viernes, 5 de marzo de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 HISTORIA MEDIEVAL - SIGLO VII

Sisenando (¿? – 12 de marzo de 636) fue el vigesimosexto rey de los visigodos en Hispania entre 631 y 636.

Sisenando, rey de los Visigodos (Museo del Prado).jpg
Retrato imaginario de Sisenando, rey de los Visigodos, de Bernardino Montañés. 1856. (Museo del PradoMadrid).
Reinado
26 de marzo de 631 – 12 de marzo de 636
PredecesorSuintila
SucesorChintila
Información personal
Fallecimiento12 de marzo de 636
Toledo

Vida[editar]

Siendo duque de la Septimania, Sisenando ayudó a destronar a Suintila, conquistando la Tarraconense, con ayuda de Dagoberto I de Neustria.

Algunos autores deducen de las fuentes una cierta simpatía popular hacia Suintila y una mayor oposición a él entre la nobleza. Sin duda la facción rival se aprovechó de ciertas leyes propuestas por Suintila, favorables al pueblo pero perjudiciales para los magnates, para incrementar sus posibilidades de rebelión. A pesar de esto la tendencia que en su momento representó Witerico estaba muy debilitada por el mal gobierno de éste, y las depuraciones que seguramente siguieron tras su caída. Parece ser que Suintila contaba con el apoyo de los jefes militares, y que la hostilidad a su alrededor entre condes y duques no era unánime, a causa de que no contaban en su entorno con el apoyo necesario de la gente. La nobleza opuesta a Suintila consideró imposible derrocar a este rey por sus propios medios y envió en 630 a uno de los nobles conjurados, llamado Sisenando, duque de la Septimania, a la corte del rey de Neustria, Dagoberto, para pedirle un ejército que sirviera para sus principios. Como recompensa se ofreció una bandeja de oro (regalada por el general Aecio al rey Turismundo en el 451), y 200.000 sueldos.

El ejército se reunió en Tolosa en marzo de 631. Poco después se conquistó Zaragoza casi sin lucha, la Septimania se rebeló y los nobles indecisos se unieron a los rebeldes luchando contra las fuerzas del rey. Hasta el hermano del rey, Geila, se rebeló. La rapidez de la revuelta obligó a Suintila a abdicar y huir. Los rebeldes se dirigieron hacia la capital, Toledo, donde proclamaron a Sisenando como rey el 26 de marzo. Suintila fue capturado y encarcelado durante dos años, para después ser desterrado junto con sus esposa e hijos, muriendo de forma natural en 634.

Sisenando tuvo que hacer frente a varias rebeliones afines al anterior rey, sobre todo en la provincia de la Bética. Geila fue el líder de estos nuevos rebeldes, apoyado incluso por parte del clero, lo que provocó una guerra civil. Sisenando controló la situación de nuevo gracias al rey Dagoberto, derrotando a los rebeldes.

Convocó el IV Concilio de Toledo bajo dirección de Isidoro de Sevilla, en el que se formularon colecciones de Leyes, tanto civiles como eclesiásticas, citando entre las primeras el famoso Liber Iudiciorum (Fuero Juzgo), y en cuanto a las segundas, veintinueve cánones relativos a la disciplina y administración de la Iglesia. Su propósito era dar mayor fuerza al rey y estabilidad a la raza goda, en el que se confirmó la elección de Sisenando, declarando tirano a Suintila por sus crímenes, su iniquidad y su acumulación de riquezas a expensas de los pobres.1​ Se declaró libres de todo impuesto y cargas a los clérigos, se promulgaron penas contra los que faltaran a los juramentos de fidelidad hechos a su rey, o se rebelaran contra él, tratando con esto de evitar que se siguiera el ejemplo del propio Sisenando. Además Geila fue desterrado y sus bienes confiscados. Sisenando se comprometió a ser un monarca moderado, benevolente, justo y piadoso.

Reproducción moderna de un tremís de Sisenando.

Se condenó a los clérigos que tomasen las armas contra el rey, a los cuales debería internarse en un monasterio para hacer penitencia. Se prohibió que los clérigos recibieran o enviasen mensajes secretos fuera de Hispania. Seguramente el clero había negociado una alianza de los rebeldes con algún poder extranjero. Cualquiera que se rebelara, fuera clérigo o noble, sufriría la pena de la excomunión y el destierro.

En lo relativo a la sucesión al trono no hizo ninguna concesión al principio de sucesión hereditaria. Así, los reyes serían en lo sucesivo elegidos únicamente por los magnates y los obispos. La actitud de los obispos parece indicar que, más que anatemizar, lo que hizo Sisenando con Suintila originó una crisis en el 632 que hizo retrasar el Concilio hasta finales del 633 por la rebelión de Iudila.

Aunque no se menciona en ninguna fuente literaria, existen dos monedas acuñadas en Mérida y en Granada (Iliberris), que tienen la inscripción Iudila Rex,2​ suponiendo que fueron acuñadas en el reinado de Sisenando. Por otra parte, el canon setenta y cinco y el retraso en la celebración del concilio podría explicar que Iudila hubiera intentado usurpar el trono.

Sisenando murió en Toledo en el año 636, a los cinco años de su reinado, y le sucedió Chintila.1

Política con respecto a los judíos[editar]

En el IV Concilio de Toledo se volvió a analizar el problema de los judíos, reafirmándose las políticas establecidas en el tercero, pero también haciendo más duras las penas y más extensivas las prohibiciones.

Se estableció que los hijos de judíos debían ser separados de sus padres. Según historiadores modernos una ley tan drástica no podría ser implantada, y se refería sólo a los hijos bautizados. Se estableció también que los judíos convertidos no podrían tener relación con judíos no convertidos. La pena para este delito era dura: el no convertido sería entregado como esclavo a un cristiano y el converso sería azotado públicamente.

Como se consideraba que los judíos sobornaban a los cristianos para evitar la aplicación de estas leyes, se estableció la pena de excomunión y anatematización.


Vida[editar]

Combatió contra los bizantinos establecidos en la Península ibérica en el 620, estando a las órdenes del rey Sisebuto. Al año siguiente fue elegido rey, después de la muerte de Recaredo II. En ese mismo año de 621 murió Sisebuto, reinó y murió Recaredo II y empezó a reinar Suintila.

Siendo ya rey, Suintila derrotó a los vascones, que saqueaban la Tarraconense, consiguiendo una deditio (rendición incondicional), nunca antes lograda. Los prisioneros fueron obligados a construir Oligicus u Ologite, que junto con Vitoria formaría una línea defensiva contra futuras incursiones. Oligicus, Vitoria, Recópolis y Villa Gothorum (actual Toro) fueron las únicas ciudades fundadas por los visigodos en la Península. Suintila siguió luchando contra los bizantinos que ocupaban desde el siglo VI algunas zonas de las costas mediterráneas en la franja costera que va desde Valencia hasta Cádiz. Los expulsó y de esta manera completó la unificación territorial de la península, que había sido el sueño de monarcas anteriores.San Isidoro de Sevilla lo presenta como el primer monarca que reinó sobre toda la Hispania peninsular al completo: "Totius Spaniae intra oceani fretum monarchiam regni primum iste potitus"1

Otro empeño del monarca fue el de reforzar la autoridad del rey frente a la nobleza y la iglesia, que estaban logrando acumular progresivamente más poder. También quiso hacer hereditaria la monarquía y asoció a su hijo Racimiro a la corona. Estos intentos provocaron una reacción contraria en algunos magnates y la iglesia, lo que fue el principio del fin para el rey Suintila.

Corona de Suintila, 1921

En el año 631 Sisenando, gobernador de la provincia de la Narbonense (la Septimania en el sur de la actual Francia), lugar de concentración de tropas por su frontera con los francos, organizó una rebelión que, con el apoyo extranjero de Dagoberto de Neustria, se fue extendiendo con sucesivas deserciones, incluida la de Geila, hermano del rey. Finalmente el rey aislado fue depuesto. (Véase Sisenando para una crónica de esta rebelión). En el IV Concilio de Toledo del año 633, presidido por Isidoro, arzobispo de Sevilla, Suintila fue excomulgado y recibió el anuncio de la confiscación de todos sus bienes. En ese mismo concilio, Sisenando fue legitimado como rey y también se estableció oficialmente el carácter electivo de la monarquía visigoda. Suintila murió un año más tarde, en el 634.

Tenemos opiniones contradictorias respecto al carácter de Suintila. Isidoro de Sevilla, en su primera versión de la Historia de los godos, lo califica como «no sólo el príncipe de su pueblo, sino también el padre de los pobres». Sin embargo, en una versión posterior, editada después de su caída como rey eliminó estos elogios. Un cronista del 754, continuador de Isidoro, lo trata con bastante simpatía, mientras que Fredegario dice que era excesivamente duro con su pueblo y que se atrajo el odio de los magnates.








Suniefredo fue un rebelde visigodo que tomo el título real en 692, pero solo gobernó unos meses, habiendo sido derrotado ya en el 693.

Biografía[editar]

Las medidas del rey Égica contra la familia de su antecesor y suegro Ervigio y el poner límites al enriquecimiento del alto clero en el III Concilio de Zaragoza (691), le pudo acarrear al rey el enfrentamiento con un sector poderoso de la nobleza y el clero. Fue en este contexto cuando Égica tuvo que enfrentarse a una conspiración para reemplazarle en el trono y asesinarle.1

En mayo de 693 el rey convocó el XVI Concilio de Toledo para sancionar las medidas contra el metropolitano de Toledo, Sisberto, —que habría ungido rey a Suniefredo en Toledo—, puesto que su destitución debía ser sancionada por un procedimiento canónico.2​ Por las actas de los firmantes al Concilio se pone de manifiesto que había habido miembros de la nobleza palatina que habían pretendido obtener la dignidad regia,3​ y la renovación del personal palatino a raíz de la conspiración.4​ Entre los conspiradores (Frogellios, Teodomiro, Liuvila, Tecla y otros) aparecieron parientes del rey Ervigio5​ como su viuda Liuvigoto, pero parece que esto fue una artimaña de Égica para liquidar a la familia de Ervigio;67​ aunque por otro lado E. A. Thompson indica todo lo contrario, que la conspiración iba encaminada también contra la reina Liuvigoto.8

Se ha conservado una moneda a nombre de Suniefredo que muestra que los conspiradores tuvieron el control de Toledo durante un tiempo. De lo que se ha deducido que el obispo de Toledo, Sisberto, participara del complot y ungiera a Suniefredo como rey.7

Probablemente la rebelión estalló en la segunda mitad del año 692, y quizás se prolongó hasta al menos el mes de marzo del 693. Una vez que el rey Égica reunió a sus tropas e inició la represión, la resistencia no debió ser muy fuerte: pronto pudo regresar a la capital, Toledo, y retomarla.

Desconocemos la suerte de Suniefredo, pero sí se conoce la del metropolitano toledano Sisberto, pues a él se aludió en el XVI Concilio de Toledo, convocado por Égica nada más regresar a la capital, y que se inauguró el 25 de abril del 693 y concluyó el 2 de mayo de 693. Los obispos secularizaron a Sisberto, que además fue excomulgado, prohibiéndosele recibir la comunión hasta sus últimos momentos, salvo que antes obtuviera el perdón real; naturalmente se le confiscaron también todos sus bienes. El depuesto metropolitano, asistente al acto, se confesó culpable, y escuchó la sentencia.

Asimismo, el XVI Concilio aceptó los cambios de sedes episcopales promovidos el Égica: La sede de Toledo fue ocupada por Félix, anterior obispo de Sevilla y biógrafo de Julián; Faustino, obispo de Braga ocupó la sede vacante de Sevilla.







Talasio (¿? - c. 630) fue un eclesiástico suevo, obispo católico de Astorga desde c. 588.

Nacido en el seno de la familia de los Camaño, perteneciente a la nobleza del reino suevo, Talasio fue señor del promontorio Nerio y de las islas Cíes, en la costa de Galicia; estuvo casado con Indegunda, sobrina del rey visigodo Atanagildo, y tomó el estado eclesiástico tras quedar viudo.12

Hacia el año 588 fue nombrado obispo de la diócesis de Astorga, sufragánea de la de Braga, que estaba encabezada por su hermano Pantardo. Ambos hermanos participaron en el III Concilio de Toledo presidido por Leandro de Sevilla y Eutropio de Valencia el año 589 en tiempos del rey Recaredo, en el que se decretó el abandono del arrianismo y la adopción del catolicismo como religión oficial del reino visigodo de Toledo, que tan solo cuatro años antes había conquistado y anexionado el reino suevo.345678

No hay noticias de este personaje más allá de su asistencia al concilio, aunque algunos autores creen que debió vivir al menos hasta el año 630.

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