HISTORIA MEDIEVAL - SIGLO IX
La batalla de Bayyana fue el punto culminante de la expedición punitiva lanzada por las fuerzas navales del condado de Ampurias contra la República de Bayyana en 891.
Batalla de Bayyana | ||||
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![]() La península ibérica en los albores del siglo X. | ||||
Fecha | 891 | |||
Lugar | Pechina, provincia de Almería | |||
Coordenadas | 36°50′00″N 2°27′00″ECoordenadas: 36°50′00″N 2°27′00″E (mapa) | |||
Resultado | Victoria emporitana | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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La batalla[editar]
En 891, las actividades corsarias que los sarracenos venían realizando desde la costa almeriense recibieron respuesta por parte del conde Suniario II de Ampurias, que preparó una operación de castigo administrada por una flota de quince naves enviada contra el principal foco del corso andalusí, la República de Bayyana.1 Allí hizo cautivos, pidió rescate por ellos y forzó una tregua que llegaría a las primeras décadas del siglo X.
Consecuencias[editar]
Según las fuentes andalusíes, este ataque tan al sur de su frontera con los cristianos provocó la reacción del Emirato de Córdoba, extendiendo en 902 su dominio efectivo sobre las islas Baleares, hasta entonces en poder del Imperio bizantino, y llevando las incursiones corsarios hasta la Provenza.
Abli fue un poeta español del siglo IX de nuestra era, nacido en un pueblo vecino de Guadix y muerto en la ciudad de Elvira (Granada) y su verdadero nombre era Abderramán ben Ahmet, pero como acontece mucho entre los árabes, es más conocido por el sobrenombre de Abli o Ebli.
De este escritor de la Edad Media, por desgracia, solo se conservan fragmentos muy pequeños de sus composiciones u obras y cuentan los historiadores lo siguiente: cuando Said entró por fin en Elvira (antigua ciudad de la provincia de Granada), Abli se presentó ante él y le recitó unos versos que había compuesto en su honor (después de haberse mostrado anteriormente enemigo suyo). Said, orgulloso, sin recordar que aquella misma persona había compuesto sátiras contra él, "hízole mil regalos y diole mil parabienes" por su talento, conducta que llenó de asombro a sus capitanes y uno de ellos mostró su extrañeza con estas palabras: ¿Cómo, Emir, cuentan que le dijo, das dinero a un hombre que ha sido el primer agitador del pueblo y que ha excitado la gente contra nosotros?.
La cólera entonces cegó a Said, que creyó haber sido juguete en manos del astuto Abli e incontinente, dio orden que prendiesen al poeta y le dieran muerte y posteriormente mandó que su cuerpo fuese arrojado a un foso.
Yaḥyà ibn al-Ḥakam al-Bakrī (en árabe, يحيى بن الحكم البكري) (Jaén; 772-866),1 llamado por su belleza «al-Ġazāl» (en árabe, «'الغزال'») [«la gacela»], fue un poeta andalusí conocido por su capacidad para la sátira y por ser precursor en introducir ciertos rasgos coloquiales el lenguaje poético de al-Ándalus, aunque no será hasta la literatura de las taifas que aparecezca una poesía escrita en dialecto andalusí en moaxajas y zéjeles.
Biografía[editar]
Nació en el seno de una familia aristocrática de linaje árabe y desempeñó altos cargos con los emires omeyas de Córdoba. Viajó a tierras septentrionales y bizantinas como embajador.
Según una anécdota de ˁAbbās ibn Nāṣih, el más importante poeta de al-Ándalus de la primera mitad del siglo IX, se dio a conocer en la corte de Alhakén I corrigiendo una casida de Ibn Nāṣih.
Su biografía está llena de anécdotas legendarias basadas en su carácter. Tuvo fama de pensador independiente y de poseer un espíritu libre. Su condición le hizo acreedor de grandes odios por parte de alfaquíes y ulemas, guardianes de la ortodoxia religiosa islámica, contra quienes dirigió sus ácidas invectivas.
Destacó, por tanto, en el género satírico, con una extraordinaria habilidad para el registro popular del árabe, si bien también dominó el panegírico, con el que comenzó su trayectoria como poeta dirigiendo sus versos laudatorios a Alhakén I. A pesar de ello, su carácter irreductible le llevó a dirigir sus dardos en algunos de los más destacados miembros del séquito de Abderramán II, como el eunuco Naṣr o el gran poeta y músico Ziryāb. Estas sátiras despiadadas le ocasionaron el ostracismo del cuarto emir cordobés, que le desterró a Irak.
Su estancia en Irak, de todos modos, le permitió conocer la poesía de los modernistas que practicaban autores de la talla de Abū Nuwās. Los modernistas componían poemas a los placeres epicúreos, creando géneros novedosos como el báquico. Así, quizá sea Al-Ġazāl el primer poeta andalusí en escribir una composición de este género, muy elogiada por los círculos literarios de Oriente. El poema describe de un modo realista y con un lenguaje coloquial las costumbres bohemias, libertinas y exquisitas de al-Ándalus. También se recuerda a Al-Ḥakam Al-Bakrī por una extensa urğūzah —poema de métrica rağaz— en la que relata la conquista de Hispania, la guerra entre visigodos y musulmanes y la historia de los valíes y emires desde la invasión sarracena hasta sus días.
Ibn Ḥayyān, en su Al-Muqtabis II, definió su calidad poética con las siguientes palabras:
Tenía grandes dotes poéticas y una dócil inspiración que le permitía recorrer los distintos estilos con dulces palabras, hermosos conceptos y abundante estro. La mayor parte de su poesía se inclina a lo festivo y la broma, por lo que a veces usa palabras populares y vulgares, si bien en su producción elaborada y depurada es buena y excelente. Junto a su brillante educación, era un sabio variado, abundante, capaz de frivolidad al hablar, chistoso, profundo, donoso en sus noticias, cuyo recuerdo era permanente en preteridas épocas.Ibn Ḥayyān, Al-Muqtabis II.
Paulo Álvaro Cordubense, más conocido como Álvaro de Córdoba (Córdoba, ¿800? - †861) fue un erudito bíblico, teólogo y poeta mozárabe de Al-Ándalus. Marcelino Menéndez y Pelayo lo citó en su Historia de los heterodoxos españoles.
Biografía[editar]
Fue educado en el ambiente de la escuela abacial de Esperaindeo, donde fue condiscípulo de Eulogio de Córdoba, canonizado tras su martirio y muerte. Álvaro se convertiría más tarde en su primer biógrafo. Su formación humanística queda reflejada en la gran variedad de géneros en los que se desarrolla su obra (epistolar, biográfico, poético, apologético, ascético...). Uno de sus trabajos más importantes fue el Epistolario, compuesto de veinte cartas, de las cuales doce fueron escritas por Paulo Álvaro a distintos destinatarios y siete le fueron remitidas por algunos de estos; otra es de un obispo, dirigida a un destinatario desconocido. Eulogio le calificó como un «doctor egregio y en nuestro tiempo una fuente fluida y abundante de sabiduría».
Escribió además Vita vel passio beatissimi martiris Eulogii (860), sobre la vida de San Eulogio, la Confessio Alvari; los tratados de moral Liber Scintillarum e Indiculus luminosus (854), y numerosos versos en latín que testimonian su conocimiento de la poesía visigótica en esa lengua (Eugenio de Toledo, por ejemplo) y la de los clásicos latinos. La obra de Paulo Álvaro testimonia la pervivencia de un pensamiento católico que se rebelaba contra el avance de la sociedad musulmana.
A mediados del siglo IX, un siglo y medio después de la conquista musulmana, Álvaro de Córdoba se quejaba de que en su ciudad solo existiera un cristiano entre mil que pudiera redactar una carta en latín, mientras que muchos jóvenes escribían poesías en árabe o se dedicaban a los juegos retóricos en esa lengua. Como ha destacado Eduardo Manzano Moreno, «en un grupo, pues, no islamizado [los mozárabes] los progresos de la arabización lingüística habían sido tales que el latín estaba viéndose relegado cada vez más. De ahí la preocupación expresada por Álvaro de Córdoba».
Muqaddam ibn Muafá
Muqaddam ibn Muafá al-Qabrí | ||
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![]() Monumento a Ben Mocadem junto a la entrada del Castillo de Cabra | ||
Información personal | ||
Otros nombres | Ben Mocadem de Cabra | |
Nacimiento | 847![]() | |
Fallecimiento | 912 (65 años) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Poeta | |
Conocido por | Inventar la moaxaja | |
Muqaddam ibn Muafá al-Qabrí, también conocido como Ben Mocadem de Cabra, fue un poeta andalusí, nacido en Cabra en el 847 y fallecido en el 912 durante el Emirato de Córdoba. Hay pocos documentos sobre su vida, aunque se conoce que era ciego.
Se le considera el inventor de la moaxaja, donde incluyó una estrofa denominada jarcha y que posteriormente dio lugar al zéjel y al villancico en la lírica occidental. Fue uno de los poetas favoritos del emir Abd Allah I de Córdoba. Su poesía influirá notablemente en las cantigas de Alfonso X el Sabio, así como en el Arcipreste de Hita. Incluso fuera de la península, sus versos se reconocerán en el provenzal del conde de Poitiers. Sus poesías evolucionarán hasta convertirse en muchos de nuestros villancicos y coplas populares. La lengua es el romance y su temática es el amor, los placeres, la vida o la piedad.1
Reconocimiento[editar]
Juan Valera, también poeta egabrense del siglo XX, tradujo algunas de sus moaxajas, entre las que destaca la siguiente:
De balde es tanto afanar / amigos para pescar. / En las redes bien quisiera / prender la trucha ligera, / más esta niña hechicera / es quien más debe pescar. / Los peces tienen recelos / y burlar redes y anzuelos; / pero en sus dulces ojuelos / van nuestras almas a dar.Muqaddam ibn Muafá (traducido por Juan Valera)
Tiene un monumento realizado en bronce por el egabrense Rafael Pastor Santisteban junto al castillo de Cabra en su ciudad natal, Cabra, que fue instalado en enero de 2017 sustituyendo a otro anterior del mismo autor de finales de los años 1990.
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