domingo, 30 de mayo de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XII

Torneo de Arcos de Valdevez o batalla de Valdevez son denominaciones historiográficas de un enfrentamiento bélico entre los reinos de León y de Portugal, en el contexto de la independencia de éste, hasta entonces un condado de aquel. El enfrentamiento tuvo lugar en la llamada Veiga da Matança ("vega de la matanza") a orillas del río Vez (un afluente del río Limia) en las proximidades de Arcos de Valdevez. Su fecha no está determinada con precisión, en torno a 1140 o 1141. El armisticio al que se llegó tras el enfrentamiento (también conocido como acuerdo de Valdevez o tregua de Valdevez) está considerado como el precursor del Tratado de Zamora de 1143.

Torneo de Arcos de Valdevez
Arcos-de-Valdevez IMG 0258.JPG
Monumento conmemorativo del torneo.

Historia[editar]

Alfonso I de Portugal, que había comenzado a titularse rex Portugalensium tras su victoria frente a los musulmanes en la batalla de Ourique (1139),5​ rompió las condiciones del Tratado de Tuy de 1137 e invadió Galicia. En respuesta, Alfonso VII de León el emperador entró en Portugal y arrasó los castillos que encontró a su paso, bajando las montañas del Soajo en dirección a Valdevez. Una parte de las fuerzas imperiales se separó imprudentemente del grueso de la expedición, y los portugueses consiguieron capturar al conde Ramiro Froilaz,6​ a Ponce Giraldo de Cabrera y a los hermanos Fernando y Bermudo Pérez de Traba.

Alfonso VII acampó en un lugar conocido como Penha da Rainha ("peña de la reina", Portela de Vez); mientras que Alfonso I lo hizo en un lugar alto, separado del campamento leonés por un valle. Para evitar una batalla campal, se acordó celebrar un bufurdium (bohordicumbafordobohordotorneo o justa),7​ conforme al uso de la caballería medieval, donde se enfrentaron los mejores caballeros de ambos bandos. La suerte de las armas cayó del lado portugués; y reconocida su victoria, se negoció el intercambio de prisioneros entre ambas partes.

Las fuentes medievales que narran los hechos son, por el lado leonés, la Chronica Adefonsi imperatoris, y por el lado portugués, el Chronicon Lusitanum.8​ Para Philippe Contamine,9​ Valdevez ejemplifica la tendencia de las batallas feudales a convertirse en "una suerte de gran torneo, medio serio, medio frívolo".10

Azulejos conmemorativos.

En la Estação de São Bento (Estación de San Bento, Oporto) el hecho es conmemorado en un panel de azulejos; mientras que en la localidad de Arcos de Valdevez se levanta un monumento conmemorativo, obra del escultor José Rodrigues,11​ y un marco evocativo al pie del Museu de Arcos de Valdevez.







El Tratado de Carrión es un tratado firmado el 22 de febrero de 1140 en Carrión de los Condes, actual provincia de Palencia (España), entre los cuñados Alfonso VII rey de León y de Castilla y el conde Ramón Berenguer IV, quien por su compromiso con Petronila, hija de Ramiro II, gobernaba de hecho en el Reino de Aragón, con la finalidad de repartirse el Reino de Navarra bajo el mandato de García Ramírez.

En sus cláusulas se preveía que los pueblos y tierras de la orilla izquierda del río Ebro, pasasen a poder de Reino de Castilla. Ramón Berenguer IV se quedaría con las plazas y comarcas que García Ramírez había tomado en los tres años de guerra fronteriza entre Navarra y Aragón (1137-1140). Del resto se harían tres partes: una, en la que estaba incluida la ciudad de Estella, sería para Alfonso VII; y las otras dos, en la que estaría Pamplona, pasarían a manos de Aragón.

El texto es el siguiente:

Este es el convenio y la concordia que hicieron entre sí el ilustre Alfonso VII, emperador de Hispania, y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de los aragoneses. Fundamentalmente se pusieron de acuerdo en lo que respecta a la tierra que tiene García, el rey de los pamploneses, a saber: que el citado emperador Alfonso tenga de ella Marañón y toda la tierra que desde el Ebro hacia Pamplona tenía su abuelo el rey Alfonso VI el día que murió; por otra parte, del resto de la tierra que tiene el rey García, que el cónsul de los barceloneses tenga toda la que le pertenece al reino de Aragón, sin rendir homenaje de ella, tal como la poseyeron en su tiempo los reyes Sancho Ramírez y Pedro I; de la otra tierra de Pamplona, por la que los reyes Sancho y Pedro hicieron homenaje a Alfonso VI, rey de León, que Alfonso tenga la tercera parte de ella y el conde de los barceloneses Ramón las otras dos terceras partes; y por estas dos terceras partes que preste al emperador Alfonso el mismo homenaje que prestaron los reyes Sancho y Pedro al Rey Alfonso VI, abuelo del emperador Alfonso. Por otro lado, que en la tercera parte del emperador esté el castillo de Estella y en las dos partes del conde la ciudad de Iruña (Pamplona). Además de eso, el venerable emperador Alfonso y el ilustre conde de los barceloneses Ramón se pusieron de acuerdo en esto: que cualquiera que fuere el modo en que pudieran recuperar o adquirir las tierras de Pamplona que habían de ser repartidas según se ha dicho, ya fuera por los dos a la vez, por uno sin el otro o por sus hombres, que el emperador tuviera la tercera parte y el citado conde las otras dos hasta que la adquiriesen totalmente. Y cuando todo sea adquirido, que lo dividan entre sí en el modo prescrito y que lo posean firmemente. Este convenio y concordia fue realizado en Carrión nueve días antes de las Kalendas de marzo, el año de la encarnación del Señor CXXXVIII después del milésimo, era milésima CLXXVIII, año 1139, en presencia de don Berenguer, obispo de Salamanca, Bernardo, obispo de Sigüenza, Pedro, obispo electo de Burgos, y diez y ocho condes y nobles que se hallan presentes en la curia del emperador1

Este fue uno de varios documentos en que los reyes castellanos y aragoneses plantean el reparto de Navarra como también se produjo en los años 11511157 y 1198. En estos acuerdos el reino, una vez conquistado sería dividido aproximadamente por la línea que traza el cauce del río Arga.

Ramón Berenguer atacó Navarra antes del verano de ese mismo año entrando en el valle de Lónguida y en Pamplona y derrotando poco después a García Ramírez en Ejea de los Caballeros. Por otra parte el ejército castellano se acercó a la frontera de Navarra y se estableció en Calahorra, mientras el rey navarro salía a su encuentro y se situaba en Alfaro. Se produjeron algunas escaramuzas. Alfonso VII no estaba muy convencido de que Aragón lograra conquistar Navarra, por lo que entró en conversaciones con el monarca navarro, por mediación de Alfonso Jordán, conde de Tolosa, primo de Alfonso VII. Llegaron a un acuerdo de paz en el que intervinieron magnates y prelados, en especial, el obispo de Pamplona y el prior de la iglesia de Tudela. En este acuerdo firmado el 25 de octubre de 1140, se concertó el matrimonio de la infanta Blanca, nacida y criada en Tudela, con el príncipe Sancho, primogénito de Alfonso VII, que entonces contaba siete años. Se celebraron los desposorios en el mismo campo destinado a la batalla, quedando la princesa navarra, que también era menor, en la corte de Castilla. En este acuerdo de paz no entró el conde Ramón Berenguer IV, que siguió atacando las fronteras de Navarra.






El Tratado de Lérida fue un acuerdo firmado en mayo de 1157 por Alfonso VII, rey de León y Castilla, y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, en Lérida.

Este tratado fue el último de una serie de pactos firmados por ambos gobernantes por los cuales acordaban repatirse el Reino de Pamplona. Ratificaba lo dispuesto en el Tratado de Carrión de 1140 y, además, acordaba, como forma de estrechar su alianza, el matrimonio entre Sancha de Castilla, hija de Alfonso VII, y Alfonso, primogénito de Ramón Berenguer IV.





El Tratado de TudilénTudillén o Tudején1​ fue suscrito el 27 de enero de 11512​ por Alfonso VII, rey de Castilla y León3​, y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona y príncipe de Aragón, en Tudilén, un lugar situado cerca de Aguas Caldas en Navarra, esto es, en Baños de Fitero, pues en aquella época Fitero era un término de la villa castellana de Tudején4​.

Contenido[editar]

En el mismo Tratado se indica que el rey García Ramírez de Pamplona ha fallecido ("que omnia rex die illo quo mortus est"). Dado que ello se produjo el 21 de noviembre de 1150, el Tratado de Tulidén debió firmarse en el 1151, seguramente en ese 27 de enero. El hecho de la muerte de García y su sucesión por su hijo Sancho VI sin duda propició el Tratado, ya que Sancho tenía diecisiete años, lo que, en principio, podía suponer una cierta debilidad del viejo Reino. Es de señalar que para la Iglesia todavía Sancho seguía siendo Dux Pamplonensis, que correspondía al que mandaba un territorio por acuerdo de sus habitantes sin permiso o aceptación de la Iglesia, cosa que logró Sancho más tarde. Pero ni Alfonso VII ni Ramón Berenguer IV en este Tratado ni en el anterior de Carrión le negaron el título de rex a García, lo que muestra un cierto reconocimiento a García por el Imperio leonés y la posteriormente llamada Corona de Aragón.5

En este pacto, los firmantes convinieron en declarar la guerra al Reino de Navarra, repartiéndose el mismo, ratificando el Tratado de Carrión de 1140, además de adjudicar a Aragón la conquista de las plazas y términos situados al sur del Júcar y el derecho a anexionarse el reino de Murcia, excepto los castillos de Lorca y Vera.

Fue precedente de otros tratados como el de Lérida en 1157, el de Cazola en 1179 y Almizra en 1244 por el que se fijaron los límites de expansión en la región de Levante de los dos grandes reinos peninsulares.






El Tratado de Zamora fue el resultado de la conferencia de paz entre Alfonso I de Portugal y el rey Alfonso VII de León, el 5 de octubre de 1143, marcando generalmente la fecha del nacimiento del Reino de Portugal y el inicio de la dinastía alfonsina. Victorioso en la batalla de Ourique contra los musulmanes, en 1139, Alfonso I se benefició del apoyo de João Peculiar —el arzobispo de Braga— en favor de la constitución del nuevo reino de Portugal. Tras el Torneo de Arcos de Valdevez entre los dos Alfonsos y sus huestes, aquel buscó conciliarlos y propició que se encontraran en Zamora los días 4 y 5 de octubre de 1143, con la presencia del cardenal Guido de Vico.1

El título de rey de Portugal, que Alfonso I usaba desde 1139, fue confirmado en Zamora, comprometiéndose entonces el monarca portugués ante el cardenal Guido de Vico a considerarse vasallo de la Santa Sede, obligándose, por él y por sus descendientes, al pago de un censo anual de cuatro onzas de oro.2​ Sin embargo, José Hermano Saraiva afirma que «en realidad no sabemos cómo sucedieron las cosas y se ignora completamente si fue firmado algún acuerdo, aunque modernamente se haya hecho referencia muchas veces a un tratado de Zamora que tal vez nunca existió». De lo que sí tenemos certeza, según Hermano Saraiva, es de que en diciembre de 1143 Alfonso Henriques escribió una carta al papa en la que se nombraba «censual» [dependiente] de la Iglesia de Roma y en la que se declaraba a sí mismo «hombre y caballero del papa y de San Pedro, a condición de que la Santa Sede lo defendiese de cualquier otro poder eclesiástico o civil» —como reconocimiento de su dependencia Alfonso Henríquez se obligaba a pagar anualmente cuatro onzas de oro—. De esta forma Alfonso Henriques intentaba asegurar la independencia del nuevo reino.3

Finalmente la independencia de Portugal, reconocida por Alfonso VII en Zamora,1​ vino a ser confirmada por el papa Alejandro III en 1179 mediante la bula Manifestis Probatum.4​ «La concesión fue arrancada por un regalo de mil monedas de oro, pero ciertamente no parece que tuviese mucha influencia en la consolidación de una independencia que ya entonces era un hecho consumado».

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