domingo, 29 de septiembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA EN EL SIGLO II - ARQUITECTURA

El columbario romano Torre del Monje se encuentra en el término municipal de Almuñécarprovincia de Granada (AndalucíaEspaña). Se sitúa en una pequeña loma, junto a la carretera A-4050, que conecta Almuñécar con Jete, en la vega del río Verde. A poco más de un km en línea recta, al otro lado del río, se encuentra también el columbario romano Antoniano Rufo o La Albina. Es Bien de Interés Cultural desde 1931.

Descripción[editar]

Construido directamente sobre la roca, adaptándose perfectamente a la pendiente natural.
Es de planta cuadrada, de 3 metros de lado al exterior y 6 metros de altura en su lado Este, desde la base del extremo superior, es decir, una proporción de 2 a 1 entre la altura y la anchura, lo que le confiere un acusado aspecto turriforme. La parte superior se remata con un filete de lajas de pizarra simulando una cornisa y se cierra con una falsa bóveda, que al exterior muestra una deficiente restauración.
En los lados Norte, Sur y Este del columbario, los que por adaptación al relieve son de mayor altura, y por tanto más visibles, la obra se va ampliando escalonadamente de arriba hacia abajo, en cuatro ampliaciones, hasta alcanzar en su base los 3,80 metros del lado Este. De esta forma se consigue la idea de un exterior más monumental, como elevado sobre gradas o plintos. En su interior se superponen dos pisos, al inferior de los cuales se accede por un hueco cuadrangular practicado en el suelo. En las paredes se abren los nichos donde se depositaban las urnas cinerarias, un número de diez por paño, dispuestos en dos filas de a cinco, salvo en los casos en que aquellos se interrumpen por un ventanuco y la puerta, abierta en el trascurso de una restauración mediocre del monumento.
Estos nichos resultan de la colocación, de forma regular, de gruesas y planas lajas de pizarra entre las dos hiladas de piedra de los extremos de cada paño y el pilarete central, que marca la separación entre ambas filas.
El interior queda cerrado por una bóveda de cañón a la que se acomoda la obra de los paños Este y Oeste, terminados en medio punto.
La fábrica es de sillarejo irregular de pizarra trabado con mortero, con lajas más gruesas y rectas en los vértices, del mismo tipo que las usadas en otras obras arquitectónicas romanas de la zona.3
Ubicación de la Torre del Monje, junto a la vega de río Verde.  
Nichos en el interior del columbario.  

Historia[editar]

Su construcción corresponde a un periodo de intensa romanización en el que continúa vigente el rito de incineración y en el que las estructuras sociales permiten la edificación de enterramientos suntuarios familiares, perteneciente a una villa situada a unos 150 metros de distancia. Se construiría entre finales del siglo I d. C. y principios del II d. C.

Columbario romano Torre del Monje06.jpg









La Villa Romana de los Munts está ubicada en el municipio de Altafulla, a unos 10 kilómetros de Tarragona, sobre una pequeña colina cerca de la playa. La villa de los Munts muestra una zona residencial romana lujosa del siglo II en Tarraco. Es una de las localizaciones del Lugar Patrimonio de la Humanidad denominado Conjunto arqueológico de Tarraco, en concreto identificado con el código 875-013.

Villas Romanas[editar]

En la época romana, las grandes villas del campo no sólo eran lugares de ocio y esparcimiento, sino también eran centros de producción agrícolaganadera o industrial. Junto al área residencial, había edificios funcionales apropiados para una casa de labor, como bodegas, establos, graneros, almacenes de cereales. También había hornos y herrerías para actividades artesanas y, finalmente, viviendas para los sirvientes y los esclavos, que eran los que realizaban las labores del campo. Las villas solían estar ubicadas en medio de una propiedad de tierra de cultivo, siendo la fertilidad del suelo un condicionante para su asentamiento en una ubicación concreta. Generalmente, se construían los edificios sobre una colina, en un lugar soleado y cerca de una corriente fluvial. La proximidad de algún centro urbano aseguraba la salida de su producción.1
Los cultivos más importantes eran los de trigo, de viña y olivos, así como árboles frutales, hortalizas, legumbres y lino. Las técnicas agrícolas mejoraron por la introducción del arado romano, molinos más eficaces que los de los íberos, como el de grano, la prensa de aceite, técnicas de regadío y el uso de abonos.
En Tarraco, como complemento necesario de la ciudad, hay varias villas, entre las que se pueden citar la de Centcelles, transformada en mausoleo en el siglo IV, y la dels Munts, en el término municipal de Altafulla.

Historia[editar]

Por los datos arqueológicos disponibles (monedas y cerámica), se sabe que ya se habitaba a mediados de siglo I. Pero todo parece indicar que el gran momento constructivo corresponde a mediados del siglo II, cuando la mansión quedó perfectamente estructurada a partir de una planificación y una escenografía complejas.
La Villa Romana de los Munts se encontraba sobre una pequeña elevación del terreno que caía suavemente hacia el mar Mediterráneo y que permitía controlar todo el territorio próximo y bien comunicada, junto a la Vía Augusta. En la parte más alta de este cerro había unas cisternas de almacenamiento de agua y a lo largo de la pendiente se encontraba la zona residencial. Se han descubierto una serie de estancias, en el núcleo central articuladas alrededor de un pasillo porticado en forma de L. El lado corto de este pasillo estaba cubierto de lujosos mosaicos. Numerosas paredes y techos estaban decorados con ricas composiciones pictóricas.
En total se han contabilizado tres términos que formaron parte de la villa de los Munts. Las que se han conservado mejor han sido las llamadas inferiores, edificadas en dos grandes fases: la de construcción y la de monumentalización. Aquí se observan los vestuarios, las piscinas de agua fría y caliente, la zona de aguas tibias, una sauna, letrinas y los hornos que permitían calentar las dependencias y el agua.
En las termas, además de los pavimentos con mosaicos, las paredes de las piscinas aún conservan significativas trazas de los revestimientos con placas de mármol. Un conjunto termal más pequeño ha quedado cubierto parcialmente por las aguas del mar, ya que se encuentra dentro de la misma playa de Altafulla.
Los elementos que se han recuperado a través de las excavaciones nos demuestran la magnitud del complejo agricultor. La riqueza de las estatuas, pinturas, pavimentos, mosaicos y columnas de mármol no han dejado ninguna duda sobre el lujo de esta zona residencial romana. Esta opulencia hay relacionarla con Caius Valerius Avitus, uno de los dos duunviri de Tarraco en el siglo II. Caius antes había mandado Augustobriga (en Soria) y en Tarraco se construyó una villa de dos plantas inmensa, con jardines, termas y ricos mosaicos en la primera planta. En el piso de encima, prácticamente desaparecido, había un pórtico con vista al mar.2​ En el año 260 sufrió un incendio que destruyó casi todos los edificios que la componían. Seguramente causado por la primera invasión bárbara del territorio de la actual Cataluña. Posteriormente se produce una reconstrucción y reocupación de la villa, pero fue abandonada, definitivamente, a comienzos del siglo V. Ya en el siglo XVI era conocido como yacimiento romano a causa de los muros que afloraban de la tierra. A partir de 1967 se van realizando prospecciones metódicas que han dejado al descubierto una parte de esta monumental villa romana.
Vil·la romana dels Munts.jpg









Villa Fortunatus es una villa rústica romana de la que se conservan sólo las ruinas, situada a orillas del río Cinca, a unos 4 kilómetros del casco urbano de Fraga (Huesca), en España. En la antigüedad, la villa pertenecía al Convento Jurídico Caesaraugustano, dentro de la Tarraconense. Es uno de los ejemplos más importantes de arquitectura rural romana en Aragón.

Historia[editar]

Villa Fortunatus se sitúa en la comarca del Bajo Cinca cuya romanización comenzó en el siglo II, cuando desaparecieron los poblados íberos y aparecieron las villas y las calzadas romanas. Es una zona en la que no se han encontrado ciudades romanas: la identificación de Gallica Flavia con Fraga ha sido desestimada y la existencia de Octogesa, que se supone el nombre romano de Mequinenza, no ha podido ser demostrado, aunque IlerdaTolous o Celsa no se encontraban muy lejanas. La romanización fue profunda, como muestran los muchos vestigios, entre ellos, el mausoleo romano de San Valero, la calzada romana cerca de Torrente de Cinca, los mosaicos de Chalamera o los innumerables lugares en los que es posible encontrar restos de terra sigillata. Así, se cree que en tiempos romanos la zona debía ser de latifundios, dominados por grandes villas pertenecientes a ricos terratenientes de IlerdaCaesaraugusta o incluso Roma.2
La riqueza de la producción agrícola se puede comprobar precisamente en la ampulosidad que muestra la villa. Probablemente se cultivaban cereales en las zonas altas, por encima del valle, ya que todavía no existía el regadío en el área y las zonas bajas estaban expuestas a los caprichos del río. La exportación se hacía principalmente a por el río hasta el Ebro, hacia Celsa y Caesaraugusta o al puerto de Dertosa y de allí a Roma.2

La villa[editar]

En azul, plano de las excavaciones de la villa. En verde, restos de la basílica paleocristiana.
La villa parece haber sido construida inicialmente en el siglo II d.C. La parte más antigua es el ala oeste (6). A finales del siglo III y principios del IV se amplió, uniéndose la parte nueva con una escalera, ya que quedaba más alta.1
La villa posee un peristilo rectangular de 20,5 × 17 m (1), del que se conservan las bases de las columnas, con podiobasamentos y fustes de columnas. El jardín central, de 350 m², conserva un aquarium (2), decorado con frescos de tema marino, y un pozo de agua (3).1
Las habitaciones de los dueños de la villa se encontraban en el lado occidental (6). El área pública de la villa, donde se realizaban las recepciones y las fiestas, se encontraba en el ala sur (4). Es el área más vistosa, que estaba abovedada, y en la que se encontraba el «aula de recepción» (4).3
Al este quedaban las termas y las letrinas (9).3

Los mosaicos[editar]

La villa estaba ricamente decorada con mosaicos, de los que se han conservado varios del siglo IV d.C.
El mosaico con el nombre de FORTV - NATVS es el que le ha dado el nombre a la villa. Es un gran fragmento de la mitad superior de una orla del tercer cuarto del siglo IV d.C. que se encontraba en una estancia de unos 5,85 x 4,70 m abierta en el peristilo sur (4). Existe una discusión abierta sobre el significado del texto FORTV - NATVS. Para unos, como Fernández Galiano, se traduciría como «nacido a la Fortuna» y estaría relacionado con un culto a Cibeles, mientras para otros estaría relacionado con el nombre del dueño de la villa: Fortunato. El mosaico también muestra un crismón con alfa y omega, de significado cristiano. La explicación de la contraposición de motivos paganos y cristianos no ha sido aclarada con satisfacción.41
Toda la galería que rodaba el jardín tenía decoración musiva sobre el suelo. Son motivos geométricos en teselas bancas y negras que se conservan en las ruinas.

Calendario agrícola[editar]

En la galería sur, se encontraba un calendario agrícola del siglo IV d.C. que se conserva en su mayor parte en el Museo de Zaragoza, aunque dos meses se encuentran in situ y otros dos fueron destruidos. El calendario lo forman doce cuadros de unos 0,54 × 0,58 m., que representando diversos animales y frutos característicos del mes.4
También se conserva el mosaico de la exedra, que representa un jarrón con ramas ondulantes, zarcillos y racimos de uvas.4

La basílica[editar]

En el siglo VI, abandonada la vivienda, se construyó una basílica paleocristiana (A) en el ala occidental de la villa, adosada a la galería del peristilo. La planta basilical de tres naves, se remata con un ábside (B), semicircular en el interior y cuadrado por el exterior.13
A los pies se encuentra un baptisterio (C), con una pileta bautismal rodeada de cuatro columnas y hundida en el suelo. Al lado se encuentra un altar votivo romano vuelto del revés.

Excavación[editar]

La villa se encuentra cerca del poblado ibérico del Pilaret de Santa Quiteria, excavado por José Salarrullana a finales del siglo XIX. Salarrullana también descubrió la villa en 1879, pero no se llevaron a cabo excavaciones hasta 1926 a 1939, trabajos dirigidos por J. Serra. A finales de la década de 1980 volvió a ser estudiada por la Universidad de Barcelona.5
En 2009 la Diputación General de Aragón gastó 1,2 millones de euros en el cubrimiento del yacimiento para proteger los restos.

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