jueves, 18 de marzo de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 HISTORIA MEDIEVAL - SIGLO IX

La batalla de Cellorigo fueron dos combates librados en el desaparecido castillo de Cellorigo en La Rioja (España) en el 882 y 883, en las cuales los cristianos derrotaron a los musulmanes.

Primera batalla[editar]

En 882 Ababdella, que siempre había tenido buenas relaciones con los cristianos al igual que su padre Lubb ibn Musa, se coaliga con el rey de Córdoba, el emir Mohámed I de Córdoba, quien le envía a su hijo Al-Múndir. Este, al ver que podía contar con más tropas, se puso en camino desde Zaragoza por las orillas del río Ebro, devastando el valle a su paso por La Rioja, perteneciente al rey de Zaragoza, Zimael Ben Muza y al rey de Tudela, Fortuno Ben Muza, tíos de Ababdella.

Llegando a Cellorigo pretendieron tomar su castillo, ya que este protegía uno de los pocos pasos existentes para cruzar los montes Obarenes. El castillo se encontraba protegido por Vela Jiménez, primer conde de Álava. La contienda causó muchas bajas en ambos ejércitos, pero el castillo no fue tomado. De ahí, Al-Mundir se dirigió a Pancorbo (otro paso sobre los mismos montes), pero el asedio al castillo de Pancorbo se alargó durante varios días, acabando con una nueva derrota y numerosas bajas.

Tras estas dos derrotas, Alfonso III de Asturias dio orden a Diego Rodríguez "Porcelos" y a Vela Jiménez de perseguir a Ababdella, el cual tras un tiempo huyendo se encontró tan apurado, que pidió la paz a Alfonso en varias ocasiones, sin conseguir que este se la concediese.

Segunda batalla[editar]

En 883 el ejército de Al-Mundir, mandado por Almonder y Abuhalit, tras haber batido los muros de Zaragoza y saqueado Monjardín y otros pueblos de Navarra, emprendió desde allí el mismo viaje que el año anterior, para librar una nueva batalla en Cellorigo, pero esta vez sin la ayuda de las tropas de Ababdella. El resultado fue peor que el anterior, ya que fueron rechazados de nuevo, no consiguiendo otra cosa que muchas bajas. De aquí marchó a Pancorbo y Castrojeriz, con el mismo resultado. Humillados, antes de salir del Reino de León enviaron una embajada al rey Alfonso III para pedir la paz.








La batalla de la Morcuera fue una batalla librada en el desfiladero de la Hoz de la Morcuera, situado entre Foncea y Bugedo, muy cerca de la ciudad de Miranda de Ebro, el día 9 de agosto del año 865, entre las tropas cristianas de Ordoño I y los musulmanes de Mohamed I de Córdoba saldándose con la derrota para las tropas cristianas retrasando así el avance de la Reconquista.

Contienda[editar]

En el año 865Mohamed I atacó el Reino de Asturias durante el reinado de Ordoño I por el desfiladero de la Hoz de la Morcuera, defendido por el conde castellano Rodrigo. El ejército cordobés sorprendió al ejército leonés en el valle de Miranda de Ebro llegando hasta Salinas de Añana. Tras saquear la zona Rodrigo de Castilla intentó cortar la retirada musulmana en Pancorbo, pero los cordobeses se percataron de la estrategia y escaparon por la cuenca del río Oja.

Esta derrota de los cristianos supuso un freno en la repoblación de la Meseta Central, tarea que tendrá que proseguir su hijo Alfonso III, quien se enfrentará además con un sector de la nobleza asturiana cuyas ambiciones de poder no se habían apagado. Mohamed I aprovechó la debilidad de los cristianos por haber perdido las fortalezas de Cerezo Río Tirón, Ibrillos y Grañón para enviar nuevas acometidas en el año 866 y 867.

El historiador musulmán Ibn Idari cuenta en su libro al-Bayan al-Mughrib la historia de la siguiente manera:

En 251 [2 de febrero 865] se hizo una nueva campaña contra Álava. He aquí el relato de la derrota del Markawiz ¡Alá le confunda! Abd al-Rahman ibn Muhammad comenzó por avanzar hasta el Duero, donde organizó las tropas que vinieron a unírsele desde todas partes; de allí llevó su campo al desfiladero de (Río) Paradiso, se apoderó de los cuatro fuertes que la defendían, tomó cuanto contenían y los arrasó; después marchó de una parte a otra en todas direcciones, no dejó en pie ninguna localidad ni habitación alguna, lo destruyó y lo quemó todo. Gracias a este método (de arrasamiento intensivo) sistemáticamente seguido, no permaneció intacto uno solo de los castillos pertenecientes a Rodrigo, príncipe de Al-Qila (los castillos o Castilla); a Ordoño, príncipe de Tuqa (Oca); a Gundisalbo, príncipe de Burcha (¿Burgos?), y a Gómez, príncipe de Mesaneka (?). Abd al-Rahman se dirigió en seguida contra Al-Mallaha (Salinas de Añana), que era uno de los más grandes distritos que dependían de Rodrigo; arrasó todos los alrededores e hizo desaparecer hasta las huellas (de la capital).


Tras obtener semejantes éxitos pensó en salir (del país) por el desfiladero de Al-Markawiz (La Morcuera). Se había apartado (de Al-Mallaha) para acampar cuando Rodrigo, avanzando a la cabeza de sus tropas y de las levas que había reunido, instaló su campo cerca del foso vecino del Markawiz, foso cuyos accesos, desde hacía años, se había cuidado de hacer más difíciles mediante trabajos ejecutados por medio de corveas; separado de la montaña y provisto de un talud elevado, era infranqueable. Abd al-Rahman instaló su campo sobre el Ebro y el general Abd al-Malik situó sus tropas en orden de batalla, mientras que los cristianos tomaban igualmente sus disposiciones y colocaban tropas en emboscada en los dos flancos del desfiladero. Los musulmanes atacaron a los cristianos de frente y comenzó un combate encarnizado; pero los nuestros se batieron de tal suerte que sus enemigos, descubriendo el foso, se retiraron sobre una colina vecina. Entonces Alb al-Rahman hizo instalar su tienda y dio órdenes a los soldados de hacer otro tanto y de establecer campamento. Después los nuestros volvieron a atacar vigorosamente a los cristianos. Alá les golpeó en el rostro y nos entregó sus espaldas de modo que se hizo de ellos una horrible matanza y que gran cantidad de prisioneros quedaron en nuestras manos. El resto huyó, sin detenerse, hacia la región de Al-Ahrum (Haro) y debió arrojarse al Ebro sin poder encontrar un paso vadeable, por lo que muchos se ahogaron. La matanza duró desde la aurora del jueves 12 Rachab [9 de agosto 865] hasta mediodía, y nuestras tropas, gracias a la ayuda divina, salieron sanas y salvas del combate. Después de comenzada la matanza, algunas bandas lograron refugiarse en lugares abruptos y en las espesuras; pero no escaparon tampoco a la persecución y la muerte. El foso fue destruido y llenado, de suerte que los musulmanes pudieron atravesarlo sin peligro y cómodamente. Alá concedió a los musulmanes un insigne favor al permitirles obtener esta brillante e importante victoria; ¡alabado sea el Señor de los mundos! Después de la batalla se reunieron veinte mil cuatrocientos setenta y dos cabezas.






La batalla de Polvoraria (también conocida como batalla de Polvorosa) fue una batalla librada entre las tropas de Alfonso III y un contingente de soldados musulmanes enviados por el emir Muhammad.1​ Tuvo lugar en el año 8782​ a orillas del río Órbigo —al norte de la actual provincia de Zamora3​ y se saldó con victoria de las tropas cristianas.

Contexto[editar]

El nombre de la batalla, Polvoraria, proviene del nombre del territorio en el que acaeció y que, a su vez, deriva del nombre del castro que entre Mózar y Milles de la Polvorosa (posiblemente el ahora conocido como castro de la Magdalena) jerarquizó el territorio delimitado por la desembocadura de los ríos Tera y Órbigo, y cuya existencia se fosilizó en la toponimia actual como Polvorosa.5​ Otros autores, sin embargo, opinan que el nombre de la batalla se debió a que se produjo en unas condiciones de fuerte viento, que parece ser levantaría una gran polvareda durante el enfrentamiento.6

Se desarrolló en un contexto en el que el río Duero era la frontera divisoria entre los reinos musulmán y cristiano y en un tiempo en que Almondhir intentaba conquistar la ciudad fortificada de Zamora.4​ El emirato de Córdoba había dispuesto dos ejércitos, ambos derrotados por las tropas cristianas, uno reunido en Córdoba3​ y derrotado en la susodicha batalla de Polvoraria y el otro, reunido en Toledo3​ y derrotado en los campos de Valdemora —o valle del Niora7​—, junto con los restos del primer ejército.3​ En esta segunda batalla las tropas asturianas estarían supuestamente comandadas por Bernardo de Carpio68​ y según la tradición sólo sobrevivieron diez musulmanes, que se escondieron entre los cadáveres de sus compañeros fingiendo estar muertos.7​ Tras las victorias cristianas se firmaría una tregua de tres años, durante la cual se tendría prohibido la repoblación y fortificación de nuevas plazas, que sería incumplida por el rey Alfonso.9​ Con el tiempo el resultado de estas batallas devendría en la repoblación y control del valle del Duero por las huestes cristianas.10

Alfonso III participó en la batalla.
«Aún más: el casual encuentro junto al sitio nominado Polvoraria, sobre el rio Orbigo, causa el quebranto de la morisma, que pierde más de quince mil soldados.»
El romancero de los once AlfonsosVelasco Ayllón, 1863, p. 37

Según la historiografía árabe, Ibn al-Athir menciona una expedición en el año 878 en dirección a León, que terminaría desembocando en una batalla con pérdidas importantes por parte de ambos bandos.7​ Ibn Idhari afirma por otra parte que esta expedición se aproximaría desde la ciudad de Coimbra y que devino en un éxito absoluto, sin mención de batalla alguna.7

Desarrollo de la batalla[editar]

Las tropas musulmanas, tras cruzar el puente de Deustamben —construido en aquel entonces sobre el río Esla, cerca de la actual localidad de Arcos de la Polvorosa11​ continuarían por la margen derecha del río Órbigo camino de Astorga.1​ Estas caerían en una emboscada7​ de Alfonso III cerca del monte de Socastro, en un ataque que desembocaría en una sonada derrota de los moros, según el historiador Sánchez-Albornoz.1​ Crónicas posteriores magnificarían las bajas entre las filas musulmanas, citándose incluso 12 000-13 000 muertos.






Mohamed I de Córdoba

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Mohamed I de Córdoba
Emir de Córdoba
Dirham muhammad i 20068.jpg
Dírham de plata acuñado durante el reinado de Mohamed.
Reinado
852-886
PredecesorAbderramán II
SucesorAl-Múndir
Información personal
Nacimiento823
CórdobaEmirato de Córdoba
Fallecimiento886
CórdobaEmirato de Córdoba
Familia
Casa realDinastía Omeya

Mohamed I de Córdoba (en árabeمحمد بن عبد الرحمن الأوسط‎; Córdoba, 823 – ibidem, 886) fue emir independiente de al-Ándalus entre los años 852–886, hijo y sucesor de Abderramán II, miembro de la dinastía Omeya de Córdoba. Fundador de la ciudad de Madrid

Biografía[editar]

Su gobierno fue sometido a constantes revueltas y movimientos separatistas de los muladíes y mozárabes.

Los Banu Qasi, aliados de los Arista de Navarra con Musa ibn Musa a la cabeza, se rebelaron contra Córdoba y afirmaron su independencia. Pero en 860 Mohamed invadió la región de Navarra arruinando y devastando todo el territorio, haciéndose dueño de varios castillos, entre ellos el de Falah'san (Falces). Así consiguió devolver durante un tiempo a la sumisión a los Banu Qasi.

En 852 se sublevaron los Banu Qasi de Zaragoza. Toledo también se rebeló con el apoyo de Ordoño I de Asturias y Navarra, pero fueron derrotados en la batalla de Guadalacete. Los toledanos volvieron a sublevarse en 871. Tras la victoria en esta batalla, Mohamed ordenó levantar una serie de fortalezas en el territorio fronterizo conocido como Marca Media. Entre ellas, la de Maŷrit o Magerit, embrión de la futura ciudad de Madrid.

En el 880, Ómar ben Hafsún inició una sublevación que no fue sofocada hasta el 928, ya en tiempos de Abderramán III. Junto con la de al-Ŷilliqi en la Marca Inferior, parece que se debió a la reducción de las prebendas que los dos recibían como clientes del emir, reducción debida al menos en parte a los menores ingresos del Tesoro estatal a raíz de la conversión al islam de parte de la población, lo que redujo los impuestos que pagaba.1​ Desde su reinado hasta su sometimiento por Abderramán III, los territorios de Zaragoza, Toledo y Badajoz, todos ellos fronterizos, permanecieron fundamentalmente independientes de la autoridad del emir cordobés.2

Se casó con Ushar. Le sucedió su hijo al-Múndir. Fue también su hijo Abdalá I. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario