CONJUNTOS MONUMENTALES
Casa-fuerte de El Campillo | ||
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![]() Vista de la Casa-fuerte de El Campillo, vinculada a la realeza desde la dinastía de los Trastámara | ||
Tipo | edificio y monumento | |
Catalogación | bien de interés cultural | |
Parte de | Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial y El Escorial | |
Localización | San Lorenzo de El Escorial (España) | |
Coordenadas | 40°37′51″N 4°05′37″O | |
La casa-fuerte de El Campillo es una residencia palaciega tardomedieval, con orígenes en el siglo XII, pertenece al sexmo segoviano de Casarrubios. Se halla en la finca del mismo nombre, dentro del municipio español de El Escorial, en la zona noroeste de la Comunidad de Madrid, emplazada entre San Lorenzo y Guadarrama
Históricamente ha estado vinculada a la realeza, en primer término, como pabellón de caza de la Casa de Trastámara y, posteriormente, como parte integrante del territorio de realengo y abadengo, al que quedó adscrito el entorno del Monasterio de El Escorial, en tiempos de Felipe II.
Historia
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El edificio está situado en una antigua villa de origen medieval, a la que la Casa de Trastámara acudía con asiduidad, dada su riqueza cinegética, y que quedó despoblada durante el proceso de anexiones desarrollado por el rey Felipe II (1527-1598) a partir de 1561, para la constitución del Real Sitio de El Escorial.
A partir de los siglos XI-XII se repobló la zona donde está ubicado El Campillo tras la caída de Toledo, gracias a los ganaderos segovianos que aprovecharon el terreno como pasos para sus ganados. A partir del siglo XIII se repartió el terreno en sexmos.
El pueblo quedó convertido en una finca de recreo, ya que con la edificación del Monasterio de El Escorial, Felipe II compró a Bernardino de Cárdenas los lugares de Campillo y Monasterio integrándolo en el vasto parque natural para uso personal del monarca, en la que también se realizaban explotaciones agrícolas y ganaderas, destinadas al abastecimiento del Monasterio de El Escorial.
La torre fue reformada por Francisco de Mora en el siglo XVI para que pudiera estar integrada dentro de las posesiones de El Escorial y como una residencia más en el camino del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
No existen datos concretos sobre el origen del edificio. Es probable que fuera mandado levantar por Enrique IV de Castilla (1425-1474), quien dotó a la construcción de un aire fortificado. Con el paso del tiempo, fue transformándose, con la progresiva eliminación de los elementos militares primitivos y su adaptación en residencia palaciega. Las principales reformas y remodelaciones fueron emprendidas en la segunda mitad del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II. En esta época se permitió la construcción de viviendas a algunos servidores del monarca en los alrededores de la residencia regia, así por ejemplo, Jehan Lhermite construyó la suya al norte.1
Por esta casa-fuerte han desfilado diferentes personalidades históricas, caso de Rodrigo Manrique, padre del poeta Jorge Manrique, e Isabel la Católica. Actualmente se encuentra gestionada por una empresa privada, que explota el lugar como centro de convenciones y eventos.
Descripción
[editar]El edificio está realizado enteramente en mampostería de piedra de granito, con cubiertas de teja. Presenta un aspecto austero, en la línea de las casas de labranza de la sierra de Guadarrama, en cuya vertiente meridional se encuentra emplazado. Consta de dos grandes volúmenes, construidos a cinco y dos alturas, en planta cuadrangular y rectangular, respectivamente. En una de las esquinas de la estructura, se eleva una torre de planta irregular. Destaca su acceso principal, conformado por una portada de estilo gótico tardío.

La edificación de la casa-torre empezaría de la primera donación a los hermanos Ajofrín a finales del siglo XIV, ofreciendo su aspecto fortificado, sin embargo, tras su adquisición por Felipe II la casa-torre sufrió una gran reforma que cambiaria su aspecto interior y exterior. Su resultado fue una vía integrada en el paisaje del mismo periodo que el Monasterio de El Escorial.
Su funcionalidad como castillo, al estar edificada en el siglo XIV cuando la frontera Andalusí, la casa-torre de El Campillo sería una muestra del proceso de feudalización de su siglo de construcción.
La reforma de Francisco de Mora tuvo aperturas en las fachadas, con forma rectangular de proporción 2-1, su pérdida de aspecto de fortaleza al perder los torreones de las esquinas. Interiormente se llevó la realización de grandes arcos de granito y una gran escalera de bóveda de granito con antepecho del mismo material, que conduciría a una sala de armas.
La casa-fuerte es el núcleo central de la finca de El Campillo, donde también se conservan otras construcciones de interés histórico-artístico, como las caballerizas, la iglesia de la Santísima Trinidad (también conocida como ermita de santa Filomena) y la fuente del Camino Real.


Las dos primeras Casas de oficios del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fueron proyectadas y construidas por Juan de Herrera en el siglo xvi y la tercera, obra de Juan de Villanueva, data del siglo xviii. Aunque las dos casas están separadas físicamente entre ellas, constituyen una edificación concebida de forma unitaria, y fueron concebidas a la vez que el Monasterio, dentro de la misma Traza Universal, y así aparecen en todos los planos. Originalmente surgieron por la falta de espacio en el Monasterio para acoger todas las dependencias palaciegas, y por la necesidad de separar a los animales del recinto sagrado del Templo y del Convento, principalmente de los caballos y los carruajes.
Las dos primeras Casas de oficios
[editar]En el siglo XIX, se separan funcionalmente las dos primeras Casas de Oficios, separación que se ha mantenido hasta nuestros días. Actualmente, la primera Casa de Oficios alberga la Casa de Cultura, con salas de exposiciones y la Oficina de Turismo. En la Segunda, se encuentra la que fue Capilla de Laborantes, hoy Santuario Nuestra Señora de Gracia. También se ubica el Centro Integrado de Estudios Musicales Padre Antonio Soler, perteneciente a la Comunidad de Madrid.1
La tercera Casa de oficios
[editar]Carlos III encargó a Juan de Villanueva la construcción de un tercer edificio, realizado entre 1785 y 1797, para conseguir un adecuado alojamiento para el Primer Secretario de Estado, el Conde de Floridablanca, con lo que se cerró el perímetro de la Lonja. El solar elegido no estaba vacío, ya que los primeros Borbones habían permitido que surgieran allí un cierto número de casas para la servidumbre de palacio que, por su aspecto impropio, hubo que demoler. En su construcción, Villanueva siguió el esquema de Juan de Herrera a la hora de resolver el desnivel existente entre la calle superior y la Lonja diseñando un edificio exento, separado de los laterales por sendas calles, con un volumen totalmente historicista: la fachada y la cubierta hacia la Lonja es una perfecta imitación de las Casas de Oficios herrerianas, asumiendo su ritmo y composición. En 1797 se construye el paso elevado que lo une con la Segunda Casa de Oficios. Durante un tiempo acogió la administración y oficinas del Patrimonio Nacional en San Lorenzo de El Escorial y actualmente se encuentra totalmente ocupada por arrendatarios particulares que la utilizan como vivienda.2
Proyecto arquitectónico
[editar]Las obras de las dos primeras Casas de oficios fueron dirigidas por Herrera y posteriormente por Francisco de Mora, entre 1587 y 1596. Situadas entre la Lonja y la actual calle Floridablanca, sus fachadas presentan diferentes alturas para salvar el desnivel entre ambas, tres pisos en la Lonja y dos en Floridablanca, dando lugar a dos escalas arquitectónicas diferentes: una de fachadas continuas, acorde al Monasterio y otra donde se fragmenta esa continuidad por medio de tres patios en cada una de ellas, con soportales y pilares cuadrados.
Casita del Príncipe | ||
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Bien de interés cultural Patrimonio histórico de España | ||
![]() Fachada principal | ||
Localización | ||
País | ![]() | |
Comunidad | ![]() | |
Localidad | El Escorial | |
Datos generales | ||
Código | RI-51-0007308 | |
Declaración | Siglo XX? | |
Construcción | 1771 - 1775 | |
Estilo | Neoclasicista | |

La Casita del Príncipe o Casita de Abajo es una de las residencias de la familia real española. Es un edificio del siglo XVIII, situado en el municipio de El Escorial, en la Comunidad de Madrid (España). Se construyó entre 1771 y 1775, a partir de un diseño de Juan de Villanueva, uno de los arquitectos más importantes del neoclasicismo español. Está declarada Bien de Interés Cultural desde el año 1931.
Fue elegida como pabellón de recreo para uso de Carlos IV, por entonces Príncipe de Asturias, en un bosque de robles entre el Monasterio de El Escorial y el núcleo urbano escurialense. No muy lejos de su enclave se encuentra la Casita del Infante o de Arriba, obra también de Villanueva, destinada para el infante Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III y hermano de Carlos IV.
Entre los años 1992 y 2000 permaneció cerrada para ser restaurada y evitar las humedades que anteriormente habían ocasionado desperfectos.
Su gestión corresponde a Patrimonio Nacional, organismo estatal del que dependen los bienes del Estado a disposición de la Corona Española.
Exterior
[editar]La Casita del Príncipe constaba inicialmente de un solo bloque rectangular, con una fachada de 27 metros, que recuerda a la del Museo del Prado, la obra maestra de Juan de Villanueva. Entre 1781 y 1784 fue ampliada con un ala posterior. Presenta dos plantas.
Está rodeada por dos jardines, uno en la parte delantera y otro en la trasera, comunicados entre sí por dos pórticos de columnas toscanas. El gusto palaciego de la época está presente en sus fuentes, estanques, cascadas, paseos y setos de boj. A ello se añade la existencia de un extenso parque a su alrededor, poblado por especies autóctonas, como el roble y la encina; alóctonas, como la sequoya y el pinsapo; y árboles típicos de jardines.
Interior
[editar]El edificio guarda en su interior una relevante decoración dieciochesca, representativa del arte palaciego de la época, en buen estado de conservación. Aunque gran parte de los elementos originales se perdieron durante la invasión napoleónica, el rey Fernando VII volvió a decorarlo. En el siglo XX, el mobiliario fue restaurado a iniciativa de Alfonso XIII.
En la planta baja destacan las decoraciones neoclásicas de Ferroni de estilo pompeyano y etrusco, las sedas, tapicerías, el mobiliario, las lámparas y los relojes. Los estucos de mármol y los techos fueron pintados por Vicente Gómez, Juan de Mata Duque, Luigi Japelli, Mariano Salvador Maella y Francisco Bayeu. En la planta superior, las bóvedas (situadas a una altura mucho menor que las de la planta inferior) están rematadas con estucos con relieves. Tiene una sala totalmente decorada con porcelana del Buen Retiro, con gusto próximo al estilo Rococó.
Alberga una valiosa colección de pinturas, destacando entre todas ellas las del napolitano Luca Giordano, del que se expone un espléndido muestrario de su estilo brioso y exuberante, con obras como Rapto de Proserpina por Plutón; Caída de Faetón; Aparición de Jesucristo a Magdalena; Rapto de las Sabinas; Semiramis; Alegoría de las Virtudes (Caridad, Fortaleza, Templanza); Partes del Mundo (Europa, Asia, África, América); Inmaculada Concepción; Muerte de Juliano el Apóstata y Conversión de San Pablo, especialmente destacables estas dos últimas. Otros artistas representados son José López Enguídanos (Bodegón de la sandía), Corrado Giaquinto (ampliamente representado por obras de temática religiosa, mitoloógica y alegórica), Andrea Vaccaro, Guido Reni (Santa Catalina) o Domenico Zampieri "el Domenichino" (Santa Cecilia).
El valor más destacable de sus colecciones artísticas es, probablemente, el de su autenticidad, pues la mayor parte de cuanto en la casita puede admirarse fue realizado para el lugar en que se conserva. Solamente los cuadros no son, a veces, los que primitivamente figuraron en sus salas por haber pasado a formar parte de las colecciones del Museo del Prado o del Palacio Real, lugares que se estimaron más adecuados para su conservación y admiración pública.
Al igual que la Casita del Príncipe (El Pardo) y la Casa del Labrador, mandadas también construir por Carlos IV, esta casa tampoco tiene dormitorios, ya que su uso se limitaba disfrutar de las mismas y de su entorno durante el día, y no para dormir en ellas.
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