La vía sepulcral de la plaza de la Villa de Madrid es una necrópolis romana de los siglos I a III1 situada en la plaza de la Villa de Madrid y sus alrededores, en Barcelona. El yacimiento queda a un nivel inferior al de la plaza, aunque la urbanización permite que se vea desde la calle. Es uno de los diversos espacios patrimoniales gestionados por el Museo de Historia de Barcelona.2
Entre los siglos I y III, la ley romana prohibía los enterramientos dentro de la ciudad3 y por ello las áreas funerarias de Barcino se situaban fuera, a lo largo de los caminos que salían, empezando a tocar mismo de las murallas.4 En este contexto, la necrópolis de la plaza de la Villa de Madrid se considera una vía sepulcral secundaria,5 alejada de la muralla y con enterramientos de personas de clase media o baja4 (esclavos y libertos).6 Por el contrario, es la necrópolis barcelonesa de esta época encontrada en mejor estado de conservación y mejor estudiada, ya que del resto sólo se han localizado restos puntuales y, sobre todo, restos de los monumentos funerarios empleados en la ampliación de la muralla romana4 en el siglo IV.
El eje de la necrópolis es la vía, de unos cinco metros de anchura, de la que se han podido encontrar restos entre la calle Portaferrissa y la calle Santa Ana y que salía de la ciudad por la puerta sur-occidental (hacia la actual calle de la Boqueria)7 y se dirigía hacia las Corts o Sarrià. A ambos lados se encuentran las sepulturas en hileras pero sin una disposición regular, y con la necrópolis delimitada con un muro por el lado exterior.5 Se han identificado 85 sepulturas de diferentes tipos: seis cupae monolíticas, seis aras, una estela, dos losas con inscripción, treinta y tres túmulos (dos de ellos cónicos y el resto cuadrangulares o cupae de obra), diecisiete enterramientos protegidos con tejas y ánforas y veinte enterramientos sin restos de protecciones de ningún tipo.1 Actualmente, en la vía sepulcral se pueden ver tres cupae monolíticas más que las que había originalmente, ya que estas tres cupae procedentes de las excavaciones de la muralla se colocaron a finales de los años 50 en los emplazamientos donde se encontraban las restos muy dañadas de tres cupae de obra.8
Poco después de dejar de utilizarse la necrópolis se fue cubriendo de depósitos aluviales procedentes de los torrentes que bajan de Collserola. Esto mantuvo escondidas las piedras y evitó que se reutilizaran como material de construcción. En 1956 se descubrió al hacer los movimientos de tierras para la construcción del edificio que actualmente ocupa el lado sureste de la plaza, y se hizo una primera campaña de excavación, seguida de otra en 1959.1 Entre el 2000 y el 2003 se volvió a excavar, coincidiendo con la última urbanización de la plaza,5 y en 2008 se inauguró la museización actual.6
La excepcionalidad del yacimiento consiste en el hecho de que las tumbas se han encontrado en su contexto original, ya que de la gran mayoría de sepulturas romanas que conocemos sólo tenemos elementos de piedra reutilizados en otras obras6 o sepulturas aisladas. Como muestra, en Barcelona se han encontrado numerosos ejemplares de cupae monolíticas (28 en total), pero de éstas sólo se han encontrado en el lugar original las seis de esta vía sepulcral.
Villa Cornelius es una villa romana, enclavada en el término municipal de Énova, en la comarca de la Ribera Alta, en una zona conocida como “EL Alters”. El hallazgo del yacimiento se debió a una casualidad, ya que se encontraron los restos de la villa cuando, en septiembre del año 2003, se iniciaron los trabajos previos a la construcción del trazado del AVE Madrid-Valencia.123
Se trata de una villa rural, de entre 2600 a 3000 metros cuadrados, situada muy cerca de la Vía Augusta (en una llanura entre el río Sucro (Xúquer) y su afluente el río Magro) y de la antigua Saetabis (Játiva), en la provincia Tarraconense, perteneciente al patricio Publius Cornelius Iuniani (nombre del cual debió dar lugar al topónimo de la población posterior, Iunianus).123
La villa se construyó a finales del siglo I d. C. (concretamente entre los años 65 y 75) y finalizó su uso en el segundo cuarto del siglo V d. C. A lo largo de este período, en el que la villa se dedicó a la explotación y el procesado del lino, se llevaron a cabo diversas reformas tanto en la casa como en la zona de producción.1
Debió de abandonarse lo suficiente como para que parte de la techumbre de los edificios residenciales cayeran y quedaran sobre los suelos (que contenían mosaicos), sellándolos y permitiendo su conservación hasta nuestros días.2
Los restos han permitido distinguir claramente entre la zona que se destinaba al uso residencial, la conocida como «pars urbana», y la destinada al uso productivo o de labor, llamada «pars rústica».2 Gracias al estudio de los restos hallados, sobre todo de los epigráficos, se llegó a la conclusión de que en la villa debieron habitar el dueño, su familia y el personal de servicio que estaba compuesto fundamentalmente por libertos y esclavos. De muchos de esos personajes se ha llegado a conocer incluso su nombre gracias a los epígrafes votivos y funerarios.1
En el yacimiento se pudieron encontrar mosaicos policromados, unas termas de uso doméstico, un templo privado en el que destaca una escultura, una inscripción sepulcral de un liberto romano, pavimentos de mármol (posiblemente de las canteras de Buixcarró, la actual Bárig), diversas monedas, restos de vidrio y cerámica, restos del vidrio original de una ventana, e incluso pueden observarse las carriladas de carro en la parte que debía constituir la Vía de unión entre la actual Játiva (Saetabis) y Denia (Dianium), la cual pasaba por delante de la cantera (considerada por algunos estudiosos, como el arqueólogo Miquel Martí, como una de las más importantes de la Península Ibérica durante la [romanización (aculturación)|romanización]]), situada a unos 500 metros de la villa, en una zona conocida como “Partida dels Francs”, que también quedó al descubierto al hallar el yacimiento de Villa Cornelius.23
Tras su hallazgo se realizó una excavación arqueológica de urgencia, en 2004, estando responsabilizados de su dirección los arqueólogos Rosa Albiach, Elisa García-Prósper y Aquilino Gallego (los cuales serían casi diez años más tarde los encargados del comisariado de la exposición llamada “Villa Cornelius. La vida rural en la época romana”, que se llevó a cabo, en 2013, en el Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia; en la que se mostraron muchas piezas recuperadas y puestas en valor por la restauradora del Museo de Prehistoria de Valencia, Trinidad Pasies).3456
Actualmente la exposición 'Villa Cornelius. La vida rural en la época romana', se ubicó en el Museo de l'Almodí de Játiva, ya que según la Ley de Patrimonio, le correspondía tener en depósito estos restos, en tanto ser el Museo más próximo al lugar del hallazgo.7
Por su parte el yacimiento se encuentra enterrado de nuevo, de manera que pese a que las vías del tren pasan por unos puentes, en lugar de reposar sobre las ruinas de la villa romana, para salvaguardarlas y permitir su acceso y visita, el yacimiento está sepultado.

La Villa Romana de Can Llauder está situada en Mataró, Barcelona (España), en el territorio de la antigua ciudad romana de Iluro, a las afueras de lo que era el núcleo urbano. Se asentaba en un llano delante del Mediterráneo entre 5 y 10 metros de altura sobre el nivel del mar, a medio quilómetro de la actual línea de costa y a unos 650 metros de la Vía Augusta.
Fue descubierta en el año 1961, aunque se tenían indicios de restos arqueológicos en la zona desde el siglo XVIII. En el año 1964 fue declarada Monument Històric Artístic d'Interès Nacional (Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional) y posteriormente Bé Cultural d'Interès Nacional (Bien Cultural de Interés Nacional). Trabajos de urbanización de la zona, en el año 1970, destruyeron una parte de la villa, al derrumbar la Torre Llauder, del siglo XVIII. En el recinto se conserva el escudo de armas de la puerta principal de la torre.
Situación[editar]
La Villa se encuentra en el Pla d'en Boet, en la confluencia de la Avenida del President Lluís Companys, y la Ronda del President Macià, elevada sobre los terrenos que lo rodean ya que fueron rebajados al ser urbanizados. El cerrado actual fue construido el año 1980. Visto desde fuera puede parecer un estadio, debido a que los muros exteriores forman gradas, el acceso se encuentra en la parte posterior.
Descripción[editar]
Es una zona residencial que se remonta a la primera época imperial romana (siglo I a. C.) remodelada posteriormente a principios del siglo III, época de máxima plenitud a la cual pertenece la rica decoración de mosaicos y mármoles, con restos de estucos y pinturas, y que fue habitada hasta la alta Edad media.
Por sus características debía de ser la residencia de un rico propietario, probablemente la residencia de su familia y sus esclavos. Una inscripción encontrada la relaciona con Caius Marius Aemilianus hijo de Lucius de la tribu Aniensis barcelonès immune, aristócrata de Barcino, con propiedades también en Iluro.
Arquitectura[editar]
La parte que se conserva se compone de una zona residencial, donde se encuentran las salas nobles, situadas alrededor del atrium. Estaba compuesta por estancias o salas dispuestas alrededor del impluvium. Son las más bien conservadas actualmente y se encuentran pavimentadas por mosaicos con motivos geométricos y vegetales. Estaban destinadas a la recepción de visitas, al trabajo, como despacho o archivo y al descanso. El sector residencial de la villa está datado al siglo I d. C., los mosaicos son del siglo II d. C. El ábsis de la sala 2 fue añadido con posterioridad, en siglo IV, al reconvertirse en basílica paleo-cristiana.
Atrium[editar]
El atrium de la villa romana se utilizaba como recibidor, para limitar el acceso de las visitas a las estancias privadas. Consistía en un porche rectangular situado alrededor de un depósito donde se recogía el agua de la lluvia (impluvium). El atrium, espacio al aire libre, era el patio central de la dumus, y por su abertura superior entraba el agua de lluvia (compluvium), que caía en un pequeño estanque central (impluvium), comunicado con una cisterna subterránea.
Los baños[editar]
Los baños, balneae, estaban divididos en tres zonas: la zona caliente o caldarium, la zona tibia o tepidarium y la zona fría o frigidarium. Se encontraban junto a las letrinas para aprovechar las cloacas y junto a la cocina para aprovechar el calor de los hornos.
Letrinas[editar]
Las letrinas, latrinae, se encuentran junto a los baños. Eran comunitarias y disponían de lavabo para limpiarse las manos. Se encontraban justo encima de las cloacas que evacuaban también el agua de los baños.
El porche[editar]
El porche o peristilo, peristylum, separaba la zona residencial del patio ajardinado que proporcionaba una zona verde privada.
Hallazgos[editar]
Debajo de las habitaciones se han encontrado cuatro hornos de cerámica, de la segunda mitad del siglo I a. C., donde se debían fabricar las ánforas destinadas a guardar y vender el vino que se producía en la propiedad. Se han encontrado también parte de tres esculturas y una losa con inscripciones referentes a Caius Marius Aemilianus, propietario de la villa, entre otros objetos, que se encuentran en el Museo de Mataró.
Galería fotográfica[editar]
Cronología[editar]
- 30-1-1961: descubrimiento de la villa, concretamente un ángulo del impluvium.
- 1970: la Torre Llauder y la casa anexa son derrumbadas a pesar de encontrarse dentro del inventario de Protección del Patrimonio Cultural Europeo, en concepto de arquitectura militar.
- 11-12-1964: Decreto (BOE número 17, página 1117, de 20-1-65) que declara la villa como Bien de Interés Cultural.
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