SIGLO IX
Borrell (?-812?) era un noble visigodo originario de la región pirenaica que luchaba al lado de los francos contra al-Ándalus. Su ascendencia y fechas de nacimiento y muerte son inciertas. Fue conde de Urgel y Cerdaña. Quizá como premio a su valentía, obtuvo también el recién creado condado de Osona (Áusona en latín) tras la conquista de Vich y la región circundante en 797,1 del que recibe su sobrenombre. Al parecer, Borrell también intervino activamente en las luchas subsiguientes que consolidaron el dominio franco en Osona hacia 799 y en las de Barcelona en 801.
Asimismo, participó en la expedición a Tortosa como jefe entre 804 y 805, pero no aparece en las batallas posteriores de 807, 808 o 809.
Murió en una fecha desconocida anterior a 820. El condado de Osona fue unido a los honores (territorios) concedidos al conde Rampón, y los de Urgel y Cerdaña fueron entregados a Aznar I Galíndez, que poco antes había sido expulsado del condado de Aragón por la facción contraria a los francos que estaba aliada con los vascones.
Biografía[editar]
Galindo I Aznárez recibió los dos condados de su padre (Urgel y Cerdaña) y, en algún momento anterior a 833, fue designado gobernante en Pallars y Ribagorza hasta que fue expulsado en 844. Tras un período de gobierno en Pamplona, volvió a Aragón en 844 para asumir la herencia de Galindo Garcés que había muerto sin descendencia.
El conde Galindo figura en el cartulario del monasterio de San Pedro de Siresa haciendo varias donaciones: una en 864 cuando entregó al monasterio las propiedades que tenía entre Javierregay y Siresa; y otra en 867, cuando donó todo lo que tenía desde Jaiverragay hasta Aguatuerta así como las villas sitas entre Oledola y el monasterio, señalando los límites de Echo.23
Galindo I fue padre de Aznar II Galíndez, su sucesor.
Salomón fue conde de Urgel y Cerdaña del 848 al 870, y de Conflent entre los años 860 y 870. Según el historiador Ramón de Abadal, Salomón recogió la sucesión de su posible pariente Sunifredo I a la muerte de este el 848 aparentemente por defender los derechos de sus hijos menores de edad.
Debió de ser ratificado en la asamblea de Narbona en octubre del 849.
Se le menciona en una narración de un viaje a Córdoba1 en 863, visitando la corte del emir Mohamed I, en misión diplomática, siendo delegado por Carlos el Calvo de Francia, posterior emperador de Occidente, aparentemente para pedir la devolución de los restos de San Vicente que estaban en poder del valí de Zaragoza, y que fueron cedidas por Salomón al monasterio de Castres, en Francia. Abadal piensa que más probablemente fue un viaje diplomático para negociar la neutralidad o la alianza de Córdoba, dada la rebelión de Hunifredo de Barcelona el 862 (y que duró hasta el 864). De su embajada se emitió un tratado de paz y amistad suscrito en 864 entre el emir de Córdoba y el rey franco.
La leyenda, narrada en la Gesta Comitum Barcinonensium, afirma que su origen era franco y que su gobierno no era popular entre la mayor parte de la población hispano-goda de la marca Hispánica, especialmente por los hijos de su predecesor, que según dicha leyenda habría sido Wifredo de Ria, entre los que estaba Wifredo el Velloso, que conspiraron contra él, lo acusaron de haber usurpado el condado y, según esta narración legendaria, finalmente lo mataron.
El conde Salomón histórico aparece mencionado en un juicio en agosto del 868, pero en otro documento de 870 ya se menciona como nuevo conde a su sucesor, Wifredo el Velloso, por lo que hay que suponer que murió alrededor de ese año.
Sunifredo I fue conde de Barcelona (844-848), Osona, Besalú, Gerona, Narbona, Agde, Besiers, Lodeva, Magalona, Nimes, Cerdaña, Urgel y Conflent.
Algunos historiadores1 le atribuyen ser hijo del legendario Bellón, conde de Carcasona, mientras que otros, al identificarlo con el hijo del conde Borrell de Osona del mismo nombre, sugieren que era su yerno.2
En 834 fue nombrado conde de Urgel y Cerdaña por Luis el Piadoso emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en esos momentos ocupados por Aznar I apoyado por los musulmanes, y que Sunifredo I conquistó (en 835 la Cerdaña y en 838 el Urgel). A la muerte de Bernardo de Septimania, recibió sus posesiones de Gothia. Posteriormente aumentó sus dominios al pasar a depender el Conflent del condado de Cerdaña, seguramente a la muerte de Bera II.
El emir de Córdoba Abderramán II aprovechó la crisis en la que estaba sumido el Imperio carolingio tras la muerte de Luis el Piadoso para enviar una expedición a Narbona en 841; el ejército invadió el Condado de Barcelona y atravesó la Cerdaña, donde cayó en una celada preparada por Sunifredo.34 Este éxito debió influir para que el rey franco Carlos el Calvo lo nombrara en 844 conde de Barcelona, Osona, Besalú, Gerona, Narbona, Agde, Beziers, Lodève y Nimes.4
Alrededor de 848 perdió el poder y seguramente también la vida al enfrentarse a Guillermo de Septimania, hijo de Bernardo de Septimania, sublevado desde 844 contra Carlos II el Calvo.5
Uno de sus hijos, Wifredo, sería en 878 conde de Barcelona como Wifredo el Velloso.6
Sunifredo es cabeza de la dinastía más longeva de la historia española, pues se extinguió por línea agnática casi seis siglos más tarde, en 1410, a la muerte del rey Martín I de Aragón.
Sunifredo II de Urgel (880?-948), conde de Urgel (897-948). Tercer hijo del conde Wifredo el Velloso y Guinidilda de Ampurias. Mientras un hermano, Wifredo II Borrell, heredó los condados de Barcelona, Gerona y Osona y otro hermano, Miró, el condado de Cerdaña, él heredó el condado de Urgel, convirtiéndose así en su primer conde privativo.1
En el año 914 presidió una asamblea eclesiástica que refundió los bienes de antiguos monasterios decaídos y los adscribió a la Abadía de Sant Serni de Tavèrnoles. Muerto sin descendencia, aunque estaba casado con Adelaida de Barcelona, heredó el condado su sobrino, Borrell II, conde de Barcelona.
Wifredo el Velloso (también conocido como Wilfredo, Vilfredo, Guifredo o Guilfredo; en catalán, "Guifré el Pilós") (840-897), hijo de Sunifredo de Urgel, fue conde de Urgel y de la Cerdaña (868/70-897), de Barcelona y Gerona (878-897) y de Osona (886-897) de facto, si bien de iure no lo fue hasta 878.
Wifredo pertenecía a un linaje hispanogodo de las inmediaciones de Prades, en el condado de Conflent, actualmente en el Rosellón francés. Conde de Urgel y Cerdaña en 870, recibió en el año 878 los condados de Barcelona, Gerona y Besalú de los reyes carolingios. Su gobierno coincidió con un periodo de crisis que llevó a la fragmentación del Imperio carolingio en principados feudales.
Wifredo fue el último conde de Barcelona designado por la monarquía franca y el primero que legó sus estados a sus hijos. A partir de entonces, los condados se transmitieron por herencia y los reyes francos simplemente sancionaron la transmisión. De esta forma, se crea la base patrimonial de la casa condal de Barcelona.
A la figura de Wifredo hay que atribuir la independencia de facto de los condados catalanes respecto del reino franco y la creación de una extensa base patrimonial. Una de sus acciones más relevantes fue la repoblación de la plana de Vich (878-881), una extensa tierra de nadie situada entre los dominios carolingios y los musulmanes, que posteriormente se convertiría en el Condado de Osona. Allí fundó los monasterios de Ripoll y San Juan de las Abadesas, y restauró el obispado de Vich.
Wifredo el Velloso | ||
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Información personal | ||
Apodo | El velloso y el Pilós | |
Nacimiento | 840 Gerona (España) | |
Fallecimiento | 11 de agosto de 897jul. la Valldora (España) | |
Causa de la muerte | Muerto en combate | |
Sepultura | Monasterio de Santa María de Ripoll |
Orígenes familiares[editar]
La leyenda lo hace hijo del conde Wifredo de Ria,1 caballero de la villa homónima, situada cerca de Prades en el condado de Conflent, uno de los condados de la Septimania bajo soberanía franca, y vengador del asesinato de su padre por el conde Salomón, al cual Wifredo el Velloso supuestamente dio muerte.
A partir de los estudios de los monjes benedictinos dom De Vic y dom Vaissete, autores de la Histoire générale de Languedoc,2 se considera que Wifredo era en realidad hijo de Sunifredo de Urgel, un noble hispanogodo, nombrado conde de Urgel y de Cerdaña en 834 por el emperador Luis el Piadoso, y de Barcelona, Gerona, Narbona, Nimes, Agde, Besiers y Magalona en 844 por el rey franco Carlos el Calvo.
Desde los estudios de Ramón de Abadal, algunos autores consideran a Wifredo miembro del linaje de los bellónidas, ya que, según Abadal,3 Sunifredo era hijo de Bellón I de Carcasona, que habría sido el primer conde de Carcasona en tiempos de Carlomagno. Otros autores, en cambio, defienden la hipótesis de que era descendiente de Bellón por vía materna, mientras que por vía paterna lo era del conde Borrell de Osona.4
En las luchas dinásticas surgidas en el Imperio franco tras la muerte de Luis el Piadoso (840) y del Tratado de Verdún (842-843), el conde Bernardo de Septimania, conde de Barcelona y Gerona (825-832 y 835-844), Narbona, Besiers, Agde, Magalona y Nimes (828-832 y 835-844) y de Tolosa (835-844) va a alinearse con Pipino II de Aquitania, en tanto que los bellónidas se mantenían fieles a Carlos el Calvo. En 844, tras haberse apoderado de Tolosa, Carlos capturó a Bernardo y lo hizo ejecutar. En recompensa a la fidelidad a la corona, tras la ejecución de Bernardo, Carlos el Calvo concedió los condados de Barcelona, Gerona, Narbona, Nimes, Agde, Besiers y Magalona a Sunifredo de Urgel y Cerdaña.
Sin embargo, en 848, Guillermo de Tolosa, hijo de Bernardo de Septimania, nombrado conde de Barcelona por Pipino II, se apoderó de este condado y del de Ampurias. Es probable que los condes Sunifredo de Urgel-Cerdaña-Barcelona y Suniario I de Ampurias, que habían permanecido leales a Carlos el Calvo, muriesen en estas luchas.5
Las investiduras condales[editar]
Las investiduras, por parte de Carlos el Calvo en 870, de Wifredo el Velloso como conde de Urgel y Cerdaña y de su hermano Miró para el cargo condal de Conflent se inscriben en la reanudación de los bellónidas, iniciada en 862 con el nombramiento de los hermanos Delá y Suñer II, hijos de Suñer I de Ampurias y Rosellón y primos hermanos de Wifredo y Miró, como condes de Ampurias.
En junio de 870, en la asamblea de Attigny, y habiendo muerto el conde Salomón de Urgel, Cerdaña y Conflent, el joven Wifredo recibió estos honores del rey Carlos el Calvo. El Conflent lo cedió a su hermano Miró (conocido por Miró el Viejo).
Rebelado Bernardo de Gothia, conde de Barcelona, Rosellón, Narbona, Agde, Besiers, Magalona y Nimes, contra Carlos el Calvo, Wifredo el Velloso, ayudado por su hermanos Miró de Conflent y Sunifredo (después abad de Arlés), y por el vizconde de Narbona Lindoí, que se pusieron del lado de Carlos y después del de su hijo, Luis el Tartamudo, avanzaron por la Septimania donde eliminaron por la fuerza a los nobles fieles a Bernardo (como el obispo Sigebuto de Narbona), y expulsaron de sus iglesias a los sacerdotes que no les eran partidarios. Esto debió de ocurrir a comienzos del año 878, quizás en marzo y abril. La rebelión de Bernardo se hundió. En agosto, el concilio de Troyes, presidido por el papa Juan VIII y por el rey Luís el Tartamudo tomó decisiones religiosas y políticas. En este concilio estarían presentes Wifredo el Velloso de Urgel y Cerdaña, Miró de Conflent, Suñer II de Ampurias y Oliba II de Carcasona como personalidades políticas, y los obispos de Elna, Gerona, Barcelona y Urgel como principales personalidades eclesiásticas de la Gothia. El 11 de septiembre de 878 Bernardo fue declarado desposeído de sus honores, los cuales serían repartidos. En el reparto, Wifredo el Velloso fue investido conde de Barcelona, Osona, Gerona y Besalú. Los condados de Narbona, de Besiers y de Agde, hasta entonces vinculados al de Barcelona quedan separados. Su hermano Miró de Conflent recibió el condado de Rosellón. Wifredo cedió la administración de Besalú a su hermano Radulfo (878-920). Sunifredo será abad de Arlés y Riculfo obispo de Elna.
La intervención en Osona[editar]
Tras las investiduras de 878, los dominios de Wifredo abarcaban tanto el área montañosa —Urgel y Cerdaña— como la marítima —Barcelona y Gerona—. Durante todo el siglo IX, excepto en el breve periodo de Sunifredo (844-848), el padre de Wifredo, como conde de Urgel, Cerdaña, Barcelona, Gerona y Narbona, estas dos zonas se habían mantenido separadas, regidas siempre por condes diferentes. En gran parte, porque impedía la comunicación entre ellas el espacio vacío central configurado por las actuales comarcas de Ripollés, el Valle de Lord, Bergadá, Llusanés, la Plana de Vich, Moyanés, las Guillerías y Bages, territorio despoblado a raíz de los desórdenes de la sublevación de Aizón.
En esta área vacía, se registra una fuerte corriente de inmigración procedente de las comarcas pirenaicas —Pallars, Urgel y Cerdaña— a finales del siglo IX. Tras casi dos siglos, desde los inicios de la crisis de la monarquía visigoda hasta el fin del poder carolingio, de haber acogido a los que abandonaban las llanuras a causa de los riesgos de la inestabilidad política, ahora las tierras de alta montaña habían llegado a padecer superpoblación. Por esto, a mucha gente no le quedó otro remedio que intentar establecerse en las tierras bajas.
Ante esta situación, Wifredo el Velloso, cuyos condados rodeaban toda esta área de nueva población, intervino en la zona para canalizar la colonización. Nombra veguers para delimitar las áreas de colonización y los núcleos de poblamiento, así como también integra este territorio dentro de las estructuras condales. En un principio, cuando las características y situación de la zona lo permitían, Wifredo anexionó las áreas repobladas a un condado ya existente: Vall de Lord fue incluido dentro del condado de Urgel, y el pagus de Berga —el actual Bergadá— en el condado de Cerdaña. Ahora bien, la región central del Ripollés, Plana de Vich, Llusanés y las Guillerías configuraban un territorio tradicionalmente estructurado alrededor de la ciudad de Ausona con una tradición étnica propia —era la antiguo país de los ausetanos—. Por esto, Wifredo crea un distrito propio, el condado de Osona, dónde también fueron incluidas las tierras del Moianés y Bages, las cuales, a pesar de tener un núcleo tradicional —la ciudad de Manresa— y también una personalidad histórica derivada de haber sido el país de los lacetanos, por su situación de primera línea de frontera con el islam y por su escaso poblamiento, no tenían la suficiente entidad como para estructurar una demarcación específica; de aquí el valor meramente geográfico y nunca jurídico de la expresión condado de Manresa, frecuente en los documentos. Al nuevo condado de Osona, Wifredo, habiéndose reservado el cargo de conde, en 885 nombra un vizconde, con la misión de ejercer las funciones condales en ausencia del conde.
En la vertiente eclesiástica, hizo falta integrar la red de parroquias, erigidas a menudo por los mismos colonos, dentro de la jerarquía episcopal. A consecuencia de su proximidad geográfica, las parroquias del Bergadá y las de Vall de Lord fueron incluidas dentro de la diócesis de Urgel. Ahora bien, en el área central fue necesario restaurar el de obispado de Osona (Ausona), ciudad destruida por la invasión musulmana del siglo VIII. En 886, Wifredo el Velloso consiguió del arzobispo de Narbona, metropolitano de los obispados sur-pirenaicos, el restablecimiento de la diócesis y la consagración episcopal del arcipreste Gotmar. El nuevo obispo hizo erigir la nueva catedral fuera del recinto de Ausona —una ciudad abandonada y en ruinas, debido a las destrucciones provocadas primero por los musulmanes y, después, por la sublevación de Aizón— y la situó en un nuevo núcleo de población, próximo a la antigua ciudad, un vecindario (vicus en latín), origen de la actual Vich.
Dentro de la reorganización eclesiástica de la nueva región, Wifredo fundó los monasterios de Santa María de Ripoll (880) y de San Juan de las Abadesas (885), dotados no solo de tierras sino también de derechos públicos y privilegios jurídicos. Así, Ripoll recibió los beneficios de los servicios reales debidos por los habitantes de Estiula y Ordina, de las pesqueries del Ter y del Freser, así como también un tercio del impuesto del mercado, y, además, el monasterio fue declarado exento de la jurisdicción de los tribunales condales en materia de homicidios, raptos y otros delitos, al tiempo que a los monjes les fue reconocido el derecho de elegir libremente su abad según la regla de San Benito. El monasterio —femenino— de San Juan recibió, además de grandes latifundios, el castillo de Montgrony con su término y su iglesia. Por su parte, en 899, Emma, hija de Wifredo el Velloso, nombrada abadesa de San Juan a instancias de su padre, consiguió del rey Carlos el Simple un privilegio de inmunidad respecto del gobierno de los condes para la abadesa y el cenobio, puestos bajo exclusiva jurisdicción real; y en 913, obligar, en virtud de una sentencia judicial, a los habitantes del valle de Sant Joan a reconocer la propiedad monacal sobre las tierras que ocupaban. Emma, después de haber ganado un pleito contra su hermano, el conde Miró de Cerdaña, consiguió afirmar la jurisdicción abacial, excluyendo a los pobladores de los alrededores de prestar servicios reales al conde.
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