según Ambrosio Morales en Crónica y amparándose en el Padre Risco, fue también aquí el lugar de la derrota; lo mismo afirma el historiador P. Mariana. El arabista Saavedra coincide también con dicha ubicación langreana.
- Se habría retirado a orillas del Guadalquivir con Ermesinda (o Adosinda).
- Habría permanecido en Gijón con Ermesinda (o Adosinda), una vez reconciliado con Pelayo.
Munuza en Cerdaña[editar]
Sin embargo, otra crónica, casi coetánea y más contrastada, lo sitúa con bastante seguridad puesto a cargo de las tropas bereberes en las zonas fronterizas y de igual geografía montañosa en los Pirineos orientales. El comandante bereber habría establecido un tratado y enlaces con el duque aquitano Odón el Grande, que lo llevarían a casar con la hija del duque. A la búsqueda quizá de crearse un nicho de poder en el estratégico punto de los Pirineos e impulsado por el ambiente de rebelión entre las descontentas fuerzas bereberes, habría roto así los lazos con los árabes omeyas cordobeses, matando al mismo tiempo al obispo de la Seu de Urgell.
En 731 el nuevo gobernador de al-Andalús, Abd ar-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi, encabezó entonces una campaña de castigo, atacó la ciudad de Llivia en Cerdaña, derrotó a los sublevados y acabó con la vida de Munuza. Este hecho precede inmediatamente a la campaña de al-Gafiqi hacia Aquitania y la posterior Batalla de Poitiers (732) (o 733, según otras fuentes).
Musa ibn Fortún (en árabe, موسى بن فرتون), también conocido como Musa ibn Fortún ibn Qasi (antes de 740a – Zaragoza, 788/802)2, uno de los jefes del clan de los Banu Qasi, fue gobernador de Arnedo, Zaragoza y Tarazona. Nieto del conde Casio e hijo de Fortún,3 tuvo entre sus hijos al conocido y poderoso Musa ibn Musa, llamado asimismo Musa el Grande.
Biografía[editar]
Proporciona su apoyo al emir Hisham I contra el levantamiento del yemení Said ibn al-Husayn en el valle del Ebro —concretamente en la zona de Tortosa— al que combatió y mató.
Probablemente ayudó a Abderramán I a someter Zaragoza en el año 772, ya que poco después éste le nombró valí de algunos lugares del valle del Ebro y a su hijo Mutárrif gobernador de Pamplona.
Tras varios triunfos, declaró su independencia del emirato de Córdoba. Es Musa ibn Fortún quien transforma a los Banu Qasi de una poderosa familia de la cuenca media del Ebro en los gobernantes de la zona.
Las crónicas musulmanas coinciden en que falleció en una sublevación, si bien difieren en cuanto al año o si fue luchando al lado o contra el emir. Algunos dicen que murió en 788 combatiendo con los omeyas contra Said ibn al-Husayn, tal como consta en la obra de Ibn Idari, Al-Bayan al-Mughrib. En la crónica de Ibn Hayyan, se dice que falleció en la revuelta de Bahlul Ibn Marzuq entre 797-798, aunque tampoco aclara si fue apoyando al rebelde o al emir. Al-Udri, sin embargo, afirma que murió cuando se sublevó en 802 contra el emir.2
Descendencia[editar]
Una de sus esposas fue Onecab, quien también contrajo un primer matrimonio con Íñigo Jiménez, con el que tuvo al rey Íñigo Arista de Pamplona.4 Los hijos de Musa ibn Fortún fueron:
- Mutárrif ibn Musa (m. 798/99),51 gobernador de Pamplona, fue asesinado por los habitantes de la ciudad en 799.6
- Musa ibn Musa (m. 862),7 ostentó la jefatura del clan de los Banu Qasi a la muerte de su padre y era hijo de Oneca y, por tanto, medio hermano de Íñigo Arista.8
- Lubb ibn Musa, tuvo un sobrino homónimo, hijo de su hermano Musa.7
- Yuwartas ibn Musa9
- Garsiya (García) ibn Musa9
- Yunus ibn Musa
Abd al-Málik ibn Qatan al-Fihri (en àrabe عبد الملك بن قطن الفهري) (m. Córdoba, 741), fue el decimoquinto y decimoséptimo valí de al-Ándalus (732-734 y 741).
Fue nombrado valí de al-Ándalus por el valí de Ifriqiya, después de que Abd ar-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi muriera cerca de Poitiers, en la batalla de Tours. Esta derrota impedía proseguir las campañas militares en el norte, pero solo de manera temporal. No ponía fin al poder musulmán, ni podía evitar futuros ataques.
Abd al-Málik organizó una nueva expedición en el año 733 y las tropas árabes se dirigieron desde Narbona hasta el Ródano y remontaron este río, efectuando saqueos en la región de poca trascendencia militar.
En el año 734 Abd al-Málik intentó ocupar Pamplona, donde era probable que se hubiera establecido un cuerpo de francos de apoyo, destinado a prevenir nuevas incursiones hacia Aquitania como la del 732. El ataque a la ciudad fracasó. Una parte del ejército árabe se ocupó del asedio y el resto prosiguió su avance hacia el norte y pudieron atravesar los Pirineos y entrar en Gascuña, donde obtuvieron al menos una victoria, pero donde acabaron completamente derrotados por una fuerza militar integrada exclusivamente por vascones. Abd al-Málik salvó la vida y pudo volver a al-Ándalus.
Dos años después de su nombramiento fue destituido debido a su fracaso militar, y sustituido por un nuevo valí, Uqba ibn al-Hayyach al-Saluli.
Sintiendo este cerca la muerte, designó (o fue obligado a designar) a Abd al-Málik como su sucesor, quien ocupó el cargo en el año 741. En ese momento, la sublevación bereber del Magreb se había extendido a al-Ándalus, y Abd al-Málik quiso hacerle frente con la ayuda de las tropas sirias de Balch ibn Bishr al-Qushayri, quien, una vez sofocada la rebelión bereber, lo destituyó y se hizo proclamar valí por sus propias tropas.
Abd al-Málik, fue encarcelado en Córdoba, y ajusticiado, crucificado por su sobrino Balch ibn Bishr al-Qushairi, ese mismo año a raíz de un problema con unos rehenes sirios en Algeciras.
Sadun al-Ruayni fue valí de Barcelona de 792 hasta el año 800.
Enfrentado al emir de Córdoba, pidió ayuda a los francos, pero no les quiso entregar la ciudad. Sitiado en Barcelona en otoño del 800, huyó para pedir ayuda, pero fue capturado. Su lugar lo ocupó el cabecilla musulmán Harun, emparentado con la nobleza goda local. Tras su captura no se vuelve a saber nada.
Said ibn al-Husayn, Said ibn Husayn o Said ibn al-Husayn al-Ansari es el hijo de Husayn de Zaragoza.
Said, cuyo padre se había sublevado ya en Zaragoza pocos años antes, partió de Sagunto poco después del advenimiento del emir Hisam I, en 789.
Los rebeldes apuntaban a la dominación de Tortosa y del valle del Ebro. El movimiento se apoyaba en los yemeníes del valle, eliminaron a ciertos gobernadores qaysíes nombrados por el poder entral. Desde el principio, el valle del Ebro constituyó un verdadero feudo del partido árabe yemení.
Asimismo, se apoyó en gran parte, al menos en su inicio, en el elemento bereber, netamente mayoritario respecto a los árabes en toda la parte central y oriental del Península, aunque no en la región de Zaragoza, pues los árabes eran allí más numerosos.
Fueron combatidos por Musa ibn Fortún (de la familia de los Banu Qasi, que aunque muwalíes, representaban en esa zona los intereses del partido mudarí) en nombre del Emir Abderramán I, por el que fue derrotado y muerto tras someter a Zaragoza en el 789.1
No obstante, Musa murió asesinado en Zaragoza, por un liberto de Al-Husayn, un año después de que naciese su hijo Musa.
Sulayman ben al-Arabí fue valí de Barcelona antes de 777 hasta el 780. Su linaje gobernó Barcelona unos quince años.
En 777 envió una embajada a Carlomagno, a Paderborn, ofreciéndole su sumisión, junto a la de Husayn de Zaragoza y Abu Taur de Huesca. Carlomagno marchó hacia Zaragoza el año 778, y una de las columnas del ejército cruzó por los Pirineos catalanes, uniéndose a ella las fuerzas que enviaba Sulayman desde Barcelona.
Al llegar a Zaragoza, el valí Husayn rehusó someterse a Carlomagno, del que parece que sólo quería la alianza contra Córdoba, y se excusó alegando que él no había prometido la sumisión ni nada concreto personalmente y que Sulayman lo había malinterpretado. Carlomagno acusó a Sulayman de haberlo engañado. Zaragoza fue sitiada, pero después de un mes, sin perspectivas de éxito, Carlomagno se retiró, tomando como rehenes a Sulayman y otros andalusíes notables de su bando.
Durante la retirada, el ejército franco fue atacado por los vascones en Navarra central, probablemente instigados por los hijos de Sulayman, Aysun y Matruh ben Sulayman al-Arabí. Como represalia, Carlomagno atacó Pamplona. Después el ejército continuó hacia el paso de Roncesvalles, donde fue aniquilado por los vascones y por los fieles a Aysun y Matruh, el 15 de agosto de 778, consiguiendo los dos hermanos liberar a su padre, el cual se quedó en Zaragoza, enviando a su hijo Matruh a gobernar Barcelona (con Gerona) en su nombre.
En el año 780, Sulayman fue asesinado por su aliado Husayn de Zaragoza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario