La Leona de Bujalance es una escultura ibera que data del siglo V a. C.1 Esta escultura, que representa a un tipo de felino o un can, fue posiblemente tallada en un taller de los turdetanos, pueblo que habitaba la Turdetania, región ibera situada al sur de la península Ibérica.[cita requerida] La escultura está tallada en piedra caliza de color blanco-amarillenta.1 Tiene unas dimensiones de 62 cm de altura, 89 cm de largo y 28 cm de profundidad.
Fue descubierta en los años 1930 en una finca llamada Los Aguilones, en el término municipal de Bujalance (España).1 Se cree que se trata de un objeto funerario destinado a acompañar los restos mortales de algún personaje poderoso de la época, al igual que otras muchas representaciones de animales fantásticos de la época íbera. Actualmente se conserva en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, Córdoba (España).1
Se trata de una figura zoomorfa con cabeza de león situada de frente. El animal tiene los dientes apretados, con la lengua colgando por fuera de la boca. La cabeza tiene forma cúbica y un cuello largo. Posee una melena tratada de forma simétrica, con crines labradas y la cola está enrollada sobre el muslo izquierdo. No se conserva la parte inferior de las patas.

El Toro de Osuna, data de finales del siglo V a. C., es una escultura de la época ibera, concretamente esculpida por el pueblo turdetano, y que fue encontrada en Osuna, Sevilla, en el yacimiento arqueológico de la antigua ciudad ibérica de Urso. Se trata del altorrelieve de un toro echado labrado en un sillar, que formaba parte de un monumento funerario, en el cual tendría función protectora.
La escultura está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid, junto a diversas esculturas del periodo ibérico, y tiene el número de inventario 38416.
Es un toro erguido tratado de forma realista y rígida a la vez. Los ojos están rodeados de profundas incisiones que se prolongan encima de la nariz. La boca está entreabierta y la papada está tratada con incisiones curvas y paralelas. El cuerpo es delgado y con caderas pronunciadas.
Características técnicas[editar]
Tallado en piedra caliza. Las patas están partidas por encima de la rodilla, el rabo, la punta de las orejas y los cuernos están rotos. Altura 56 cm; longitud 121 cm; grosor 31 cm.

Los toros de Balones o bichas de Balones (en valenciano bitxa de Balones) son dos esculturas ibéricas halladas en Balones (Alicante, España)1
Los toros en la cultura ibérica frecuentemente en relación con las necrópolis y, concretamente en el área de la Contestania, también suelen estar en las cercanías de manantiales o ríos.2 Los toros de Balones se hallaron en la partida de Pitxòcol,1 en el pequeño valle de Seta.3
Las esculturas se conservan en estado fragmentario. Una carece de la cabeza y de las patas, mientras que la otra únicamente conserva los cuartos traseros.1 Su datación y atribución es segura, entre otros motivos, porque junto a ellas se encontró cerámica campaniense importada junto a cerámica ibérica.1 Asimismo, también se halló un relieve que muestra a una divinidad domadora de caballos.1 Los toros de Balones se encuentran expuestos en el Museo de Prehistoria de Valencia.1
CAMPA DE TORRES EN GIJON , EXISTE DESDE EL SIGLO V ANTES DE CRISTO
La Campa Torres es una extensión de terreno que se encuentra en el cabo de Torres, península que se recuesta sobre el mar Cantábrico, al norte de España. Domina el puerto de El Musel y se ubica en Jove, en el distrito oeste del municipio de Gijón (Asturias), a unos siete kilómetros de distancia del centro de la ciudad.
Se trata de un enclave que desde tiempos antiguos fue habitado por diferentes tribus así como por los romanos como atestiguan los restos y yacimientos arqueológicos que jalonan la zona del cabo de Torres así como el cercano monte Areo. Por todo esto podemos destacar los siguientes yacimientos arqueológicos como son las instalaciones del Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres y contemplar los restos del yacimiento arqueológico del oppidum Noega, un primitivo castro donde vivián los cilúrnigos.
Desde otro punto de vista el cabo Torres que conforma la campa posee una riqueza biológica y geológica de gran importancia, con la existencia de un sustrato vegetal característico.
La fauna del cabo no desmerece a la vegetación siendo un enclave de alta importancia para la observación de aves marinas.
Parque arqueológico-natural de la Campa Torres[editar]
Los primeros estudios en el parque datan de finales del siglo XVIII, cuando en 1783 el arquitecto Manuel Reguera González, instado por Jovellanos, excavando los restos de dos construcciones que él consideró pertenecientes a las construcciones de las Aras Sestianas.
En 1972, José Manuel González, profesor de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, lo cataloga como el castro Noega, conocido por diferentes textos antiguos. Seis años más tarde, en, 1978, José Luis Maya y Juana Bellón realizan la primera campaña de excavación científica, en esta campaña se halló un edificio romano y restos de arqueológicos más antiguos. En 1980 es declarado como Bien de Interés Cultural y en 1982 comienzan las excavaciones periódicas de la Campa de Torres, bajo la dirección de José Luis Maya González y Francisco Cuesta Toribio y dentro del "Proyecto Gijón".
En 1985 a José Luis Maya González y Francisco Cuesta se les encarga, por parte del Ministerio de Cultura, la redacción de un antepoyecto y proyecto para la creación de uno de los primeros parques arqueológicos de España en el yacimiento gijones.
El parque se inauguró por el Ministerio de Cultura en el año 1989 siendo parte del plan de parques arqueológicos que comienza a elaborar el ministerio ese año como forma de divulgación y estudio de diferentes yacimientos arqueológicos en España. En esta línea el ministerio se inclina no sólo a la muestra de las diferentes piezas que se encuentran en él, si no que amplía la concepción de la palabra museo a la zona que ocupa el yacimiento.1
Así por este motivo el parque se centra no sólo en la muestra de las piezas arqueológicas halladas en la zona en diferentes excavaciones que todavía hoy perduran si no que la colección se muestra dentro de un marco contextual con la época y la zona. Por ello aparte de realizar la labor típica de protección de las piezas realiza una divulgación del yacimiento con lo que el parque queda plenamente integrado en el territorio en el que se aloja.
El parque descubre la prehistoria asturiana centrándose en los inicios de los asentamientos desde las tribus astures prerromanas hasta las época romana que dieron origen a la ciudad de Gijón tal como la conocemos hoy en día. Esto es posible gracias a las excavaciones que han dejado a la vista las ruinas de un poblado prerromano posteriormente romanizado.
Los cincuenta mil m2 que conforman el parque se encuentran divididos en varias zonas diferenciadas:
- Recepción y museo (abajo)
- Faro romano
- Itinerario arqueológico (abajo)
- Castro (abajo)
- Miradores de aves
- Miradores
Recepción y museo[editar]
El museo ocupa un antiguo búnker de la guerra civil española para la defensa del Musel. En este edificio existe una sala de audiovisuales, servicios, espacios de trabajo, biblioteca y área de recreo.
El museo está compuesto por diferentes reproducciones, maquetas y audiovisuales.
Itinerario arqueológico[editar]
Está formado por trece puntos de observación en los que paso a paso se van enseñando e informando sobre los diferentes aspectos del poblado. Durante todo el recorrido la senda está jalonada por diferentes viviendas prerromanas de planta circular (siglo V a. de C.), elípticas y viviendas romanas estas ya con planta rectangular (siglos I al III).
Otros puntos de interés son la muralla defensiva, pozos artesanoss En este recorrido también vienen marcados datos de las zonas vegetales y su evolución en paralelo con las civilizaciones que poblaron la campa.
Los puntos de información que marcan este recorrido nos ofrecen también datos sobre las especies vegetales y su evolución histórica hasta configurar el paisaje actual.
El Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres es el centro neurálgico que organiza y coordina toda la actividad arqueológica del concejo de Gijón, sede del centro de documentación arqueológica del municipio y de la Biblioteca Manuel Fernández-Miranda.
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