sábado, 28 de septiembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA EN EL SIGLO I - ARQUITECTURA

El templo romano de Córdoba está ubicado en la ciudad homónima, en España, y fue descubierto en los años 1950 durante la ampliación del ayuntamiento.1​ Se encuentra situado en el ángulo formado por las calles Claudio Marcelo y Capitulares. No es el único templo que tuvo la ciudad, pero sí fue posiblemente el más importante de todos, así como el único conocido por excavación arqueológica. Es un templo pseudoperípterohexástilo y de orden corintio de 32 metros de largo por 16 de ancho.
El 29 de mayo de 2007 el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía declara el conjunto Bien de Interés Cultural.

Historia[editar]

Su construcción se comenzó durante el reinado del emperador Claudio (41-54) y se terminó unos cuarenta años después, durante el reinado del emperador Domiciano (81-96), momento en el que se le dota de agua.2​ Sufrió algunas modificaciones en el siglo II, reformas que parecen coincidir con el cambio de ubicación del foro colonial que se traslada al entorno del actual convento de Santa Ana.
En la zona ya habían sido encontrados elementos arquitectónicos, tales como tambores de columnas, capiteles, etc., todo ello de mármol, por lo que la zona era conocida como los marmolejos. Esta zona de Córdoba pudo constituirse entre el siglo I y el siglo II, como el foro provincial de la Colonia Patricia, título que recibió la ciudad durante la dominación romana.
El material empleado fue casi exclusivamente mármol, desde las columnas a los muros, pasando por la cubierta y el entablamento. La calidad del mármol y la de la talla del mismo nos hablan de que su construcción fue llevada a cabo por artesanos con altísima cualificación, situando el resultado al nivel de los más bellos edificios del imperio.
El templo se situó en el límite de la Colonia Patricia, en la zona donde se ubicaba parte del lienzo oeste de la muralla. Las construcciones del interior, al igual que el lienzo de muralla, fueron destruidos para levantar el templo. El terreno fue allanado, creándose una terraza artificial donde se dispuso una plaza en medio de la cual se dispuso el templo.
Interior del templo.
La plaza estaba cerrada en tres de sus lados: el norte, este y sur (así lo indican los restos encontrados bajo el edificio situado en la esquina de Claudio Marcelo con Diario Córdoba), mientras que la oeste quedaba abierta para conectar visualmente con el circo.
Algunos estudios sugieren que entre ambas zonas existía una terraza intermedia que interconectaría ambos espacios.

Interpretación[editar]

Aunque no se tienen datos documentales, la situación del templo en la plaza porticada abierta al circo, ha llevado a los investigadores a identificar el templo como parte del conjunto dedicado al culto imperial, esto es, a los emperadores romanos divinizados.

Descubrimiento y puesta en valor[editar]

Samuel de los Santos, entonces director del Museo Arqueológico, y Félix Hernández fueron los directores de la excavación, en 1951. La interpretación de los restos que iban siendo descubiertos fue realizada por el arqueólogo Antonio García Bellido.
Capiteles, fustes y otros fragmentos del templo.
El edificio estaba situado sobre un pódium y estaba conformado por seis columnas en su fachada frontal y por diez columnas en cada uno de los laterales. Actualmente, los únicos restos que quedan del edificio son su cimentación, la escalera, el altar y algunos fustes de columnas y capiteles. Las formas que se ven hoy día son el resultado del proyecto de reconstrucción llevado a cabo a mediados del siglo XX, en los años cincuenta y sesenta, tras el descubrimiento de los restos hallados durante la construcción del Ayuntamiento de Córdoba. Lo que actualmente puede contemplarse se debe a las reconstrucciones llevadas a cabo por el arqueólogo Antonio García Bellido y el arquitecto Félix Hernández. Tanto los pilares como los fustes fueron construidos para la reconstrucción por Félix Hernández.
Lo más destacado del conjunto son los cimientos: los que sustentaban el edificio propiamente dicho y los contrafuertes delanteros, dispuestos en forma de abanico y apoyados en un muro, parte del cual es hoy visible en el Ayuntamiento, los cuales creaban un soporte para evitar que se desplazase por el peso del conjunto, construido completamente en mármol. Este tipo de sujeción, llamada antérides, no era frecuente en el Imperio, lo cual supone un valor añadido al conjunto cordobés. Las antérides junto a los masivos cimientos del templo nos hablan de la magnitud que debió tener, ampliamente visible desde la Vía Augusta, principal vía de entrada por el este, que corría paralela al circo
Alrededor pueden verse algunos fragmentos originales del templo, tales como piezas de tambores o capiteles. Otros restos fueron llevados al Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba para su mejor conservación, como algunos relieves que allí se exponen, y donde también se hallan algunos de sus capiteles, mientras que varios fustes de sus columnas se pueden observar en la plaza de las Doblas.

Restauración y acceso interior[editar]

En marzo de 2017 se puso en marcha la primera fase de conservación del conjunto: unos trabajos de restauración para quitar la capa negra que cubría el monumento y adecentar la zona, quedando los trabajos finalizados el 31 de julio de 2017.
La segunda fase fue adjudicada en abril de 2018, que consiste en la creación de una plataforma que permita el acceso a la zona para visitas turísticas y la creación de un centro de interpretación.3​ Se esperan que las obras concluyan en primavera de 2019.

Templo romano - Córdoba (España).jpg










El yacimiento de las termas romanas de Alameda (provincia de Málaga) está formado por una serie de estructuras, algunas de ellas bastante complejas, que se han podido documentar gracias a las distintas actividades arqueológicas realizadas. La entidad y variedad de los restos, registrados en una amplia secuencia cronológica, que se inicia en época calcolítica hasta el período romano, documentado este último desde el siglo I al IV, ha permitido estudiar la ocupación de esta zona dentro de la comarca de Antequera.

Descripción[editar]

El yacimiento se compone grosso modo de dos grandes fases. Por un lado un sector se adscribe al período calcolítico y por otro lado tiene una fase romana bastante más desarrollada que la anterior. De la Edad del Cobre se conservan una serie de fosos (hasta una treintena) excavados en la roca, con una tipología variada: en pozo, tipo silo o con corredor. También se han observado, conectando algunos de estos fosos, una serie de canales de reducidas dimensiones. En un principio esta zona se interpretó como necrópolis, pero los estudios actuales tienden a desarrollar una línea diferente; teniendo en cuenta la tipología y los restos hallados en su interior es más probable que se trate de silos. En cambio, sí se ha podido determinar el uso prolongado de estas estructuras, llegando incluso hasta época postmedieval.
La fase romana de este yacimiento se considera como parte de una mansio, posiblemente Vrgapa, citada por el Anónimo de Rávena en la vía Malaca-Hispalis entre Antigaria y Osipon. En la terraza superior se detectan unas instalaciones termales, mientras que la inferior se caracteriza por un conjunto de edificios públicos. Sin embargo recientes excavaciones han venido a completar este panorama con la presencia de una zona industrial donde predominan las piletas.
El complejo termal se delimita mediante muros construidos con sillares. Se define el recinto por tener planta rectangular, pavimentos de opus signinum y muros medianeros realizados mediante opus incertum, algunos con revestimiento de opus signinum. De este edificio, considerado público por su entidad, se conservan diversas estancias absidadas y también varios hypocausta con sus característicos pilares de ladrillos. En general se puede distinguir todavía parte de las salas principales como el frigidarium y el caldarium.
Como ejemplo del resto de la arquitectura pública documentada en este yacimiento se ha localizado una plataforma absidada realizada a base de sillares y que cuenta con varios pilares de opus caementicium, algunos de ellos enlucidos. La singularidad de esta estructura dificulta su interpretación pero por sus características no hay duda de su entidad.
El sector público descrito se consolida a lo largo de los dos primeros siglos de nuestra era, para posteriormente pasar a manos privadas con la aparición de una zona industrial. El máximo exponente de esta área productiva son las piletas que se han podido documentar; realizadas mediante opus caementicium, algunas tienen forma cuadrangular, mientras que otras son más irregulares. Futuros estudios podrán concretar cuál es la actividad que se desarrollaba en estas instalaciones porque actualmente la información es bastante parcial, dado que los resultados de las excavaciones más antiguas, de la década de los ochenta del siglo pasado, son difíciles de interpretar.
Con el objeto de poner en valor el yacimiento arqueológico mediante la construcción de un centro de interpretación, se han realizado sondeos en una de las parcelas donde se han descubierto enterramientos en fosa de difícil adscripción cronológica.

Resultado de imagen de Termas romanas de Alameda









Los baños públicos, además de lugares para el aseo y cuidado personal, servían como centro de las relaciones sociales y ocupaban un lugar importante en la organización y difrute del ocio en la Antigua Roma. Como en la mayor parte de las ciudades romanas, Asturica Augusta contaba con instalaciones de este tipo, de las cuales se conocen por ahora dos complejos termales, las Termas Mayores y las Termas Menores.

Termas Mayores[editar]

Pavimento de opus spicatum de las Termas Mayores
En agosto de 1984, durante unas excavaciones dirigidas por Tomás Mañanes en la calle Santiago Crespo, se hallaron los restos de lo que se denominarían Termas Mayores. Esa zona ya había deparado noticias previas, como los hallazgos mencionados por José María Luengo a mediados del siglo XX o como la alusión al edificio termal en un documento de 1226 procedente del Archivo de la Catedral.2​ La superficie total excavada, gracias a las distintas intervenciones arqueológicas, está próxima a los 2200 metros cuadrados, a pesar de las dificultades que plantea el medio urbano para la arqueología.
Estas Termas Mayores se ubicaban en la zona central de la ciudad, junto a la intersección de los dos viales principales (de orientación Noroeste-Sureste y Noreste-Suroeste). En ellas se documentan dos momentos constructivos: una primera fase, entre mediados del siglo I y mediados del siglo III, y una segunda fase, del siglo V, tras sufrir una importante remodelación.3
Los accesos se realizaban por su límite meridional y septentrional; el primero a través de una construcción cuadrada, posible vestibulum, y el segundo constatado gracias a la ubicación del apodyterium. No hay datos acerca del abastecimiento de agua al complejo, al igual que ocurre con el resto de la ciudad, pero fue encontrada, por ejemplo, una canalización que evacuaba las aguas desde el frigidarium hacia una de las cloacas que discurre por el límite meridional del edificio.4​ Se ha podido documentar un gran frigidarium, anexo a otros cuatro espacios: tres de ellos con hypocaustum (cella tepidaria y dos sudatoria circulares) y un cuarto, con mosaico bícromo, interpretado como apodyterium.

Termas Menores[editar]

Restos de un hipocausto de las Termas Menores
Por su parte, las Termas Menores —descubiertas a principios de los años ochenta en un solar de la calle Padre Blanco— se localizan en la parte sudoriental de la ciudad. En aquel momento se documentaron dos caldaria y una canalización, pero los trabajos arqueológicos posteriores mostraron los distintos ambientes de este complejo. Cronológicamente se distinguen tres fases: la primera de mediados del siglo I, la segunda a finales del siglo I o principios del II y la tercera a mediados del siglo II, momento en el que sufre una importante reestructuración de los espacios.5
Presentan un buen estado de conservación, lo que permitió conocer la función de cada uno de los espacios en el programa de baños: frigidariumtepidariumsudatorium y dos caldaria, además de las estancias de servicio como las destinadas a los hornos o praefurnia. Las pequeñas dimensiones del complejo hacen pensar que fue usado por un número pequeño de personas, cuyo acceso sería restringido para un determinado sector de la ciudad o clientela.











Termas romanas de Augusta Emerita

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Coordenadas38°55′16″N 6°20′05″O (mapa)Capital de la Lusitania romana, enclavada en lo que actualmente es la ciudad de Mérida (Badajoz), formó parte de la Hispania de César Augusto.
El planeamiento urbanístico de Augusta Emerita fue concebido con un plan hipodámico, que facilitaría la distribución de las calles en ángulo recto, confiriéndola una estructura urbana cuasi perfecta.
En la antigua Augusta Emerita existían 19 balnearios, aunque no se poseen planos pormenorizados, lo que impide detallar cómo eran los edificios. Además, los balnearios totalmente excavados son pocos, lo cual nos impide tener una visión amplia de los mismos. De lo que se desprende, que no podemos establecer su tipología ni la evolución del balneario doméstico.

Cronología[editar]

Siglo I d.C.
Comenzaremos diciendo, que a continuación se describirá uno de los pocos edificios termales de esta época.
En las excavaciones realizadas en el interior de la iglesia de Santa Eulalia, se descubrió parte de una casa romana con vestigios de lo que pudo ser un balneario.
El balneario constaba de de una bañera en rectángulo, con un saliente en forma de lóbulo en la parte oriental.
Siglo I (final) - Siglo II (comienzo)
De este momento data el balneario de la calle J.Lennon, del cual se preserva parte de la zona caliente, con un caldarium de 15 m2 y parte del tepidarium.
Existe una natatio de 12 m de largo y una superficie total de 45,468 m2, rodeada por un pórtico en sus lados NO y SE.
Esta zona termal era parte de una domus cuya estructura no estaba definida, lo cual impide determinar en que área de la casa se encontraba el balneario.
En el siglo III el edificio fue derruido.
Siglo II
Tenemos los balnearios de la Alcazaba y de la calle Sagasta, formando parte de una domus.
Siglo III
Hay testimonio de un pequeño balneario privado, cerca de la llamada Casa del Anfiteatro o Torre del Agua; no obstante, no está clara la relación entre ambos.
El balneario tiene una orientación diferente con el proyecto arquitectónico de la casa, a pesar de que en apariencia tenía muros compartidos.Hay evidencia del derribo del límite de la domus para construir el balneario, en un lugar cercano al del acceso principal. Es factible que esta edificación forme parte de otra domus, posiblemente ubicada donde hoy en día existe un bloque de viviendas (esto, cronológicamente hablando, sería coetáneo al balneario), hecho posterior al abandono de la edificación formada por la Casa del Anfiteatro.
La conformación del balneario es bastante sencilla, algo usual en cualquier balneario privado urbano, habiéndose usado para la construcción del hipocausto unas suspensurae con arcos de unos 6o cm de altura. Se utilizaba el arco como soporte del suelo, lo que se acredita a través de la tipología de las suspensurae.
Otro balneario se halla en la calle Reyes Huertas, ubicado fuera del centro de la ciudad (zona industrial), correspondiendo a una edificación termal cuyo carácter es difícil de catalogar.
La Casa del Mitreo es también un ejemplo termal, formando parte de una villa suburbana. Hay discrepancias sobre la relación del balneario con la villa, debido a que sus orientaciones son distintas, aunque por otra parte no se poseen indicadores que lo vinculen con otra. Apostillar que, se documentan unas suspensurae formadas por arcos de ladrillo.
Siglo IV
En el barrio de la Morería se han realizado prospecciones que acreditan el termalismo emeritense, aportando datos significativos al trazado urbanístico de la ciudad.
En una cuadrícula extensa se han excavado tres insulae completas y otras tantas parciales donde aparecen trece viviendas, habiéndose encontrado en cuatro de ellas sus balnearios. Uno de estos tiene una planta distinta a las documentadas en otros lugares de la ciudad, consistente en una zona cálida con estructura ligeramente trapezoidal, apareciendo internamente dos ábsides simétricos y una bañera triobulada decorada con pinturas.
Todavía, estar por descubrir el emplazamiento de las termas monumentales de Augusta Emerita, aunque con la firme convicción de que se encuentran en las proximidades del foro.
Durante mucho tiempo se creyó que la majestuosa edificación termal se situaba en la calle de Baños, porque aquí se venía ubicando la Casa de los Caños del Agua, hecho que fue refutado al realizar las excavaciones del terreno.
Junto al Museo Nacional de de Arte Romano se vislumbró una edificación que pudiera ser de carácter termal, identificando alguno de los espacios sobre hipocausto, datando el hallazgo entre los siglos III y V.
En definitiva, podemos concluir que no se han encontrado los vestigios suficientes que nos permitan sistematizar una tipología de balneario privado (del público nada conocemos), lo cual no es óbice para seguir trabajando en esta cuestión que nos permita llegar a unas conclusiones más satisfactorias.




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