SIGLO XII
El Acuerdo de Serón de Nágima o Tratado de Haxama fue un acuerdo entre el rey Sancho III de Castilla y el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV. El pacto se concluyó en febrero de 1158 en la localidad de Serón de Nágima, fronteriza entre sus reinos respectivos, y se enmarca en el problema surgido a raíz del testamento del rey Alfonso I de Aragón respecto a su sucesión.
Términos[editar]
Según los términos del acuerdo, el rey castellano renunció al título de rey de Zaragoza que ostentó su padre, Alfonso VII, así como a su soberanía sobre la ciudad de Calatayud y otras villas que se le habían cedido por el Tratado de Carrión. Sancho las cedió a Ramón Berenguer IV y a su hijo, el futuro Alfonso II de Aragón, aunque en el documento se le llama Ramón;1 a cambio, este debía rendirle homenaje, tanto a él como a sus sucesores, sin estar obligado a entregarle ninguna fuerza, castillo o señorío.2
Consecuencias[editar]
Alfonso II de Aragón pudo liberarse de este homenaje después de combatir en el asedio de Cuenca (1177).
El “Motín de la Trucha” fue una revuelta popular urbana acaecida en el año 1158 en la ciudad de Zamora, España.1
Es considerada como una de revueltas burguesas que se sucedieron en el norte de la península ibérica durante el siglo XII. No existen crónicas objetivas y coetáneas que la describan. Los relatos escritos son de época muy posterior, aunque se conserva el testimonio arqueológico de la iglesia de Santa María “La Nueva”, lugar en el que se desarrolló uno de los principales actos de este suceso. En la actualidad, la ciudad de Zamora conserva la denominación de Motín de la Trucha en una de las calles adyacentes a la citada iglesia.
Contexto[editar]
El norte de la península ibérica inicia su desarrollo económico a partir del siglo X. El motor de este auge fue el Camino de Santiago, vía que no sólo facilitó el acceso de peregrinos europeos hacia Santiago de Compostela, sino que además favoreció el asentamiento de comerciantes y artesanos europeos en los principales núcleos de población de la ruta Jacobea.
Al amparo del desarrollo de las nuevas actividades productivas, diferenciadas de la clásica producción agrícola, surge una burguesía mercantil que comenzó a acumular grandes fortunas. Su paulatino enriquecimiento tuvo como uno de sus principales consecuencias la pretensión de alcanzar mayores cuotas de poder en la vida política de las ciudades y villas en las que residía.
La ambición de poder de la burguesía fue finalmente el germen de su enfrentamiento con el poder tradicional, ejercido en aquella época por nobles laicos y eclesiásticos. Así fue como durante el siglo XII se produjo en el norte de la península una serie de disturbios que algunos historiadores califican como “revueltas burguesas”. Entre ellas la del Motín de la Trucha de la ciudad de Zamora, pero también otras como las acaecidas en Medina del Campo, Sahagún, Salamanca o Santiago de Compostela.
Relato[editar]
A comienzos del invierno del año 1158, tuvo lugar en Zamora una revuelta popular urbana en la que murieron un número indeterminado de nobles de la ciudad. El relato de lo acaecido, pudo haberse desarrollado de la siguiente forma:
En el mercado de la villa, un pescadero estaba vendiendo la última trucha del puesto a un zapatero o al hijo de Pedro el pellitero, uno u otro según distintas versiones. Irrumpe en el puesto el criado de Gómez Álvarez, noble de la villa, pidiendo para sí la compra del mismo género, alegando su preferencia en la compra como consecuencia de un supuesto privilegio nobiliario. La situación originó una airada discusión que congregó a una gran parte del público asistente al mercado, la mayoría partidaria del zapatero o pellitero. Finalmente este último se llevó la pieza.
Ante los hechos acaecidos, los nobles deciden apresar a los líderes del tumulto y se reúnen en la iglesia de Santa María para decidir las medidas a tomar. Por su parte los ciudadanos, temerosos de las represalias de los nobles y capitaneados por Benito “el pellitero”, deciden encerrar a los nobles en la iglesia en la que se habían concentrado y, acto seguido, prenden fuego al edificio. Esta última acción produjo la muerte de los nobles allí congregados, entre ellos de Ponce de Cabrera, hijo del conde del mismo nombre y tenente de la villa por mandato regio.
Ante el temor de las seguras represalias del tenente de la villa, los amotinados deciden huir hacia la frontera portuguesa y enviar mensajeros al rey Fernando II de León para solicitarle su perdón y la destitución de Ponce como tenente de Zamora, bajo la amenaza de que en caso contrario pasarían a poblar el vecino reino de Portugal.
El rey aceptó las peticiones de los amotinados a cambio de su vuelta a Zamora y de que reedificaran la iglesia, desde entonces Santa María “la Nueva”. Por su parte, el conde Ponce de Cabrera pasó al servicio de Sancho III de Castilla, hermano del rey de León, Fernando II.
Las fuentes[editar]
Para el Motín de la Trucha no existen crónicas objetivas y coetáneas que describan esta revuelta urbana. Para su constatación hay que acudir a una documentación muy posterior, como el manuscrito atribuido a Florián de Ocampo y datado a finales del siglo XV o principios del siglo XVI, siendo posible que la existencia de este documento se deba más a una tradición oral que a un documento anterior.
Frente a la falta de una crónica escrita de la época, la única prueba tangible de la época es la propia iglesia de Santa María “La Nueva”. Del análisis arqueológico del inmueble, los especialistas confirman su reconstrucción, ya que hay dos estructuras superpuestas y claramente diferenciables, una datada a inicios del siglo XII y otra del siglo XIII.2
Los intervinientes[editar]
Poco más se conoce de Pedro y de Benito, ambos pertenecientes a la emergente actividad artesanal de la ciudad de Zamora e integrados en uno de los tradicionales oficios, el del pellitero y/o zapatero. Sin embargo, llama especialmente la atención la tremenda organización que consiguieron del colectivo ciudadano, pues al unísono se amotina contra el poder establecido, acaba con la nobleza zamorana de forma contundente y consigue la impunidad para posteriormente volver a la ciudad.
En cuanto al conde Ponce de Cabrera, la tradición oral juglaresca lo vincula de una forma directa con los hechos acaecidos en Zamora. La versión tradicional lo sitúa como tenente de la ciudad, pero ausente en la fecha del motín. Sin embargo, del estudio de la documentación histórica existente, se desprende que Ponce no solo no era el tenente de Zamora, ni estaba en el reino de León, sino que en esos momento se encontraba al servicio de Sancho III de Castilla.
Respecto al papel del rey de León, Fernando II, los hechos relatados suceden al comienzo de su mandato. Esta es una época en la que el monarca leonés tuvo que hacer un especial esfuerzo por consolidar las fronteras de su reino, ya que sus vecinos, los reinos de Portugal y de Castilla, mostraban notables ambiciones de expansión territorial. Además es una fase histórica en la que la nobleza existente sólo aspiraba a la satisfacción de sus propios intereses personales. Este último aspecto hace que no resulte tan extraño que la solución regia de este conflicto tenga una clara tendencia proburguesa. Con su decisión estaría reforzando su papel de monarca ante la nobleza, la ciudadanía y, de paso, asegurando sus intereses territoriales.
Los mitos[editar]
Ponce de Cabrera[editar]
Como antes se comentó, Ponce es un personaje que la documentación histórica escrita desvincula por completo del Motín de la Trucha. La vinculación de este noble con esta revuelta puede deberse a una reconstrucción posterior de los hechos, a fin de resaltar el papel protagonista de la burguesía frente a la nobleza que gobernaba la ciudad.
Los privilegios[editar]
Uno de los aspectos más controvertidos de la tradición oral es el supuesto privilegio de preferencia en la compra de los nobles en el mercado. Las ordenanzas municipales de Zamora de los siglos XV y XVI, documentos en los que se reflejó las costumbres de los habitantes de la villa, no contenían mención alguna al citado privilegio nobiliario. Estas normas se limitan simplemente a establecer los lugares en los que el concejo de la villa autorizaba la venta del pescado fresco, los precios máximos que habrían de fijar los oficiales del concejo o las sanciones por el incumplimiento de los dos preceptos anteriores. Es más, la limitación del precio podría mostrar una tendencia a garantizar que el grueso de la ciudadanía tuviera acceso a este género tan escaso y básico en la dieta de la época, impidiendo la existencia de precios abusivos que sólo podría pagar la nobleza.
Lo sobrenatural[editar]
Algunas versiones también incluyen un aspecto sobrenatural relacionado con la Sagrada Hostia, venerada en el Sagrario de la iglesia de Santa María. Esta, según algunas versiones, salió de la custodia del altar y volando por el aire entre el fuego, salió de la iglesia por una rinconada de la pared. La Sagrada Forma aparecería posteriormente en el Sagrario de las Dueñas, beatario en el que se congregaba a las mujeres de los caballeros que se encontraban en la guerra, muy cercano a la iglesia de Santa María. Este beatario, posteriormente convertido en convento de clausura, conserva desde entonces este preciado tesoro.
El asedio a Vitoria fue realizado entre 1199 y 1200 por las tropas del reino de Castilla de Alfonso VIII en la invasión del territorio occidental del reino de Navarra en tiempos del monarca Sancho VII.
La ciudad de Vitoria había sido fundada como Nova Victoria por Sancho VI el Sabio en 1181 sobre una antigua aldea llamada Gasteiz.
Este asedio duró unos ocho meses, iniciándose antes del 5 de junio de 1199 y consiguiendo su rendición antes del 25 de enero de 1200. Al mando de la plaza como tenente se encontraba Martín Chipia12 (actualmente transcrito también como Martín Ttipia).3 La ofensiva al llegar a la ciudad comenzó con baterías y asaltos con todo el rigor de las armas, encontrándose con una fuerte resistencia y produciéndose un gran derramamiento de sangre, según consta en el Archivo de San Millán, optando por cercar la ciudad impidiendo la entrada de alimentos y agua.
Para levantar el asedio, Sancho VII el Fuerte acudió a tierras almohades a intentar que estos atacaran a Castilla y así obligar a acudir a otro frente. Tras largas negociaciones y debido a la división en el territorio musulmán no lo logró. El obispo de Pamplona García Fernández consiguió una tregua castellana y, junto a un caballero de la guarnición asediada, se dirigieron a tierras almohades a exponer al rey navarro la insostenible situación de la ciudad para conseguir su entrega. Tras la autorización, debida también a que el ejército castellano controlaba el resto del territorio de Álava y Guipúzcoa, la ciudad se rindió en enero de 1200.
Asedio de Vitoria | ||||
---|---|---|---|---|
Conquista de Navarra | ||||
![]() | ||||
Fecha | 5 de junio de 1199 | |||
Lugar | Vitoria (Álava) | |||
Coordenadas | 42°50′48″N 2°40′23″OCoordenadas: 42°50′48″N 2°40′23″O (mapa) | |||
Resultado | victoria castellana | |||
Beligerantes | ||||
| ||||
Comandantes | ||||
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario