SIGLO XV EN ESPAÑA
La batalla de Moclín, también conocida como el desastre de Moclín,2 fue un combate librado en el municipio granadino de Moclín el 23 de junio de 1280,3 aunque otros autores señalan que tuvo lugar el 21 de junio,4 y en el que las tropas castellanas, compuestas principalmente por miembros de la Orden de Santiago y dirigidas por Gonzalo Ruiz Girón, maestre de dicha orden y fallecido en el desastre,5 fueron derrotadas por las tropas del rey Muhammad II de Granada.
Batalla de Moclín | ||||
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Parte de Batalla del Estrecho; Reconquista | ||||
Fecha | 23 de junio de 1280 | |||
Lugar | Moclín, Reino de Granada | |||
Coordenadas | 37°20′00″N 3°47′00″O | |||
Resultado | Victoria granadina | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Bajas | ||||
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Antecedentes[editar]
Entre febrero y marzo de 1280, Alfonso X de Castilla convocó a los concejos de sus reinos a una reunión en la ciudad de Badajoz, y en dicha asamblea o «ayuntamiento» estuvieron presentes casi todos los miembros de la familia real, a excepción de la reina Violante de Aragón, que se hallaba distanciada del rey, siendo el motivo principal de la asamblea ultimar los preparativos para hacer la guerra al rey de Granada.
Y a causa de ello, Alfonso X ordenó a sus huestes que se reunieran con él en la ciudad de Córdoba, ya que el rey se proponía entrar a talar la Vega de Granada, aunque no pudo participar personalmente en la campaña por padecer en esos momentos una dolencia ocular que le obligó a permanecer en Córdoba.6
La batalla[editar]
En junio de 1280 el infante Sancho de Castilla, hijo mayor de Alfonso X, se dirigió a talar la Vega de Granada acompañado, entre otros, por Gonzalo Ruiz Girón, maestre de la Orden de Santiago, a quien el infante Sancho ordenó, mientras él permanecía en Alcalá la Real esperando la llegada de algunos contingentes que debían participar en la operación, que partiese junto con sus mesnadas para proteger a las tropas que reunían víveres para el ejército.2 Y cuando las huestes santiaguistas regresaban de dicha expedición, fueron atacadas por las tropas musulmanas del rey de Granada, que les habían preparado una emboscada en las cercanías de Moclín.
Las fuerzas musulmanas apostadas en Moclín, aparentando huir, atrajeron a las tropas del maestre de Santiago, de Fernán Enríquez y de Gil Gómez de Villalobos, abad de Valladolid, hasta el paraje en el que habían preparado la emboscada. Los cristianos persiguieron a los musulmanes pero éstos, paralizando su retirada y dando media vuelta, les atacaron y los derrotaron, causándoles numerosas bajas.7
En el desastre de Moclín, ocurrido el 23 de junio de 1280, perdieron la vida más de 2800 hombres, entre caballeros y peones, siendo la mayoría de los muertos freires o caballeros de la Orden de Santiago. Cuando el infante Sancho tuvo conocimiento del desastre, impidió que las tropas que permanecían a sus órdenes emprendieran la huida, lo que hubiese provocado una masacre general entre sus hombres.8
Y una vez reorganizadas las tropas castellanas tras el desastre, el infante Sancho se dirigió a Granada pasando por Moclín para talar su Vega, y una vez concluida la expedición de castigo, el infante regresó a la ciudad de Córdoba pasando por Jaén, pues hay constancia de que el 7 de agosto se hallaba en dicha ciudad, ya que ese día prometió desde allí a la Orden de Calatrava que cuando fuese rey le entregaría la Villa Real con todos sus derechos.3
Consecuencias[editar]
Gonzalo Ruiz Girón, maestre de la Orden de Santiago, falleció varios días después del desastre a consecuencia de las heridas que recibió allí, y fue sepultado en el municipio jienense de Alcaudete, según manifestó el historiador Miguel Lafuente Alcántara en su Historia de Granada, comprendiendo la de sus cuatro provincias.7
Y para evitar que la Orden de Santiago desapareciera por causa de este desastre, Alfonso X integró en ella a los miembros de la Orden de Santa María de España, que él había fundado anteriormente,910 y nombró al maestre de esta última, Pedro Núñez, maestre de la Orden de Santiago.11 Y el 24 de abril de 1281, Pedro Núñez ya aparecía ostentando el título de maestre de Santiago en el privilegio rodado por el que Alfonso X cedía a dicha orden y a su maestre el castillo y la villa de Cieza.
La batalla de Montiel fue un enfrentamiento bélico enmarcado en la Guerra Civil de Castilla y, debido a la naturaleza de parte de sus intereses y participantes, también en la guerra de los Cien Años. En ella, ejércitos castellano-franceses se midieron con una alianza castellano-granadina. La primera de estas fuerzas, mandada por Enrique de Trastámara (luego Enrique II de Castilla), se impuso a la segunda, dirigida por su hermano Pedro el Justiciero. Se libró el 14 de marzo de 1369, en torno a la ciudad de Montiel, en la actual provincia de Ciudad Real, en Castilla-La Mancha.
Batalla de Montiel | ||||
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Parte de Guerra de los Cien Años-Primera Guerra Civil Castellana | ||||
![]() Miniatura de Jean Froissart (s. XV) describiendo la batalla de Montiel en su libro "Crónicas". | ||||
Fecha | 14 de marzo de 1369 | |||
Lugar | Montiel, Castilla-La Mancha (España) | |||
Coordenadas | 39°N 4°O | |||
Resultado | Victoria decisiva franco-castellana | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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Origen del conflicto[editar]
El hermanastro ilegítimo del rey Pedro I de Castilla, Enrique de Trastámara, tenía pretensiones al trono de Castilla. Francia apoyó el derecho del segundo, comisionando a su mejor condestable para que se enfrentara a las fuerzas oficialistas. Así, el gran estratega Bertrand du Guesclin cruzó los Pirineos y se enfrentó a Pedro en la batalla de Montiel, enmarcada en un conflicto mucho mayor y de nivel continental: la guerra de los Cien Años. Esta guerra entre hermanos (en sentido literal y figurado) se perpetuó durante más de quince años.
Enrique, espoleado por su ambición de ser rey, decidió invadir Castilla en 1360, tomando fácilmente la ciudad de Nájera. Sin embargo, Pedro reaccionó rápidamente y se enfrentó a su hermano en esa ciudad, derrotándolo a últimos de abril.
A continuación, viendo que sus enemigos escapaban fuera de las fronteras de su reino, el monarca suscribió un tratado de extradición con el rey de Portugal para recuperar a los exiliados y castigarlos debidamente a causa de las simpatías con su hermano y desafiante.
Enrique, por su parte, con la ayuda de Bertrand du Guesclin y Guillaume Boitel, habiendo sobrevivido a la batalla de Nájera, pasó el Pirineo y se refugió en Francia, cuya corte simpatizaba con su causa. Mediante una gran suma de dinero, alquiló un ejército mercenario y, atravesando Aragón en 1366, llegó por segunda vez a Castilla en pie de guerra. Capturó Calahorra, Navarrete y Briviesca, siendo coronado rey de Castilla y León.
Alianza con Inglaterra[editar]
Hacia el fin de esta campaña, Eduardo, hijo del rey de Inglaterra y por lo tanto príncipe de Gales, a quien llamaban el Príncipe Negro, vio en la campaña de hermano contra hermano una oportunidad para beneficiarse él mismo en su conflicto con Francia y para evitar que Castilla pasara a ser aliada de Francia contra los intereses ingleses de los Plantagenet en su lucha por el dominio en Francia desde el sur de Aquitania, en su frontera donostiarra con Castilla. Como este reino apoyaba al Trastámara, él se volcó en favor de Pedro el Cruel, suministrándole armas, hombres y equipo. En 1367 el ejército anglocastellano entró en Castilla y combatió a Enrique nuevamente en Nájera.
Bertrand Du Guesclin, experto comandante francés del ejército de Enrique, cayó prisionero, pero luego, liberado, se refugió en Aragón.
Molesto porque Pedro no le pagaba los gastos de la campaña y horrorizado por las sanguinarias venganzas con que el rey castellano castigó a sus enemigos derrotados, en contra de todo código de honor de caballería bajomedieval entonces en auge, el Príncipe Negro denunció su alianza con él y abandonó la península en agosto de ese año, dejándole a su suerte.
Al enterarse Enrique de la defección inglesa, volvió a invadir Castilla en una nueva campaña que se prolongó durante otro año y medio.
Batalla decisiva en Montiel[editar]
Pedro había reunido un gran ejército de castellanos adeptos, moros y judíos para compensar la deserción de Eduardo de Lancaster. Consciente de que su medio hermano gobernaba ya de facto la mitad del reino, recorrió el país hasta encontrarlo y enfrentar a su ejército bajo las almenas del castillo de Montiel.
La batalla fue sangrienta, pero Enrique logró reducir a los de Pedro a la impotencia y obligarlos a refugiarse en el interior de la fortaleza el 14 de marzo.
Muerte y coronación[editar]
Ya bajo sitio por las fuerzas de su hermano, Pedro el Cruel intentó una salida desesperada, negociando una rendición por separado (según creía) con Du Guesclin, a quien consideraba más accesible.
El militar francés pareció acordar con él y le prometió la fuga, pero, en vez de sacarlo a campo abierto, lo condujo directamente al campamento de Enrique. Una vez frente a frente ambos hermanos, se arrojaron el uno contra el otro con intenciones homicidas: Pedro logró derribar a Enrique y se disponía a matarlo cuando Du Guesclin —hombre de gran fortaleza física— tomó al rey de los pies y consiguió hacerlo caer. Ya Enrique encima de su hermano, apuñaló al monarca repetidamente. Ante la muda acusación de traición en los ojos de Pedro, el general francés pronunció sus célebres palabras: «Yo no pongo ni quito rey, solo ayudo a mi señor».
Ya muerto Pedro, su hermano cortó la cabeza al cadáver (la cual arrojó a un sendero) y, colocando el cuerpo mutilado entre dos tablones de madera, lo colgó en las murallas del castillo de Montiel para desazón de los oficialistas que aún resistían allí. Viendo el cariz que tomaban los acontecimientos, estos se rindieron de inmediato.
Así, Enrique de Trastámara fue nombrado rey de toda Castilla en reemplazo del hermano que había asesinado y fue coronado con el nombre de Enrique II.
Consecuencias[editar]
Enrique II mantuvo, al llegar al trono, la alianza con Carlos V de Francia y ayudó a los franceses a liberar el puerto de La Rochelle (1372), que había sido tomado por tropas inglesas.
A pesar de los temores de que se vengara de los moros y judíos que habían luchado por su hermano y contra él, Enrique se reveló como un monarca justo que perdonó a ambos grupos y les permitió vivir en paz en adelante.
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