HISTORIA MEDIEVAL - SIGLO VII
Favila, también llamado Fáfila,1 fue un duque (dux) y padre de don Pelayo que transformó en reino el anterior ducado visigodo.
Orígenes[editar]
El origen godo de su hijo Pelayo lo menciona el cronista árabe Ibn Jaldún citando a Ibn Hayyan.1 Ya para el siglo viii la fusión entre los hispanorromanos y visigodos era una realidad y «la raza había dejado de ser un dato relevante», por tanto, es de suponer que «lo más probable es que por sus venas [las de Pelayo] corriera sangre de ambos pueblos».1 Esta posibilidad se refuerza por los orígenes de los nombres, siendo Favila o Fáfila de origen germánico mientras que Pelayo era un nombre de «vieja raigambre romana»1 y así es mencionado por el autor árabe del Aljab machmu'a quien lo describe como «romano».2
Christian Settipani conjetura —basándose en la onomástica, en la cronología, en elementos biográficos y en el testimonio de las crónicas—, que Favila descendía (por varonía) de Leovigildo y Recaredo I (ex semine Leuvigildi et Reccaredi progenitus) y era hijo del conde visigodo Agila y de su mujer Divigra y, por tanto, tío paterno y primo tío materno de Pedro de Cantabria.3 Las crónicas declaran que los reyes astures son descendientes de Leovigildo y Recaredo y tratan de crear una falsa continuidad institucional entre ambas realidades políticas. La moderna historiografía coincide en que la causa final de este fenómeno radica en lo que se denominada «neogoticismo» que respondía a una red de intereses políticos y al reforzamiento del prestigio personal de Alfonso III.a
Fuentes históricas[editar]
Según la copia de la Crónica albeldense (año 883) realizada en el siglo ix en el monasterio de San Millán de la Cogolla que conserva la Real Academia de la Historia (Códice emilianense nº 39), Favila fue un dux visigodo y el padre de Don Pelayo:5
Vitiza reinó diez años. En vida de su padre residió en la ciudad de Tuy, de Galicia. Allí estaba también el duque Favila, padre de Pelayo, enviado por el rey Egica. Por un motivo ocasionado por su esposa (o bien por otra mujer), le golpeó la cabeza con un bastón (Vitiza a Favila), lo que le produjo después la muerte. Y cuando Vitiza ocupó el Reino de su padre, entonces Pelayo, hijo de Favila, el que después se sublevaría con los asturianos contra los sarracenos, fue desterrado de la ciudad regia (Toledo)6
Que Favila fuese duque y padre de Pelayo es un dato que recoge también otra de las crónicas del reino de Asturias, la Crónica sebastianense:
Pelagium filium quondam Faffilani ducis ex semine regio
Este dato resulta, asimismo, coincidente con el ofrecido por una fuente musulmana anónima del siglo IX, Fath al-Andalus:
En los días de este 'Andasa se sublevó en su tierra de Gallaecia un pérfido bárbaro, llamado Belay hijo de Favila, contra los árabes dueños de los confines de su país.
Historiografía sobre Favila[editar]
La antigua historiografía atribuyó a Favila el ducado de Cantabria basándose sobre todo en cronicones castellanos, más de medio milenio posteriores a aquella época y contradictorios en muchos aspectos con las crónicas asturianas del siglo IX. Sin embargo, mención aparte requiere la atribución a Favila del ducado de Cantabria en la Crónica General de España, perteneciente a la primera edición de la obra por Ramón Menéndez Pidal, en uso de las fuentes documentales más antiguas para la elaboración de la misma, donde en su fol. 187 v. se refiere que:
Andados tres annos del regnado del rey Vitiza, que fue en la era de setecientos et quarenta et quatro, quando andaua el anno de la Encarnacion en sietecientos et seys, e el dell imperio de Justiniano en cinco (...) este rey Vitiza (...) començo luego de darse a mal et avoleza e echo de la cibdad de Toledo en desterramiento all inffante don Pelayo, fijo del duc Ffafila de Cantabria... 7
Esta supuesta falta de justificación metodológica en la utilización de las fuentes, es puesta de relieve por Barrau-Dihigo8[página requerida] a pesar de que no es capaz de aportar ninguna otra.
Pertenecía [Pelayo], si no a una familia real, sí al menos a una familia noble y, según la versión más fiable, había tenido por padre al duque Favila, a quien los historiadores han consagrado, sin razón alguna, como duque de Cantabria.
Claudio Sánchez-Albornoz admite que Pelayo era hijo de un duque, pero señala, ante la falta de información de la Crónica albeldense: «ignoramos de dónde era duque Favila».9[página requerida] Gonzalo Martínez Díez concuerda con la opinión de Sánchez-Albornoz ya que en ninguna fuente se menciona el ducado que gobernó y, de hecho, no consta que llegase a estar al frente de algún ducado. Opina que «lo más probable es que se tratara de uno de los varios duques integrados en la Curia regia o Palatium, que acompañaban y asesoraban al rey visigodo».
Paulo (Flavius Paulus) fue un noble y general del rey visigodo Wamba, y después rebelde contra ese mismo rey.
Biografía[editar]
Enviado por el rey Wamba para sofocar la rebelión del conde de Nîmes Ilderico, que se había proclamado rey en Septimania y la parte oriental de la Tarraconense, reemplaza a este y se rebela y se proclama rey a su vez. Derrotado por el rey Wamba, es capturado, encarcelado y humillado. Paulo acompaña el desfile triunfal en Toledo con una raspa de pescado como falsa corona, con las barbas afeitadas, los pies desnudos y vestido de harapos, colocado sobre un carro tirado por camellos. Juzgado por traición, parece que se le condenó a sufrir la decalvación, ya que según la ley visigoda, los hombres que hubiesen sido tonsurados quedaban inhabilitados para gobernar a perpetuidad, y nadie seguiría ya a alguien tan débil como para dejarse tonsurar.
Debemos el conocimiento detallado de los hechos al metropolitano de Toledo Julián II (680-690), autor de Historia Rebellionis Pauli adversus Wambam.
Froya o Froja o Froia fue un rebelde visigodo de origen nobiliario, que tomó el título real probablemente en 652.
Biografía[editar]
Froya era tal vez uno de los jefes de la oposición a la designación de Recesvinto como sucesor (649). Viendo sus deseos contrariados, huyó a Aquitania y consiguió hacerse con el liderazgo de los Refugae, y obtener el apoyo de los vascones de Aquitania, y probablemente a través de ellos, de los que habitaban al Sur de los Pirineos (¿650? ¿651? ¿652?). Cuando los vascones descendieron por el Valle del Ebro, como solían hacer, Froya reunió a los suyos y a contingentes vascones de Aquitania, y se presentó ante Zaragoza (probablemente el verano del 652). Chindasvinto sería ya muy anciano (unos ochenta y ocho años en el mejor de los casos; incluso podría haber muerto) y se pondría a prueba la eficacia de Recesvinto. La Tarraconense fue devastada con mayor virulencia que en ocasiones anteriores. Los exilados debieron poner todos sus efectivos en juego, y la ayuda de los vascones se consideraba muy importante pues su salvajismo y su habilidad en la lucha guerrillera distraían muchas fuerzas visigodas. Los vascones se llevaron miles de prisioneros y un cuantioso botín, dejando la región sembrada de cadáveres, no respetándose a los clérigos, iglesias o altares. Las fuerzas de Froya sitiaron Zaragoza.
Cuando llegaron las fuerzas de Recesvinto, que al parecer ya era rey (suponiendo a su padre enterrado en octubre del 652, las fuerzas de Recesvinto llegarían a Zaragoza hacia noviembre), el grueso de los grupos vascones habrían regresado a sus montañas, y los exilados se dispusieron a hacer frente al ejército real con la presencia únicamente del contingente vascón de Aquitania. El hecho de que, a pesar de no haber tomado Zaragoza (aunque seguramente dominaban otras plazas) no hubieran regresado a Aquitania o Francia al final del buen tiempo, indicaría que la lucha se planteaba en términos decisivos. Era el último intento, el más fuerte. En caso de derrota el poder real se reforzaría mientras que los exilados quedarían debilitados irreversiblemente.
La batalla decisiva parece haberse librado en diciembre, y Recesvinto obtuvo una victoria completa. Cientos de partidarios de Froya, que debía ostentar el título real, murieron en la lucha, y el mismo jefe rebelde parece ser que fue capturado y ejecutado con rapidez.
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