SIGLO XV EN ESPAÑA - PINTORES
Juan de Peralta fue un español de estilo gótico internacional.
Juan de Peralta es conocido por una tabla con San Andrés en colección privada parisina, firmada Joh[an]n[e]s Peraltis, a la que posteriormente agregó Hériard Dubreuil la tabla central de un pequeño retablo dedicado a la Virgen con el Niño con las armas de Alonso de Carrillo, cardenal de San Eustaquio y obispo de Sigüenza de 1422 a 1435, también firmada.12 Su autor, para José Gudiol, se reconocería en el maestro anónimo al que Chandler R. Post había llamado Maestro de Sigüenza, por las tablas del retablo de San Juan el Bautista y santa Catalina de la catedral seguntina, parcialmente conservado en el Museo del Prado, identificado a su vez por Gudiol con el autor del tríptico de la Virgen con el Niño y ángeles del Museo Lázaro Galdiano, firmado Joh[an]n[e]s Hispalensis. El maestro de Sigüenza, Juan de Peralta y Juan de Sevilla serían así un mismo pintor, apellidado Peralta y originario de Sevilla, pero si las similitudes entre el autor de las tablas de la catedral de Sigüenza conservadas en el Museo del Prado y el del tríptico del Museo Lázaro Galdiano firmado Juan de Sevilla no ofrecerían dudas,3 más compleja es la relación con la obra firmada de Peralta, de un carácter más expresivo, diferencias que son difíciles de explicar incluso si se considera una posible evolución estilística del pintor, que iría del italogótico al gótico internacional.4
Su ámbito de actividad se localiza en torno a Sigüenza, con ramificaciones en las provincias limítrofes y cierta vinculación con la casa de la Cerda. Puede servir de testimonio el atribuido a Peralta Martirio de San Sebastián del Museo Cerralbo, con Gastón y María de la Cerda, hijos del III conde de Medinaceli según la inscripción que figura al pie, y los escudos de las casas de Medinaceli y de Sarmiento en lo alto. La tabla, procedente de la ermita de San Sebastián de Montuenga (Soria), se dataría hacia 1429/1430 atendiendo a la edad aparente del IV conde, Gastón de la Cerda y Sarmiento, nacido en 1414, quien pudiera ser también el autor del encargo del retablo de San Juan el Bautista y santa Catalina de la catedral de Sigüenza, aunque otros investigadores prefieren adelantar su cronología a una fecha cercana a 1410, relacionando el encargo con el II conde o con algún miembro de la familia ligado a él.
Gonçal Peris Sarriá, documentado entre 1380 y 1451, es una de las principales figuras de la pintura gótica valenciana de la primera mitad del siglo XV, junto con Antoni Peris, Miguel Alcañiz y Jaume Mateu.1
Era miembro de una familia de pintores instalada en Valencia desde el siglo XIII, de la que solo se han podido identificar obras de Antoni y de Gonçal Peris. Su formación artística tuvo lugar en los últimos años del siglo XIV y los primeros del siguiente, formación realizada en el taller de Pere Nicolau (activo en Valencia desde 1390 hasta su muerte el 25 de julio de 1408). Peris fue nombrado conservador de los bienes de su maestro, pero al poco tiempo tuvo que comparecer ante la justicia, viéndose obligado a pasar estos bienes a Jaume Mateu, sobrino y heredero universal de Pere Nicolau.
Taller propio[editar]
Desde entonces pasó a dirigir un taller con gran éxito y con clientes de elevado rango. Una muestra de ello, y una de sus primeras pinturas fechadas con seguridad, es el retablo de Santa Marta y San Clemente de 1412 contratado por el obispo de Barcelona, Francesc Climent Sapera, para su ubicación en la catedral de Valencia, donde se conserva la tabla central. En ella se ha señalado la influencia de Marçal de Sax, quien trabajó con él y con Pere Nicolau.
En septiembre de 1427 cobró junto con Jaume Mateu y Joan Moreno la cantidad de 1072 sueldos y tres dineros por las pinturas de la Sala Nova o Sala Daurada de la Casa Consistorial de Valencia, aún no acabadas en abril de 1428 cuando le fueron presentadas a Alfonso V. Se trataba de quince tablas en las que se representaba a la serie de los reyes de Aragón, según indicaba el primer documento de pago: «XV tabulis sive postibus pictis imaginibus regum Aragorum». Del derribo del edificio en 1860, de todo el conjunto de pinturas solo se salvaron cuatro, conservadas actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña: Pedro I, Pedro III, Alfonso III y Alfonso V.2
En el año 1438 le encargaron, junto con su sobrino García Peris y su alumno Joan Reixac, que analizara una obra hecha por Luis Dalmau, quien había regresado de Flandes en 1436, introduciendo en la pintura valenciana las últimas corrientes flamencas, corrientes que se habrían visto reforzadas por la presencia en la ciudad, entre 1439 y 1460, del cuestionado pintor de Brujas Louis Alincbrot. La pintura de Gonçal Peris se verá afectada por este nuevo estilo, como se ve en el retablo de San Martín, Santa Úrsula y San Antonio, de 1443, procedente de la cartuja de Porta Coeli y conservado en el Museo de Bellas Artes de Valencia, que se considera una de las piezas maestras de la pintura valenciana del siglo XV.
La última noticia que se tiene de Gonçal Peris es su testamento y su muerte en 1451 en el Hospital de las beguinas de Valencia.
Se le atribuyen un grupo homogéneo de obras, algunas de dudosa autoría, pero aquí se mencionan algunas de las más seguras:
Nacido posiblemente en Barcelona y hacia 1411,3 fue hijo del escultor catalán Llorenç Reixac, que en 1447 aparece registrado en Valencia como ciudadano de Barcelona en un documento referido al hijo, al que nombraba su procurador.4 Documentado por primera vez en Zaragoza en 1431, desde 1437 se le encuentra trabajando en Valencia.5 Relacionado con Jacomart, aunque con un estilo más tosco y sin llegar a desprenderse por completo del gusto narrativo propio del gótico internacional,1 cuando aquel marchó a Nápoles, en 1442, dejando inacabado un retablo dedicado a San Miguel para la localidad de Burjasot, fue contratado para finalizarlo, encargo del que puede proceder la más temprana de las obras de Reixach conservadas: el San Miguel Arcángel de la Galleria Parmeggiani en Reggio Emilia.52
Entre las obras que se le atribuyen se encuentran los siguientes retablos:
- El de Santa Úrsula y las once mil vírgenes, procedente de la capilla de Santa Úrsula de la iglesia del monasterio de Santa María de Poblet, actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona.3 Aparece su firma en un cartellino a los pies de la santa.
- El de la Epifanía, procedente del convento agustino de Rubielos de Mora (Teruel), también en el Museo Nacional de Arte de Cataluña,6 donde se conservan otras dos tablas atribuidas a Rexach: una Santa Margarita, posiblemente procedente de Bocairente, y un Padre Eterno, ático de un retablo procedente del santuario de San Pablo de Albocácer (Castellón).
- Tablas procedentes de un retablo de la cartuja de Porta Coeli ingresadas en el Museo de Bellas Artes de Valencia a raíz de la desamortización de Mendizábal (predela con escenas de la Pasión, tablas con profetas y reyes de Israel y Dormición de la Virgen.
- El de San Martín, para la catedral de Segorbe.
- Retablo de Santa Catalina mártir en la iglesia parroquial de Nuestra Señora, Villahermosa del Río.
- Tabla con la Crucifixión y la Virgen con el Niño entronizada con ángeles, en el Museo Norton Simon de Pasadena (California).7
- El díptico de la Anunciación, (118 x 110 cm cada tabla) documentado en 1458, actualmente en el Museo Nacional de Bellas Artes (Chile), procedente del retablo del Hospital de Villarreal.
- El Museo del Prado conserva una tabla de San Antonio Abad (1450.1460) que pudo formar parte de un retablo de la iglesia de San Antonio Abad en Valencia. La tabla fue donada al museo en el año 2013 por Várez Fisa.
Rexach tiene un gran sentido decorativo, optando por los grandes formatos y el tratamiento monumental de la figura.
Antonio del Rincón, nacido según Antonio Palomino en Guadalajara y fallecido en lugar desconocido hacia 1500, con cincuenta y cuatro años de edad, habría sido pintor de cámara de los Reyes Católicos, aunque su misma existencia es muy dudosa.1
Juan Agustín Ceán Bermúdez, siguiendo a Antonio Palomino, le dedicó una pequeña biografía,2 que repitió sin crítica la literatura anglosajona del siglo XIX.3
Según los que sostenían la existencia de un pintor de ese nombre, nacido en Guadalajara cerca del año 1446, habría estudiado pintura en Italia, ya fuese en Roma4 o en Florencia, posiblemente como pupilo de Andrea del Castagno o de Domenico Ghirlandaio.3 Tras su regreso a España habría sido designado pintor de cámara por los Reyes Católicos, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, aunque para Palomino lo fuese exclusivamente de Fernando, y se encargó de sus retratos por lo que fue premiado con la Orden de Santiago, lo que el pintor Hernando de Ávila, en un perdido tratado del Arte de la Pintura, afirmaba de un Juan del Rincón de Figueroa5 y Lázaro Díaz del Valle de Fernando del Rincón, quien según Ceán sería hijo de Antonio. Algunos historiadores del arte del siglo XIX, principalmente británicos, decían además que «se lo considera el fundador de la escuela española [de pintura]»,4 y «el primer pintor español de renombre»,3 donde Ceán Bermúdez decía que fue el «primero que empezó en España a sacudir la manera gótica y a usar de formas redondas».2
Para Ceán Bermúdez las más importantes de sus obras conservadas serían las diecisiete tablas del retablo mayor de la parroquial de Robledo de Chavela, en las que según la documentación conservada, donde no se menciona a Antonio, podría haber participado Fernando. Además le atribuía una intervención junto a Pedro Berruguete en las pinturas del Sagrario Viejo de la Catedral de Toledo, contratado por el cabildo en 1483, tareas por las que percibió un último pago en mayo de 1488. La documentación conservada en relación con estas pinturas hace mención, en efecto, a un pintor llamado Antonio, del que no se indicaba el apellido, y toda la documentación a él referida tiene el mismo origen: la catedral toledana, para la que ya trabajaba en diciembre de 1481 en la pintura de un retablo para la capilla de San Pedro, completado en 1484, aunque nada firmado o documentado a su nombre se ha conservado y, por consiguiente, no resulta posible definir su estilo.
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