CONJUNTOS MONUMENTALES

El Beaterío de la Santísima Trinidad fue fundado en Sevilla (Andalucía, España) en 1719. Forman parte de las Hermanas de la Santísima Trinidad.
Historia
[editar]Isabel Moreno Caballero tomó el hábito de beata trinitaria el 2 de febrero de 1719 en el Convento de la Trinidad de Sevilla. Tomó como nombre religioso Isabel de la Santísima Trinidad. Ese año fundó el Beaterío de la Santísima Trinidad en unas casas cedidas por el convento en la calle Enladrillada. El ministro provincial, Juan Palomero, la nombró presidenta y madre mayor del beaterío el 10 de junio de 1720.1 En 1728 el beaterío se trasladó a otras casas, más adecuadas, cedidas por el convento frente a la Puerta del Sol.1
Tuvo las reglas del monasterio de las trinitarias de El Toboso.1 Las religiosas hacían voto de pobreza, castidad y obediencia. Se dedicaban a acoger, mantener y educar a niñas huérfanas y desvalidas, admitir a algunas niñas pensionistas, dar enseñanza a niñas pobres y asistir a antiguas alumnas sin marido que se encontrasen sin trabajo y que tuviesen algún problema de salud.2
En 1746 viajó a Ciudad de México, donde recogió 6 000 pesos de la herencia de su tío, Sebastián Caballero. Regresó a Sevilla en 1750 y gastó en el beaterío lo que trajo.3
Viajó de nuevo a México en 1753. En 1755 consiguió licencia del virrey Juan Francisco de Güemes y del arzobispo Manuel José Rubio y Salinas para pedir limosnas durante dos años en este territorio. En 1757 se trasladó a Puebla, donde consiguió licencia del obispo para pedir en las puertas de los templos. Recaudó un total de 12 207 pesos y 62 reales.4 Regresó a Sevilla en 1758.
El 24 de agosto de 1768 el beaterío solicitó al cardenal arzobispo Francisco de Solís y Folch de Cardona depender de la archidiócesis. El arzobispado llevó esto a cabo aquel año.5
Isabel de la Santísima Trinidad falleció en 1774. Tras su deceso el beaterío decayó. En 1789 el párroco de la Iglesia de Santa María la Blanca, Bartolomé Cabello y Barroso, natural de Pilas, visitó al arzobispo Alonso Marcos de Llanes Argüelles, que consiguió que varias personas contribuyeran a la restauración del beaterío.2 El canónigo magistral Marcelo Félix Doje costeó el primer patio, tres claustros, clases, el refectorio y oficinas.2 La viuda del comerciante Simón Sologuren costeó la capilla mayor, la sacristía, el coro de las niñas y un dormitorio.2 También contribuyeron el propósito del Oratorio de San Felipe Neri Teodomiro de la Vega, el canónigo Cipriano Urtusáutegui, el conde de San Remi y María Ruano.6 De este modo, entre 1789 y 1800 se invirtieron más de 250 000 reales:6
[...] en fabricar ángulos, dormitorios, refectorio, enfermería, cocina, despensa y ocho clases y se mantuvieron y vistieron más de cien niñas y veintiséis beatas
La iglesia del beaterío fue abierta al público el 2 de diciembre de 1790. Por prescripto de Pío VI del 14 de marzo de 1791 se declaró "altar privilegiado cotidiano".6 Por prescripto de Pío VI de 1793 se le autorizó a tener expuesto el Santísimo Sacramento en el altar mayor.6
El 3 de abril de 1793 la congregación se incorporó a la Hermandad Sacramental de Santa Lucía. En 1794 el beaterío quedó adscrito a la Parroquia de Santa Lucía.6
El 19 de abril de 1795 recibieron a ocho niñas del Hospital de Huérfanas de la Magdalena, regido por el Ayuntamiento.7 El sacerdote Bartolomé Cabello y Barroso redactó unas nuevas constituciones, que fueron aprobadas por el arzobispo de Sevilla y que, el 16 de agosto de 1797, fueron aprobadas por el Real Consejo de Castilla.8
En 1799 Bartolomé Cabello solicitó por escrito al arzobispo cardenal Luis María de Borbón y Vallabriga, infante de España, su protección y patronazgo para esta institución. También le pidió que su hermana, la infanta María Teresa de Borbón y Vallabriga, fuese la directora de un instituto "tan útil a la Religión y al Estado".9 El cardenal invirtió 600 000 reales. Según fray Juan Evangelista de Utrera, con sus aportaciones:9
[...] labró patio, dormitorios, enfermería, corral, refectorio, cocina, lavaderos y once clases para la enseñanza de las niñas.
El 8 de abril de 1802 el infante cardenal le concedió el escudo real, que la institución puso en su fachada principal.9 El 4 de junio de 1802 Pío VII facultó al cardenal para que convirtiese el beaterío en convento de monjas, pero entonces ya era arzobispo de Toledo y esto no se pudo llevar a cabo.9
Encontrándose en la corte, la intercesión del infante logró que Carlos IV concediera 15 000 reales del fondo pío beneficial a esta institución mientras participase en la enseñanza pública.9
El 15 de julio de 1801 Bartolomé Cabello pasó a ser prebendado de la Catedral de Sevilla. Todos los beneficios que obtuvo fueron invertidos en el beaterío. Falleció el 5 de diciembre de 1810 y le legó toda su herencia.8 Fue sepultado en la iglesia del beaterío.8 Tras esto, pasó a ser protector de la institución el canónigo Fernando de Medina.8
En 1810 tenía 36 beatas y 200 niñas.8
En la invasión francesa de Sevilla, entre 1810 y 1812, el beaterío pasó por una gran crisis. El canónigo Fernando de Medina salvó a la institución de la ruina y le prestó 12 000 pesos. Posteriormente, le perdonó la deuda al beaterío en su testamento.9 Tras el deceso de Fernando de Medina el beaterío decayó nuevamente. Pudo subsistir gracias a donaciones de particulares. Había 129 niñas, 25 beatas profesas y dos novicias.9
El conde de la Puebla del Maestre, Francisco de Paula Fernández de Córdoba y Cárdenas, mayordomo del rey, comunicó al beaterío por oficio fechado en el Alcázar de Sevilla el 22 de octubre de 1823 que Fernando VII, a petición de la congregación, y su esposa María Josefa Amalia de Sajonia, se declaraban protectores de la institución. Tras esto, el beaterío se recuperó.9
La priora solicitó a la Junta Municipal de Propios que el agua que tenían concedida de la Fuente del Arzobispo, que no estaba disponible en ese momento, les fuese concedida de los Caños de Carmona, proveniente de la Fuente de Santa Lucía. El 17 de diciembre de 1825 les fue concedida la petición.10
También contribuyó al beaterío el cardenal arzobispo Francisco Javier Cienfuegos Jovellanos. El obispo de Dan Sara, Vicente Román y Linares, ayudante del arzobispo entre 1826 y 1835, fue director espiritual de la congregación y también les ayudó materialmente.10
El 16 de agosto de 1828, los restos de Isabel fueron trasladados desde la Iglesia de Santa Lucía hasta un sepulcro en el coro bajo de la iglesia del beaterío.10
Una mujer de apellido Zaldarriaga, realizó una aportación vitalicia entre 1803 y el 5 de mayo de 1832. También donó algunos muebles y una joya de oro y diamantes que fue vendida por 1 200 reales.10 El 23 de marzo de 1836, la regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias concedió al beaterío cierta demora para el pago de sus contribuciones. El 29 de marzo de 1836 el gobernador civil de Sevilla propuso que se concediese un plazo de tres o cuatro años para los establecimientos de la ciudad que debieran contribuciones a la hacienda pública.11
El 23 de julio de 1873, durante la Primera República, solo quedaron en la casa diez madres y doce niñas. El día 30 de julio regresaron todas las religiosas y las niñas que se habían marchado.11
Entre los que realizaron aportaciones en el siglo XIX estuvieron el arzobispo Manuel Joaquín Tarancón y Morón y Francisco Javier de la Borbolla.12 La viuda del marqués de Esquivel dejó en herencia al beaterío 3 000 duros de limosna en 1881.13
Entre la década de 1840 y 1882 fue protector del beaterío Miguel de Carvajal Mendieta. Le sucedió como protector el arzobispo Joaquín Lluch y Garriga, que falleció en septiembre de 1882. Este realizó una limosna.13
En la década de 1870 también contribuyó al beaterío José María Ybarra Gutiérrez de Caviedes, I conde de Ybarra. En 1882 contribuyó José María Ybarra González, II conde de Ybarra. En diciembre de 1882 fue nombrado protector de la institución. Realizó otra contribución en 1883.11 En 1892 realizó una nueva contribución.14 Falleció en París en 1898 y, por deseo propio, recibió sepultura en la iglesia del beaterío.14 Tras esto, quedó como protectora su esposa, Josefa María Menchacatorre y Barandica.14
El 13 de noviembre de 1883 visitó por primera vez la institución el arzobispo Ceferino González y Díaz Tuñón, que dejó una limosna de 200 reales.11
En julio de 1887 visitaron el beaterío Antonio de Orleans, duque de Montpensier, y la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, y realizaron una donación de 8 000 reales.12 El 8 de enero de 1892 la infanta volvió a visitar el beaterío.14
Gracias a la donación testamentaria de Francisco Bocanegra, en 1888, se realizaron varias reformas en el inmueble. Aquel año falleció también la esposa de Manuel Francos, dejando una herencia de 5 000 duros.12
En 1889 Manuel Mora donó varios enseres. El 15 de septiembre de 1889 Teodomiro Buzón donó varios enseres y una Virgen del Rosario.14
Salud Buzón, viuda de Daguerre, donó desde 1888 hasta su deceso, en 1899, 2 000 duros. En su testamento dejó 8 000 reales más.14
siglo XX
[editar]En 1916 pasó a ser protector José María Ybarra Menchacatorre, III conde de Ybarra. En el siglo XX los principales bienhechores de la institución fueron: Concepción Atienza Benjumea; Santiago Medina y Rojas, marqués de Esquivel; Manuel Ferrand; Florentino Briones y Javier Benjumea.14
En el siglo XX estuvo regido por la madre superiora y general Cristina del Pilar Ormad Morillas.15
El Colegio Beaterío de la Santísima Trinidad imparte primaria y secundaria. En 1993 contaba con 9 religiosas y 1 100 alumnas.15
siglo XXI
[editar]El 8 de septiembre de 2012 las hermanas trinitarias del beaterio de Sevilla se fusionaron con las Hermanas de la Santísima Trinidad, fundadas en Madrid en 1885. El carisma y la misión de ambas congregaciones eran afines, cosa propicia para la unión.16
Otros lugares
[editar]En 1886 fundaron una casa en Galaroza, en la Sierra de Huelva. No obstante, esta fundación fue clausurada a finales del siglo XIX.15
En 1960 fundaron una casa en Sorihuela de Guadalimar, provincia de Jaén, en una casa donada por Estrella Bueno. Esta fundación fue clausurada en 1974.17
La Junta de Protección de Menores de Cádiz solicitó al beaterío que se hicieran cargo de una casa en esta ciudad. Estuvieron a cargo de la misma entre 1966 y 1971.17
En 1975 fundaron una casa en San Juan del Puerto, provincia de Huelva, para encargarse de la escuela parroquial y ayudar a la parroquia. En los años 90 permanecían en la localidad, ayudando a la parroquia, realizando labores asistenciales, colaborando con Cáritas y realizando catequesis.17
El 8 de septiembre de 1989 Salud Vilches donó su casa de campo de Fuenteheridos, provincia de Huelva. La comunidad conserva esta casa para el veraneo de las alumnas internas y para convivencias.
Archivo General de Indias | ||
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![]() ![]() Patrimonio de la Humanidad de la Unesco | ||
![]() Vista del Archivo de Indias desde la Catedral de Sevilla. | ||
Localización | ||
País | ![]() | |
Comunidad | ![]() | |
Localidad | ![]() | |
Coordenadas | 37°23′05″N 5°59′35″O | |
Datos generales | ||
Tipo | Cultural | |
Criterios | i, ii, iii, vi | |
Identificación | 383 | |
Región | Europa y América | |
Inscripción | 1987 (XI sesión) | |
Sitio web oficial | ||
El Archivo General de Indias de Sevilla (España) se creó en 1785 por deseo del rey Carlos III, con el objetivo de centralizar en un único lugar la documentación referente a la administración de los territorios ultramarinos españoles hasta entonces dispersa en diversos archivos, ubicados en Simancas, Cádiz y Sevilla.
El archivo conserva unos 43 000 legajos, con unas 800 millones de páginas y 8 000 mapas y dibujos que proceden, fundamentalmente, de los organismos encargados de la administración de los territorios de ultramar.1 Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, junto a la Catedral y el Real Alcázar.2
Sedes
[editar]Lonja de Mercaderes
[editar]En Sevilla existían los comerciantes de tienda abierta o de reventa y los comerciantes en grueso o al por mayor. Tras el descubrimiento de América en 1492 y la instalación en la ciudad de la Casa de la Contratación de Indias en 1503 surgió un tercer tipo de hombres de negocios, los cargadores a Indias, que eran comerciantes al por mayor que participaban regularmente en el mercado con ultramar.3
Se creó una "universidad de mercaderes" para el apoyo mutuo de los mercaderes que trataban con el Nuevo Mundo.4 Los cargadores a Indias consiguieron, por Real Provisión del 23 de agosto de 1543, constituir un tribunal de comercio con el nombramiento anual de un prior y dos cónsules. Las ordenanzas del Consulado de Cargadores a Indias fueron aprobadas por Real Provisión del 14 de agosto de 1556.5
El lugar utilizado por los comerciantes para llevar a cabo sus tratos eran las gradas de la catedral.6 En ocasiones los tratos o las campañas electorales de priores y cónsules celebradas a principios de cada año tenían lugar en interior de la propia catedral. El arzobispo, Cristóbal Rojas Sandoval, escribió quejándose de esto a Felipe II el 24 de abril de 1572. La carta tuvo el apoyo de Juan de Ovando y Godoy, presidente del Consejo de Indias, que había sido provisor de la diócesis de Sevilla.7
Felipe II escribió el 24 de mayo de 1572 una carta en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial dirigida al arzobispo de Sevilla, justificando la situación por la ausencia de un local. Ese mismo día escribió a la universidad de mercaderes comunicándoles su intención de construir una lonja. Finalmente, mandó una carta al alcalde de la cuadra de Sevilla, el licenciado Lara Buiza, sobre la posibilidad de construirlo en el entorno de la Casa de la Moneda y las Herrerías.7
El 27 de agosto de 1572 Felipe II dio a conocer a estos mercaderes la ubicación definitiva de la lonja y les dejaba que colaborasen en su diseño. Una vez realizado el proyecto, el alcalde de Sevilla debía enviarlo a la Corte.7
El 30 de octubre de 1572 la universidad de mercaderes y la Corona firmaron un escrito de capitulación sobre esto. La Corona se comprometía a ceder terrenos del Alcázar donde se encontraban las Herrerías, parte de la Casa de la Moneda y algunas casas aledañas para crear un edificio de planta cuadrada. También se establecía que los mercaderes nombrarían al personal para la obra que se financiaría por el "derecho de Lonja", confirmado por el rey en Lisboa el 11 de julio de 1582, con el cual se establecía un impuesto a los productos que entraban y salían de la ciudad.8
Entre 1572 y 1583 Juan de Herrera realizó un par de planos para la lonja, usándose finalmente el segundo.9 La ciudad propuso un proyecto de Asensio de Maeda, realizado en 1579,9 pero por decisión personal de Felipe II se escogió el de Herrera.8
En noviembre de 1582 se estudió lo que se debía derribar y las obras comenzaron entre marzo y abril de 1583.8 El primer encargado de las obras, hasta finales de 1583, fue Juan de Ochoa. Su labor consistió en demoler inmuebles para empezar la construcción.10
Juan de Minjares, que había colaborado con Juan de Herrera de 1576 y que conocía el estilo clásico, fue maestro mayor de la construcción desde finales de 1583 a 1599.10
Juan de Minjares trabajó mientras en otros proyectos, por lo que fue fundamental en la construcción de la lonja la colaboración de los aparejadores que fueron, sucesivamente, Juan Bautista de Zumárraga, Juan de la Maestra y Alonso de Vandelvira.10
En el dintel de la puerta central que hay en la fachada que da la catedral está inscrito el 14 de agosto de 1598 como comienzo del uso del edificio. La realidad es que ese año solo se concluyó ese lado de la fachada.11
Alonso de Vandelvira fue aparejador en las obras de la lonja desde 1589 y, en febrero de 1600,12 fue nombrado su maestro mayor.13 Entre 1601 y 1609 las obras se ralentizaron11 por problemas económicos,13 aunque en 1604 se logró terminar otro lado del edificio, que daba a la plaza del Alcázar.11
Tras un parón, las obras se reemprendieron en 1609, pero Vandelvira había adquirido otros compromisos. Fue sustituido por Miguel de Zumárraga.13 Este realizó modificaciones en el diseño, cambiando las techumbres de madera por bóvedas vaídas.14 El proyecto original contemplaba una puerta central en cada una de las cuatro fachadas, pero en 1611 el Consulado le pidió al maestro mayor que realizase dos puertas más a ambos lados de cada puerta principal.15
Miguel de Zumárraga fue el que se encargó de la construcción de un crucero, conocido como Cruz del Juramento, rodeado por una reja de construida por Juan de Cerbigón. Se situó al norte del edificio y representa el cierre de tratos de palabra de los comerciantes.14
Miguel de Zumárraga murió en 1630. Los siguientes maestros mayores fueron, sucesivamente, Marcos Soto, Juan Bernal de Velasco y, desde 1638, Pedro Sánchez Falconete.14
Mientras se construía la Lonja, los mercaderes se reunían para sus juntas en una sala de la Casa de la Contratación y realizaban sus tratos en las gradas de la catedral.16
La plaza de la Lonja fue el amplio entorno que circundaba el edificio de la Lonja en construcción, sobre todo sus fachadas norte, este y sur. En este espacio se encontraba la pila o fuente de Hierro.6 En 1609 el Consulado comenzó las obras para cercar este entorno con columnas unidas por cadenas pero, en febrero del mismo año, el cabildo catedralicio quiso detenerlas. Finalmente, se llegó a un acuerdo el 31 de agosto de 1609, según el cual estas columnas serían provisionales y las cadenas podrían abrirse para facilitar el paso de procesiones. También se retrotrajeron las columnas con cadenas, situándose más lejos de la fachada de la catedral. De este modo, quedó cercada la plaza de la Lonja.16
Las obras de construcción finalizaron en 1646.17
Reformas y cambio de uso
[editar]En 1717 la Casa de la Contratación de Indias y el Consulado de Cargadores a Indias se trasladaron a Cádiz. En la planta baja18 de la lonja sevillana se creó una Diputación de Comercio.5
Nicolás Blanco, maestro mayor y arquitecto de cantería, intervino en el edificio y su entorno entre 175819 y 1761. Soló por primera vez la planta alta y construyó una poza general, soló las gradas del edificio que dan a la calle Santo Tomás y a la avenida de la Constitución y colocó columnas con cadenas alrededor del edificio. Demolió casas adosadas a la lonja y situó la Cruz del Juramento en su emplazamiento actual.20
En 1784 Juan y Manuel Núñez, padre e hijo, estaban realizando una reparación general del edificio.21
El edificio fue elegido como sede del Archivo General de Indias. Por Real Orden del 21 de septiembre de 1784 se ordenó el desalojo de la parte alta del edificio de once familias que vivían allí para hacer sitio al nuevo archivo.22
Juan Bautista Muñoz y Lucas Cintora habían visitado el edificio y establecido las obras que iban a realizarse en él para su uso como archivo. Estas fueron descritas en una instrucción del 27 de abril de 1785. Se eliminaron todos los elementos superpuestos a la obra original, se limpiaron paredes y bóvedas ennegrecidas por humos de chimeneas y cocinas, se recubrieron zócalos y escalares con jaspes de Málaga, se solaron con mármol todas las dependencias y galerías, se fabricaron puertas y ventanas y se colocaron estanterías de maderas nobles. Se suprimieron las divisiones entre salas para conseguir un único espacio en forma de U. Las obras finalizaron en 1788.23
En 1786 Juan de Villanueva y Barbales realizó un dibujo de cómo debían ser las estanterías del archivo y sugirió que se hiciesen de escayola. Finalmente, fueron realizadas en madera por Blas Mölner, terminándolas en junio de 1788.24
El 24 de noviembre de 1784 se creó por Real Cédula el Consulado Marítimo y Terrestre de la Ciudad de Sevilla y Pueblos de su Arzobispado25 y el 30 de noviembre se suprimió por Real Orden la Diputación de Comercio de Sevilla.22 El nuevo consulado tuvo su sede en la planta baja del edificio, donde había estado la diputación.18
En la planta baja también se realizaron obras. Una parte fueron financiadas por el Consulado Marítimo y Terrestre y otras por el derecho de lonja. Fueron analizadas y presupuestadas por Félix Carazas, el 14 de diciembre de 1790, y por Manuel Núñez, el 13 de enero de 1791. Comenzaron en 1791.26
En 1816 todavía faltaba por cambiar la ya deteriorada solería original de la planta baja. La obra se acometió usando mármol blanco de Málaga y jaspe de Montellano. En 1823 faltaban por solar el patio y algunas dependencias, lo que se concluyó en 1833 con Melchor Cano.26
En 1830 Juan de Astorga realizó más estanterías de madera.24
En 1864, por orden del Ministerio de Ultramar, se desalojó de la planta baja del edificio al Consulado Marítimo Terrestre.27
En 1870 se creó la Junta de Obras del Puerto,28 que tuvo su sede en la planta baja del edificio.29
En 1886 se instaló la Cámara de Comercio de Sevilla en una galería de la planta baja. En 1913 la Junta de Obras del Puerto se marchó29 y el arquitecto Aníbal González actuó en la zona que dejaron libre.24
En la década de 1920 se llevaron a cabo algunas reformas en el edificio y se colocaron estanterías metálicas en la planta baja.29
En 1974 la Cámara de Comercio también se marchó,27 y el arquitecto Rafael Manzano actuó en el espacio que quedaba libre.30
Antonio Delgado Roig y Alberto Balbontín de Orta realizaron la instalación eléctrica del interior y Cipriano Gómez Pérez llevó a cabo la iluminación de la fachada.30
Fernando Villanueva Sandino y Carlos Humanes consiguieron, en 1983, que el edificio fuese declarado bien de interés cultural.30
En 1983 Fernando Villanueva Sandino llevó a cabo la cubierta y la balaustrada, en 1986 acometió la reparación de la escalera y realizó un tratamiento anti-humedad en el edificio. Entre 1990 y 1991 también llevó a cabo la consolidación de las gradas y tratamientos a la cubierta y las fachadas.30
Entre 1999 y 2005 tienen lugar obras de conservación y recuperación del inmueble llevadas a cabo por el arquitecto Antonio Campos Alcaide. En ellas se plantea una redefinición del programa funcional del edificio, así como una actualización de las instalaciones. Con la intención de salvaguardar el edificio sin ninguna alteración espacial y aprovechando la existencia de un pequeño sótano, se propone su ampliación mediante una galería perimetral.31 Estas últimas obras fueron muy polémicas, entre otras cosas, por la colocación de toldos mecanizados en el patio y por la sustitución de piedras de las gradas del edificio por otras de distinto color con rejillas.32 Según la senadora del PSOE Ana Isabel Arnáiz de las Revillas García, para colocar un suelo radiante se sustituyó el pavimento de mármol rosa del siglo XVIII por otro suelo de mármol más fino y las piezas de mármol antiguas terminaron siendo vendidas por Internet por la empresa Mazarí de Época.33 El Ministerio de Cultura negó estos hechos.
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