SIGLO IX
La batalla de Rueda también llamada batalla de Roa o batalla de Roda fue un supuesto3 enfrentamiento militar librado entre las fuerzas del Califato de Córdoba lideradas por el hayib Abu ʿAmir Muhammad (Almanzor) y una coalición cristiana formada por el Reino de León, el Condado de Castilla y el Reino de Pamplona en el año 981, 983 o 984. Terminó con una decisiva victoria musulmana sobre tres princeps cristianos.
Batalla de Rueda | ||
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Parte de Reconquista | ||
![]() Campañas de Almanzor. |
Ubicación[editar]
Debido a la dificultad para interpretar correctamente las distintas crónicas, los historiadores debaten aún sobre el emplazamiento donde sucedió. Según Reinhart Dozy el enfrentamiento tuvo lugar en Rueda (Valladolid), pero en esos tiempos sería apenas una aldea. Según José María Ruiz Asencio, se libró en Roa (Burgos), una fortaleza repoblada en 912.56
Otro libro descarta absolutamente que la supuesta batalla se librara en la localidad vallisoletana de Rueda.7 De hecho, es posible que la localidad ni siquiera existiera en aquella época.
Antecedentes[editar]
También existen dificultades para interpretar correctamente las fechas y el curso de acontecimientos que llevaron al enfrentamiento.
Desde 978 gobernaba de facto el califato un triunvirato formado por el cadí de Medinaceli, el exitoso general Galib, el chambelán del califa Hisham II, Abu Amir Muhammad (Almanzor), y la madre del joven califa, la vascona Subh. Sin embargo, las malas relaciones entre el anciano general y el chambelán provocaron una guerra civil.8 Galib reunió a sus leales tropas9 y procuró el apoyo del Condado de Castilla y el Reino de Pamplona,10 mientras Abu Amir convocaba a sus partidarios y contingentes de mercenarios bereberes.11 El encuentro decisivo se dio en Torrevicente, un 9 de julio de 981. Galib resultó muerto y sus seguidores se dispersaron12o se pasaron al bando enemigo.13 Tras esa victoria, el chambelán asumió el título de al-Manṣūr, «el Victorioso», cuya castellanización, «Almanzor», será el nombre con el que sería recordado.414 12 Dicha acción sería recordada como la «campaña de la victoria».14
Para castigar a los estados cristianos por su apoyo a Galib, Almanzor emprendió una serie de aceifas. La primera se inició el 24 de agosto y produjo el saqueo de Zamora. El dictador volvió a Córdoba cargado de botín y esclavos el 17 de septiembre. Una segunda expedición atacaría el moderno Portugal, llegando hasta Trancoso, villa que también resultó devastada, y Viseo (29 de octubre-22 de noviembre).15 Al año siguiente, 982, se producirá la «campaña de las tres naciones», que asoló las tierras de castellanos, leoneses y navarros (1 de junio-4 de agosto).16
En 983 Almanzor lanza una nueva aceifa, esta vez contra Simancas, estratégica fortaleza en poder cristiano desde la batalla homónima de 939.17 La expedición comienza el 16 de junio de ese año y finalizada con el retorno del hayib a la capital el 17 de julio.18 El asedio de la fortaleza duró un solo día, resultando el grueso de la guarnición y la población masacradas.4 Según las crónicas musulmanas 17 000 mujeres fueron tomadas cautivas para ser vendidas como esclavas en Córdoba.18
La batalla[editar]
Según algunos historiadores, la batalla de Rueda se producirá inmediatamente después de la destrucción de Zamora, en julio de 981.17 Otros eruditos, en cambio, dicen que el combate se libró recién en julio de 983, como reacción a la destrucción de Simancas.5 Una tercera interpretación es exactamente la contraria a la anterior. Los aliados cristianos, en vez de luchar en Rueda como reacción a la destrucción de Simancas, habrían combatido en un intento de detener el avance del chambelán por el Pisuerga y salvar la estratégica fortaleza.5 Es decir, probablemente ocurrió poco antes o poco después de la toma de Simancas, evento que jamás se ha puesto en duda.19 Algunos también aceptan la posibilidad que pudieron suceder dos batallas en el mismo lugar: Roda.5
Siguiendo la segunda interpretación, Ruiz Asencio dice que después de tomar Simancas Almanzor se dedicó a arrasar las tierras del río Duero alrededor de la villa fortificada de Roa. En esos momentos llegaron las huestes del rey navarro Sancho Garcés II y el conde García Fernández, quizás con la intención de auxiliar Simancas, pero no habrían llegado a tiempo. Finalmente se sumaron al ejército del rey leonés, el joven Ramiro III, y decidieron no encerrarse en la plaza sino que presentar batalla campal. Las crónicas dicen poco sobre el combate, pero se sabe que el ejército musulmán era muy superior en número y al parecer simplemente desbordó a los cristianos, que se dieron a la fuga como pudieron.5
Tras la victoria Almanzor avanzó contra León, capital del reino, pero Ramiro III salió a su encuentro. El rey cristiano rechazo el primer ataque de los soldados musulmanes, pero estos tenían más miedo a la furia de su comandante que a sus enemigos, así que volvieron a la carga y llegaron a las puertas de la ciudad, sin embargo, una tormenta invernal los obligó a volver a Córdoba.4
Consecuencias[editar]
El rey pamplonés y su hijo, García Sánchez, terminaron por someterse a los designios del dictador del Califato.20 Incluso se presentará en Córdoba para arrodillarse ante él y entregarle a una de sus hijas como esposa que será madre de Abd al-Rahman Ibn Sanchul. Sin embargo, esto no impedirá a Almanzor a lanzar una aceifa contra su reino en 992.21
Las continuas derrotas que se venían desde 977 debilitaron la posición del rey leonés, especialmente entre los nobles gallegos y portugueses, los más afectados por las aceifas cordobesas contra el reino.22 Estos acabarían por rebelarse a favor del pretendiente Vermudo Ordóñez, hijo de Ordoño III con Urraca Fernández y nieto de Ramiro II y Fernán González, en 981.23 Para coronarlo en Santiago de Compostela el 15 de octubre de 982.2422 Se desataba una guerra civil con Portugal y Galicia a favor de Bermudo II y Castilla y León respaldando a Ramiro III.25 En el invierno de 982–983 Ramiro III lanzó una ofensiva contra su rival, produciéndose una sangrienta batalla en Portela de Arenas o Areas, cerca de Monterroso (Lugo), que acabó sin claro vencedor. A pesar de ello, la posición de Bermudo II consiguió consolidarse, estableciendo su corte en Galicia y empezando a cosechar un triunfo tras otro mientras Ramiro se refugiaba en León y era lentamente abandonado por sus aliados. Finalmente, la capital leonesa fue tomada por los seguidores de Bermudo, Ramiro se refugiaba en Astorga, donde moriría el 26 de junio de 985.2425 Tradicionalmente se ha fechado «que Vermudo II ocupó León entre el 15 de marzo y el 24 de abril de 984, cuando en verdad este hecho no debió ocurrir, como muy pronto, hasta el 6 de mayo de 985».26 De cualquier modo, la guerra civil había concluido.
Clave en la victoria de Bermudo fue el apoyo de Almanzor. El dictador le proveyó de dinero, armas y soldados a cambio de su vasallaje. Mientras Ramiro presentaba una actitud hostil contra Córdoba, recibiendo numerosas embestidas contra sus territorios.25 Apenas volvió de Portilla de Arenas se encontró con la mencionada ofensiva sobre Simancas, a la que se sumaron ese mismo año dos aceifas contra Salamanca y Sacramenia. Así Almanzor conseguía desmantelar la repoblación cristiana en la línea del Duero y someter a tributo a León, porque acabada la guerra civil la mayoría de sus tropas siguieron en territorio leonés, garantizando la posición de Bermudo pero también su fidelidad.24
Con León sometido Almanzor puso su atención en el Condado de Barcelona, un aliado suyo pero también una presa rica y vulnerable,27 y en Castilla, que seguiría sin someterse hasta el año 995, cuando muera García Fernández.28 Ya no habrá más coaliciones cristianas ni batallas campales para los ejércitos califales hasta Peña Cervera en el año 1000.
Controversia[editar]
La misma existencia de esta batalla está puesta en duda.29 Parte del hecho contrastado de que hubo un ataque de Almanzor contra Simancas en el año 983 en el que tomó múltiples prisioneros.1Sin embargo aquí empiezan los problemas, puesto que algunos autores proponen que esta batalla sucedió antes que la toma de Simancas en 983, y otros que fue posterior. Al parecer el historiador Reinhart Dozy tomó la información de otro historiador (Cronicón de Cardeña I de Enrique Flórez en 1767) que a su vez lo había tomado de otro historiador (Antigüedades de España II de Francisco de Berganza en 1721).1 Al parecer hubo varios errores de transcripción (Roa/Roda) y hubo un error con una fecha de la batalla librada en Rueda de Jalón (Zaragoza) en 1084, Como el siguiente copista, que desconocía el error, tenía delante suyo un acontecimiento supuestamente del año 984 decidió "pegarlo" junto con la noticial real del ataque de las huestes de Almanzor a Simancas.2 De hecho, resulta sorprendente que sólo una obra recoja la supuesta existencia de esta batalla y ninguna otra fuente histórica, cristiana o musulmana lo haga.30Por si fuera poco, esa misma obra no recoge la existencia de la batalla de Rueda de Jalón de 1084 (que en realidad sucedió en 1083) lo que aumenta las posibilidades de que fuera una confusión.
La Batalla de Tafalla, a veces conocida como arrancada de Tafalla por la huida de Ramiro I de Aragón, es un acontecimiento datado en el año 1043 (aunque algunos historiadores la sitúan en 1035).[cita requerida] Este acontecimiento enfrentó a las tropas pamplonesas con una coalición formada por soldados leales al rey de Aragón, el hermano de García Sánchez III, el de Nájera,1 Ramiro Sánchez, con el cadí de Zaragoza probablemente Sulaymán ben Hud al-Musta'in.
La controversia de la fecha[editar]
Esta batalla se ha fechado tradicionalmente a comienzos del mes de agosto del año 1043. Esta es la fecha que data el padre Moret en sus escritos conocidos como Annales del Reyno de Navarra.
Sin embargo, algunos historiadores posteriores han postulado hipótesis sobre la no concordancia de esta fecha con la fecha real de la batalla, proponiendo fechas similares a la batalla de Atapuerca, postulando una posible alianza de los hermanos Fernando y Ramiro contra García, haciendo similitudes con los posteriores tratados Castilla-Aragón para repartirse Navarra. Aunque estas hipótesis son algo descabelladas ya que esta batalla no se daría hasta 1054, estando por esta época las relaciones entre Fernando y García en buenos términos tras la batalla de Tamarón.
Otra hipótesis habla de que la fecha pudo haberse dado en 1035, o entre ese año y 1040. Pero en esta hipótesis se presupone que el mismo año de la muerte de Sancho Garcés III de Pamplona, aspecto algo imposible ya que la batalla se relata "en verano" o "a finales de verano" y hasta octubre de 1035 Sancho el Mayor seguía vivo.[cita requerida]
Además, se sabe que en 1038, García III atravesó sus territorios de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza (que gobernaban Ramiro y Gonzalo prestándole vasallaje) con un grupo de caballeros sin ningún problema en su viaje de vuelta de una visita al Condado de Urgel, lo que no podría haber hecho en el caso la existencia de un clima belicista entre Pamplona y Aragón.
Antecedentes[editar]
A la muerte del rey pamplonés Sancho III el Mayor este repartirá sus posesiones entre sus cuatro hijos. Ramiro era el hijo mayor, pero al ser ilegítimo, las leyes jurídicas del reino de Pamplona mandaban que el hijo legítimo mayor, en este caso García, fuera el que recibiese todas las posesiones del padre, así que García recibió el Reino de Pamplona, Fernando obtuvo el Condado de Castilla de parte de su madre y Ramiro y Gonzalo recibirían títulos de "régulos" por lo que podían ejercer de reyes en sus condados siempre y cuando fueran vasallos del rey de Pamplona.[cita requerida]
Se cree que esta situación de sentirse minusvalorado fue la que llevó a Ramiro a plantar batalla a su hermano García por el dominio del Reino que él creía que por derecho debía ser suyo. Por esto, se alió con el Emir de Zaragoza para atacar el Reino de Pamplona.[cita requerida]
La Batalla[editar]
Consideraciones primeras[editar]
Aunque no se tienen mucha información sobre esta batalla acaecida a las afueras de Tafalla se suele afirmar que tuvo una corta duración y hubo una victoria indiscutible de los pamploneses haciendo que Ramiro Sánchez se tuviera que retirar apresuradamente del campo de batalla perdiendo incluso su caballo, que sería cogido por un noble pamplonés, Sancho Fortúnez,n. 1 y entregado a su rey, el cual le recompensó con el señorío de Ororbia.34
Otro de los aspectos a tener en cuenta de esta batalla es el poder del ejército aragonés, pues este debió de ser numeroso, ya que en algunas crónicas se cuenta como el cadí de Zaragoza, al ver el gran y gloriosos ejército que había preparado Ramiro, solicitó la paz con él, a lo cual Ramiro impuso dos condiciones, las cuales eran el nombramiento de un obispo en la ciudad de Zaragoza y el apoyo del cadí de Zaragoza y sus aliados de Huesca, Tudela y Lérida en su empresa contra García. Los almohades aceptaron ambas. Se nombró como obispo a un hombre llamado Paternus, conocido hombre de fe de Navarra y miembro de la orden de Cluny, que había estado al servicio del rey García.5 Tras ello, las tropas de reserva de los territorios de Zaragoza, Huesca y Tudela se sumaron al numeroso ejército de Ramiro, que puso rumbo al Reino de Pamplona y penetró en él para dirigirse primero a la ciudad de Tafalla, a la que puso bajo asedio.
Al enterarse de este suceso, el temperamental rey García mandó a los tafalleses resistir todo lo que pudiesen mientras el preparaba un ejército para levantar el asedio.
El asedio[editar]
Las crónicas cuentan como Ramiro, aprovechando uno de los muchos momentos en los que García no se encontraba en sus posesiones (pues este hacía muchas peregrinaciones y viajes diplomáticos) organizó una enorme expedición militar, contando con el apoyo y tropas de la mayoría de la nobleza aragonesa, a quienes se sumaron tropas de la taifa de Zaragoza y sus territorios aliados.
Esta expedición puso marcha hacia el Reino de Pamplona, el cual penetró desde el Sur, y llegó a la ciudad de Tafalla, donde las tropas locales se apresuraron a guarecerse y organizar la resistencia del asedio al que sometió Ramiro la ciudad, esperando que esta cayese a la máxima brevedad.
La marcha del rey García[editar]
Una vez organizado el ejército por parte del rey García, contando entre ellos con algunos de sus mejores nobles, de los cuales algunos ya habían estado a los servicios de su padre en las campañas contra el reino leonés donde llegaron a tomar la capital del reino, León.
García, para sorprender al ejército coaligado que sitiaba Tafalla, ordenó marchar a altos ritmos y a no descansar en la noche, así, en la madrugada llegaron al campo de batalla y empezaron a desplegarse teniendo algunas escaramuzas con las tropas aragonesas, las cuales fueron destrozadas debido al factor sorpresa. Así, el grueso del ejército pamplonés se encontraba desplegado para la batalla a primeras horas de la mañana, obligando al ejército coaligado a reorganizar su despliegue para hacer frente a la batalla campal.
La Batalla Campal[editar]
Orden de batalla | |||
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Reino de Pamplona | Condado de Aragón Taifa de Zaragoza y aliados | ||
Comandante: García Sánchez III de Pamplona
| Comandante (aragonés): Ramiro I de Aragón
Comandante (almorávides): Ben Hud al-Musta'in
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Según las fuentes, los Cuarteles Reales de la batalla estaban situados en Torreta y Barranquiel, a las afueras de la ciudad de Tafalla. En el bando navarro, se define como García III se reunió con sus nobles, de los cuales se destacan: Fortuño Sánchez de Ayo (gobernador de Nájera), Don Aznar Fortúñez, Nuño González (Conde de Ziróñigo, Termino y Lantaron), Sancho Fortúnez, García Oriolez, Iñigo Lopez, Sancho de Fortúñez, Iñigo Lopez de Vizcaya, Sancho Lopez, Garcia Aznarez, Fortún Sánchez (conocido como "Bono Patre". Capitán de la Infantería), Fortuño Ximenez, Orri Ortiz Oferrores y Sancho Datiz (Capitán de la Caballería).
En el caso de las fuerzas coaligadas, estas se basaban en tropas de los señores feudales de Aragón, con Ramiro Sánchez al frente de ellos, aliados con tropas de la taifa de Saraqusta y de la de Lérida, ambas dirigidas por el cadí de ambas taifas en aquel momento, Sulaymán ben Hud al-Musta'in, a ellas se les sumaban algunas tropas flanqueadoras de los señores de Tudela y Huesca, a quienes se sumaba en el oficialato del Cuartel Real el hijo de Ben-Hud, Al-Muqtadir.
Las tropas pamplonesas por su lado, eran cabos del ejército real, junto a tropas de los nobles que acompañaban al rey, a las que antes y durante la batalla se unieron milicias de Tafalla, deseosas de continuar con la defensa de su ciudad fuera de los muros.
La batalla dio comienzo en la mañana de aquel día de agosto, con las tropas coaligadas en un despliegue amplio, mientras que Garcia III de Pamplona ordenó a sus tropas agruparse en escuadrones compactos para hacer frente a las acometidas de los aragoneses.
Poco a poco la ventaja se fue poniendo del bando pamplonés, hasta que en la "hora fuerte" (probablemente el comienzo del mediodía) las tropas pamplonesas más avanzadas comenzaron el asalto cauteloso del Cuartel Real de Ramiro, lo que obligó a este a abandonar el campo de batalla tras darse cuenta poco antes de que la balanza estaba del lado de su hermano.
Viendo a los comandantes enemigos huir, García III ordenó a sus oficiales debelar a las tropas que continuasen luchando, mientras permitía huir a las que así lo quisieran, previo arrojó de armas y armaduras en el campo de batalla.
Huida de Ramiro y persecución[editar]
Ramiro huyó del campo de batalla junto al resto de oficiales almohades que le habían acompañado. Ante esto, sumado a la rabia que tenía García por sentirse traicionado por su hermano cuando él estaba ausente, y tras rendir las fuerzas que quedaron en el campo de batalla ordenó la persecución de Ramiro, por lo que entró en Aragón con un ejército en orden de combate, lo que obligó a este a huir al condado de Sobrarbe, del que Gonzalo Sánchez era régulo, mas quien nunca llegó a pisar, según dicen la mayor parte de los cronistas, estas tierras.
Se posibilita aquí la hipótesis de que fue ese mismo año cuando Ramiro anexionó por primera vez los condados al reino de Aragón, aspecto que ratificaría en 1045, tras la muerte de Gonzalo.
Tras la batalla[editar]
Después de la batalla el rey de Pamplona sería tajante con su hermano, quitándole en un primer momento sus derechos sobre Aragón, y dejándole tan solo los dominios de Sobrarbe y Ribagorza.
Más tarde, y se cree que tras una mediación de Fernando Sánchez, sería indulgente con su hermano y lo perdonaría, haciéndole incluso entrega de algunos castillos. Con esto y la derrota, Ramiro calmaría sus intenciones ambiciosas de conseguir territorios del Reino de Pamplona hasta la muerte de su hermano García.
Esta batalla y las campañas que inició tras esta batalla contra las taifas cercanas, conquistando Calahorra (1045), y sometiendo a su vasallaje a la taifa de Zaragoza, le valieron a García, quien era conocido como un rey de gran temperamento y ferocidad, ganarse por parte del cronista Lucas el Tudense, Obispo de Tuy, el sobrenombre de "el mejor caballero del mundo".
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