miércoles, 25 de septiembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA EN EL SIGLO II A.C.

Hispania Citerior fue el nombre de una de las dos provincias en las que quedó inicialmente dividida Hispania tras la conquista por parte de la República romana tras sus conquistas en el sur y este de la península ibérica. Comprendía la costa este, desde los Pirineos a Cartagena.
La administración de la Hispania Citerior recaía sobre la ciudad de Tarraco (actual Tarragona), mientras que la de Hispania Ulterior en Corduba (actual Córdoba). Al extenderse sus dominios hacia el interior peninsular, la Hispania Citerior se acabó convirtiendo en la provincia de Tarraconense del Imperio romano, que se extendía desde el Mediterráneo hasta Galicia.

Hispania Citerior
Provincia de la República romana
Hispania 1a division provincial.svg
Ubicación de la Hispania Citerior










Hispania Ulterior (Hispania «la lejana») fue una de las dos provincias en las que la República romana dividió Hispania al comenzar la conquista de la península junto a la Hispania Citerior. Comprendía inicialmente el valle del Guadalquivir, aunque posteriormente incluyó toda la parte occidental de la península ibérica. Su capital fue Corduba, la actual Córdoba.

Etimología[editar]

Hispania es el término latino dado a la península ibérica. El vocablo puede encontrarse en el año 200 a. C. en las obras del poeta Quintus Ennius. Probablemente derive del púnico אי שפן "I-Shaphan", cuya traducción sería "costa de damanes", un error de los fenicios que identificaron a los conejos como damanes. Ulterior es un sinónimo de ulter, que significaría "más allá". Según al historiador Dion Casio, la población de la región provenía de diversas tribus, por lo que no tenían ni una lengua ni un gobierno común.1

Historia[editar]

Tras la pérdida de SiciliaCerdeña y Córcega en la Primera guerra púnicaCartago comenzó a expandirse por el sur de la península ibérica. Por lo tanto, la mayor parte de la Segunda guerra púnica tendrá lugar en Hispania, finalizando con la derrota de Aníbal y los cartaginenses en la Batalla de Ilipa en el 206 a. C.; cuatro años después, Cartago se rendirá y cederá el control de la región a Roma tras su derrota definitiva.
En el 197 a. C., la península se dividió en dos provincias debido a la presencia de dos fuerzas militares durante la conquista. Estas regiones serán conocidas como Hispania Citerior e Hispania Ulterior. La frontera que separaba las dos provincias iba desde Cartago Nova hasta el mar Cantábrico.2
A mediados de la década de 170 a. C. los combates habían disminuido, en especial desde el tratado de Tiberio Graco con los celtíberos del año 178 a. C. Esa relativa paz quizá fue la razón que motivó al pretor del año 176 a. C., Marco Cornelio Escipión Maluginense, a solicitar la dispensa para acudir a la Ulterior como gobernador.3​ El 171 a. C. fue unida con la provincia Citerior durante la guerra de Macedonia, pero fue de nuevo separada en el 167 a. C.
La paz reinó hasta el ataque de los lusitanos en el 155 a. C. dirigidos por Viriato. Estos nativos derrotaron a los pretores romanos en dos ocasiones, lo que ocasionó que la rebelión se expandiera a otros lugares. La península pronto se convirtió en un centro de actividad militar con oportunidad de continuar avanzando. Como dijo el historiador Apiano, "[los cónsules] avanzaron no para la prosperidad de la ciudad [Roma], sino para su propia gloria y el honor de la victoria".4​ La zona fue ampliamente conquistada por el cónsul Décimo Junio Bruto Galaico en el 138 a. C., aunque la guerra continuó hasta el 19 a. C. cuando Augusto concluyó las guerras cántabras en la Hispania Citerior y la península fue conquistada al completo.
Augusto reorganizaría las provincias de la península una vez acabada la guerra. La Hispania Ulterior fue dividida en la Bética (la actual Andalucía) y la Lusitania (Portugal, Extremadura y parte de Castilla y León). La Hispania Citerior, que también incluía Cantabria y el País Vasco, se le renombró como Hispania Tarraconensis.
A principios del siglo V, los vándalos invadieron el sur de Hispania. El emperador romano Honorio encargó a su cuñado, el rey visigodo, que acabara con los vándalos. Los visigodos tomaron el control de Hispania e instauraron su capital en Toledo.

Consecuencias[editar]

Cada provincia estuvo administrada por un pretor. Además, miembros de la élite nativa se mezclaron con la aristocracia romana y les permitieron participar en su propio gobierno. Los emperador romanos Trajano, Adriano y Teodosio nacieron en Hispania. Los latifundios romanos se le daban a miembros de la aristocracia de la región. Se introdujeron acueductos y otros mecanismos más avanzados tecnológicamente. La economía se basó en la ganadería, así como en la exportación de oro, aceite de oliva, lana y vino.







Luxinio fue un régulo1​ íbero que en 197 a. C. se levantó en armas contra la república romana, en el marco de la revuelta íbera (197-195 a. C.), al mando de las fuerzas de las ciudades de Carmo y Bardo.







Megara o Megarávico1​ fue un guerrero hispano del siglo II a. C.
Fue líder del asentamiento arévaco de Numancia durante la Tercera Guerra Celtíbera, siendo elegido después de que las negociaciones con el general romano Quinto Pompeyo fracasaran. Megara le derrotó en combate cerca de las faldas de Numancia, primero fingiendo una retirada y entonces guiando a los romanos hacia trampas y emboscadas dispuestas al uso, y le forzó a aceptar un tratado de paz. El destino posterior de Megara es desconocido, ya que no se le vuelve a mencionar en las fuentes.






Olíndico (también conocido por Olónico ¿?-170 a. C.) fue un líder indígena celtíbero que promovió una rebelión contra los romanos1​ comandados por el pretor de la provincia Hispana de UlteriorLucio Canuleyo, quién la sofocó con éxito.
No es mucho más lo que se sabe de este acontecimiento, ocurrido en un periodo (años 179-169 a. C.) del que no se tienen muchas noticias en las provincias hispanas, aparte de las incesantes batallas y represalias entre romanos y celtíberos.

De acuerdo con Floro, Olíndico lideraba a sus tropas blandiendo una lanza de plata que afirmaba habérsele sido enviada por los dioses desde el cielo.








Retógenes, conocido como El Caraunio (m. 133 a. C.), fue un noble arévaco de Numancia. Participó en la Guerra Numantina.

Nombre[editar]

Pese a su sonoridad más helénica que hispana,12​ se cree que Retógenes provendría del celta rectu-genos, traducido como "de alta cuna",3​ con lo que una transcripción nominal más exacta podría ser "Rectúgeno" o "Rectugenos".4​ Este nombre eera popular entre los celtíberos de la época. Además de la evidencia arqueológica, aparece en las fuentes otro Retógeno anterior que colaboraba con los romanos y estaba dispuesto a sacrificar a sus propios hijos, rebeldes contra Roma, en el asalto, una caracterización difícil de reconociliar con la de Caraunio en caso de que fueran la misma persona.5​ Por su parte, Caraunio podría provenir del término ibero gara, "tierras altas", refiriéndose quizá a su tierra natal.6

Biografía[editar]

Caraunio era ciudadano de Numancia cuando Escipión Emiliano comenzó el asedio final a la ciudad.3​ Se le conoce en las fuentes como el más valiente de los numantinos, y esta cualidad sería demostrada en su corta pero destacable participación en la guerra, en la que trazó un plan para romper el asedio y reclamar la ayuda de otros pueblos. Hallándose la ciudad rodeada por una empalizada construida por Escipión, Caraunio reunió un grupo con cinco guerreros y sus respectivos sirvientes, y todos juntos asaltaron la valla una noche, aprovechando la oscuridad para asesinar sigilosamente a los centinelas sin levantar la alarma. Los sirvientes fueron a por caballos, cuerdas y una escala plegable, y por medio de ello la comitiva saltó la empalizada y descolgó a los equinos, sobre los que huyeron al galope antes de que los romanos se percataran del incidente.7
El guerrero y su séquito recorrieron las ciudades cercanas de los arévacos para suplicar su ayuda contra Emiliano, entre ellas Termancia y Uxama, pero fueron rechazados en la mayoría debido al temor que el romano y su ejército ejercían en toda Celtiberia. Tuvieron éxito por fin en una ciudad, Lutia, cuyos jóvenes se mostraron entusiastas por batallar e instaron a los demás ciudadanos a acudir en ayuda de Numancia. Sin embargo, los ancianos de la ciudad temieron represalias y delataron la rebelión a los romanos por medio de mensajeros. Escipión marchó contra Lutia y exigió la entrega de los sediciosos, pero éstos, quizá sobre aviso, habían huido. Los ancianos entregaron entonces a 400 jóvenes por miedo, y Escipión ordenó que les amputasen la mano derecha como castigo y para impedirles levantar su espada contra Roma. Tras ello volvió al cerco de Numancia.7
Un Retógenes presumible como la misma persona, habiendo quizá conseguido volver a Numancia por los mismos medios por los que salió, es mencionado en las fuentes tras muchos meses de asedio, cuando la ciudad estaba rendida por el hambre y las privaciones. Viendo que el final era inevitable, y prefiriendo quitarse la vida antes que rendirse, ordenó amontonar materiales inflamables en su barrio y prender grandes hogueras, y luego mandó a sus hombres que se matasen entre ellos y se arrojasen a las llamas. Los guerreros le obedecieron y murieron, unos decapitados por el rito celtíbero y otros inmolados por sí mismos, y Retógenes se mató el último.8

En la cultura popular[editar]

Caraunio es representado en el tutorial del videojuego Imperivm II: La conquista de Hispania, donde sirve brevemente de mentor para una versión fantástica de Viriato.
En 2007, Enrique Jiménez Beneite publicó Caraunio, una adaptación al cómic de la historia del personaje homónimo.








No hay comentarios:

Publicar un comentario